A pie de tajo- Borro­ka Garaia

Hubo un tiem­po no muy lejano en el que sobre todo la juven­tud de mi pue­blo que esta­ba en paro si que­ría lograr un pues­to de tra­ba­jo tenía 100% de posi­bi­li­da­des de lograr­lo en un tiem­po rela­ti­va­men­te muy cor­to. Y todo ello sin nece­si­dad de acu­dir a nin­gu­na ins­ti­tu­ción, nin­gu­na lis­ta de paro ni mirar nin­gún anun­cio. El movi­mien­to popu­lar se encar­ga­ba de sumi­nis­trar­lo con efec­ti­vi­dad com­pro­ba­da. Eso sí que era una agen­cia de colocación.

El tema era bas­tan­te sen­ci­llo. Se pilla­ba el mapa del muni­ci­pio y como si fue­ra la gue­rra (que lo era) se iban seña­li­zan­do todas y cada una de las obras en acti­vo. Des­pués entra­ba en jue­go el glo­rio­so y selec­to gru­po de intelligentsia,que reco­pi­la­ba toda la infor­ma­ción escri­ta y no escri­ta sobre cada obra. Con esa infor­ma­ción que auna­ba todo tipo de irre­gu­la­ri­da­des, vacíos, fal­ta de segu­ri­dad, fal­ta de mano de obra del pro­pio pue­blo, con­di­cio­nes de tra­ba­jo dudo­sas, no cum­pli­mien­to de con­ve­nio y todo lo que se pudie­ra o pudie­se meter a la saca, se deci­día en ale­gre asam­blea cuan­ta gen­te iba a entrar a tra­ba­jar en cada obra determinada.

No había fallo en el aná­li­sis y en la gran mayo­ría de casos los patro­nes, res­pon­sa­bles y jefa­zos de las cons­truc­to­ras coin­ci­dían mate­má­ti­ca­men­te con el diag­nós­ti­co de la ale­gre asam­blea de para­dos y ama­ble­men­te acce­dían a fichar uno tras otro a los labo­rio­sos asam­blea­rios. ¡Para que lue­go algu­nos hablen de que no es posi­ble la con­ci­lia­ción de clases!

Aun­que bueno, para ser sin­ce­ros he omi­ti­do un peque­ño deta­lle no muy con­ci­lia­dor. Si había algu­na diver­gen­cia de opi­nio­nes (siem­pre es sano el deba­te) se entra­ba en un pro­ce­so nego­cia­dor que con­sis­tía en que la asam­blea para­ba la obra esti­lo herri harre­sia. Mano de san­to. Y no veas como se corría la voz. Pese a que se hicie­ron bas­tan­tes paro­nes de obra al final pare­cía que en el con­ve­nio de la cons­truc­ción en Biz­kaia se hubie­ra aña­di­do un ane­xo don­de pusie­ra que en nues­tro pue­blo los para­dos eran encar­ga­dos de ges­tio­nar y sumi­nis­trar curro. Y así era en la práctica.

Cier­ta­men­te era una épo­ca en nues­tro pue­blo y en muchos otros de auge del ladri­llo y obras por doquier. Pero había dos pegas. La pri­me­ra era obvia, bási­ca­men­te el tema esta­ba cen­tra­li­za­do en la cons­truc­ción y no abar­ca­ba más ámbi­tos y esfe­ras de tra­ba­jo. Lo que no estoy segu­ro es si se podría haber amplia­do a otros sec­to­res o esto tie­ne rela­ción direc­ta con lo que decían los anti­guos bar­bu­dos de que los que lle­van mar­ti­llo al cin­to están más cabrea­dos por natu­ra­le­za y por lo tan­to más suel­tos y resuel­tos lle­ga­da la ocasión.

En cual­quier caso el otro día anda­ban escan­da­li­za­dos en el cho­rreo espa­ñol por­que en Etxe­ba­rri los para­dos del barrio blo­quea­ron una obra ya que como bien dicen era la «úni­ca for­ma» de que la empre­sa que eje­cu­ta los tra­ba­jos «entra­se en razón» y cum­plie­ra su «pala­bra» de que iba a con­tra­tar a per­so­nas per­te­ne­cien­tes a la asam­blea. «Nos dije­ron que iban a emplear a dos miem­bros para hacer las ace­ras, pero pasa­ba el tiem­po y veía­mos que no nos lla­ma­ban. Se esta­ban rien­do de nosotros».

Tras el blo­queo ya han sido acep­ta­dos a tra­ba­jar mien­tras el alcal­de ha mos­tra­do su sor­pre­sa de que hayan sido acep­ta­dos ya que según él todo esta­ba en orden y debi­do cumplimiento.

No se sor­pren­da tan­to señor alcal­de por­que no hay nada en orden en este país y posi­ble­men­te un nue­vo ciclo y vuel­ta de tuer­ca a la acción direc­ta des­de las cosas más peque­ñas has­ta las más gran­des sea de lo mejor que le pue­da pasar a la cla­se tra­ba­ja­do­ra vasca.

La pena es que Juan­jo Bas­te­rra no lo podrá con­tar ya en las pági­nas de eco­no­mía del dia­rio Gara. Eske­rrik asko por haber esta­do tan­tos años a pie de tajo con los tuyos!

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