47 ani­ver­sa­rio de la crea­ción de las Fuer­zas Arma­das Revo­lu­cio­na­rias de Colom­bia-Ejér­ci­to del Pue­blo- Askapena

Artícu­lo de opi­nión escri­to por el diri­gen­te comu­nis­ta mexi­cano Pável Blan­co Cabre­ra con moti­vo del 47 ani­ver­sa­rio de las Fuer­zas Arma­das Revo­lu­cio­na­rias de Colom­bia-Ejér­ci­to del Pueblo. 

Que­re­mos recor­dar des­de Aska­pe­na la impor­tan­cia de la soli­da­ri­dad inter­na­cio­na­lis­ta y la denun­cia de la situa­ción en la que se encuen­tran más de 7.500 pre­sos polí­tí­cos, rehe­nes de un Esta­do «para­mi­li­tar» que es el res­pon­sa­ble de cien­tos de miles de des­apa­re­ci­dos y más de 6 millo­nes de refu­gia­dos internos.

«Es un vien­to huracanado/​que avan­za arremolinado/​destruyendo la maldad/​es el pue­blo alborotado/​con las armas en la mano/​res­pi­ran­do dig­ni­dad”. (Julián Conrado)

El 27 de Mayo es el ani­ver­sa­rio 47 de las Fuer­zas Arma­das Revo­lu­cio­na­rias de Colom­bia-Ejér­ci­to del Pue­blo, que por muchos años diri­gió el coman­dan­te Manuel Maru­lan­da, res­pon­sa­bi­li­dad que a su muer­te fue asu­mi­da por el coman­dan­te Alfon­so Cano.

Su irrup­ción fue una res­pues­ta a la vio­len­cia esta­tal con­tra los cam­pe­si­nos y tra­ba­ja­do­res agrí­co­las, que pri­me­ro como auto­de­fen­sa, fue adqui­rien­do for­ma y fuer­za para lle­gar a ser, al paso de los años, un ejér­ci­to del pue­blo. Con admi­ra­ción fue vis­ta por el gue­rri­lle­ro heroi­co, coman­dan­te Ernes­to Gue­va­ra, en sus días, al pasar revis­ta sobre las orga­ni­za­cio­nes revo­lu­cio­na­rias en Amé­ri­ca Latina.

La natu­ra­le­za insu­mi­sa de las FARC-EP, que devie­ne de un pro­gra­ma revo­lu­cio­na­rio que plan­tea el fin de la explo­ta­ción la ha lle­va­do a ser con­si­de­ra­da enemi­ga jura­da de la bur­gue­sía colom­bia­na y del impe­ria­lis­mo, que ya des­de los años 60 lan­za una tras otra ope­ra­cio­nes de exter­mi­nio para liqui­dar­la. Clin­ton, Bush y aho­ra Oba­ma tie­nen como asun­to estra­té­gi­co ani­qui­lar­la, y ope­ra­ción tras ope­ra­ción anun­cian su fin, el cual una y otra vez tam­bién es des­men­ti­do por la realidad.

Es ver­dad que la muer­te en com­ba­te de sus heroi­cos inte­gran­tes es un gol­pe, no solo para el pue­blo colom­biano, sino para todo revo­lu­cio­na­rio en el mun­do, sin embar­go su exis­ten­cia no depen­de de ello, sino de raí­ces pro­fun­das resul­ta­do de la explo­ta­ción capi­ta­lis­ta, del enri­que­ci­mien­to de la oli­gar­quía y de la pau­pe­ri­za­ción de la cla­se obre­ra y los tra­ba­ja­do­res del campo.

Quien conoz­ca un poco de la his­to­ria colom­bia­na con­tem­po­rá­nea encon­tra­ra que el camino de la lucha abier­ta y legal se topa una y otra vez con la repre­sión masi­va: la Unión Patrió­ti­ca, una con­ver­gen­cia de orga­ni­za­cio­nes revo­lu­cio­na­rias y demo­crá­ti­cas, entre ellas las FARC, en un inten­to de inser­tar­se en la lucha legal como resul­ta­do de un acuer­do polí­ti­co, no solo reci­bió un gran res­pal­do elec­to­ral de los tra­ba­ja­do­res, inte­lec­tua­les y masas popu­la­res, ade­más enfren­to una bru­tal res­pues­ta de la bur­gue­sía, en la que dos can­di­da­tos pre­si­den­cia­les ‑Jai­me Par­do y Ber­nar­do Jara­mi­llo- , el sena­dor Manuel Cepe­da, así como otros con­gre­sis­tas y alcal­des, ade­más de miles de mili­tan­tes, fue­ron asesinados.

En Colom­bia el ase­si­na­to polí­ti­co es el ejer­ci­cio coti­diano guber­na­men­tal para fre­nar la opo­si­ción. Cien­tos de sin­di­ca­lis­tas son ase­si­na­dos año tras año.

Con el impul­so del Plan Colom­bia, los EEUU no solo aumen­ta­ron la pre­sen­cia mili­tar y el apo­yo finan­cie­ro con­tra la insur­gen­cia, ade­más ava­la­ron el para­mi­li­ta­ris­mo- esa con­jun­ción de ban­das arma­das al ser­vi­cio de los terra­te­nien­tes y ricos con los car­te­les del nar­co­trá­fi­co- y la lle­ga­da al gobierno del para­mi­li­tar Uri­be. Y por enési­ma oca­sión fue anun­cia­do el fin de las FARC-EP.

Es una nece­si­dad para los mono­po­lios ter­mi­nar con esta resis­ten­cia de dimen­sión lati­no­ame­ri­ca­na. Es del cono­ci­mien­to que uno de los fac­to­res que fre­na­ron el ALCA, fue la exis­ten­cia de este ejér­ci­to del pue­blo, otro la Revo­lu­ción Cuba­na, otro la Vene­zue­la Boli­va­ria­na, y, por supues­to, el con­tun­den­te recha­zo de las masas en las calles movi­li­za­das. Las FARC for­man par­te del torren­te de lo que Rod­ney Aris­men­di lla­mó la Revo­lu­ción Continental.

Las FARC-EP con gran res­pal­do, con ini­cia­ti­va polí­ti­ca empe­za­ron a ganar sim­pa­tía para el reco­no­ci­mien­to como fuer­za beli­ge­ran­te, sta­tus tam­bién deman­da­do para la otra fuer­za rebel­de colom­bia­na, el ELN. Más allá de las fron­te­ras de su patria gana­ron la sim­pa­tía de orga­ni­za­cio­nes cla­sis­tas y popu­la­res, así como del movi­mien­to comu­nis­ta. En tan­to que la cri­mi­nal oli­gar­quía que­da­ba ais­la­da y en el des­pres­ti­gio. Pero los acon­te­ci­mien­tos del 11 de sep­tiem­bre en Nue­va York die­ron la coar­ta­da nece­sa­ria al imperialismo.

El anti­te­rro­ris­mo es en muchos casos una mani­fes­ta­ción del anti­co­mu­nis­mo. Con ese carác­ter se ata­ca a las FARC. En las últi­mas déca­das nin­gu­na otra orga­ni­za­ción reci­bió tan­tas calum­nias, tan­ta difa­ma­ción. Al igual que la máqui­na de pro­pa­gan­da hitle­ria­na las cade­nas de comu­ni­ca­ción en manos de unos cuan­tos gru­pos mono­po­lis­tas difun­de en la pren­sa escri­ta y elec­tró­ni­ca men­ti­ras sobre esta fuer­za revo­lu­cio­na­rias, repi­tien­do una y otra vez, has­ta la náu­sea, lo que el Depar­ta­men­to de Esta­do de los EEUU dic­ta. “Calum­nia que algo que­da”, dice el pue­blo, y bueno hay quie­nes ter­mi­nan por ceder y reblan­de­cen su posición.

En nom­bre de la tác­ti­ca (vie­ja coar­ta­da de los opor­tu­nis­tas) hacen con­ce­sio­nes de prin­ci­pios y reti­ran su soli­da­ri­dad, que es un fac­tor impor­tan­te; mas la fuer­za de un movi­mien­to real, de una orga­ni­za­ción implan­ta­da sobre su cla­se es prin­ci­pal­men­te inte­rior, la que ema­na de su vincu­lo con los intere­ses de cla­se que repre­sen­ta, y los que expre­sa­mos soli­da­ri­dad basa­da no en coyun­tu­ras, sino en el inter­na­cio­na­lis­mo pro­le­ta­rio con­tri­bui­mos con un gra­ni­to de are­na a que la ver­dad se abra paso, a que el pue­blo colom­biano a tra­vés de sus orga­ni­za­cio­nes revo­lu­cio­na­rias pue­da eman­ci­par­se y cons­truir una vida mejor.

Pasa­mos lis­ta en este día para feli­ci­tar al pue­blo colom­biano y a su heroi­ca insur­gen­cia, recor­dan­do con ale­gría a Manuel Maru­lan­da, Jaco­bo Are­nas, Raúl Reyes, Jor­ge Bri­ce­ño, el Mono Jojoy, a Ivan Ríos, a los hom­bres y muje­res que abne­ga­da­men­te entre­gan su vida por la feli­ci­dad del pue­blo. Que nadie se equi­vo­que, los revo­lu­cio­na­rios, y entre ellos los mili­tan­tes del PCM, lucha­mos aten­dien­do a con­di­cio­nes con­cre­tas, con méto­dos que se corres­pon­dan con nues­tras reali­da­des, pero sin rega­tear jamás la soli­da­ri­dad internacionalista.

Méxi­co, DF, a 26 de Mayo del 2011

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