Como se desa­rro­lla la Gue­rra Psi­co­ló­gi­co-Infor­ma­ti­va- Contrainjerencia

Escri­to por David Urra/​CONTRAINJERENCIA
aguila

Hay un refrán que dice “No se pue­de ana­li­zar el pre­sen­te sin valo­rar el pasa­do. No se pue­de ana­li­zar el pasa­do con­si­de­ran­do el pre­sen­te”. Es por ello que para ana­li­zar lo que ocu­rre en Lati­noa­mé­ri­ca en el pre­sen­te debe­mos remon­tar­nos a lo que paso, en el pasa­do recien­te y sacar las con­clu­sio­nes nece­sa­rias. Este aná­li­sis tra­ta pre­ci­sa­men­te de esto, de como los EE.UU y sus alia­dos han impues­to sus con­ve­nien­cias a fue­go y men­ti­ras, con­de­nan­do a nues­tros pue­blos a vivir bajo sus con­di­cio­nes, en la más horren­da pobre­za moral y mate­rial, sen­ta­dos en una tie­rra y una cul­tu­ra generosa.

Pre­ten­de­mos no hacer la his­to­ria de todas las agre­sio­nes nor­te­ame­ri­ca­nas con­tra nues­tros pue­blos lati­no­ame­ri­ca­nos, solo vere­mos algu­nas de ellas y como emplea­ron los méto­dos, pro­ce­di­mien­tos y medios de la Gue­rra Psi­co­ló­gi­co-Infor­ma­ti­va (GPI).

  1. 1. Inva­sión a Cuba 1961 (Bahía de Cochi­nos), Ope­ra­ción Mangosta.

Al triun­far la revo­lu­ción cuba­na en 1959, coman­da­da por Fidel Cas­tro, los Esta­dos Uni­dos no con­ce­die­ron una impor­tan­cia espe­cial a este even­to, vién­do­lo sim­ple­men­te como otro gol­pe mili­tar, de los que en Amé­ri­ca Lati­na había una rica his­to­ria. Por esta razón en los círcu­los polí­ti­cos esta­dou­ni­den­se siem­pre se ha con­si­de­ra­do como un error de los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia, el pasar ini­cial­men­te por alto a la revo­lu­ción cubana.

Cuan­do que­dó cla­ro que el gobierno recién ins­ta­la­do en Cuba era “malo” (des­de el pun­to de vis­ta esta­dou­ni­den­se) la polí­ti­ca de la CIA cam­bio y comen­zó a actuar según los cami­nos ya tri­lla­dos. En el mis­mo año 1959 comen­za­ron las cons­pi­ra­cio­nes con el apo­yo de las fuer­zas con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rias, las cua­les fue­ron aglu­ti­na­das en bus­ca de actuar con cohesión.

Se intro­du­jo en el país abun­dan­te mate­rial de gue­rra, que incluían armas y explo­si­vos para rea­li­zar sabo­ta­jes, en muchos casos, con­tra la pobla­ción civil, como fue­ron los casos de las tien­das por depar­ta­men­tos “Flo­gar”, “El Encan­to”, y otros muchos. Se eje­cu­ta­ron múl­ti­ples accio­nes des­de el exte­rior que impli­ca­ban des­de que­mas de caña­ve­ra­les por avio­ne­tas pro­ce­den­tes de EE.UU, has­ta ata­ques pira­tas con lan­chas rápi­das con­tra ins­ta­la­cio­nes civi­les e indus­tria­les. El terror como arma de des­es­ta­bi­li­za­ción psi­co­ló­gi­ca fue emplea­do profusamente.

Par­tien­do de la depen­den­cia eco­nó­mi­ca casi total que Cuba tenia de los Esta­dos Uni­dos, estos comen­za­ron a ejer­cer una fuer­te pre­sión en esta área, pri­me­ro redu­cien­do y lue­go eli­mi­nan­do total­men­te la adqui­si­ción de la azú­car cuba­na. Se can­ce­la­ron las entre­gas de pie­zas de repues­to, mate­rias pri­ma y se detu­vo el sumi­nis­tro a la isla de petró­leo y sus deri­va­dos. Igual­men­te se pro­du­jo un reti­ro “orga­ni­za­do” de téc­ni­cos y espe­cia­lis­tas nor­te­ame­ri­ca­nos y cuba­nos, con el obje­ti­vo de para­li­zar la indus­tria y las empre­sas nor­te­ame­ri­ca­nas que con­for­ma­ban la base de la eco­no­mía cuba­na. Por poner solo un ejem­plo, se orga­ni­zo el éxo­do hacia EE.UU y otros paí­ses de cer­ca de la mitad de todos los médi­cos que poseía el país.

Se blo­quea­ron todos los fon­dos finan­cie­ros que poseía Cuba en ban­cos nor­te­ame­ri­ca­nos, dejan­do al país prác­ti­ca­men­te sin fon­dos para ope­rar. Fue­ron eli­mi­na­dos todos los cré­di­tos de ban­cos occi­den­ta­les, impi­dien­do con esto las ope­ra­cio­nes de inter­cam­bio comer­cial. El dollar fue supri­mi­do como mone­da de ope­ra­ción comer­cial para Cuba, lo que obli­ga­ba al esta­do cubano a hacer cos­to­sas ope­ra­cio­nes de cam­bio de mone­da para poder cum­plir con sus obligaciones.

Des­de el pun­to de vis­ta diplo­má­ti­co fue expul­sa­da Cuba de la Orga­ni­za­ción de Esta­dos Ame­ri­ca­nos y ais­la­da en otros foros inter­na­cio­na­les, desa­rro­llán­do­se una furi­bun­da cam­pa­ña pro­pa­gan­dís­ti­ca con el empleo de todos los medios en manos de las trans­na­cio­na­les occi­den­ta­les, posee­do­ras de un domi­nio casi abso­lu­to en la esfe­ra de la comunicación.

Sobre el país y su direc­ción polí­ti­ca caye­ron una llu­via de men­ti­ras e infun­dios, que tra­ta­ron de con­ver­tir­los en poco menos que demo­nios que implan­ta­ron el infierno en la tierra.

Sin embar­go, esta pre­sión no tuvo los efec­tos desea­dos, la diri­gen­cia cuba­na movió con habi­li­dad sus pie­zas, por un lado pene­tró con sus ser­vi­cios de segu­ri­dad las orga­ni­za­cio­nes terro­ris­tas que tra­ta­ban de des­es­ta­bi­li­zar el país y por otro encon­tró la for­ma de emplear los recur­sos huma­nos que tenia a su dis­po­si­ción para man­te­ner fun­cio­nan­do el país. No es menos impor­tan­te el apo­yo reci­bi­do del cam­po socia­lis­ta y muy espe­cial­men­te de la URSS, que vio a la joven revo­lu­ción como una lla­ma fres­ca en el con­ti­nen­te ame­ri­cano. De esta for­ma los sovié­ti­cos com­pra­ron los pro­duc­tos cuba­nos y abas­te­cie­ron de com­bus­ti­bles y arma­men­to a la joven revolución.

Sin embar­go, al fallar todos los inten­tos por “des­truir” el pro­ce­so cubano no des­ani­mó a la CIA que había teni­do éxi­tos recien­tes en Gua­te­ma­la e Irán. Los espe­cia­lis­tas se pre­gun­ta­ban ¿Cómo no vamos a derro­car a Fidel Cas­tro en la peque­ña Cuba, a solo 90 millas de EE.UU?

En mar­zo de 1960, el pre­si­den­te Eisenho­wer apro­bó el pro­yec­to de ope­ra­ción de la CIA para derro­car a Fidel Cas­tro y su revo­lu­ción. La idea del pro­yec­to era orga­ni­zar a un gru­po de exi­lia­dos en Flo­ri­da, EE.UU que serian pre­pa­ra­dos mili­tar­men­te, embar­ca­dos y des­em­bar­ca­dos en las cos­tas cuba­nas, para des­pués de ocu­pa­da una cabe­za de pla­ya enviar des­de Mia­mi a los repre­sen­tan­tes polí­ti­cos que anun­cia­rían al mun­do de la pre­sen­cia de la opo­si­ción en la isla y su beli­ge­ran­cia con­tra el “régi­men Cas­tris­ta”, decla­ran­do que for­ma­ban un gobierno pro­vi­sio­nal que repre­sen­ta­ba las ansias de “liber­tad” de los cubanos.

Cla­ro que esto iría acom­pa­ña­do de revuel­tas calle­je­ras y el empleo mayo­ri­ta­rio de los MMD que hiper­bo­li­za­rían los hechos crean­do una matriz de opi­nión publi­ca, favo­ra­ble a la inter­ven­ción de las fuer­zas nor­te­ame­ri­ca­nas, bajo la “ban­de­ra” de la OEA.

No, no ami­gos, no esta­mos hablan­do de Afga­nis­tán, ni Libia, ni Siria, ni Irán, se tra­ta de Cuba en los años 60 del siglo pasado.

La direc­ción gene­ral de la ope­ra­ción estu­vo a car­go de Richard Bis­sell, a la sazón vice­pre­si­den­te de la CIA para la pla­ni­fi­ca­ción. En ella par­ti­ci­pa­ron muchos vete­ra­nos de la ope­ra­ción en Gua­te­ma­la, quie­nes ase­gu­ra­ron que Cuba seria un triun­fo rotundo.

Para dar una facha­da creí­ble se orga­ni­zó por la CIA el “Fren­te Demo­crá­ti­co Cubano”, que ser­vía de voce­ro de los exi­lia­dos y se pre­sen­ta­ban como una opo­si­ción seria.

De esta for­ma los emi­gran­tes-sol­da­dos, fue­ron envia­dos a Gua­te­ma­la para su pre­pa­ra­ción, pero como es cono­ci­do Fidel Cas­tro no esta­ba con los bra­zos cru­za­dos, ni era de los líde­res que espe­ra­ría a que la CIA lo derro­ca­ra. Por ello desa­rro­llo un pro­ce­so ace­le­ra­do de pre­pa­ra­ción y for­ta­le­ci­mien­to de las FF.AA, con­jun­ta­men­te con las mili­cias del pue­blo que al igual que los biso­ños ser­vi­cios espe­cia­les, juga­ron un papel deter­mi­nan­te no solo en el recha­zo a la inva­sión orga­ni­za­da por la CIA, sino y en la derro­ta de los gru­pos irre­gu­la­res tan­to en las mon­ta­ñas como en las ciudades.

Igual­men­te se desa­rro­llo una amplia cam­pa­ña de escla­re­ci­mien­to al pue­blo sobre el papel que este debe­ría jugar en caso de agre­sión. Como con­se­cuen­cia de ello se ins­cri­bie­ron en las mili­cias nacio­na­les más de 300,000 hom­bres, que con un ace­le­ra­do pro­ce­so de pre­pa­ra­ción y la lle­ga­da a Cuba de los pri­me­ros car­ga­men­tos de arma­men­to sovié­ti­co, per­mi­tie­ron pos­te­rior­men­te derro­tar los pla­nes del gobierno norteamericano.

Es por ello que la peque­ña ope­ra­ción que se ideo para for­mar una cabe­za de pla­ya, cul­mi­nó en una inva­sión con todo el apo­yo logís­ti­co que esto impli­ca­ba. Se com­pra­ron inclu­si­ve bar­cos y avio­nes de com­ba­te para esta ope­ra­ción en particular.

Cla­ro que la ope­ra­ción no incluía solo la inva­sión, sino y el ase­si­na­to de los prin­ci­pa­les diri­gen­tes de la revo­lu­ción (Fidel, Raúl y el Che Gue­va­ra), para lo cual se orga­ni­za­ron múl­ti­ples inten­tos. Con estos fines se emplea­ron des­de, cola­bo­ra­do­res cuba­nos que por dine­ro esta­ban dis­pues­tos a rea­li­zar la ope­ra­ción, has­ta las orga­ni­za­cio­nes mafio­sas que fue­ron con­tac­ta­das por la CIA, para que cum­plie­ran con el “con­tra­to”. Estos, moles­tos por el cie­rre de los Casi­nos y otros cen­tros de vicios en La Haba­na, se pres­ta­ron para la “misión”, aun­que al final decli­na­ron adu­cien­do múl­ti­ples difi­cul­ta­des. Todos los inten­tos por “ase­si­nar” a Fidel Cas­tro y otros diri­gen­tes fra­ca­sa­ron estrepitosamente.

Duran­te el pro­ce­so de pre­pa­ra­ción de la inva­sión se pro­du­jo un cam­bio de Pre­si­den­te en los EE.UU, John F. Ken­nedy asu­mió la pre­si­den­cia. El enton­ces Direc­tor de la CIA, A. Dulles, pre­sio­nó al pre­si­den­te para que este apro­ba­ra la ope­ra­ción, emplean­do inclu­so men­ti­ras y mani­pu­la­cio­nes des­in­for­ma­do­ras, tra­tan­do de que este cre­ye­ra en el segu­ro éxi­to. El nivel de des­in­for­ma­ción que Dulles tuvo con Ken­nedy, lle­go al extre­mo de exa­ge­rar deli­be­ra­da­men­te la can­ti­dad de mer­ce­na­rios lis­tos para ope­rar. Igual­men­te mani­pu­lo la pre­sión del due­ño de la fin­ca que en Gua­te­ma­la se emplea­ba para pre­pa­rar a los exi­lia­dos cuba­nos. Este, a ins­tan­cias de la CIA, exi­gió que los mer­ce­na­rios se reti­ra­ran antes de fina­les de abril del 61, lo que sir­vió a Dulles para dar­le el empu­jón final a Kennedy.

El pre­si­den­te nor­te­ame­ri­cano apro­bó la ope­ra­ción, pero dejo bien cla­ro que EE.UU no emplea­ría sus fuer­zas en las accio­nes com­ba­ti­vas, afir­man­do el 12 de abril de 1961 lo siguien­te: “Las fuer­zas arma­das de los Esta­dos Uni­dos bajo nin­gu­na cir­cuns­tan­cia, comen­za­rán una inter­ven­ción en Cuba”.

El 15 de abril, des­pués de gene­rar el “moti­vo”, cons­trui­do sobre la base de un B‑26 sali­do de un aero­puer­to en Nica­ra­gua que voló a Mia­mi y su tri­pu­la­ción decla­ró, des­pués de mos­trar el supues­to avión extraí­do de las bases cuba­nas, que se había pro­du­ci­do una rebe­lión en las fuer­zas aéreas cuba­nas y la nece­si­dad de apo­yar a los “valien­tes” cuba­nos que lucha­ban con­tra el régi­men “tirá­ni­co” de Cas­tro. El hecho fue tan bur­do, que hun­dió en el des­cre­di­to a las auto­ri­da­des norteamericanas.

Al mis­mo tiem­po 8 avio­nes vola­ron hacia Cuba, con el obje­ti­vo de des­truir la exigua fuer­za aérea cuba­na y bom­bar­dea­ron aero­puer­tos en La Haba­na y San­tia­go de Cuba. Solo que, la pre­vi­sión del gobierno cubano y sus FF.AA, evi­ta­ron tal des­truc­ción, ya que los avio­nes fue­ron enmas­ca­ra­dos y diseminados.

Así las cosas, el 17 de abril se pro­du­ce el des­em­bar­co en Pla­ya Girón (ubi­ca­da en la Bahía de Cochino), don­de des­de el pri­mer momen­to reci­bie­ron la resis­ten­cia de las mili­cias terri­to­ria­les y una peque­ña uni­dad de la Mari­na de Gue­rra cuba­na que se encon­tra­ba en la zona.

La inva­sión fue derro­ta­da en menos de 72 horas y los mer­ce­na­rios en su mayo­ría arres­ta­dos. Es de des­ta­car que la mayo­ría de los com­ba­tien­tes de las fuer­zas cuba­nas lo for­ma­ban las mili­cias recién crea­das, por lo que se pue­de decir que fue el pue­blo cubano el prin­ci­pal pro­ta­go­nis­ta de esa derro­ta, a pesar de los anun­cios hechos por la CIA y el pro­pio Dulles al pre­si­den­te nor­te­ame­ri­cano, de que en cuan­to se pro­du­je­ra el des­em­bar­co el pue­blo se levan­ta­ría con­tra el “régi­men” de Castro.

A pesar de los inten­tos nor­te­ame­ri­ca­nos de crear un ambien­te inter­na­cio­nal que jus­ti­fi­que las accio­nes anti­cu­ba­nas, las con­tra­me­di­das diplo­má­ti­cas desa­rro­lla­das por el Gobierno Cubano sur­tie­ron un efec­to des­bas­ta­dor que pro­vo­có, jun­to con el fra­ca­so de la ope­ra­ción, la des­ti­tu­ción del Direc­tor de la CIA y de los res­pon­sa­bles de la operación.

Pero, los Ken­nedy que­da­ron sen­si­ble­men­te “heri­dos” por el fra­ca­so de la ope­ra­ción y apro­ba­ron la Ope­ra­ción “Man­gos­ta” para derro­car al gobierno cubano.

La ope­ra­ción fue con­ce­bi­da inme­dia­ta­men­te des­pués del fra­ca­so de Pla­ya Girón y cons­ta­ba de 33 pun­tos entre los que se encon­tra­ban – la reco­pi­la­ción de infor­ma­ción de inte­li­gen­cia y la orga­ni­za­ción de sabo­ta­jes, antes de emplear las fuer­zas arma­das esta­dou­ni­den­ses en apo­yo direc­to de la insu­rrec­ción en la isla. Un papel pre­pon­de­ran­te en el pro­yec­to lo ocu­pa­ba el espio­na­je, el sabo­ta­je y la pro­pa­gan­da sub­ver­si­va, que según los ana­lis­tas de Esta­dos Uni­dos, debe­rían pro­mo­ver “el derro­ca­mien­to del régi­men comunista.”

Como con­se­cuen­cia del fra­ca­so de “Bahía de Cochi­nos”, la CIA no fue nom­bra­da al fren­te de esta ope­ra­ción, para lo cual se creó un gru­po de tarea espe­cial. Igual­men­te se esta­ble­ció una Fuer­za Espe­cial de Tarea (Task For­ce W) radi­ca­da en Mia­mi y que lle­go a tener bajo su som­bri­lla a cer­ca de 600 agen­tes y espe­cia­lis­tas CIA y a más de 3,000 cola­bo­ra­do­res cuba­nos. Esta “esta­ción CIA”, tenia ini­cial­men­te un pre­su­pues­to de 50 millo­nes de dólares.

Los agen­tes de los gru­pos crea­dos desa­rro­lla­ban un amplio aba­ni­co de tareas, que incluían des­de con­ta­mi­na­ción de la azú­car cuba­na, pasan­do por actos de pira­te­ría con­tra bar­cos que lle­va­ban o traían mer­can­cía des­de o hacia Cuba e inclu­yen­do todo tipo de sabo­ta­je y ame­dren­ta­mien­to con­tra los que comer­cia­ban con la isla.

Hay que des­ta­car que los cuba­nos ter­mi­na­ron des­ba­ra­tan­do todos estos pla­nes com­ba­tien­do no solo los actos en si, sino y pene­tran­do a estas agru­pa­cio­nes, lo que les per­mi­tió evi­tar mas de un hecho terrorista.

En octu­bre del año 1962, se des­ta­pa la cri­sis de octu­bre que pro­vo­ca un aumen­to con­si­de­ra­ble de las ten­sio­nes entre los EE.UU y la Unión Sovié­ti­ca. Como con­se­cuen­cia de esto el Pre­si­den­te Ken­nedy deci­de sus­pen­der todas las accio­nes encu­bier­tas con­tra la isla, lo que fue igno­ra­do por William Har­vey, jefe del gru­po de tarea W, quien envió un gru­po de agen­tes a la isla y pro­vo­co con esto su des­ti­tu­ción y la diso­lu­ción del gru­po de tarea. Con esto la ope­ra­ción “Man­gos­ta” se disolvió.

Si valo­ra­mos con aten­ción lo ocu­rri­do en Cuba duran­te este perio­do, podre­mos sacar las siguien­tes conclusiones:

  • El méto­do de derro­ca­mien­to de “regí­me­nes” no desea­dos por EE.UU no es nue­vo. Si obser­va­mos los ele­men­tos que con­for­man las ope­ra­cio­nes con­tra Cuba en los años 60, ten­dre­mos que su simi­li­tud con los pro­ce­di­mien­tos actua­les son muy mar­ca­das. Se defi­ne que un gobierno no es de su inte­rés; se deci­de derro­car­lo; se demo­ni­za por todos los medios; se estra­ti­fi­ca la socie­dad, defi­nien­do las fuer­zas que se le opo­nen y las que lo res­pal­dan y se comien­za a ope­rar para aglu­ti­nar a los que se opo­nen y des­unir a los que lo apo­yan; se le da legi­ti­mi­dad a la opo­si­ción emplean­do para ello los MMD bajo su con­trol; se mag­ni­fi­can los hechos que con­vie­nen y se ocul­tan los que no; se lan­za una gue­rra de terror con­tra el país y su pobla­ción tra­tan­do de gene­rar males­tar y des­aso­sie­go para que se acep­te por la pobla­ción cual­quier varian­te que deten­ga el sufri­mien­to; se desa­rro­lla una ver­da­de­ra gue­rra eco­nó­mi­ca que inclu­ye el robo des­ca­ra­do de los fon­dos que posee el agre­di­do en los ban­cos occi­den­ta­les; se pre­pa­ra la opi­nión publi­ca para las ope­ra­cio­nes de toma del poder; se arman y finan­cian a los “opo­si­to­res” para que luchen por la “liber­tad” y derro­quen a la “tira­nía” inde­sea­ble, lo que ser­vi­rá de pre­tex­to para la ope­ra­ción final; se lan­za la ope­ra­ción final, que pue­de incluir o no una inva­sión pero que inclu­ye inva­ria­ble­men­te la des­truc­ción del gobierno e ins­ti­tu­cio­nes existentes.
  • Los méto­dos para imple­men­tar las con­tra­me­di­das, están tam­bién pre­sen­tes en el caso cubano: for­ta­le­cer la uni­dad del pue­blo; acti­var a las masas para que par­ti­ci­pe en la defen­sa del país; des­le­gi­ti­mi­zar a las orga­ni­za­cio­nes inter­na­cio­na­les que están al ser­vi­cio de occi­den­te, qui­tán­do­le los argu­men­tos para su cam­pa­ña; blin­dar los meca­nis­mos de gobierno para evi­tar que fuer­zas opor­tu­nis­tas se hagan del poder; for­ta­le­cer el sis­te­ma finan­cie­ro y ase­gu­rar las reser­vas del país; actuar con fir­me­za ante los gru­pos terro­ris­tas, no dejan­do que estos sir­van de pre­tex­to para la agre­sión; poner las reglas a los MMD, con el obje­ti­vo de que no sean uti­li­za­dos para mani­pu­lar al pue­blo; imple­men­tar un sis­te­ma judi­cial seve­ro con los que sir­van a intere­ses extran­je­ros y lo mas impor­tan­te gober­nar con honestidad.

Los suce­si­vos gobier­nos de EE.UU han segui­do agre­dien­do a la revo­lu­ción cuba­na y los cuba­nos han segui­do com­ba­tien­do con efec­ti­vi­dad estas agre­sio­nes. Se derrum­bo el cam­po socia­lis­ta, EE.UU se ha lan­za­do a Gue­rras pira­tas con­tra nume­ro­sos paí­ses, pero Cuba sigue de pie.

  1. 2. La Gue­rra de las Mal­vi­nas 1982. (Ope­ra­ción XXXX)

El con­flic­to anglo-argen­tino por las islas Mal­vi­nas se pro­du­jo en el año 1982. La esen­cia de este con­flic­to con­sis­tió en lo siguien­te. En las aguas del atlán­ti­co sur, a una dis­tan­cia de 500 km de la cos­ta argen­ti­na se encuen­tra un archi­pié­la­go. Está com­pues­to de dos islas gran­des y varias dece­nas de peque­ñas islas, con una super­fi­cie total de 12 km cua­dra­dos. La pobla­ción del archi­pié­la­go en la actua­li­dad la com­po­nen cer­ca de 2000 per­so­nas (todos ingleses).

Las con­di­cio­nes cli­ma­to­ló­gi­cas allí son muy seve­ras, se dice que por la cer­ca­nía de la Antár­ti­da. Pero, des­de estas islas se pue­de con­tro­lar el trans­por­te marí­ti­mo des­de Amé­ri­ca del Sur has­ta Áfri­ca del Sur. Ade­más, se han encon­tra­do impor­tan­tes yaci­mien­tos de recur­sos naturales.

Los ingle­ses toma­ron estas islas en el comien­zo del siglo XIX, cuan­do allí prác­ti­ca­men­te no había nin­gún poder – ni espa­ñol, ni argen­tino. Pero des­de ese mis­mo momen­to todos los Gobier­nos argen­ti­nos tuvie­ron una opi­nión úni­ca en cuan­to a la per­te­nen­cia de las islas a la Argentina.

La fun­da­men­ta­ción es muy sim­ple: Argen­ti­na esta cer­ca y Gran Bre­ta­ña en el otro extre­mo de la tierra.

Ins­pi­ra­dos en esta idea, en la pri­ma­ve­ra de 1982, el Gobierno mili­tar del dic­ta­dor Gal­tie­ri (pos­te­rior­men­te juz­ga­do en Argen­ti­na por la eje­cu­ción masi­va de ciu­da­da­nos), des­em­bar­co en las islas y anun­cio el paso del archi­pié­la­go a la juris­dic­ción argen­ti­na. A la vez los argen­ti­nos toma­ron la isla de Geor­gia del Sur que se encuen­tra a 2400 km de las cos­tas argentinas.

Los ingle­ses no esta­ban de acuer­do con tal for­ma de solu­ción del pro­ble­ma. Por lo cual envia­ron una escua­dra naval que en un abrir y cerrar de ojos des­tru­yó a las fuer­zas argen­ti­nas en tie­rra, mar y aire regre­san­do las islas a su subor­di­na­ción. En esto ter­mino el conflicto.

De esta for­ma, el pre­tex­to del con­flic­to se con­vir­tió en la agre­sión por par­te del régi­men mili­tar reac­cio­na­rio de Argentina.

Duran­te el cor­to con­flic­to (des­de el momen­to del des­em­bar­co argen­tino, has­ta su capi­tu­la­ción trans­cu­rrió menos de 6 meses), los ingle­ses rea­li­za­ron una ope­ra­ción psi­co­ló­gi­ca estra­té­gi­ca. Su obje­ti­vo con­sis­tía en garan­ti­zar el apo­yo a las accio­nes del Rei­no Uni­do por par­te de los pro­pios ciu­da­da­nos bri­tá­ni­cos, así como por la comu­ni­dad internacional.

El Gobierno bri­tá­ni­co logro reci­bir rápi­da­men­te un apo­yo para su acción mili­tar den­tro de su pro­pio país y en el plano inter­na­cio­nal con­cen­tro su cam­pa­ña pro­pa­gan­dís­ti­ca en los paí­ses miem­bros de la OTAN y en los miem­bros de la man­co­mu­ni­dad bri­tá­ni­ca y por inter­me­dio de sus MMD influen­cio en el res­to de la comu­ni­dad internacional.

Como resul­ta­do de esto el Rei­no Uni­do logró en la ONU que se cen­su­ra­ra a Argen­ti­na como agre­so­ra y pre­sen­tar­se a si mis­mo como a un agre­di­do, nece­si­ta­do de sim­pa­tía y apoyo.

Ade­más, con el comien­zo de las accio­nes com­ba­ti­vas, los ingle­ses desa­rro­lla­ron varias ope­ra­cio­nes psi­co­ló­gi­cas tác­ti­cas enla­za­das entre si. Como par­te de ellas se efec­tua­ron emi­sio­nes de pro­pa­gan­da radial por inter­me­dio de esta­cio­nes de radio y los cir­cui­tos de comu­ni­ca­cio­nes mili­ta­res del ejér­ci­to argen­tino, se dis­tri­bu­ye­ron octa­vi­llas y se rea­li­za­ron lla­ma­dos de mili­ta­res que se encon­tra­ban de vacaciones.

De esta for­ma, por ejem­plo la esta­ción de radio ingle­sa “La voz del Atlán­ti­co”, que se encon­tra­ba en la isla Ascen­sión, rea­li­za­ba trans­mi­sio­nes para los sol­da­dos argen­ti­nos en idio­ma espa­ñol. Por sus micró­fo­nos pasa­ron con fre­cuen­cia pri­sio­ne­ros, que con­ta­ban como los tra­ta­ban “correc­ta­men­te” en las cár­ce­les ingle­sas. Las trans­mi­sio­nes de esta esta­ción de radio ayu­do con­si­de­ra­ble­men­te a dis­mi­nuir el mie­do de los sol­da­dos argen­ti­nos a caer pri­sio­ne­ros de los ingle­ses. Ese mis­mo obje­ti­vo se logro con la publi­ci­ta­da repa­tria­ción de 1000 pri­sio­ne­ros argen­ti­nos a Uru­guay, cuan­do toda­vía se desa­rro­lla­ban accio­nes combativas.

Una fuer­te influen­cia nega­ti­va en el espí­ri­tu moral de los sol­da­dos argen­ti­nos tuvo la publi­ca­ción de los deta­lles rela­cio­na­dos con el hun­di­mien­to del cru­ce­ro “Gene­ral Bel­grano” por par­te de un sub­ma­rino ató­mi­co ingles. Con­jun­ta­men­te con este buque de gran por­te insig­nia de la mari­na argen­ti­na falle­cie­ron 600 miem­bros de su tripulación.

El con­te­ni­do de las ope­ra­cio­nes psi­co­ló­gi­cas tác­ti­cas rea­li­za­das por el Rei­no Uni­do duran­te la gue­rra de las Mal­vi­nas se resu­men en lo siguiente:

  • Demos­tra­ción de su supe­rio­ri­dad mili­tar y com­ple­ta segu­ri­dad en la victoria;
  • Con­ven­ci­mien­to de los com­ba­tien­tes argen­ti­nos en la impo­si­bi­li­dad de resistencia;
  • Pro­pa­gan­di­zar lo per­ti­nen­te de capi­tu­lar y entre­gar­se como prisionero.

Los obje­ti­vos plan­tea­dos los ingle­ses lo logra­ron de for­mas dife­ren­tes. Por ejem­plo, des­pués de un ablan­da­mien­to arti­lle­ro pode­ro­so a las posi­cio­nes argen­ti­nas, demos­tran­do evi­den­te­men­te su supe­rio­ri­dad de fue­go, a las líneas argen­ti­nas se envia­ban par­la­men­ta­rios con la exi­gen­cia de ren­di­ción. Los espe­cia­lis­tas ingle­ses nom­bra­ban a esta acción – tác­ti­ca de “doble rup­tu­ra del espí­ri­tu moral del enemigo”.

En deter­mi­na­da oca­sión – en el com­ba­te por la peque­ña loca­li­dad de Tus-Green – se empleo otro méto­do, tam­bién muy efec­ti­vo. Dos ofi­cia­les subal­ter­nos argen­ti­nos que se habían toma­do como pri­sio­ne­ros, fue­ron envia­dos con ban­de­ra blan­ca a entre­vis­tar­se con el Jefe de la Guar­ni­ción, para trans­mi­tir­le un ulti­má­tum de capi­tu­la­ción. En el docu­men­to se sub­ra­ya­ba que el Jefe de la Guar­ni­ción como cató­li­co esta obli­ga­do a sal­var la vida de sus sol­da­dos, o en caso con­tra­rio ellos mori­rían en vano – la loca­li­dad de todas mane­ras será tomada.

Pos­te­rior a esta soli­ci­tud el Jefe de la Guar­ni­ción per­mi­tió reu­nir a todos los sol­da­dos y hablar con ellos, cum­plien­do con la soli­ci­tud ingle­sa. Como resul­ta­do de esto la Guar­ni­ción, en com­po­si­ción de 1500 hom­bres se entre­gó a las fuer­zas inglesas.

  1. 3. Inva­sión a Gra­na­da. 1983 (Ope­ra­ción “Des­te­llos de Furia”)

En Octu­bre de 1983 las Fuer­zas Arma­das de EE.UU, con­jun­ta­men­te con des­ta­ca­men­tos de algu­nos paí­ses cari­be­ños, desa­rro­lla­ron la ope­ra­ción “Des­te­llo de Furia” para la inva­sión a Gra­na­da (ocu­pa un área de 344 km cua­dra­dos, con un pobla­ción de 100 mil habi­tan­tes). El obje­ti­vo de la inter­ven­ción con­sis­tía en la “reorien­ta­ción” del cur­so de la polí­ti­ca exte­rior del Gobierno gra­na­dino, a la sazón ami­go de Cuba y fue­ra de la esfe­ra de influen­cia de EE.UU.

En corres­pon­den­cia con este obje­ti­vo fue­ron desa­rro­lla­das un con­jun­to de medi­das pro­pa­gan­dís­ti­cas. Los fac­to­res fun­da­men­ta­les con los cua­les ope­ra­ban los espe­cia­lis­tas de gue­rra psi­co­ló­gi­ca, con­sis­tían en lo siguiente.

  • Pri­me­ro, en Gra­na­da se había ins­ta­la­do una “dic­ta­du­ra revo­lu­cio­na­ria” del líder pro comu­nis­ta Mau­ri­ce Bishop. Como es usual en los dic­ta­do­res, el “lleno las pri­sio­nes de pre­sos polí­ti­cos y regu­lar­men­te los eje­cu­ta­ba”, habían todas las razo­nes para escan­da­li­zar­se por las fla­gran­tes vio­la­cio­nes de los “dere­chos humanos”.
  • Segun­do, unos cuan­tos miles de cons­truc­to­res cuba­nos edi­fi­ca­ban en la isla un aero­puer­to civil. Gra­na­da se encuen­tra a apro­xi­ma­da­men­te 1600 km al sur-este de Cuba. Cuan­do entra­ra en ope­ra­cio­nes el aero­puer­to podría emplear­se para la basi­fi­ca­ción de la avia­ción mili­tar cubana.

Por lo tan­to exis­tían las razo­nes para la his­te­ria con­tra el “peli­gro cubano” que ame­na­za­ba las comu­ni­ca­cio­nes marí­ti­mas de los EE.UU.

La ope­ra­ción psi­co­ló­gi­ca con­tra Gra­na­da se resol­vió con varias tareas interconectadas.

En pri­mer lugar, se tra­tó de ais­lar­la del res­to de la comu­ni­dad cari­be­ña. Con este obje­ti­vo los nor­te­ame­ri­ca­nos crea­ron una unión polí­ti­co- mili­tar con los esta­dos cari­be­ños del este, la cual se pro­nun­cio fuer­te­men­te con­tra la polí­ti­ca del Gobierno gra­na­dino. En esta Unión entra­ron Anti­gua y Bar­bu­da, Domi­ni­ca, San­ta Lucia y San Vicen­te y las Gra­na­di­nas. El sur­gi­mien­to de esta alian­za per­mi­tió a los MMD de los paí­ses occi­den­ta­les (pri­mor­dial­men­te de EE.UU), mani­pu­lar­la y pre­sen­tar­la como esta­dos cari­be­ños en des­acuer­do con la polí­ti­ca de Bishop en Gra­na­da. En lo ade­lan­te pre­ci­sa­men­te estos paí­ses ofre­cie­ron peque­ños des­ta­ca­men­tos de sus fuer­zas arma­das (con un total de 300 hom­bres), para el apo­yo sim­bó­li­co a la inter­ven­ción nor­te­ame­ri­ca­na a Granada.

En segun­do lugar, la pre­sión sobre la eco­no­mía gra­na­di­na se con­vir­tió en par­te esen­cial de la influen­cia psi­co­ló­gi­ca. Bajo la influen­cia de la admi­nis­tra­ción Reagan el Ban­co Inter­ame­ri­cano de Desa­rro­llo, el FMI, el Ban­co Inter­na­cio­nal de Recons­truc­ción y Desa­rro­llo, así como otros Ban­cos Cari­be­ños, se nega­ron a apor­tar a Gra­na­da ayu­da finan­cie­ra. El blo­queo eco­nó­mi­co ayu­do en mucho a la des­es­ta­bi­li­za­ción de la situa­ción en el país, pro­vo­can­do males­tar den­tro de la población.

En ter­cer lugar, la CIA por inter­me­dio de su agen­tu­ra tam­bién puso su gra­ni­to de are­na en el aumen­to de la pre­sión sobre el Gobierno. Ella orga­ni­zó varios inten­tos de ase­si­na­to del Pri­mer Minis­tro, apo­yo a los enemi­gos polí­ti­cos, inclu­si­ve den­tro de los par­ti­da­rios de Bishop y le dio todo el apo­yo nece­sa­rio a las fuer­zas más dere­chis­tas que lucha­ban con­tra el Gobierno.

En cuar­to lugar, con el obje­ti­vo de ame­dren­tar psi­co­ló­gi­ca­men­te, la Flo­ta de EE.UU hizo más de una demos­tra­cio­nes fren­te a las cos­tas de Gra­na­da. Se rea­li­za­ron cons­tan­te­men­te patru­lla­jes, ejer­ci­cios, prác­ti­cas de tiro y vue­los de la avia­ción embarcada.

Para­le­la­men­te fue orga­ni­za­da la “fuga” de infor­ma­ción sobre el entre­na­mien­to en los ejer­ci­cios de dis­tin­tas varian­tes de inva­sión a la isla (por cier­to, estas varian­tes se prac­ti­ca­ron de ver­dad duran­te los ejercicios).

En quin­to lugar, se des­ple­go una amplia cam­pa­ña pro­pa­gan­dís­ti­ca, en la cual toma­ron par­te el Pre­si­den­te de EE.UU y otras figu­ras encum­bra­das de su Gobierno. Las tesis de sus inter­ven­cio­nes se apo­ya­ban en los mate­ria­les pro­pa­gan­dís­ti­cos que dis­tri­buían los MMD de los EE.UU. En ellas se acu­sa­ba a la direc­ción gra­na­di­na de la “mili­ta­ri­za­ción sovié­ti­co-cuba­na de la isla”, lo que, según las afir­ma­cio­nes de la direc­ción nor­te­ame­ri­ca­na, hacia vul­ne­ra­ble las entre­gas de petró­leo a EE.UU des­de el cer­cano y el medio oriente.

Es muy intere­san­te como la maqui­na­ria pro­pa­gan­dís­ti­ca nor­te­ame­ri­ca­na acen­tua­ba la par­ti­ci­pa­ción de “espe­cia­lis­tas mili­ta­res cuba­nos” en la cons­truc­ción del aero­puer­to en Gra­na­da. La cir­cuns­tan­cia de que con­jun­ta­men­te con los cuba­nos tra­ba­ja­ban en la cons­truc­ción del aero­puer­to espe­cia­lis­tas de Amé­ri­ca Lati­na, Euro­pa Occi­den­tal, Áfri­ca e inclu­si­ve una com­pa­ñía nor­te­ame­ri­ca­na, fue olím­pi­ca­men­te silen­cia­da. Tam­bién fue gro­se­ra­men­te silen­cia­do el hecho de que Gra­na­da no poseía aero­puer­to inter­na­cio­nal, solo una peque­ña pis­ta para vue­los loca­les, lo que fre­na­ba el desa­rro­llo del turis­mo, una de las prin­ci­pa­les fuen­tes de ingre­so del país.

Des­pués de casi un año de una inten­si­va cam­pa­ña pro­pa­gan­dís­ti­ca con­tra el gobierno de izquier­da en Gra­na­da, el 25 de octu­bre de 1983, los EE.UU des­em­bar­ca­ron por mar y aire en terri­to­rio de la isla, emplean­do para ello la 82 Divi­sión aero­trans­por­ta­da que venia de un des­ca­la­bro en el Líbano. Según se cono­ce la cifra ini­cial de fuer­zas emplea­das para el des­em­bar­co fue de 6,500 hom­bres. El moti­vo para la inva­sión se apo­ya­ba en el Gol­pe de Esta­do del 19 de octu­bre, orga­ni­za­do por la CIA, con ele­men­tos resen­ti­dos den­tro del Gobierno gra­na­dino y que con­lle­vó al ase­si­na­to del líder Mau­ri­ce Bishop, lo que, según los voce­ros del gobierno nor­te­ame­ri­cano, pon­dría en peli­gro la vida de un peque­ño gru­po de estu­dian­tes de esa nacio­na­li­dad que estu­dia­ban en la uni­ver­si­dad del país.

Con el comien­zo de la ope­ra­ción el man­do nor­te­ame­ri­cano esta­ble­ció un mono­po­lio sobre toda la infor­ma­ción que vinie­ra de la zona de con­flic­to. Esto se hizo con el obje­ti­vo de que a los MMD no lle­ga­ra la reali­dad no desea­da para la admi­nis­tra­ción nor­te­ame­ri­ca­na de los hechos.

En la com­po­si­ción de las fuer­zas expe­di­cio­na­rias diri­gi­das a la ocu­pa­ción de Gra­na­da se incluía el 1er Bata­llón de ope­ra­cio­nes psi­co­ló­gi­cas per­te­ne­cien­te al 4to Gru­po de OP (con base en Fort Bragg) y un des­ta­ca­men­to para el tra­ba­jo con los pobla­do­res loca­les. La direc­ción gene­ral de las ope­ra­cio­nes psi­co­ló­gi­cas tác­ti­cas esta­ba bajo el man­do del Gene­ral Nor­man Sch­warz­kopf, Jefe de la Agru­pa­ción de Fuer­zas, aun­que el man­do direc­to de las ope­ra­cio­nes lo tenían los Jefes de la Uni­da­des a las que se les asig­na­ron los des­ta­ca­men­tos de ope­ra­cio­nes especiales.

La tarea prin­ci­pal de los des­ta­ca­men­tos de OP en el momen­to ini­cial de la inva­sión con­sis­tía en ase­gu­rar las accio­nes de la 82 Divi­sión y la infan­te­ría de mari­na para la toma de la isla. Espe­cí­fi­ca­men­te ellos debían hacer que los hom­bres arma­dos decli­na­ran su acti­tud de com­ba­tir y se entre­ga­ran como pri­sio­ne­ros. En cuan­to a la pobla­ción – debe­rían recha­zar la rea­li­za­ción de la lucha arma­da y coope­rar con las fuer­zas de ocupación.

En corres­pon­den­cia, toda­vía antes de comen­zar la ope­ra­ción, sus espe­cia­lis­tas deter­mi­na­ron los obje­ti­vos de influen­cia psi­co­ló­gi­ca, ela­bo­ra­ron la tác­ti­ca de sus accio­nes, desa­rro­lla­ron los pros­pec­tos y argu­men­tos de la pro­pa­gan­da, pre­pa­ra­ron las octa­vi­llas uni­ver­sa­les que se podrían uti­li­zar bajo cual­quier desa­rro­llo de los acontecimientos.

Los obje­ti­vos de influen­cia psi­co­ló­gi­ca fueron:

a) Los cuba­nos (ase­so­res mili­ta­res, fuer­zas espe­cia­les, cons­truc­to­res del aeropuerto).

b) Com­ba­tien­tes de las fuer­zas arma­das de Granada.

c) Gen­dar­me­ría del derro­ca­do Gobierno de Bishop.

d) Pobla­ción local.

Los defen­so­res cuba­nos y gra­na­di­nos de la isla en com­po­si­ción de cer­ca de 12,000 hom­bres, comen­za­ron rea­li­zan­do fue­go cerra­do en áreas del aero­puer­to en cons­truc­ción, el cuar­tel de Cal­vi­nas, la pri­sión de Rich­mond Hill y el cam­pa­men­to mili­tar Fre­de­rick. No obs­tan­te los heli­cóp­te­ros de asal­to nor­te­ame­ri­ca­nos, con­jun­ta­men­te con los des­ta­ca­men­tos de Ran­gers el gru­po “Del­ta” y la infan­te­ría de mari­na rápi­da­men­te aplas­ta­ron la resis­ten­cia de las débi­les y des­or­ga­ni­za­das Fuer­zas Arma­das y el peque­ño gru­po de cons­truc­to­res cuba­nos que se encon­tra­ban en el aeropuerto.

Duran­te la inva­sión los des­ta­ca­men­tos de Fuer­zas de Ope­ra­cio­nes Espe­cia­les (FOE), toma­ron la radio­es­ta­ción “Gra­na­da Libre”, la cual de inme­dia­to fue nomi­na­da “Radio Isla de las Espe­cies”. Por inter­me­dio de esta esta­ción de radio y con la ayu­da de los trans­mi­so­res mili­ta­res de onda cor­ta, los espe­cia­lis­tas nor­te­ame­ri­ca­nos desa­rro­lla­ron una ope­ra­ción de pro­pa­gan­da radial en idio­ma ingles (para los gra­na­di­nos) y en espa­ñol (para los cuba­nos). Cons­tan­te­men­te trans­mi­tían las indi­ca­cio­nes del coman­do nor­te­ame­ri­cano a la pobla­ción local y a los sol­da­dos de que la resis­ten­cia es inú­til y se repe­tían los lla­ma­dos a entre­gar las armas y entre­gar­se como prisioneros.

Los sol­da­dos nor­te­ame­ri­ca­nos emplea­ron acti­va­men­te los medios de alto­par­lan­tes. El corres­pon­sal de la agen­cia UPI que se encon­tra­ba en este tiem­po en Gra­na­da, escri­bió pos­te­rior­men­te en un artícu­lo que “los gru­pos de sol­da­dos nor­te­ame­ri­ca­nos via­ja­ron por toda Gra­na­da con alto­par­lan­tes, lla­man­do a los sol­da­dos gra­na­di­nos a entregarse”.

Entre los pobla­do­res se dis­tri­bu­yo el perió­di­co “La Voz de Gra­na­da” en idio­ma ingles, una gran can­ti­dad de octa­vi­llas y car­te­les. Una de las octa­vi­llas se lla­ma­ba “El pre­cio de la opre­sión”. En ella se resal­ta­ban con ilu­mi­na­cio­nes dos mas­ca­ras gor­das con una estre­lla roja y en ellas las foto­gra­fías de los 5 lide­res izquier­dis­tas del par­ti­do “La nue­va Joya”. Mas aba­jo venia un tex­to que decía: “Estos delin­cuen­tes tra­ta­ron de ven­der a Gra­na­da a los comu­nis­tas, aho­ra se han entre­ga­do. El pue­blo de Gra­na­da nun­ca mas per­mi­ti­rá a estas per­so­nas tomar el poder y cau­sar tan­to sufri­mien­to. Apo­ye la demo­cra­cia en Granada”.

El momen­to cul­mi­nan­te de la OP en Gra­na­da resul­tó el tra­ta­mien­to hacia los cuba­nos, ponien­do, a la vez que se movían las fuer­zas de des­em­bar­co, las armas en posi­ción de “hom­bros armas” para avan­zar a sus posi­cio­nes. Una esta­ción de alto­par­lan­tes trans­mi­tía en ese momen­to el siguien­te texto:

“Los sol­da­dos nor­te­ame­ri­ca­nos no se encuen­tran en la isla para com­ba­tir con los heroi­cos com­ba­tien­tes cuba­nos, que se lle­na­ron de glo­ria en los com­ba­tes en Ango­la, Etio­pia y Nica­ra­gua. Mos­tran­do una ele­va­da valen­tía y dedi­ca­ción a la altu­ra de los héroes cuba­nos. Los nor­te­ame­ri­ca­nos ni por un segun­do dudan que los cuba­nos estén pre­pa­ra­dos para com­ba­tir aquí has­ta el últi­mo pro­yec­til. Pero en Gra­na­da los nor­te­ame­ri­ca­nos no ame­na­zan en nada a Cuba. Los cuba­nos no están rela­cio­na­dos con Gra­na­da por nin­gún tipo de obli­ga­ción o alian­za. Los sol­da­dos nor­te­ame­ri­ca­nos no van a dis­pa­rar con­tra los cuba­nos. Sus armas miran hacia arri­ba. Las fuer­zas mul­ti­na­cio­na­les deben cum­plir la tarea enco­men­da­da y con­ti­nuar hacia el inte­rior de la isla, defen­der a la pobla­ción, res­ta­ble­cer la paz y la demo­cra­cia en Gra­na­da. La jefa­tu­ra de las fuer­zas mul­ti­na­cio­na­les pide a los cuba­nos no obs­ta­cu­li­zar esta misión huma­ni­ta­ria, y faci­li­tar el man­te­ni­mien­to del orden. Ella le garan­ti­za­rá el envío inme­dia­to a su patria de todos los cuba­nos con el corres­pon­dien­te honor y reco­no­ci­mien­to, como per­so­nas, que cum­plie­ron con su obli­ga­ción y mos­tra­ron madu­rez y com­pren­sión de los pro­ble­mas actua­les de esta isla”.

Por lo tes­ti­mo­nia­do por los tes­ti­gos, este méto­do com­bi­na­do de influen­cia psi­co­ló­gi­ca resul­to el mas efec­ti­vo con rela­ción a los cuba­nos constructores.

Los nor­te­ame­ri­ca­nos tra­ta­ron de diri­gir la irri­ta­ción de la pobla­ción con­tra las fuer­zas arma­das gra­na­di­nas y otros gru­pos arma­dos, colec­ti­va­men­te lla­ma­dos “comu­nis­tas”. La radio “La isla de las espe­cies” trans­mi­tía lla­ma­dos a infor­mar sobre el para­de­ro de estos miem­bros, ofre­cien­do recom­pen­sas mone­ta­rias. En resu­men con ayu­da de los infor­man­tes paga­dos fue­ron arres­ta­dos e inte­rro­ga­dos cer­ca de 2,200 hombres.

Las OP con­ti­nua­ron y des­pués de ter­mi­na­das las accio­nes com­ba­ti­vas. Su con­te­ni­do se con­cen­tra­ba en este perío­do en la pro­pa­gan­da para for­ta­le­cer la posi­ción de EE.UU “como sal­va­dor de los valo­res del modo de vida occi­den­tal” en Gra­na­da, y como “des­mon­ta­dor de la cons­pi­ra­ción comu­nis­ta” con­tra este país.

En menos de un mes des­pués de la ocu­pa­ción de Gra­na­da apa­re­ció allí el perió­di­co “Nue­vo comien­zo”, el cual se edi­ta­ba en la base nor­te­ame­ri­ca­na en Bar­ba­dos. Sus edi­cio­nes esta­ban reple­tas de men­sa­jes de publi­ci­dad para los nego­cian­tes gra­na­di­nos y men­sa­jes del tipo “El Inven­ci­ble camino del Señor, ¡bien­ve­ni­dos, libe­ra­do­res de América!”.

Duran­te el con­flic­to en Gra­na­da la direc­ción de los EE.UU empleó no pocos esfuer­zos en la pre­pa­ra­ción de la opi­nión públi­ca inter­na­cio­nal. Con este obje­ti­vo uti­li­zó amplia­men­te los tele pro­gra­mas espe­cia­les, lla­ma­dos a con­ven­cer a la gen­te de lo jus­to del carác­ter de la inter­ven­ción de las “fuer­zas mul­ti­na­cio­na­les”. Por inter­me­dio de la red de TV euro­pea al ser­vi­cio de la USIA “Euro­net” se trans­mi­tían estos pro­gra­mas des­de EE.UU has­ta Euro­pa Occi­den­tal. Aná­lo­ga­men­te se emplea­ban los poten­tes trans­mi­so­res de “La voz de Amé­ri­ca” y “Onda alemana”.

  1. 4. Inva­sión a Pana­má. Diciem­bre 1989- enero 1990. (Ope­ra­ción “Asun­to justo”)

Los des­ta­ca­men­tos de OP de los EE.UU toma­ron par­te acti­va en la ope­ra­ción “Asun­to jus­to” en Pana­má des­de diciem­bre de 1989 has­ta enero de 1990.

La expe­rien­cia de su empleo en el con­flic­to pana­me­ño intro­du­jo deter­mi­na­das correc­cio­nes en la tác­ti­ca y meto­do­lo­gía de las accio­nes. En este perio­do, los órga­nos de gue­rra psi­co­ló­gi­ca con­si­de­ra­ban como fun­da­men­tal en su tra­ba­jo la rea­li­za­ción de acti­vi­da­des de des­in­for­ma­ción del enemi­go y la apli­ca­ción de “accio­nes de des­es­ta­bi­li­za­ción”, que saca­ran al con­tra­rio de la situa­ción de esta­bi­li­dad psicológica.

Pre­ci­sa­men­te, a la solu­ción de estas cues­tio­nes se orien­ta­ron los espe­cia­lis­tas antes de comen­zar las accio­nes com­ba­ti­vas en Pana­má. El aspec­to neta­men­te pro­pa­gan­dís­ti­co de su acti­vi­dad ellos lo deri­va­ron a un segun­do plano.

Solo que, al encon­trar­se con una férrea resis­ten­cia de las fuer­zas de la Guar­dia Nacio­nal pana­me­ña – con un total de 15,000 miem­bros – ellos rápi­da­men­te cam­bia­ron la táctica.

Los pana­me­ños al prin­ci­pio esta­ban sin­to­ni­za­dos de mane­ra deci­di­da a “mejor morir que entre­gar­se”. Se hizo nece­sa­rio acu­dir a una fuer­te influen­cia pro­pa­gan­dís­ti­ca. Los des­ta­ca­men­tos de los órga­nos de la gue­rra psi­co­ló­gi­ca dis­tri­bu­ye­ron mate­ria­les de pro­pa­gan­da impre­sa (folle­tos, pan­car­tas, ple­ga­bles), lan­za­ron octa­vi­llas-sal­vo­con­duc­tos para entre­gar­se a las auto­ri­da­des de ocu­pa­ción y pos­ta­les que indu­cían a entre­gar las armas, con feli­ci­ta­cio­nes navi­de­ñas, foto­gra­fías de bús­que­da con recom­pen­sa de los prin­ci­pa­les cola­bo­ra­do­res del Gene­ral Norie­ga y otras cosas así.

En Pana­má los espe­cia­lis­tas en gue­rra psi­co­ló­gi­ca para el tra­ba­jo con la pobla­ción civil y para la comu­ni­ca­ción social, tra­ba­ja­ron muy inter­ac­ti­va­men­te. Todos ellos resol­vie­ron las mis­mas tareas, que se pudie­ra for­mu­lar de la siguien­te mane­ra: esta es la bata­lla por la opi­nión públi­ca, sin cuya incor­po­ra­ción a nues­tro lado, la vic­to­ria en el enfren­ta­mien­to mili­tar, que se ins­cri­be en el con­cep­to de “con­flic­to de baja inten­si­dad”, no es posible.

Como se seña­la en el “Manual de Cam­po de las U. S. Army FM-33.5. Las ope­ra­cio­nes psi­co­ló­gi­cas” (apro­ba­do en julio de 1987) “el éxi­to en los con­flic­tos de baja inten­si­dad, no se pue­de deter­mi­nar solo por el con­cep­to mili­tar de com­ba­te gana­do. La vic­to­ria mili­tar solo se pue­de con­si­de­rar un aspec­to impor­tan­te para el logro del éxi­to gene­ral.

En otras pala­bras, inclu­si­ve en el caso de que se emplee la fuer­za mili­tar, una ope­ra­ción mili­tar exi­to­sa solo lim­pia el camino para levan­tar el “edi­fi­cio de la vic­to­ria final”. La base de este edi­fi­cio debe ser la acep­ta­ción por la socie­dad de los cam­bios pro­du­ci­dos, las pare­des – un gobierno que fun­cio­ne con exac­ti­tud, un sis­te­ma guber­na­men­tal ajus­ta­do, medios libe­ra­les de infor­ma­ción publi­ca y un orden publi­co, el techo – for­ma de vida “demo­crá­ti­ca”, capaz de defen­der a la socie­dad de la usur­pa­ción del poder. De esta for­ma, a las ope­ra­cio­nes psi­co­ló­gi­cas en los con­flic­tos de baja inten­si­dad se le asig­nan el rol prin­ci­pal.

En total corres­pon­den­cia con el manual, los órga­nos para la comu­ni­ca­ción con la socie­dad pres­ta­ron espe­cial aten­ción al man­te­ni­mien­to de los con­tac­tos más estre­chos con la pren­sa y la TV, o sea, las prin­ci­pa­les fuen­tes de infor­ma­ción para las pobla­cio­nes de EE.UU y Pana­má. Ya des­de febre­ro de 1988 (o sea 22 meses antes de la inva­sión), ellos habían comen­za­do a infor­mar en los MMD de los EE.UU sobre hechos de “dis­cri­mi­na­ción” de los mili­ta­res nor­te­ame­ri­ca­nos y sus fami­lia­res, que radi­ca­ban en la Zona del Canal de Pana­má, por par­te de las auto­ri­da­des sol­da­dos y poli­cías loca­les, sobre la atmos­fe­ra de “mie­do”, “incer­ti­dum­bre” y “terror” en la cual tenían que vivir los norteamericanos.

El pre­si­den­te de Pana­má Gene­ral Manuel Norie­gas se pre­sen­ta­ba de for­ma des­agra­da­ble como un cruel dic­ta­dor y a la vez como un gran nar­co­tra­fi­can­te, ade­más de psi­có­pa­ta, “obse­si­vo” sexual y brujero.

En Pana­má por pri­me­ra vez fue pro­ba­do el nue­vo sis­te­ma del apa­ra­to de inter­ac­ción para la comu­ni­ca­ción con la socie­dad y los medios de difu­sión mili­tar y civil. Para esto anti­ci­pa­da­men­te fue crea­do el con­tin­gen­te de perio­dis­tas y foto­rre­por­te­ros espe­cial­men­te esco­gi­dos e ins­trui­dos, los cua­les fue­ron lan­za­dos antes del comien­zo de las accio­nes com­ba­ti­vas en los obje­ti­vos plan­tea­dos en Panamá.

De esta for­ma el Man­do tra­ta­ba de cerrar, o en el mejor de los casos, limi­tar el acce­so de los “perio­dis­tas no desea­dos” a la zona de las accio­nes mili­ta­res. El ser­vi­cio de comu­ni­ca­ción con la socie­dad orga­ni­za­ba, varias veces al día, brie­fing y encuen­tros con los altos man­dos mili­ta­res. Allí los perio­dis­tas reci­bían “noti­cias fres­cas” sobre el cur­so de las accio­nes mili­ta­res y la situa­ción polí­ti­ca en Panamá.

Trans­mi­tien­do esta infor­ma­ción con el nece­sa­rio acen­to en sus mate­ria­les, ellos obli­ga­ban a los nor­te­ame­ri­ca­nos a sen­tir­se tes­ti­gos de los que ocu­rría, sufrir por la vida de sus corre­li­gio­na­rios y al mis­mo tiem­po for­ma­ban una ima­gen gene­ral de lo que pasa­ba, que coin­ci­día com­ple­ta­men­te con el pun­to de vis­ta ofi­cial de la direc­ción de EE:UU.

De esta for­ma, la direc­ción polí­ti­co-mili­tar de EE.UU apren­dió las ense­ñan­zas de la gue­rra en Viet­nam, per­di­da al per­der­se el con­trol sobre la opi­nión publi­ca. En Pana­má ella garan­ti­zó el fun­cio­na­mien­to de un puen­te cons­tan­te entre el Pen­tá­gono y el públi­co, en pri­mer lugar por inter­me­dio de los MMD civiles.

Con esto logro for­ta­le­cer con­si­de­ra­ble­men­te la con­fian­za de los ciu­da­da­nos nor­te­ame­ri­ca­nos en los mili­ta­res y sus accio­nes, exi­to­sa­men­te pudie­ron con­tra­rres­tar la influen­cia sobre la pobla­ción de perio­dis­tas neu­tra­les y opo­si­to­res, polí­ti­cos y per­so­na­li­da­des públi­cas que inter­pre­tan de for­ma dis­tin­ta el acon­te­cer. Pos­te­rior­men­te este mode­lo de ase­gu­ra­mien­to infor­ma­ti­vo fue emplea­do por los nor­te­ame­ri­ca­nos en Iraq (1991), Yugos­la­via (1999), Libia (2011) y aho­ra en Siria.

Para la rea­li­za­ción de la pro­pa­gan­da oral los nor­te­ame­ri­ca­nos crea­ron 21 gru­pos de emi­so­res de audio (alto­par­lan­tes), entre­gán­do­se­los prác­ti­ca­men­te a cada com­pa­ñía que par­ti­ci­pa­ba en las ope­ra­cio­nes de com­ba­te. Los gru­pos tenían en su com­po­si­ción un alto­par­lan­te trans­por­ta­do o dos móvi­les. Los pro­gra­mas vocea­dos tenían men­sa­jes cor­tos del siguien­te contenido:

“Noso­tros, los nor­te­ame­ri­ca­nos, nos encon­tra­mos aquí no para ocu­par su país, sino para devol­ver­les lo que con la fuer­za o el enga­ño les fue arre­ba­ta­do hace mas de 10 años, la liber­tad. Noso­tros esta­mos aquí para libe­rar­los del régi­men des­pó­ti­co. Entre­guen las armas y noso­tros no le hare­mos nin­gún daño, ni un solo pelo cae­rá de sus cabe­zas. Noso­tros somos sus ami­gos. Noso­tros que­re­mos solo ayu­dar­los. Nues­tro úni­co obje­ti­vo es remo­ver a Norie­ga y poner fin a su régi­men despótico”.

Des­de las pri­me­ras horas de la ope­ra­ción los gru­pos de alto­par­lan­tes regu­lar­men­te vocea­ban estos tex­tos a todas las guar­ni­cio­nes pana­me­ñas rodea­das. Ellos deja­ban 15 minu­tos para la refle­xión, que des­pués de trans­cu­rri­dos en tér­mi­nos de ulti­má­tum pro­po­nían sacar ban­de­ra blan­ca y entre­gar las armas. Sobre la efec­ti­vi­dad de tales lla­ma­dos es difí­cil juz­gar a prio­ri. De un lado, solo tres de todas las guar­ni­cio­nes cer­ca­das de la Guar­dia nacio­nal pana­me­ña entre­ga­ron las armas sin resistencia.

En los demás casos, inclu­si­ve des­pués de lla­ma­dos repe­ti­dos los sol­da­dos cer­ca­dos res­pon­dían con fue­go. De otro lado, casi todos los ofi­cia­les de guar­dia se fuga­ron de sus pues­tos de com­ba­te y aban­do­na­ron a sus subor­di­na­dos. La resis­ten­cia la coman­da­ron los sar­gen­tos y cabos.

Como regla, las for­ma­cio­nes de OP actua­ban con­jun­ta­men­te con los espe­cia­lis­tas del bata­llón para el tra­ba­jo con la pobla­ción civil. El Gene­ral D. Lind­sei, ex Jefe de la coman­dan­cia de las Fuer­zas de Ope­ra­cio­nes Espe­cia­les del ejer­ci­to de los EE.UU toda­vía antes de la inva­sión a Pana­má nom­bra­ba a estas for­ma­cio­nes uni­fi­ca­das “el prin­ci­pal com­po­nen­te no com­ba­ti­vo en las situa­cio­nes con­flic­ti­vas”. Según su expre­sión “ellos repre­sen­tan un refor­za­mien­to pecu­liar de la fuer­za mili­tar, que en un gra­do sig­ni­fi­ca­ti­vo aumen­ta las posi­bi­li­da­des de éxito”.

La ope­ra­ción en Pana­má reafir­mo la vera­ci­dad de esta evaluación.

Para sua­vi­zar la tra­di­cio­nal­men­te rela­ción de los lati­no­ame­ri­ca­nos con los grin­gos (o sea, con los nor­te­ame­ri­ca­nos blan­cos nor­te­ños), los espe­cia­lis­tas mili­ta­res y civi­les recla­ma­ban ayu­da cons­tan­te­men­te, la que era ofre­ci­da por los sol­da­dos nor­te­ame­ri­ca­nos de ori­gen local. Fun­da­men­tal­men­te se apo­ya­ban en su acti­vi­dad en los cam­pos para des­pla­za­dos (en la entre­ga de pro­duc­tos, bús­que­da de parien­tes per­di­dos) y en los hos­pi­ta­les de cam­pa­ña (ser­vi­cio gra­tis de aten­ción a todos los heri­dos y enfer­mos loca­les). Según la opi­nión de los exper­tos, el resul­ta­do de la pro­pa­gan­da de ayu­da de este tipo resul­ta­ba muy positivo.

  1. 5. Inva­sión a Hai­tí. 1994. (Ope­ra­ción “Defen­der la democracia”)

La inva­sión de las tro­pas nor­te­ame­ri­ca­nas a la isla de Hai­tí bajo la deno­mi­na­ción de “Apo­yo a la demo­cra­cia” se pro­du­jo en el año 1994. Ella pre­ten­día como obje­ti­vo el regre­so a este país del Pre­si­den­te cons­ti­tu­cio­nal Jean Ber­trand Aris­ti­de, derro­ca­do por una jun­ta militar. ¿?

Como en el caso de Pana­má, la direc­ción polí­ti­co-mili­tar de EE.UU des­ple­gó una amplia cam­pa­ña pro­pa­gan­dís­ti­ca mucho antes del des­em­bar­co de las tro­pas nor­te­ame­ri­ca­nas. El rol prin­ci­pal en la for­ma­ción de la opi­nión públi­ca inter­na­cio­nal lo juga­ron las trans­mi­sio­nes del ser­vi­cio inter­na­cio­nal de la tele­vi­so­ra de noti­cias CNN. Gra­cias al sis­te­ma sate­li­tal de comu­ni­ca­cio­nes de sus trans­mi­sio­nes que lle­gan a 95 paí­ses y el dere­cho mono­pó­li­co de la dis­tri­bu­ción de infor­ma­ción, pudie­ron rea­li­zar una efec­ti­va influen­cia propagandístico-informativa.

Los repor­ta­jes des­de Hai­tí eran con­du­ci­dos por el perio­dis­ta Peter Arnett, famo­so por los repor­ta­jes des­de Bag­dad en los tiem­pos del con­flic­to del Gol­fo Pér­si­co. Sus tele mate­ria­les eran una com­ple­ta esce­ni­fi­ca­ción de las vio­la­cio­nes san­grien­tas de la Jun­ta coman­da­da por el Gene­ral Cedras.

Con­jun­ta­men­te los videos-comen­ta­dos eran acom­pa­ña­dos por comen­ta­rios, no solo del perio­dis­ta, sino y de per­so­na­li­da­des polí­ti­cas y publi­cas, par­ti­da­rios de fila del Pre­si­den­te Aris­ti­de y de refu­gia­dos haitianos.

Las trans­mi­sio­nes esta­ban diri­gi­das a demos­trar a todo el mun­do las evi­den­tes vio­la­cio­nes de los dere­chos huma­nos y las nor­mas “demo­crá­ti­cas” en la isla por los gober­nan­tes de turno. Como resul­ta­do de la bien pen­sa­da cam­pa­ña pro­pa­gan­dís­ti­co-infor­ma­ti­va de EE.UU, se logró que la comu­ni­dad inter­na­cio­nal apo­ya­ra sus acciones.

La reso­lu­ción No 940 del Con­se­jo de Segu­ri­dad de la ONU san­cio­nó “la crea­ción de una fuer­za mul­ti­na­cio­nal bajo un man­do úni­co y el empleo de todos los medios nece­sa­rios para sacar en Hai­tí a los mili­ta­res del poder”.

De esta for­ma, la Casa Blan­ca logró el obje­ti­vo prin­ci­pal de la eta­pa de pre­pa­ra­ción de la ope­ra­ción – creó el sopor­te de dere­cho inter­na­cio­nal para las accio­nes de los sol­da­dos nor­te­ame­ri­ca­nos en este país. Es mas, Washing­ton logró inter­na­cio­na­li­zar el conflicto.

En la ope­ra­ción, jun­to con los 14,000 infan­tes de mari­na nor­te­ame­ri­ca­nos fue­ron pre­pa­ra­dos para par­ti­ci­par 2,000 mili­ta­res de otros paí­ses de la cuen­ca del Cari­be, Lati­noa­mé­ri­ca y Euro­pa. Esto per­mi­tió diluir las crí­ti­cas de la comu­ni­dad inter­na­cio­nal en caso de con­se­cuen­cias nega­ti­vas de la invasión.

A la vez la admi­nis­tra­ción del Pre­si­den­te Clin­ton, en un tiem­po muy cor­to logró aumen­tar con­si­de­ra­ble­men­te la cifra de los adhe­ri­dos a la rea­li­za­ción de la inter­ven­ción en Hai­tí den­tro de la socie­dad nor­te­ame­ri­ca­na. Si el 10 de sep­tiem­bre de 1994 el apo­yo a esta ope­ra­ción repre­sen­ta­ba el 25 % de la pobla­ción, el 16 del mis­mo mes, o sea 5 días des­pués, era ya de un 40 %. No obs­tan­te la mayo­ría de los ciu­da­da­nos nor­te­ame­ri­ca­nos seguían sien­do escép­ti­cos con la intervención.

Como seña­lo la revis­ta “Time”, men­cio­nan­do el “sín­dro­me de Soma­lia” (se refie­re al des­em­bar­co falli­do de las fuer­zas nor­te­ame­ri­ca­nas en “misión huma­ni­ta­ria” en este país afri­cano, que vino acom­pa­ña­do de múl­ti­ples per­di­das). La idea de una “gue­rra peque­ña” en una país pobre no atraía a los nor­te­ame­ri­ca­nos. En caso de inclu­si­ve pocas bajas el rating del Pre­si­den­te y sus acó­li­tos podría caer estre­pi­to­sa­men­te. Del otro lado, el gobierno nor­te­ame­ri­cano no tenia alter­na­ti­vas, por­que duran­te la cam­pa­ña pro­pa­gan­dís­ti­ca-infor­ma­ti­va la admi­nis­tra­ción de EE.UU incul­co en la socie­dad con tal fuer­za que esta­ba dis­pues­ta a res­ta­ble­cer en el poder al depues­to Pre­si­den­te de Hai­tí, que des­pués del fra­ca­so del blo­queo eco­nó­mi­co y los acuer­dos polí­ti­cos con la Jun­ta, no le que­da­ba otra alter­na­ti­va que ir a la “ocu­pa­ción sin dis­pa­ros”, para pre­ser­var su “ros­tro político”.

Ya que las pér­di­das era nece­sa­rio mini­mi­zar­las a cual­quier pre­cio, había que garan­ti­zar una rela­ción fiel hacia el des­em­bar­co, no solo por la pobla­ción civil, sino y con los 7,000 mili­ta­res bajo el man­do del Gene­ral Cedras. El rol fun­da­men­tal en la reso­lu­ción de esta com­ple­ja tarea lo juga­ron las accio­nes del 4to Gru­po de OP de las Fuer­zas Arma­das de los EE.UU. La direc­ción prin­ci­pal de su acti­vi­dad pro­pa­gan­dís­ti­ca con­sis­tía en evi­tar posi­bles accio­nes hos­ti­les de los hai­tia­nos con rela­ción a los sol­da­dos norteamericanos.

Para ello fue­ron pre­sen­ta­das las siguien­tes propuestas:

  • Los sol­da­dos nor­te­ame­ri­ca­nos res­ti­tui­rán en el poder al Pre­si­den­te ele­gi­do legal­men­te en el país;
  • La estan­cia de las tro­pas nor­te­ame­ri­ca­nas en el país tie­ne un carác­ter provisional;
  • Los EE.UU luchan por el res­ta­ble­ci­mien­to de la demo­cra­cia y los dere­chos huma­nos en Haití.

Cla­ro que a la admi­nis­tra­ción nor­te­ame­ri­ca­na le intere­sa­ba bien poco la demo­cra­cia en Hai­tí, lo que en reali­dad le intere­sa­ba era tener una pre­sen­cia mili­tar en el país que le per­mi­tie­ra “con­tro­lar” los pro­ce­sos en la isla y de paso impe­dir los éxo­dos masi­vos de hai­tia­nos y domi­ni­ca­nos hacia EE.UU.

Si recor­da­mos bien, fue­ron pre­ci­sa­men­te los nor­te­ame­ri­ca­nos los que arma­ron y pusie­ron en el poder a los faci­ne­ro­sos de Cedras, tra­yen­do des­de Mia­mi a cuan­to delin­cuen­te hai­tiano se encon­tra­ron para que derro­ca­ran al inco­mo­do Aris­tid. Una demos­tra­ción de esta acti­tud esta en que pos­te­rior­men­te lo vol­vie­ron a defe­nes­trar, lo que demues­tra el fari­seís­mo de la polí­ti­ca norteamericana.

Los prin­ci­pa­les medios de pro­pa­gan­da fue­ron la dis­tri­bu­ción de octa­vi­lla y las emi­sio­nes de radio. En Puer­to Prín­ci­pe y sus alre­de­do­res, los avio­nes lan­za­ron una enor­me can­ti­dad de radio recep­to­res con una fre­cuen­cia fija, por la cual se trans­mi­tían los men­sa­jes del des­te­rra­do Pre­si­den­te J.B. Aris­ti­de, soli­ci­tan­do apo­yo a los nor­te­ame­ri­ca­nos en la lucha con­tra la Junta.

Igual­men­te se dis­tri­buían octa­vi­llas con el tex­to: “El regre­so de Aris­ti­de – es el sol de la demo­cra­cia, la luz de la lega­li­dad y la cáli­da reconciliación”.

Una fuer­te influen­cia psi­co­ló­gi­ca sobre la Jun­ta oca­sio­nó la demos­tra­ción de pode­río mili­tar de EE.UU. Hacia las cos­tas hai­tia­nas se acer­ca­ron 20 buques de la Mari­na esta­dou­ni­den­se, entre los que se encon­tra­ban el por­ta­vio­nes “Amé­ri­ca” y “Eisenho­wer”. A bor­do se encon­tra­ban 6800 infan­tes de mari­na. Ade­más había pre­pa­ra­dos 14,000 hom­bres mas en la base de Fort Bragg, espe­ran­do la orden de des­em­bar­car. Como fue cono­ci­do pos­te­rior­men­te, el Gene­ral Cedras, en las con­ver­sa­cio­nes lle­va­das por el ex Pre­si­den­te de EE.UU J. Car­ter, no acep­tó el argu­men­to de la impo­si­bi­li­dad de man­te­ner su régi­men y la nece­si­dad de evi­tar un derra­ma­mien­to de san­gre innecesario.

Cuan­do toda­vía no había pro­nun­cia­do su últi­mo argu­men­to, ya los avio­nes de com­ba­te esta­ban en el aire. El 19 de sep­tiem­bre de 1994, más de 60 avio­nes de trans­por­te mili­tar salie­ron de la base de Fort Bragg toman­do rum­bo hai­tiano. Pero a los pocos minu­tos fue dada la con­tra­or­den, regre­san­do a su base ori­gi­nal. El Gene­ral Cedras reca­pa­ci­tó y ordeno reti­rar las barri­ca­das y per­mi­tir el paso de los Infan­tes de Mari­na que des­em­bar­ca­rían, acep­tan­do el cam­bio de régi­men. En el mis­mo día 3 mil infan­tes de mari­na des­em­bar­ca­ron en Hai­tí. No reci­bie­ron resis­ten­cia. La pri­me­ra eta­pa de la ope­ra­ción “Man­te­ni­mien­to de la demo­cra­cia” se reali­zó con éxito.

En la segun­da eta­pa la tarea fun­da­men­tal de las for­ma­cio­nes de gue­rra psi­co­ló­gi­ca con­sis­tía en garan­ti­zar con­di­cio­nes mora­les-psi­co­ló­gi­cas favo­ra­bles para las accio­nes de los sol­da­dos nor­te­ame­ri­ca­nos. Con este obje­ti­vo por méto­dos dife­ren­tes se implan­to en la con­cien­cia de los hai­tia­nos las ideas de que los sol­da­dos nor­te­ame­ri­ca­nos se encuen­tran en el país solo para res­ta­ble­cer la demo­cra­cia y los dere­chos de la pobla­ción, y que todas las accio­nes de los EE.UU con­tie­nen solo un carác­ter humanitario.

Es sig­ni­fi­ca­ti­vo que ya en el segun­do día des­pués de la inva­sión, en la capi­tal y otras dos o tres ciu­da­des del país comen­za­ron a repar­tir­se los ali­men­tos que los sol­da­dos nor­te­ame­ri­ca­nos entre­ga­ban gra­tis a la pobla­ción civil. Si con­si­de­ra­mos que Hai­tí esta con­si­de­ra­do el país mas pobre del mun­do, enton­ces es impo­si­ble no valo­rar la impor­tan­cia de este tipo de accio­nes. Igual­men­te se orga­ni­zó la com­pra de armas en manos de la pobla­ción. Con ayu­da de alto­par­lan­tes se les comu­ni­ca­ba a los hai­tia­nos el pre­cio de las armas y los luga­res para venderlas.

En gene­ral la ope­ra­ción en Hai­tí se desa­rro­llo exitosamente:

  • La Jun­ta sin com­ba­tir entre­gó el poder arre­ba­ta­do por ella al Pre­si­den­te Aristide.
  • Los miem­bros de la Jun­ta salie­ron del país.
  • La mayo­ría de la pobla­ción apo­yo la intervención.
  • Los nor­te­ame­ri­ca­nos no per­die­ron ni un hombre.
  • El rating del Pre­si­den­te Clin­ton aumen­to considerablemente.

Para con­cluir qui­sié­ra­mos recor­dar que tener pre­sen­te el pasa­do, nos per­mi­te enfo­car el futu­ro.

Los hom­bres no se miden por las veces que se caen, sino por las veces que se levan­tan”.

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