Un cam­bio estra­té­gi­co: Chi­na y la polí­ti­ca de los «tres anillos»

Intro­duc­ción

Des­de el cam­bio en las rela­cio­nes de Chi­na con los Esta­dos Uni­dos a par­tir de 2018, la situa­ción mun­dial ha esta­do en cri­sis y las «teo­rías de des­aco­pla­mien­to» se han vuel­to popu­la­res en el país y en el extran­je­ro. Y aho­ra con el con­flic­to entre Rusia y Ucra­nia, la situa­ción inter­na­cio­nal se ha vuel­to cla­ra­men­te beli­ge­ran­te, en los dos últi­mos meses Esta­dos Uni­dos ha deci­di­do apun­tar sus dar­dos con­tra Chi­na tan­to en los asun­tos inter­nos como los externos.

Aun­que muchas per­so­nas opi­nan que la glo­ba­li­za­ción es irre­ver­si­ble y no creen que lle­ga­rá el día de des­vin­cu­la­ción total, ¿cómo habrá que res­pon­der si se pro­du­ce una des­vin­cu­la­ción en un futu­ro cercano?

Este artícu­lo argu­men­ta que el con­flic­to Rusia-Ucra­nia es un hito impor­tan­te en el fin de la glo­ba­li­za­ción lide­ra­da por Esta­dos Uni­dos, lo que sig­ni­fi­ca que Chi­na ya no tie­ne el entorno de desa­rro­llo externo pací­fi­co del que ha dis­fru­ta­do duran­te los últi­mos 40 años.

En el futu­ro Chi­na ten­drá que impul­sar un nue­vo sis­te­ma glo­bal, un sis­te­ma inter­na­cio­nal de «tres ani­llos» que garan­ti­ce la segu­ri­dad y el desa­rro­llo nacio­nal: el pri­mer ani­llo son los paí­ses veci­nos en Asia Orien­tal, Asia Cen­tral y Orien­te Medio, con los que Chi­na ha for­ma­do una estre­cha divi­sión indus­trial del tra­ba­jo y de los cua­les obtie­ne un sumi­nis­tro de ener­gía esta­ble y una barre­ra de segu­ri­dad fiable.

El segun­do ani­llo son los paí­ses en desa­rro­llo de Asia, Áfri­ca y Amé­ri­ca Lati­na, con los que Chi­na inter­cam­bia mate­rias pri­mas, bie­nes indus­tria­les y debe ayu­dar a su desa­rro­llo; el ter­cer ani­llo se extien­de a los paí­ses indus­tria­li­za­dos tra­di­cio­na­les; Euro­pa y Esta­dos Unidos.

La cri­sis en Ucrania

La «ope­ra­ción mili­tar espe­cial» de Rusia con­tra Ucra­nia, y la con­si­guien­te con­fron­ta­ción a gran esca­la entre Occi­den­te y Rusia, es un hito en el final de la marea de glo­ba­li­za­ción que ha esta­do en mar­cha des­de la déca­da de 1980. Hoy Esta­dos Uni­dos man­tie­ne a sus alia­dos como rehe­nes impo­nien­do san­cio­nes leta­les a Rusia y obli­gan­do al res­to del mun­do a ele­gir entre Occi­den­te y Rusia, lo que ha lle­va­do a una repe­ti­ción de la mor­tí­fe­ra lucha de hace un siglo y plan­tea un gran desa­fío para China.

El «fin de la glo­ba­li­za­ción» ha deja­do a Chi­na sin el entorno de desa­rro­llo externo que ha teni­do duran­te las últi­mas cua­tro déca­das, y es pro­ba­ble que en el futu­ro se inten­si­fi­que la pre­sión de Esta­dos Uni­dos para recons­truir su domi­na­ción del sis­te­ma inter­na­cio­nal y «des­aco­plar­se» de Chi­na y Rusia.

En los trein­ta años des­de el colap­so de la Unión Sovié­ti­ca, Rusia ha pasa­do de un acer­ca­mien­to ini­cial con los Esta­dos Uni­dos y Occi­den­te, a un ale­ja­mien­to gra­dual, y final­men­te a una impla­ca­ble con­fron­ta­ción, que sub­ra­ya los lími­tes polí­ti­cos de la globalización.

El mun­do actual se carac­te­ri­za por un cam­bio de paradigma

Con­tra­ria­men­te a una idea román­ti­ca de coope­ra­ción crea­da por occi­den­te, la glo­ba­li­za­ción favo­re­ció ini­cial­men­te a la hege­mo­nía esta­dou­ni­den­se, los hizo en par­te sir­vien­do al pro­pó­si­to de des­man­te­lar la Unión Sovié­ti­ca y al cam­po socia­lis­ta, y tam­bién aumen­tan­do las des­igual­da­des entre los paí­ses desa­rro­lla­dos y los paí­ses «del ter­cer mundo».

Como aho­ra la glo­ba­li­za­ción ame­na­za las ven­ta­jas de poder obte­ni­das por Esta­dos Uni­dos, el pro­ce­so será inevi­ta­ble­men­te «rever­ti­do», por este país otro­ra hege­mó­ni­co, y el camino para esta com­ple­ja ope­ra­ción ya está. El pro­ce­so glo­ba­li­za­dor de las últi­mas déca­das y la bús­que­da de domi­nio esta­dou­ni­den­se son las dos caras de la mis­ma mone­da, y se con­di­cio­nan y refuer­zan mutuamente.

La «ope­ra­ción mili­tar espe­cial» de Rusia en Ucra­nia ha des­nu­da­do la polí­ti­ca de domi­na­ción occi­den­tal y ha pues­to fin a la glo­ba­li­za­ción lide­ra­da por Esta­dos Unidos.

La expan­sión de la OTAN hacia el este es la razón prin­ci­pal de la ini­cia­ti­va de Rusia. A pri­me­ra vis­ta pare­cie­ra ser un pro­ble­ma de segu­ri­dad, pero, de hecho, tam­bién, es un pro­ble­ma eco­nó­mi­co. La peri­fe­ri­za­ción de la Unión Sovié­ti­ca en el sis­te­ma glo­bal es el obje­ti­vo del pro­ce­so glo­ba­li­za­dor ini­cia­do por Esta­dos Uni­dos, y la inten­ción de Rusia de usar la glo­ba­li­za­ción para lograr el rena­ci­mien­to nacio­nal y con­ver­tir­se en un Esta­do cen­tral va en con­tra de la lógi­ca del pro­ce­so globalizador.

En Rusia, el inte­rés del capi­tal glo­bal, espe­cial­men­te del capi­tal finan­cie­ro, se cen­tra en la ener­gía, los ali­men­tos y los mine­ra­les, que son las áreas en las que el capi­tal finan­cie­ro pue­de obte­ner gran­des ganan­cias. Pero, des­de que Putin asu­me el poder, Rusia ha for­ta­le­ci­do el con­trol sobre sus indus­trias cla­ves (cru­cia­les para la segu­ri­dad nacio­nal) y sobre los medios de sub­sis­ten­cia básicos.

Rusia ade­más está com­pro­me­ti­da con la cons­truc­ción de la Unión Eco­nó­mi­ca Euro­asiá­ti­ca y la con­fi­gu­ra­ción de un espa­cio de desa­rro­llo eco­nó­mi­co que sea digno, algo que no agra­da al capi­tal externo.

La expan­sión de la OTAN hacia el Este es una mani­fes­ta­ción de la polí­ti­ca del capi­tal para lograr la expan­sión de su mer­ca­do, expri­mien­do el espa­cio de desa­rro­llo de Rusia e inten­si­fi­can­do la peri­fe­ri­za­ción de ese país. Esto es lo que la eli­te pro-occi­den­tal rusa no quie­re ver.

Por tan­to, si Rusia no daba una res­pues­ta efec­ti­va, se iba a trans­for­mar, aún más, en un pro­vee­dor de pro­duc­tos pri­ma­rios, per­dien­do su capa­ci­dad de par­ti­ci­par en la polí­ti­ca de las gran­des poten­cias e inclu­so tenien­do una cri­sis interna.

La expan­sión de la OTAN hacia el Este y las actua­les san­cio­nes occidentales

Des­pués del final de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, el sis­te­ma colo­nial euro­peo se derrum­bó gra­dual­men­te y la regla explí­ci­ta del orden inter­na­cio­nal des­de la segun­da mitad del siglo XX se cen­tró en las Nacio­nes Uni­das y el dere­cho inter­na­cio­nal, que encar­na­ba el prin­ci­pio de la igual­dad sobe­ra­na de todos Estados.

Sin embar­go, el orden inter­na­cio­nal jerár­qui­co cen­tro-peri­fe­ria, bajo el sis­te­ma colo­nial euro­peo, real­men­te no ha des­apa­re­ci­do, sino que ha con­ti­nua­do con reglas suti­les y un orden ocul­to. Y aun­que las rela­cio­nes de poder jerár­qui­co del pasa­do ya no exis­ten, estas han sido reem­pla­za­do por un orden inter­na­cio­nal «común pero dife­ren­cia­do», es decir, todos los paí­ses son sobe­ra­nos e igua­les solo que… en las apariencias.

En otras pala­bras, todos los Esta­dos son sobe­ra­nos e igua­les, pero en la prác­ti­ca exis­ten gran­des dife­ren­cias en el ejer­ci­cio del poder. El «orden basa­do en reglas» es la prin­ci­pal expre­sión de este orden, un «orden» en que todos los paí­ses están obli­ga­dos a seguir las mis­mas reglas, pero estas reglas no se basan en las Nacio­nes Uni­das, ni en el dere­cho inter­na­cio­nal, sino en el poder de Esta­dos Uni­dos y de los paí­ses occidentales.

La hege­mo­nía esta­dou­ni­den­se des­de la pos­gue­rra y con el G‑7 ya esta­ble­ci­do –a fines de la déca­da de 1970– son dos de las prin­ci­pa­les mani­fes­ta­cio­nes del orden glo­bal cen­tro-peri­fe­ria con­tem­po­rá­neo. La reu­nión anual del G‑7 dis­cu­te no solo los asun­tos de sie­te paí­ses, sino tam­bién los asun­tos del mun­do ente­ro; nego­cian y lue­go pro­mue­ven la trans­for­ma­ción de las reglas globales.

El «orden basa­do en reglas» es en reali­dad «un orden basa­do en las reglas esta­ble­ci­das por Occi­den­te», y lógi­ca­men­te es cla­ve quién hace las reglas. En un sis­te­ma glo­bal de divi­sión del tra­ba­jo, la crea­ción de reglas, la ofer­ta mone­ta­ria y la pro­duc­ción de bie­nes indus­tria­les son el nego­cio de unos pocos paí­ses del cen­tro capitalista.

Aho­ra, si otros paí­ses deci­den cam­biar este orden, inevi­ta­ble­men­te debe­rían des­man­te­lar la posi­ción domi­nan­te de los paí­ses del G7, que son los que tie­nen el domi­nio mone­ta­rio y nor­ma­ti­vo y man­tie­nen la supe­rio­ri­dad tec­no­ló­gi­ca con los dere­chos de pro­pie­dad intelectual.

El ines­pe­ra­do cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co de Chi­na en las últi­mas déca­das ha alte­ra­do el orden inter­na­cio­nal cen­tro-peri­fe­ria de la pos­gue­rra y ha ame­na­za­do las reglas táci­tas cen­tra­das en los paí­ses occi­den­ta­les. La razón prin­ci­pal de esto es que el desa­rro­llo de Chi­na ha toca­do «el que­so» de Esta­dos Uni­dos y de otros paí­ses occi­den­ta­les, que nun­ca ima­gi­na­ron que la Repu­bli­ca Popu­lar Chi­na tam­bién podría «ocu­par par­te del cen­tro del escenario».

La expan­sión de la OTAN hacia el Este o la elec­ción de «Chi­na como obje­ti­vo de las accio­nes puni­ti­vas de los Esta­dos Uni­dos», está refle­jan­do que Occi­den­te quie­ren man­te­ner y for­ta­le­cer su pro­pia ven­ta­ja de poder. El con­flic­to Rusia-Ucra­nia y las impla­ca­bles san­cio­nes de Occi­den­te con­tra Rusia resal­tan aún más el hecho de que la mayo­ría de los paí­ses del mun­do están en el «cam­po» de la peri­fe­ria, mien­tras que unos pocos están en el «cen­tro de la ciu­dad», y Esta­dos Uni­dos está el «cen­tro del cen­tro global».

El «cen­tro urbano», no quie­re ente­rar­se del pro­gre­so de lo «peri­fé­ri­co»

En esta ron­da de glo­ba­li­za­ción, Chi­na, con su fuer­te cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co y aumen­to del poder nacio­nal, ha mos­tra­do una ten­den­cia a pasar de las áreas «rura­les» a las «urba­nas». Al con­tra­rio, la glo­ba­li­za­ción, de los paí­ses cen­tra­les del capi­tal han exhi­bi­do los lími­tes del orden inter­na­cio­nal de la posguerra.

El hecho de que Chi­na se haya con­ver­ti­do en «un gran cen­tro urbano» debi­do a su poder esta­tal es into­le­ra­ble para Occi­den­te. De hecho, Chi­na y Rusia se han con­ver­ti­do en obs­tácu­los para que los «cen­tros urba­nos occidentales».

Recor­de­mos por un momen­to el pri­mer artícu­lo de las Obras Esco­gi­das de Mao Zedong, «Aná­li­sis de las cla­ses en la socie­dad chi­na». En ese tra­ba­jo Mao nos plan­tea la siguien­te pre­gun­ta: «¿Quié­nes son nues­tros enemi­gos? ¿Quié­nes son nues­tros ami­gos? Esta cues­tión es la cues­tión prin­ci­pal de la revolución».

Duran­te los últi­mos 40 años, Chi­na ha lle­va­do a cabo una polí­ti­ca de «refor­ma y aper­tu­ra», y en los últi­mos años ha ini­cia­do la cons­truc­ción de una comu­ni­dad de des­tino humano. En sus inter­cam­bios inter­na­cio­na­les, ya no enfa­ti­za deli­be­ra­da­men­te la dis­tin­ción entre enemi­gos y ami­gos, sino que espe­ra pro­mo­ver «la belle­za y la comunidad».

Pero, ¿pode­mos lograr una «comu­ni­dad o man­co­mu­ni­dad inter­na­cio­nal»? Hoy pare­ce difí­cil, que el mun­do pue­de lograr este tipo de «man­co­mu­ni­dad». Este ideal no está deter­mi­na­do por el deseo de China.

Con los paí­ses occi­den­ta­les lide­ra­dos por Esta­dos Uni­dos dis­pues­tos a una con­fron­ta­ción a gran esca­la con Rusia y Chi­na, el mun­do con­tem­po­rá­neo ya no pue­de ser con­si­de­ra­do mecá­ni­ca­men­te como un lugar de «paz y desa­rro­llo». Lo cier­to es que la reali­dad nos impo­ne seria­men­te con­si­de­rar la «com­pe­ten­cia» o inclu­so la «gue­rra». Y como no se pue­de des­car­tar la gue­rra, ya no es posi­ble lograr un desa­rro­llo en un sis­te­ma glo­ba­li­za­do domi­na­do por los paí­ses occidentales.

Por tan­to, Chi­na tie­ne que repen­sar la «pre­gun­ta prin­ci­pal» en sus rela­cio­nes exte­rio­res: ¿quié­nes son los posi­bles socios de Chi­na aho­ra y en el futu­ro, y quié­nes son los socios que Chi­na no pue­de atraer?

Las cosas se jun­tan en gru­pos y las per­so­nas se divi­den en gru­pos. Lo mis­mo es cier­to para los paí­ses. Los paí­ses con expe­rien­cias y aspi­ra­cio­nes simi­la­res tie­nen más pro­ba­bi­li­da­des de esta­ble­cer rela­cio­nes de coope­ra­ción duraderas.

La unión de los paí­ses en desarrollo

En las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les con­tem­po­rá­neas pode­mos dis­tin­guir estas dife­ren­cias: los paí­ses occi­den­ta­les fren­te a los no occi­den­ta­les, los paí­ses desa­rro­lla­dos fren­te a los paí­ses en desa­rro­llo y los paí­ses del Nor­te fren­te a los paí­ses del Sur. Estas son dis­tin­cio­nes comu­nes entre tipos de paí­ses, sien­do los paí­ses desa­rro­lla­dos y los paí­ses del Nor­te en su mayo­ría paí­ses occi­den­ta­les y los paí­ses del Sur y paí­ses en desa­rro­llo paí­ses no occidentales.

A dife­ren­cia de las dis­tin­cio­nes entre paí­ses desa­rro­lla­dos y paí­ses en desa­rro­llo y paí­ses del Nor­te y del Sur, que son de natu­ra­le­za eco­nó­mi­ca, las dis­tin­cio­nes entre paí­ses occi­den­ta­les y no occi­den­ta­les apun­tan a dimen­sio­nes polí­ti­cas y cul­tu­ra­les, lo que impli­ca rela­cio­nes de poder globales.

A par­tir del siglo XIX, el mun­do expe­ri­men­tó una «trans­for­ma­ción glo­bal»: el ante­rior «mun­do plu­ra­lis­ta y sin cen­tro» fue des­pla­za­do a un sis­te­ma glo­bal «cen­tro- peri­fe­ria» alta­men­te inter­co­nec­ta­do y jerár­qui­co. El «impe­ria­lis­mo» de fina­les del siglo XIX –y la era revo­lu­cio­na­ria de la pri­me­ra mitad del siglo XX– carac­te­ri­za­ron este orden «cen­tro-peri­fe­ria», del cual el Occi­den­te era el centro.

El impe­ria­lis­mo y la glo­ba­li­za­ción des­de media­dos y fina­les del siglo XIX has­ta prin­ci­pios del siglo XX fue­ron dos caras de la mis­ma mone­da: el impe­ria­lis­mo vino con la glo­ba­li­za­ción, y la glo­ba­li­za­ción for­ta­le­ció al impe­ria­lis­mo, este pro­ce­so impe­rial cons­tru­yó una «jau­la de hie­rro» para los paí­ses en la peri­fe­ria, de la que era muy difí­cil escapar.

Los paí­ses occi­den­ta­les eran el cen­tro del sis­te­ma glo­bal y de este lugar vino pri­me­ro el impe­ria­lis­mo euro­peo con su «orden colo­nial» y pos­te­rior­men­te la hege­mo­nía esta­dou­ni­den­se: Al mis­mo tiem­po, muchas de las revo­lu­cio­nes de la épo­ca moder­na, inclui­dos los movi­mien­tos anti­co­lo­nia­les, tuvie­ron como obje­ti­vo rom­per esta estruc­tu­ra de poder cen­tro-peri­fe­ria por des­igual e injusta.

En la estruc­tu­ra de poder cen­tro-peri­fe­ria, los Esta­dos del cen­tro impi­die­ron el pro­gre­so de los Esta­dos peri­fé­ri­cos y no pue­den, por defi­ni­ción, ofre­cer tra­tos en pie de igual­dad con estos Esta­dos. La revo­lu­ción chi­na que dio sus pri­me­ro pasos en la pri­me­ra mitad del siglo XX y se con­so­li­dó en la segun­da mitad de ese siglo tuvo el apo­yo y la soli­da­ri­dad de las fuer­zas polí­ti­cas anti­co­lo­nia­les de la peri­fe­ria del sis­te­ma global.

La red de la Inter­na­cio­nal Comu­nis­ta, en la que par­ti­ci­pa­ba el Par­ti­do Comu­nis­ta Chino, for­mo una alian­za con las fuer­zas que se opo­nían al régi­men colo­ni­za­dor y opre­sor de la épo­ca; en la gue­rra con­tra Japón, los comu­nis­tas chi­nos par­ti­ci­pa­ron en la gue­rra mun­dial con­tra el fas­cis­mo y con­ti­nua­ron con la lucha anti­im­pe­ria­lis­ta exi­gien­do la abo­li­ción de los «dere­chos» des­igua­les impues­tos por los paí­ses occidentales.

Vol­ver a Bandung

Des­pués de la fun­da­ción de la Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na en 1949, Chi­na otor­gó gran impor­tan­cia a la coope­ra­ción con los paí­ses del «Ter­cer Mun­do» y apo­yó el movi­mien­to anti­co­lo­nial y la cons­truc­ción sobe­ra­na de nacio­nes inde­pen­dien­tes en Asia, Áfri­ca y Amé­ri­ca Latina.

En la Con­fe­ren­cia de Ban­dung en 1955 los Cin­co Prin­ci­pios de la Coexis­ten­cia Pací­fi­ca pro­pues­tos por Chi­na se con­vir­tie­ron en la base de la Coope­ra­ción Chi­na con el mun­do de la peri­fe­ria. Con el tiem­po esta polí­ti­ca favo­re­ció el desa­rro­llo de un círcu­lo vir­tuo­so en las rela­cio­nes entre Chi­na y los paí­ses asiá­ti­cos, afri­ca­nos y lati­no­ame­ri­ca­nos. De hecho, con el apo­yo y la coope­ra­ción de estos últi­mos paí­ses, Chi­na ingre­só a las Nacio­nes Uni­das en 1971 y se con­vir­tió en miem­bro per­ma­nen­te del Con­se­jo de Seguridad.

La soli­da­ri­dad y asis­ten­cia mutua de Chi­na con los paí­ses asiá­ti­cos, afri­ca­nos y lati­no­ame­ri­ca­nos en su resis­ten­cia al domi­nio colo­nial y en la cons­truc­ción nacio­nal es una carac­te­rís­ti­ca cla­ve del mul­ti­la­te­ra­lis­mo chino. A saber; la prio­ri­dad otor­ga­da a la coope­ra­ción con los paí­ses en desa­rro­llo no occi­den­ta­les y el res­pal­do efec­ti­vo a la resis­ten­cia con­jun­ta con­tra un orden inter­na­cio­nal des­igual e injusto.

Con una diplo­ma­cia que pri­vi­le­gió a los paí­ses en desa­rro­llo no occi­den­ta­les, Chi­na no exclu­yó las rela­cio­nes amis­to­sas y coope­ra­ti­vas con paí­ses occi­den­ta­les desa­rro­lla­dos y otras gran­des poten­cias. En estas inter­ac­cio­nes con los paí­ses del cen­tro la Repu­bli­ca Popu­lar Chi­na siem­pre con­si­de­ro nece­sa­rio que sus rela­cio­nes con occi­den­te debe­rían esta­ble­cer­se en con­di­cio­nes de inde­pen­den­cia, igual­dad, reci­pro­ci­dad y sin rela­cio­nes de jerar­quía en las rela­cio­nes internacionales.

Des­de la pers­pec­ti­va de los paí­ses del cen­tro, su coope­ra­ción con Chi­na siem­pre ha teni­do un techo, Chi­na no debe desa­fiar la estruc­tu­ra de poder mun­dial cen­tra­da en los paí­ses occi­den­ta­les. Por tan­to, cuan­do algu­na de estas pre­mi­sas cam­bie, será muy difí­cil para Chi­na, como país en desa­rro­llo, con­ti­nuar man­te­nien­do rela­cio­nes de coope­ra­ción pro­fun­das con los paí­ses occi­den­ta­les, espe­cial­men­te en el cam­po de la polí­ti­ca internacional.

Duran­te las últi­mas cua­tro déca­das, Chi­na ha aban­do­nó las dife­ren­cias ideo­ló­gi­cas y evi­tó los con­flic­tos con los dife­ren­tes sis­te­mas de gobier­nos nacio­na­les, y se com­pro­me­tió a coope­rar sin dis­tin­gos con todos los paí­ses, for­man­do gra­dual­men­te un patrón de rela­cio­nes exte­rio­res en el que «aun­que las gran­des poten­cias son cla­ve, la peri­fe­ria es pri­mor­dial, los paí­ses en desa­rro­llo son fun­da­men­ta­les, y el mul­ti­la­te­ra­lis­mo es una eta­pa insoslayable».

Sin embar­go, este patrón ha encon­tra­do muchos obs­tácu­los cuan­do esta lle­gan­do «el momen­to del fin de la glo­ba­li­za­ción». Es poco pro­ba­ble que el «des­aco­pla­mien­to» de la eco­no­mía, la tec­no­lo­gía, el cono­ci­mien­to y las rela­cio­nes polí­ti­cas ini­cia­do por Esta­dos Uni­dos (con la ayu­da de otros paí­ses occi­den­ta­les) de un paso atrás. La gue­rra entre Rusia y Ucra­nia, pro­vo­ca­ran que el «des­aco­pla­mien­to» se intensifique.

Des­de la fun­da­ción de la Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na, el país ha vivi­do varios cam­bios en su polí­ti­ca diplo­má­ti­ca en res­pues­ta a la situa­ción impe­ran­te de cada momen­to his­tó­ri­co. Pri­me­ro, fue el enfo­que de «una línea, una gran área», más tar­de la polí­ti­ca de «los tres mun­dos» y des­de 1978 «la refor­ma y la aper­tu­ra» que se cen­tró en la coope­ra­ción con los paí­ses occidentales.

En este momen­to de «cam­bios sin pre­ce­den­tes», los paí­ses occi­den­ta­les están mos­tran­do inten­cio­nes cada vez más fuer­tes de supri­mir a las nacio­nes que sean sus posi­bles reta­do­res, espe­cial­men­te des­pués del esta­lli­do de la gue­rra entre Rusia y Ucrania.

Con Ucra­nia, Esta­dos Uni­dos y Euro­pa han pues­to de mani­fies­to su deci­sión de ate­na­zar a los paí­ses no occi­den­ta­les en todos los fren­tes. Esta deri­va se ha con­ver­ti­do en una polí­ti­ca estra­té­gi­ca de Occi­den­te en las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les duran­te mucho tiempo.

Chi­na debe estar muy aler­ta por­que las san­cio­nes omni­po­ten­tes y las tác­ti­cas repre­si­vas de Occi­den­te con­tra Rusia se apli­ca­rán a Chi­na en el futu­ro. Por esta razón, es urgen­te reexa­mi­nar la polí­ti­ca ante­rior de Chi­na, ajus­tar el patrón espa­cial de sus rela­cio­nes exte­rio­res y for­ta­le­cer la coope­ra­ción con los paí­ses en desa­rro­llo no occi­den­ta­les, para crear un nue­vo entorno inter­na­cio­nal pro­pi­cio para sal­va­guar­dar la segu­ri­dad nacio­nal de Chi­na y su desa­rro­llo a lar­go plazo.

Los tres mun­dos y los tres anillos

En 1974, Mao Zedong pro­pu­so la divi­sión de los «tres mun­dos» e hizo un aná­li­sis de los tres tipos de paí­ses que había en el mun­do y la for­ma en que Chi­na podía inter­ac­tuar con ellos, sien­do los paí­ses en desa­rro­llo del «ter­cer mun­do» el obje­ti­vo prin­ci­pal de las rela­cio­nes de Chi­na, como país inte­gran­te del «ter­cer mundo».

El gobierno y el pue­blo chi­nos apo­ya­ron fir­me­men­te la lucha jus­ta de todos los pue­blos y nacio­nes opri­mi­das. La teo­ría de los «tres mun­dos» era la expre­sión polí­ti­ca de la expe­rien­cia pre­via del pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio. En su dise­ño se espe­ci­fi­có la prio­ri­dad espa­cial de las rela­cio­nes exte­rio­res de Chi­na. Fue la guía ideo­ló­gi­ca para la par­ti­ci­pa­ción de Chi­na en la coope­ra­ción Sur-Sur, y hoy nos ofre­ce una fuer­te ins­pi­ra­ción para que Chi­na recom­pon­ga esta prio­ri­dad en sus actua­les rela­cio­nes internacionales.

En com­pa­ra­ción con el énfa­sis de coope­ra­ción con los paí­ses occi­den­ta­les polí­ti­ca apli­ca­da con «la refor­ma y la aper­tu­ra», Chi­na aho­ra ten­drá que dar impor­tan­cia a la pro­mo­ción de la coope­ra­ción Sur-Sur. Por tan­to, el desa­rro­llo de los acuer­dos estra­té­gi­cos de Chi­na debe­rá cen­trar­se prin­ci­pal­men­te en pro­mo­ver la cons­truc­ción de un nue­vo sis­te­ma glo­bal basa­do en Asia y la región cir­cun­dan­te duran­te bas­tan­te tiempo.

Un nue­vos sis­te­ma inter­na­cio­nal en marcha

El resul­ta­do final será la for­ma­ción de un sis­te­ma inter­na­cio­nal de «tres ani­llos» que garan­ti­ce la segu­ri­dad y el desa­rro­llo nacio­nal de China:

El pri­mer ani­llo son los paí­ses veci­nos de Chi­na en Asia Orien­tal, Asia Cen­tral y Medio Orien­te. En Asia Orien­tal, Chi­na está conec­ta­da por los recur­sos finan­cie­ros ha for­ma­do una estre­cha divi­sión del tra­ba­jo con los paí­ses de esta región. En Asia Cen­tral y Medio Orien­te esta­mos conec­ta­dos con los recur­sos del mun­do. Chi­na tie­ne que depen­der de los paí­ses de esa región para obte­ner sumi­nis­tro de ener­gía esta­ble y una barre­ra de segu­ri­dad confiable.

El segun­do ani­llo es la gran can­ti­dad de paí­ses en desa­rro­llo de Asia, Áfri­ca y Amé­ri­ca Lati­na, con los que Chi­na inter­cam­bia mate­rias pri­mas y pro­duc­tos indus­tria­les. La ayu­da exte­rior de Chi­na debe diri­gir­se prin­ci­pal­men­te a estos países.

El ter­cer ani­llo se extien­de a los paí­ses indus­tria­li­za­dos tra­di­cio­na­les, prin­ci­pal­men­te Euro­pa y Esta­dos Uni­dos, con los que Chi­na inter­cam­bia pro­duc­tos indus­tria­les, tec­no­lo­gía y conocimientos.

Esta estruc­tu­ra de los «tres ani­llos» se debe­rá uti­li­za para prio­ri­zar y redi­ri­gir los con­tac­tos con el exte­rior y para rede­fi­nir la direc­ción y el con­te­ni­do de las rela­cio­nes internacionales.

La pri­me­ra cla­ve para la cons­truc­ción del sis­te­ma inter­na­cio­nal de los «nue­vos tres ani­llos» está en el «pri­mer ani­llo», es decir, los dos lados de Asia: uno es Asia Orien­tal, la otra es Asia Cen­tral y Medio Orien­te. Para impul­sar aún más el pro­ce­so de inte­gra­ción eco­nó­mi­ca en el Este de Asia y for­ta­le­cer el víncu­lo con Asia Cen­tral y Medio Orien­te, es nece­sa­rio enri­que­cer los temas de inter­ac­ción con los paí­ses asiá­ti­cos como requi­si­to previo.

En los últi­mos años, Chi­na se ha dedi­ca­do a pro­mo­ver la diplo­ma­cia eco­nó­mi­ca con otros paí­ses y ha pro­mo­vi­do fuer­te­men­te la inte­gra­ción eco­nó­mi­ca de Asia orien­tal y la coope­ra­ción eco­nó­mi­ca con muchos paí­ses asiá­ti­cos. El últi­mo avan­ce en la inte­gra­ción eco­nó­mi­ca de Asia Orien­tal nos ha lle­va­do a la cons­truc­ción de la Aso­cia­ción Eco­nó­mi­ca Inte­gral Regio­nal (RCEP) que entró en vigor el 1 de enero de 2022.

Sin embar­go, los inter­cam­bios eco­nó­mi­cos entre los paí­ses de Asia orien­tal se han vis­to cada vez más afec­ta­dos por fuer­zas extra­te­rri­to­ria­les y fac­to­res de segu­ri­dad en los últi­mos años. Las dispu­tas sobre los dere­chos marí­ti­mos en el Mar de Chi­na Meri­dio­nal y la estra­te­gia de «Indo-Pací­fi­co» de Esta­dos Uni­dos han agre­ga­do incer­ti­dum­bre al pro­ce­so de inte­gra­ción eco­nó­mi­ca de Asia Oriental.

Chi­na debe salir de su ante­rior «supre­ma­cía del PIB» en las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les, y pres­tar aten­ción a los pro­ble­mas polí­ti­cos y de segu­ri­dad. Dicho de otra mane­ra, debe­mos pro­mo­ver una mayor coope­ra­ción en mate­ria de segu­ri­dad entre los paí­ses asiá­ti­cos para evi­tar que los pro­ble­mas de Asia sean explo­ta­dos por fuer­zas externas.

Coope­ra­ción Sur-Sur un cam­bio fundamental

La base de las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les para la pro­mo­ción de «los tres ani­llos» es la «coope­ra­ción Sur-Sur», un vie­jo con­cep­to que enfa­ti­za la coope­ra­ción y el apo­yo mutuos entre los paí­ses no occi­den­ta­les es un con­cep­to que enfa­ti­za la coope­ra­ción y el apo­yo mutuos entre paí­ses no occi­den­ta­les del ter­cer mundo.

En la segun­da mitad del siglo XX, el sig­ni­fi­ca­do de la coope­ra­ción Sur-Sur era más polí­ti­co, ya que los paí­ses en desa­rro­llo eran gene­ral­men­te eco­nó­mi­ca­men­te sub­de­sa­rro­lla­dos y tec­no­ló­gi­ca­men­te débi­les, y los inter­cam­bios comer­cia­les y tec­no­ló­gi­cos entre ellos tenían poco impac­to sobre la eco­no­mía mun­dial. Sin embar­go, aho­ra, la coope­ra­ción Sur-Sur está cons­tru­yen­do una nue­va base más rea­lis­ta en el nue­vo siglo.

La prin­ci­pal razón es que, en las últi­mas déca­das, los paí­ses en desa­rro­llo de Asia, Áfri­ca y Amé­ri­ca Lati­na se han con­ver­ti­do en paí­ses indus­tria­li­za­dos o cua­si-indus­tria­li­za­dos, siguien­do la ola de glo­ba­li­za­ción y «esca­lan­do» hacia un nue­vo sis­te­ma en tér­mi­nos de pro­duc­ción y cir­cu­la­ción mate­rial global.

La «esca­le­ra» ori­gi­nal de la glo­ba­li­za­ción cons­trui­da por Occi­den­te ha per­di­do fuer­za y color. Está nacien­do un nue­vo sis­te­ma glo­bal con las siguien­tes características:

La par­ti­ci­pa­ción glo­bal de los paí­ses en desa­rro­llo no es lo que solía ser: en 1980, los paí­ses desa­rro­lla­dos repre­sen­ta­ban el 78,9 por cien­to del PIB mun­dial, mien­tras que los paí­ses en desa­rro­llo repre­sen­tan solo el 21 por cien­to. En 2021, la par­ti­ci­pa­ción de los paí­ses desa­rro­lla­dos en el PIB mun­dial cae al 57,8%, mien­tras que la par­ti­ci­pa­ción de los paí­ses en desa­rro­llo aumen­ta al 42,2%.

La par­ti­ci­pa­ción com­bi­na­da del PIB de los paí­ses BRIC (Bra­sil, Rusia, India y Chi­na) más Tur­quía, Corea del Sur e Indo­ne­sia en tér­mi­nos de pari­dad del poder adqui­si­ti­vo aumen­ta del 18% de la eco­no­mía mun­dial en 1992 al 37,36% en 2021, mien­tras que el los paí­ses del G7 dis­mi­nu­yen del 51 por cien­to al 44 por cien­to en el mis­mo período.

Los inter­cam­bios comer­cia­les y las inver­sio­nes mutuas entre los paí­ses en desa­rro­llo tam­bién se han vuel­to fun­da­men­ta­les. El comer­cio entre Chi­na y Áfri­ca aumen­tó 22,6 veces entre 1997 y 2010, y el comer­cio con Amé­ri­ca Lati­na aumen­tó 22 veces.

En 2021, el comer­cio Chi­na-Áfri­ca y Chi­na-Amé­ri­ca Lati­na aumen­ta­rá otras 2 veces y 2,5 veces, res­pec­ti­va­men­te, en com­pa­ra­ción con 2010. El comer­cio de Bra­sil con los paí­ses ára­bes se cua­dri­pli­có entre 2003 y 2010, mien­tras que el comer­cio con Áfri­ca se quin­tu­pli­có has­ta un total de 26.000 millo­nes de dóla­res, una cifra supe­rior a la del comer­cio de Bra­sil con socios comer­cia­les tra­di­cio­na­les como Ale­ma­nia o Japón; en 2019, el comer­cio de Bra­sil con los paí­ses ára­bes y Áfri­ca aumen­tó 0,98 veces y 0,68 veces, res­pec­ti­va­men­te, en com­pa­ra­ción con 2010. Des­de 2001, el comer­cio de India con Áfri­ca ha cre­ci­do a una tasa anual pro­me­dio de 17,2%, con 2,26 veces más en 2021 que en 2011.

El comer­cio de India con Amé­ri­ca Lati­na y los paí­ses de Medio Orien­te y Áfri­ca del Nor­te ha expe­ri­men­ta­do un cre­ci­mien­to simi­lar. Tan­to el comer­cio como la inver­sión mutua entre eco­no­mías emer­gen­tes como India y Bra­sil tam­bién se están ace­le­ran­do rápi­da­men­te, con volú­me­nes de comer­cio entre paí­ses en desa­rro­llo cre­cien­do más rápi­do que la tasa de cre­ci­mien­to pro­me­dio mun­dial, mien­tras que los inter­cam­bios comer­cia­les con paí­ses desa­rro­lla­dos con­ti­núan dis­mi­nu­yen­do y la divi­sión del tra­ba­jo y la coope­ra­ción entre estos paí­ses en la pro­duc­ción de bie­nes pri­ma­rios e indus­tria­les repli­ca el his­tó­ri­co inter­cam­bio glo­ba­li­za­do de bie­nes mate­ria­les. El comer­cio de la India con los paí­ses de Amé­ri­ca Lati­na y Orien­te Medio y Áfri­ca del Nor­te ha expe­ri­men­ta­do un cre­ci­mien­to similar.

Tan­to el comer­cio como la inver­sión mutua entre eco­no­mías emer­gen­tes como India y Bra­sil tam­bién se están ace­le­ran­do rápi­da­men­te, con volú­me­nes de comer­cio entre paí­ses en desa­rro­llo cre­cien­do más rápi­do que la tasa de cre­ci­mien­to pro­me­dio mun­dial, mien­tras que los inter­cam­bios comer­cia­les con paí­ses desa­rro­lla­dos con­ti­núan disminuyendo.

Por otra par­te, des­de Chi­na, Asia ha for­ma­do una red de coope­ra­ción eco­nó­mi­ca coexis­ten­te. Esto se demues­tra con lo siguiente.

Pri­me­ro, en 1980, los paí­ses en desa­rro­llo de Asia repre­sen­ta­ban solo el 12,7% del PIB mun­dial, pero en 2010 aumen­tó al 20,6% y para 2021 alcan­za­rá el 31,2%. Para 2020, los 15 miem­bros de RCEP ten­drán una pobla­ción total de 2270 millo­nes, un PIB de 26 billo­nes de dóla­res esta­dou­ni­den­ses y un total de impor­ta­cio­nes y expor­ta­cio­nes de más de 10 billo­nes de dóla­res esta­dou­ni­den­ses, lo que repre­sen­ta alre­de­dor del 30% del total mun­dial. HSBC pre­di­ce que para 2030, la par­ti­ci­pa­ción glo­bal del volu­men eco­nó­mi­co del círcu­lo eco­nó­mi­co RCEP aumen­ta­rá al 50%.

En segun­do lugar, el cen­tro de gra­ve­dad del comer­cio y la inver­sión mun­dia­les tam­bién se ha des­pla­za­do hacia Asia. La par­ti­ci­pa­ción de Asia en el comer­cio mun­dial aumen­tó del 15,7% en 1980 al 22,2% en 1990, 27,3% en 1995, 26,7% en 2000, 25,6% en 2001 y aumen­tó aún más has­ta el 36% del comer­cio mun­dial en 2020, con­vir­tién­do­se en el prin­ci­pal blo­que comer­cial del mundo.

En ter­cer lugar, el nivel del comer­cio intra-asiá­ti­co supera al del comer­cio extra­te­rri­to­rial. Entre 2001 y 2020, el comer­cio regio­nal intra-asiá­ti­co total sal­ta de 3,2 billo­nes de dóla­res a 12,7 billo­nes de dóla­res, con una tasa de cre­ci­mien­to nomi­nal anual pro­me­dio del 7,5%. Duran­te el mis­mo perío­do, la par­ti­ci­pa­ción de Asia en el comer­cio mun­dial total aumen­tó del 25,6% al 36,0% y, en 2020, el comer­cio intra­rre­gio­nal de Asia repre­sen­tó casi el 58,5% del comer­cio exterior.

En cuar­to lugar, las dos alas de Asia se están con­vir­tien­do eco­nó­mi­ca­men­te en un mun­do, y el flu­jo de ener­gía del Medio Orien­te se ha des­pla­za­do de su direc­ción ante­rior prin­ci­pal­men­te a Euro­pa y Esta­dos Uni­dos hacia el este y el sur de Asia.

Has­ta la fecha, los paí­ses en desa­rro­llo han sido par­te de un sis­te­ma eco­nó­mi­co glo­bal, pero aho­ra pare­ce evi­den­te que nece­si­ta­mos una mayor uni­dad eco­nó­mi­ca y polí­ti­ca para lograr un mayor gra­do de conec­ti­vi­dad y una mayor influen­cia polí­ti­ca en el ámbi­to inter­na­cio­nal ante la coer­ción apli­ca­da por los paí­ses occidentales.

En la segun­da déca­da del siglo XXI, Chi­na se ha con­ver­ti­do en la eco­no­mía real más gran­de del mun­do, así como en el socio comer­cial más gran­de de la mayo­ría de los paí­ses del mun­do; la con­tri­bu­ción glo­bal del sec­tor manu­fac­tu­re­ro de Chi­na es cer­ca­na al 30% en 2021 y es el país que pro­du­ce la mayor can­ti­dad de bie­nes mate­ria­les en el mundo.

La con­tri­bu­ción glo­bal de la fabri­ca­ción de Chi­na fue cer­ca­na al 30% en 2021, y como el mayor pro­duc­tor mun­dial de bie­nes mate­ria­les, desem­pe­ña­rá el papel que desem­pe­ñó Esta­dos Uni­dos al final de la Segun­da Gue­rra Mun­dial (en su apo­geo, en 1953, Esta­dos Uni­dos repre­sen­tó alre­de­dor del 28% de la pro­duc­ción indus­trial mundial).

Lo que Chi­na pue­de y debe hacer es pro­mo­ver acti­va­men­te la mejo­ra del sis­te­ma glo­bal de inter­cam­bio entre los paí­ses en desa­rro­llo como una estra­te­gia glo­bal, es decir, rea­li­zar ver­da­de­ra­men­te una coope­ra­ción efec­ti­va Sur-Sur.

Gran­des tareas pendientes

Toda­vía hay defi­cien­cias. Los flu­jos comer­cia­les actua­les y las inver­sio­nes mutuas con los paí­ses en desa­rro­llo toda­vía depen­den en gran medi­da de las redes finan­cie­ras y mone­ta­rias pro­por­cio­na­das por Occi­den­te. Si los paí­ses en desa­rro­llo quie­ren mejo­rar aún más su auto­no­mía eco­nó­mi­ca y polí­ti­ca, y si las eco­no­mías emer­gen­tes quie­ren ganar una influen­cia polí­ti­ca en el sis­te­ma mun­dial acor­de con su tama­ño eco­nó­mi­co, deben rom­per con su depen­den­cia finan­cie­ra y mone­ta­ria de Occidente.

Por lo tan­to, para cons­truir un sis­te­ma inter­na­cio­nal de «nue­vos tres ani­llos», es nece­sa­rio con­si­de­rar no solo los fac­to­res geo­po­lí­ti­cos tra­di­cio­na­les, sino tam­bién los már­ge­nes mone­ta­rios y de infor­ma­ción como cues­tio­nes muy impor­tan­tes. En los últi­mos años, Chi­na ha explo­ra­do estos meca­nis­mos median­te el desa­rro­llo de swaps de divi­sas con algu­nas eco­no­mías de los mer­ca­dos emergentes.

Debe­ría­mos desa­rro­llar un nivel más alto y más amplio de coope­ra­ción finan­cie­ra y mone­ta­ria con los paí­ses en desa­rro­llo. Con este fin, es nece­sa­rio hacer un buen uso de algu­nas pla­ta­for­mas y meca­nis­mos exis­ten­tes para lle­var la coope­ra­ción Sur-Sur a un nue­vo nivel, inclui­da la actua­li­za­ción y moder­ni­za­ción del ADB y el BRICS Bank, la mejo­ra de un sis­te­ma de pago inter­na­cio­nal autó­no­mo y con­tro­la­ble; el for­ta­le­ci­mien­to de la Orga­ni­za­ción de Coope­ra­ción de Shanghái y la coope­ra­ción espe­cial­men­te finan­cie­ra entre Chi­na-Rusia-India-Irán. Tam­bién, tene­mos que ver a Chi­na y a Rusia como paí­ses en desa­rro­llo con eco­no­mías alta­men­te complementarias.

El gobierno debe seguir pro­mo­vien­do la inte­gra­ción eco­nó­mi­ca de Asia Orien­tal en el mar­co de «One Belt, One Road», con­so­li­dan­do los logros de la RCEP. Tam­bién debe­mos cons­truir un mer­ca­do de ener­gía común en Asia, para que los mer­ca­dos de com­pra­do­res de ener­gía en el este y sur de Asia y los mer­ca­dos de ven­de­do­res de ener­gía en el Medio Orien­te, Asia Cen­tral y Rusia pue­dan com­par­tir la mis­ma red de comer­cio y pago de ener­gía; hacer un buen uso del meca­nis­mo de los BRICS, lo que con­du­ci­rá a la pro­fun­di­za­ción de la coope­ra­ción Sur-Sur y a pro­mo­ver la coope­ra­ción inter­na­cio­nal entre Chi­na y Rusia.

Ade­más, debe­ría­mos pro­mo­ver la inter­na­cio­na­li­za­ción del RMB en el con­tex­to de la diver­si­fi­ca­ción del sis­te­ma mone­ta­rio inter­na­cio­nal y la coope­ra­ción Sur-Sur, y brin­dar, den­tro de lo posi­ble, y apo­yar al esta­tus del euro mien­tras se pro­te­ge con­tra la hege­mo­nía del dólar esta­dou­ni­den­se. para que los mer­ca­dos de com­pra­do­res de ener­gía en el este y sur de Asia y los mer­ca­dos de ven­de­do­res de ener­gía en el Medio Orien­te, Asia Cen­tral y Rusia pue­dan com­par­tir la mis­ma red de comer­cio y pago de energía.

Hace cien años, los líde­res del Par­ti­do Comu­nis­ta Chino pro­pu­sie­ron el camino revo­lu­cio­na­rio de «rodear la ciu­dad». En este momen­to de «cam­bios sin pre­ce­den­tes», Chi­na y los paí­ses en desa­rro­llo nece­si­tan rom­per el orden cen­tro-peri­fe­ria del mun­do con­tem­po­rá­neo y anu­lar la repre­sión de occi­den­te a los paí­ses no occi­den­ta­les, así como mejo­rar la soli­da­ri­dad y la coope­ra­ción en las áreas «rura­les» globales.

El sur­gi­mien­to de un nue­vo sis­te­ma glo­bal y la pro­fun­di­za­ción de la coope­ra­ción Sur-Sur crea­rán bue­nas con­di­cio­nes para que Chi­na ingre­se al fren­te de la eco­no­mía y la polí­ti­ca mun­dia­les, y movi­li­ce recur­sos glo­ba­les para cons­truir un sis­te­ma inter­na­cio­nal de «tres ani­llos», para resol­ver las pre­sio­nes de Esta­dos Unidos.

Des­pués de más de 40 años de «refor­ma y aper­tu­ra», Chi­na aho­ra debe ajus­tar su com­pren­sión de la «aper­tu­ra» y hacer un nue­vo avan­ce en su for­ma de pen­sar. Por supues­to, Chi­na aún debe tra­tar de man­te­ner su coope­ra­ción con Occi­den­te, y no debe renun­ciar a estas rela­cio­nes, siem­pre y cuan­do las poten­cias occi­den­ta­les no tomen la deci­sión de ser com­ple­ta­men­te enemi­gos de China.

Cheng Yawen, pro­fe­sor de la escue­la de rela­cio­nes inter­na­cio­na­les de la Uni­ver­si­dad de Shanghái

25 de junio de 2022

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