Ucra­nia: ¿cómo y por qué se fabri­có la guerra?

Antes de ser ele­gi­do pre­si­den­te de los Esta­dos Uni­dos Dwight D. Eisenho­wer fue el pri­mer Coman­dan­te de la OTAN. En Febre­ro de 1951, pocos meses des­pués de asu­mir sus fun­cio­nes escri­bió tex­tual­men­te lo siguien­te: “Si en 10 años todas las tro­pas ame­ri­ca­nas esta­cio­na­das en Euro­pa con el pro­pó­si­to de ase­gu­rar la defen­sa nacio­nal no han regre­sa­do a Esta­dos Uni­dos, enton­ces este pro­yec­to, la OTAN, habrá fra­ca­sa­do.” Las tro­pas no regre­sa­ron sino que su pre­sen­cia en Euro­pa no cesó de acre­cen­tar­se. No sólo eso sino que una vez desin­te­gra­da la Unión Sovié­ti­ca y con­tra­rian­do las solem­nes y hue­cas pro­me­sas de los prin­ci­pa­les líde­res de los gobier­nos occi­den­ta­les (Clin­ton, Bush, Oba­ma, Hel­mut Kohl en Ale­ma­nia, Tony Blair en el Rei­no Uni­do, etcé­te­ra) en el sen­ti­do de que «la OTAN no se move­ría una pul­ga­da hacia el Este» tras­la­da­ron per­tre­chos y efec­ti­vos has­ta las fron­te­ras mis­mas de Rusia. ¡Cómo! ¿No era que el enemi­go era la Unión Sovié­ti­ca y el comu­nis­mo? No. El enemi­go era, y es, Rusia, una país dema­sia­do exten­so y pode­ro­so cuya sólo pre­sen­cia, sea bajo un régi­men comu­nis­ta o capi­ta­lis­ta, es un obs­tácu­lo a los pla­nes de domi­na­ción mun­dial (Choms­ki dixit ) de Esta­dos Unidos.

Cuan­do en 1997 Bill Clin­ton da comien­zo a la amplia­ción de la OTAN la nie­ta de Eisenho­wer, Susan, reu­nió las fir­mas de 49 renom­bra­dos espe­cia­lis­tas (mili­ta­res, diplo­má­ti­cos y aca­dé­mi­cos) y publi­có una car­ta abier­ta el 26 de Junio dicien­do que el “plan para expan­dir la OTAN es un error polí­ti­co de pro­por­cio­nes his­tó­ri­cas”. Susan tomó muy en cuen­ta la opi­nión que poco antes ‑el 5 de Febre­ro en un artícu­lo publi­ca­do en el New York Times– había expre­sa­do nada menos que Geor­ge Ken­nan, el diplo­má­ti­co que con su famo­so Long Tele­gram del 22 de Febre­ro de 1946 envia­do al pre­si­den­te Harry Tru­man ( y fir­ma­do con el pseu­dó­ni­mo de Mis­ter X) había sido el arqui­tec­to de la polí­ti­ca de la «con­ten­ción» del expan­sio­nis­mo sovié­ti­co que poco des­pués daría lugar a la crea­ción de la OTAN. Hon­da­men­te per­tur­ba­do por las inten­cio­nes de Clin­ton, Ken­nan escri­bió en esa pie­za que «la expan­sión de la OTAN sería el más trá­gi­co error de la polí­ti­ca de Esta­dos Uni­dos en toda la era de la post-gue­rra fría … por­que impul­sa­ría la polí­ti­ca exte­rior de Rusia en una direc­ción que deci­di­da­men­te no sería la que desea­mos.» (https://www.nytimes.com/1997/02/05/opinion/a‑fateful-error.html )

Clin­ton, y con él, todo el com­ple­jo indus­trial-mili­tar y finan­cie­ro, des­oye­ron las adver­ten­cias del vete­rano diplo­má­ti­co y siguie­ron con su polí­ti­ca. Esti­mu­lar las gue­rras y el gas­to mili­tar era lo que se supo­nía debía hacer Washing­ton, dado que sus polí­ti­cos en la Admi­nis­tra­ción y el Con­gre­so finan­cian sus carre­ras polí­ti­cas con las con­tri­bu­cio­nes de las gran­des empre­sas de aquel sec­tor. No había ter­mi­na­do de derrum­bar­se la URSS cuan­do el Sub­se­cre­ta­rio de Defen­sa de Geor­ge W. Bush padre, Paul Wol­fo­witz, pro­du­jo una Guía para la Pla­ni­fi­ca­ción de la Defen­sa que se fil­tró a la pren­sa el 7 de Mar­zo de 1992 plan­tean­do en su pri­mer acá­pi­te que «Nues­tro pri­mer obje­ti­vo es evi­tar la reapa­ri­ción de un nue­vo rival, ya sea en el terri­to­rio de la anti­gua Unión Sovié­ti­ca o en cual­quier otro lugar, que supon­ga una ame­na­za … lo cual requie­re que nos esfor­ce­mos por evi­tar que cual­quier poten­cia hos­til domi­ne una región cuyos recur­sos, bajo un con­trol con­so­li­da­do, serían sufi­cien­tes para gene­rar un poder glo­bal.» El escán­da­lo fue mayúscu­lo y el uni­la­te­ra­lis­mo extre­mo de su con­te­ni­do dio pie a que fue­ra cali­fi­ca­do, inclu­si­ve en cier­tos medios del esta­blish­ment , como impe­ria­lis­ta. Tam­bién cau­só zozo­bra que su autor plan­tea­ra, sin mayo­res tapu­jos, la impor­tan­cia de «inter­ven­cio­nes mili­ta­res pre­ven­ti­va»” para neu­tra­li­zar las posi­bles ame­na­zas de otras nacio­nes y evi­tar que regí­me­nes auto­crá­ti­cos se con­vir­tie­ran en super­po­ten­cias. Por supues­to, el des­ti­na­ta­rio del docu­men­to es cla­ra­men­te la Rusia pos-sovié­ti­ca. Des­pués que el docu­men­to se fil­tra­ra a la pren­sa el Pen­tá­gono publi­có la ver­sión edul­co­ra­da, en reali­dad, una mera ten­ta­ti­va de «reduc­ción de daños» cubrien­do, infruc­tuo­sa­men­te, sus expre­sio­nes más bru­ta­les con un len­gua­je más diplo­má­ti­co pero sin aban­do­nar en lo más míni­mo las tesis cen­tra­les de la «Guía». («U.S. Stra­tegy Plan Calls For Insu­ring No Rivals Deve­lop»The New York Times. , 8.3.1992)

La recons­truc­ción del pode­río eco­nó­mi­co y mili­tar de Rusia alen­tó la apa­ri­ción de nue­vas refle­xio­nes y policy papers reco­men­dan­do a la Casa Blan­ca diver­sos cur­sos de acción. Los avan­ces mili­ta­res de aquel país que­da­ron de mani­fies­to en su deci­si­vo papel en la derro­ta de la insur­gen­cia jiha­dis­ta en Siria, pan­tano crea­do por la deci­sión de Washing­ton de que­rer derro­car a Basher al Assad con la ayu­da del Esta­do Islá­mi­co y sus deca­pi­ta­do­res seria­les. Lo mis­mo, cuan­do des­pués del gol­pe del 2014 en Ucra­nia, en una ful­mi­nan­te ope­ra­ción Vla­di­mir Putin rein­te­gró Cri­mea a la juris­dic­ción rusa. Pero en 2019 apa­re­ce un docu­men­to fun­da­men­tal publi­ca­do nada menos que por la Rand Cor­po­ra­tion y cuyo títu­lo lo dice todo: Sobre­ex­ten­dien­do y des­ba­lan­cean­do a Rusia. Según sus auto­res en sus pági­nas se «enu­me­ran opcio­nes no vio­len­tas y de impo­si­ción de cos­tos que Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos podrían pro­mo­ver en las áreas eco­nó­mi­ca, polí­ti­ca y mili­tar para estre­sar a Rusia –sobre­ex­ten­dien­do y des­ba­lan­cean­do- su eco­no­mía, sus fuer­zas arma­das y la esta­bi­li­dad de su régi­men polí­ti­co.» El docu­men­to exa­mi­na pro­li­ja­men­te las diver­sas áreas para cada una de las cua­les pre­sen­ta varias opcio­nes. Por ejem­plo, en la eco­no­mía impo­ner san­cio­nes y tra­bas comer­cia­les, aca­bar con la depen­den­cia euro­pea del gas ruso, favo­re­cer las expor­ta­cio­nes nor­te­ame­ri­ca­nas de gas hacia Euro­pa, y fomen­tar la emi­gra­ción de cien­tí­fi­cos y gen­tes con ele­va­da for­ma­ción téc­ni­ca para pri­var a Rusia de este tipo de recur­so humano. Para cada una de estas opcio­nes se esti­ma­ba la pro­ba­bi­li­dad de éxi­to de la medi­da, sus bene­fi­cios y tam­bién sus cos­tos y ries­gos, y a par­tir de allí se for­mu­la­ba una recomendación.

En el terreno mili­tar se con­tem­pla­ba, en pri­mer lugar, sumi­nis­trar ayu­da letal a Ucra­nia, acre­cen­tar el apo­yo a los rebel­des sirios, pro­mo­ver la libe­ra­li­za­ción en Bie­lo­ru­sia, expan­dir los lazos entre Esta­dos Uni­dos y los paí­ses del Sur del Cáu­ca­so y redu­cir la influen­cia rusa en Asia Cen­tral. Nue­va­men­te, cada una de estas alter­na­ti­vas es sope­sa­da en tér­mi­nos de pro­ba­bi­li­da­des de éxi­to, sus bene­fi­cios y sus cos­tos. El infor­me pue­de con­sul­tar­se en (https://​www​.rand​.org/​c​o​n​t​e​n​t​/​d​a​m​/​r​a​n​d​/​p​u​b​s​/​r​e​s​e​a​r​c​h​_​b​r​i​e​f​s​/​R​B​1​0​0​0​0​/​R​B​1​0​0​1​4​/​R​A​N​D​_​R​B​1​0​0​1​4​.​pdf )

Con­clu­sión: tal como lo diji­mos antes de cono­cer este docu­men­to y como lo rati­fi­ca­mos aún con más fuer­za, la de Ucra­nia es una gue­rra inmo­ral­men­te pro­vo­ca­da por Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos euro­peos. Sin repa­rar en los terri­bles cos­tos huma­nos de la gue­rra, que aho­ra las poten­cias occi­den­ta­les llo­ran con lágri­mas de coco­dri­lo, cerra­ron todas las opcio­nes a Rusia, que inclu­si­ve en un momen­to, lle­gó a pro­po­ner ini­ciar con­ver­sa­cio­nes para ingre­sar a la OTAN, acti­tud que no sus­ci­tó en las muy demo­crá­ti­cas y huma­nis­tas poten­cias occi­den­ta­les la menor inten­ción siquie­ra de comen­zar a con­ver­sar sobre el tema. Nin­guno de los jus­tos recla­mos rusos en mate­ria de segu­ri­dad fue escu­cha­do, como si pudie­ra cons­truir­se un orden mun­dial esta­ble y segu­ro para todos, menos para una super­po­ten­cia como Rusia, aco­sa­da des­de el Bál­ti­co has­ta el Mar Negro. Los per­ver­sos pla­nes de Wol­fo­witz y la Rand son de una elo­cuen­cia irre­fu­ta­ble. Es la hoja de ruta que ha dise­ña­do Esta­dos Uni­dos para, con la com­pli­ci­dad de los des­pre­cia­bles gobier­nos euro­peos, des­truir a Rusia como se hizo con Yugos­la­via. Nadie pue­de pre­de­cir como ter­mi­na­rá esta gue­rra. No obs­tan­te, con­vie­ne recor­dar con Clau­se­witz, que duran­te siglos Rusia fue ata­ca­da, hos­ti­ga­da e inva­di­da. En cada caso al prin­ci­pio pare­cía que la deba­cle sería inevi­ta­ble, pero siem­pre supo rever­tir lo que pare­cía un resul­ta­do can­ta­do y derro­tar a sus agre­so­res. ¿Será dis­tin­to esta vez?

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *