Char­lie Heb­do como pretexto

JPEG - 25.4 KB
Unos 50 jefes de Esta­do y de gobierno par­ti­ci­pa­ron en la mani­fes­ta­ción de París.

En 3 días, un gru­po de 4 o 5 per­so­nas que dije­ron actuar en nom­bre de al-Qae­da en Yemen y del Emi­ra­to Islá­mi­co (Daesh) masa­cró en Fran­cia a los miem­bros de la redac­ción del sema­na­rio satí­ri­co Char­lie Heb­do y ase­si­nó des­pués a una agen­te de la poli­cía muni­ci­pal así como varios rehe­nes, en 3 accio­nes diferentes.

Fran­cia, que no había cono­ci­do hechos de tan­ta vio­len­cia des­de la épo­ca de los aten­ta­dos de la OAS [1], hace más de 50 años, reac­cio­nó pro­cla­man­do «¡Todos somos Char­lie!», aba­tien­do a 3 de los terro­ris­tas y orga­ni­zan­do una gran mani­fes­ta­ción de varios millo­nes de personas.

El pre­si­den­te la Repú­bli­ca, Fran­co­is Hollan­de, reci­bió a los jefes de los par­ti­dos polí­ti­cos repre­sen­ta­dos en la Asam­blea Nacio­nal, lan­zó un lla­ma­do a la uni­dad nacio­nal y par­ti­ci­pó per­so­nal­men­te en la mani­fes­ta­ción acom­pa­ña­do de unos 50 jefes de Esta­do y de gobierno extranjeros.

En un artícu­lo ante­rior [2], obser­vé que el modus ope­ran­di de los terro­ris­tas no tenía nada que ver con el com­por­ta­mien­to habi­tual de los yiha­dis­tas sino más bien con el de un coman­do mili­tar. A par­tir de lo cual seña­lé que poco impor­ta quié­nes fue­ron los eje­cu­to­res y que lo úni­co ver­da­de­ra­men­te impor­tan­te es saber quién está detrás de ellos. Aho­ra qui­sie­ra, en este segun­do artícu­lo, refe­rir­me a las reac­cio­nes que esos hechos están suscitando.

Sus­pen­sión del dere­cho a orga­ni­zar manifestaciones

Inme­dia­ta­men­te des­pués del anun­cio de la masa­cre per­pe­tra­da en las ofi­ci­nas de Char­lie Heb­do, hacia el medio­día del 7 de enero de 2015, el pri­mer minis­tro fran­cés Manuel Valls deci­dió implan­tar el Plan Vigi­pi­ra­te-aten­ta­dos en toda la región pari­si­na. Este plan inclu­ye un cen­te­nar de medi­das de apli­ca­ción auto­má­ti­ca y unas 200 medi­das opcio­na­les. Entre las medi­das, el minis­te­rio del Inte­rior anun­cia­ba la sus­pen­sión de todas las mani­fes­ta­cio­nes ya auto­ri­za­das. Las auto­ri­da­des temían que los terro­ris­tas dis­pa­ra­sen con­tra la multitud.

Pero un par­ti­do de extre­ma izquier­da lla­ma­ba a mani­fes­tar de inme­dia­to en señal de res­pal­do a Char­lie Heb­do. Lue­go de varias horas de vaci­la­ción, el pre­fec­to de poli­cía auto­ri­za­ba una mani­fes­ta­ción en la que habrían de par­ti­ci­par unas 100 000 per­so­nas. Más extra­ño aún, el pri­mer minis­tro decla­ra­ba una jor­na­da de due­lo nacio­nal para el día siguien­te, 8 de enero. Las auto­ri­da­des loca­les orga­ni­za­ron nume­ro­sos míti­nes para obser­var un minu­to de silen­cio. Y, toda­vía más sor­pren­den­te, el Par­ti­do Socia­lis­ta lla­ma­ba a la rea­li­za­ción –el domin­go 11– de una gran mani­fes­ta­ción nacio­nal que reu­ni­ría más de 2 millo­nes de per­so­nas en París.

O sea, el gobierno prohi­bió las mani­fes­ta­cio­nes por con­si­de­rar que podían ser peli­gro­sas para los par­ti­ci­pan­tes. Pero los miem­bros de ese mis­mo gobierno orga­ni­za­ron una mani­fes­ta­ción gigan­tes­ca e invi­ta­ron ade­más a jefes de Esta­do y de gobierno extran­je­ros sin plan­tear­se nin­gún tipo de inquie­tud por cues­tio­nes de seguridad.

Esta mani­pu­la­ción demues­tra que, al con­tra­rio de lo que decla­ró públi­ca­men­te, el gobierno cono­cía con pre­ci­sión la ver­da­de­ra impor­tan­cia de la ame­na­za y sabía que no había peli­gro para las manifestaciones.

De todo esto, opta­re­mos por rete­ner la extra­or­di­na­ria mues­tra de entu­sias­mo popu­lar por la libertad.

Unión nacio­nal

En esta situa­ción de cri­sis, la dere­cha y la izquier­da se pusie­ron de acuer­do para par­ti­ci­par jun­tas en una mani­fes­ta­ción nacio­nal. Pero ¿para mani­fes­tar­se a favor de qué y con­tra quién?

Nos ente­ra­mos así de que tan­to los diri­gen­tes de dere­cha como los de la izquier­da com­par­tían los valo­res anti­rre­li­gio­sos, anti­na­cio­na­les y anti­mi­li­ta­ris­tas del muy izquier­dis­ta sema­na­rio Char­lie Heb­do . Ya se sabía que el fun­da­dor de la publi­ca­ción, Phi­lip­pe Val, era ami­go de Sar­kozy. Aho­ra nos ente­ra­mos súbi­ta­men­te de que Charb, el nue­vo direc­tor del sema­na­rio, esta­ba invo­lu­cra­do sen­ti­men­tal­men­te con una ex minis­tra de dere­cha, Jean­net­te Bougrab.

Esta últi­ma fue invi­ta­da al noti­cie­ro del canal fran­cés de tele­vi­sión TF1. Muy emo­cio­na­da, habló de su rela­ción sen­ti­men­tal con el cari­ca­tu­ris­ta. Lue­go pre­sen­tó las con­vic­cio­nes anti­rre­li­gio­sas de Charb como un com­pro­mi­so lai­co con­tra el isla­mis­mo para com­pa­rar­lo des­pués con Jean Mou­lin y pedir que el cari­ca­tu­ris­ta sea inhu­ma­do en el Pan­teón –como el gran héroe de la Resis­ten­cia fran­ce­sa con­tra la ocu­pa­ción nazi que fue Jean Mou­lin. Jean­net­te Bou­grab ter­mi­nó reve­lan­do que ella y Charb habían pen­sa­do en irse de Fran­cia y reha­cer sus vidas en otra par­te. En pocas pala­bras, la ex minis­tra de dere­cha aca­ba de mos­trar su des­pre­cio por sus pro­pios con­ciu­da­da­nos, de asi­mi­lar el lai­cis­mo a la lucha con­tra la reli­gión y de poner un humo­ris­ta anti­na­cio­nal al mis­mo nivel que el fun­da­dor del Con­se­jo Nacio­nal de la Resis­ten­cia. Por mucho que pro­tes­te la fami­lia de Charb, Jean­net­te Bou­grab ha sem­bra­do la duda.

Y para que se entien­da bien en qué con­sis­te la «unión nacio­nal» de la que nos hablan la dere­cha y la izquier­da, varios líde­res socia­lis­tas decla­ran que el Fren­te Nacio­nal será exclui­do de la mani­fes­ta­ción «repu­bli­ca­na». ¿Aca­so se ha enten­di­do bien la enor­mi­dad de ese anun­cio? Los líde­res polí­ti­cos del país invo­can la Repú­bli­ca para excluir a sus pro­pios riva­les. Final­men­te, el FN se unió a las mani­fes­ta­cio­nes rea­li­za­das en dife­ren­tes ciu­da­des del inte­rior de Francia.

Unión inter­na­cio­nal

El pre­si­den­te de Fran­cia qui­so dar solem­ni­dad a la mani­fes­ta­ción de París invi­tan­do a ella a todo tipo de jefes de Esta­do y de gobierno.

Entre los que vinie­ron a la mani­fes­ta­ción de París pudi­mos ver a David Came­ron y Ben­ya­min Netan­yahu, cuyos paí­ses gozan de una cen­su­ra mili­tar omni­po­ten­te; al secre­ta­rio de Jus­ti­cia esta­dou­ni­den­se Eric Hol­der, cuyo país es tan aman­te de la liber­tad de pren­sa que ha bom­bar­dea­do y des­trui­do nume­ro­sas esta­cio­nes de tele­vi­sión, des­de la de Bel­gra­do –en la ex Yugos­la­via– has­ta las de Libia – ; al pri­mer minis­tro de Tur­quía, Ahmet Davu­to­glu, cuyo país prohí­be la cons­truc­ción de igle­sias cris­tia­nas (aun­que aho­ra pare­ce dis­pues­to a auto­ri­zar una). Y tam­po­co pode­mos olvi­dar que hace poco Netan­yahu feli­ci­ta­ba per­so­nal­men­te a los heri­dos de al-Qae­da que reci­ben cui­da­dos en hos­pi­ta­les israe­líes y que los paí­ses de Eric Hol­der, Ahmet Davu­to­glu y la Jor­da­nia rey Abda­llah reor­ga­ni­za­ron el Esta­do Islá­mi­co en enero de 2014.

¿Qué hacían enton­ces estos per­so­na­jes en París? En todo caso no esta­ban defen­dien­do la liber­tad de expre­sión ni la liber­tad de cul­to, que sus paí­ses com­ba­ten activamente.

La liber­tad de expresión

No fue­ron los polí­ti­cos los úni­cos que tra­ta­ron de mejo­rar su ima­gen exhi­bién­do­se en la mani­fes­ta­ción de París. Tam­bién lo hizo la pren­sa, que ve en Char­lie Heb­do un ejem­plo de la liber­tad que ella mis­ma piso­tea cons­tan­te­men­te con su per­ma­nen­te auto­cen­su­ra y mos­trán­do­se cada vez más soli­da­ria con los crí­me­nes que el gobierno come­te en el extranjero.

Es ver­dad que son nume­ro­sos los medios de pren­sa exis­ten­tes en Fran­cia. Pero tam­bién es cier­to que se tra­ta de una pren­sa extre­ma­da­men­te con­for­mis­ta y, por con­si­guien­te, nada plu­ra­lis­ta. Esto se refle­ja inclu­so en la una­ni­mi­dad de esa pren­sa al pre­sen­tar el sema­na­rio satí­ri­co ya que, al con­tra­rio de lo que afir­ma esa pren­sa, Char­lie Heb­do se opo­nía a la liber­tad de expre­sión cuan­do abo­ga­ba por la ile­ga­li­za­ción del Fren­te Nacio­nal o mili­ta­ba a favor de la cen­su­ra de internet.

En todo caso, no pode­mos más que rego­ci­jar­nos al ver la pren­sa reto­mar ¡por fin! la defen­sa de quie­nes son víc­ti­mas de ata­ques por lo que han dicho o escrito.

Sobre la pis­ta yihadista

Pro­si­guien­do su inves­ti­ga­ción tras la pis­ta equi­vo­ca­da, la pren­sa fran­ce­sa tra­za el per­fil de los terro­ris­tas y se olvi­da de tra­tar de encon­trar a los que les die­ron las órde­nes. Y nos dice, con la mayor serie­dad, que esta ola de aten­ta­dos se debe a una cola­bo­ra­ción entre al-Qae­da en Yemen y el Emi­ra­to Islá­mi­co, olvi­dan­do que esas dos orga­ni­za­cio­nes están en gue­rra entre sí des­de hace más de un año, una gue­rra feroz que ya cuen­ta más de 3 000 víc­ti­mas en ambos bandos.

Son por lo tan­to sor­pren­den­tes tales refe­ren­cias, y es pro­ba­ble que den­tro de poco apa­rez­ca algo –algún hecho o noti­cia– que vin­cu­le los hechos de París con Libia. En efec­to, si Fran­co­is Hollan­de sigue los pasos de Geor­ge W. Bush, bien pudie­ra deci­dir una inter­ven­ción en Yemen, a pesar de que algo así no sería de inte­rés para Fran­cia. En todo caso, el gene­ral Puga, jefe del esta­do mayor par­ti­cu­lar de Hollan­de, está pre­pa­ran­do actual­men­te una nue­va inter­ven­ción mili­tar en Libia.

Esta últi­ma sería un blan­co mucho más lógi­co ya que Fran­cia podría espe­rar obte­ner aho­ra los divi­den­dos que nun­ca lle­ga­ron en el momen­to de su pri­me­ra inter­ven­ción en Libia. Fran­cia cul­mi­na­ría así el pro­yec­to esta­dou­ni­den­se de redi­se­ño del «Medio Orien­te amplia­do», corres­pon­dien­te a lo publi­ca­do en el New York Times por la perio­dis­ta Robin Wright en sep­tiem­bre de 2013 [3], pro­yec­to que el Emi­ra­to Islá­mi­co ya está con­cre­tan­do en Irak y en Siria.

<:ver_imprimer:> <:recommander:recommander:> Facebook Twitter Delicious Seenthis Digg RSS

[1] La Orga­ni­za­ción del Ejér­ci­to Secre­to, OAS según sus siglas en fran­cés, fue crea­da en 1961 en el mar­co de la gue­rra sucia de Fran­cia con­tra el movi­mien­to de libe­ra­ción de Argelia.

[2] «¿Quién está detrás del aten­ta­do con­tra Char­lie Heb­do? », por Thierry Meys­san, Red Vol­tai­re, 8 de enero de 2015.

[3] “Ima­gi­ning a Remap­ped Midd­le East”, Robin Wright, The New York Times Sun­day Review, 28 de sep­tiem­bre de 2013.

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *