Aba­jo la comu­ni­dad inter­na­cio­nal del capi­tal- Borro­ka Garaia

La últi­ma vez que lo con­sul­té, Eus­kal Herria esta­ba bajo domi­nio del esta­do espa­ñol y fran­cés, no de Rusia, y obli­ga­da por tan­to a ser par­te de la OTAN y la UE. Y es bajo la super­vi­sión y empu­je de esa fuer­za trac­to­ra por la que aho­ra mis­mo se está masa­cran­do al pue­blo del este de Ucra­nia, bom­bar­dean­do pobla­ción civil y cau­san­do miles y miles de des­pla­za­dos. Si fue­ra la pri­me­ra vez que ocu­rre algo así podrían ser enten­di­bles las dudas pero sien­do par­te de una estra­te­gia polí­ti­co-mili­tar direc­ta o asi­mé­tri­ca glo­bal y sos­te­ni­da en el tiem­po, solo cabe enten­der que el dis­tan­cia­mien­to exis­ten­te es por la mis­ma razón que en un esta­do que opri­me a pue­blos, como por ejem­plo el espa­ñol, par­te de su cla­se tra­ba­ja­do­ra se sien­te apén­di­ce de su bur­gue­sía esta­tal y mira para otro lado ante la con­cul­ca­ción de dere­chos nacio­na­les. Algo así como echar­se las manos a la cabe­za por­que al cole­tas uni­ver­si­ta­rio le inten­tan rela­cio­nar con Herri­ra. Sin impor­tar que lo bási­co es la cri­mi­na­li­za­ción de Herri­ra. Será que, en el otro caso tam­bién, dema­sia­dos se sien­ten apén­di­ces del euro­im­pe­ria­lis­mo. ¿Aca­so no debe ser nues­tra prio­ri­dad denun­ciar a la UE y la OTAN, y salir­se de ellas aun­que Putín haga el pino tocán­do­se la nariz?

El este de Ucra­nia no es el úni­co lugar don­de están cayen­do chu­zos de pun­ta. Pales­ti­na vive una nue­va ofen­si­va mili­tar. Si es que se pue­de lla­mar nue­va a la eter­na domi­na­ción sio­nis­ta. El dis­cur­so jus­ti­fi­can­te de la supues­ta “repre­sa­lia” a accio­nes de la resis­ten­cia pales­ti­na esgri­mi­do por Israel está tan fue­ra de la reali­dad como afir­mar que el esta­do espa­ñol en polí­ti­ca peni­ten­cia­ria o en la repre­sión coti­dia­na actúa por ven­gan­za. Lo hace por­que al igual que en Pales­ti­na se vio­lan todos los días los dere­chos del pue­blo y el dere­cho a la exis­ten­cia nacional.

Hace dos déca­das dio ini­cio el pro­ce­so de paz entre Pales­ti­na e Israel. La indus­tria de la paz, la comu­ni­dad inter­na­cio­nal, y el mis­mo pue­blo pales­tino mira­ron con opti­mis­mo una eta­pa nue­va que se abría y las posi­bi­li­da­des de que los dere­chos con­cul­ca­dos por Israel fue­ran res­ti­tui­dos y los refu­gia­dos pudie­ran vol­ver a una Pales­ti­na libre. Las pro­me­sas de Israel y la comu­ni­dad inter­na­cio­nal no se hicie­ron espe­rar; en cin­co años se pon­dría fin a la ocu­pa­ción mili­tar, eva­cua­ción de las colo­nias ile­ga­les, libe­ra­ción de presos…

Lo cier­to es que el pro­ce­so de paz ha sido un gran cho­llo para Israel. A par­tir de su ini­cio reto­ma­ron rela­cio­nes diplo­má­ti­cas con nume­ro­sos paí­ses que las tenían para­das, la eco­no­mía flo­re­ció, reci­bió apo­yo finan­cie­ro inter­na­cio­nal, des­ac­ti­vó a la mayor par­te de la resis­ten­cia pales­ti­na, que aho­ra entre ella se ten­dría que vigi­lar, ya que los pales­ti­nos serían los encar­ga­dos de ofre­cer segu­ri­dad a su opre­sor y ocu­pan­te. Des­de Pales­ti­na se hizo un reco­no­ci­mien­to de Israel etc…

Sin embar­go para los pales­ti­nos no fue tan bueno. Las colo­nias lejos de eva­cuar­se se expan­die­ron, los pre­sos polí­ti­cos siguen en el mis­mo sitio, y la ocu­pa­ción mili­tar se man­tie­ne. Eco­nó­mi­ca­men­te la situa­ción es cada vez más insostenible.

Han pasa­do más de 20 años y Pales­ti­na está peor que enton­ces. Israel que­ría la paz, por supues­to que sí. Pero una paz para seguir man­te­nien­do la opre­sión sobre tie­rras palestinas.

La comu­ni­dad inter­na­cio­nal pide pacien­cia a Pales­ti­na, reto­mar nego­cia­cio­nes, pero Pales­ti­na ya ha vis­to a don­de le han lle­va­do. Una paz sin jus­ti­cia y sin liber­tad nacio­nal apun­ta­la la opresión.

Cuan­do bom­bar­dea­ron Ger­ni­ka y otras pobla­cio­nes vas­cas no apa­re­ció la ONU, ni la comu­ni­dad inter­na­cio­nal. Y si hubie­ra apa­re­ci­do, hubie­ra sido para pedir­nos la mis­ma pacien­cia que a los palestinos.

Ya va sien­do hora de empe­zar a cons­truir una ver­da­de­ra comu­ni­dad inter­na­cio­nal-ista de pue­blos y cla­se, que acom­pa­ñe y sea poder fác­ti­co en las luchas de libe­ra­ción, dejan­do atrás el ensi­mis­ma­mien­to con la comu­ni­dad inter­na­cio­nal del capi­tal, pues en ella no hay solu­ción. Ni para Pales­ti­na ni para Eus­kal Herria. Ya que en un caso como en otro, lo úni­co que pue­de lograr un cam­bio son medi­das de pre­sion inter­na­cio­na­lis­tas, des­in­ver­sio­nes o boi­cot has­ta jun­to a la lucha de los pue­blos hacer impo­si­ble la opresión.

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