Tesis sobre el con­tex­to y las estra­te­gias (I)

  1. La expe­rien­cia his­tó­ri­ca mues­tra que en momen­tos de cri­sis la «mode­ra­ción» que refuer­zan los refor­mis­mos siem­pre bene­fi­cia al capi­tal por­que la uti­li­za para recom­po­ner sus fuer­zas pre­pa­ran­do ulte­rio­res con­tra­ata­ques. Lo que aca­ba de suce­der en la huel­ga del metal en Cádiz es un ejem­plo más de entre miles. Otro ejem­plo cua­li­ta­ti­va­men­te más gra­ve es el apo­yo incon­di­cio­nal que está dan­do el refor­mis­mo sobe­ra­nis­ta al gobierno espa­ñol y a los gobier­nos de Nafa­rroa y la CAV para que desa­rro­llen y apli­quen sus pro­gra­mas de poder que, en cuan­to capi­ta­lis­tas, siem­pre bene­fi­cian más a la bur­gue­sía en detri­men­to del proletariado.

  2. Dicho bási­ca­men­te, estos pro­gra­mas reco­gi­dos en los Pre­su­pues­tos Gene­ra­les del Esta­do, de Nafa­rroa y de Vas­con­ga­das apo­ya­dos por EH Bil­du, tie­nen como obje­ti­vo aumen­tar la pro­duc­ti­vi­dad del tra­ba­jo como el mejor méto­do para aumen­tar la eco­no­mía capi­ta­lis­ta. La ley de la pro­duc­ti­vi­dad del tra­ba­jo o ley del máxi­mo bene­fi­cio empre­sa­rial en el menor tiem­po posi­ble es bási­ca en el capi­ta­lis­mo, y todo gobierno sabe que si quie­re ver feliz a la bur­gue­sía, que es de lo que se tra­ta, debe aumen­tar la pro­duc­ti­vi­dad del tra­ba­jo mien­tras logra que el sala­rio crez­ca menos que las ganan­cias del capi­tal, o inclu­so se estan­que y has­ta dis­mi­nu­ya: el bur­gués debe enri­que­cer­se más que el proletario.

  3. Aquí tene­mos que remi­tir­nos al pro­ce­so obje­ti­vo e impa­ra­ble de empo­bre­ci­mien­to rela­ti­vo en tiem­pos de bonan­za eco­nó­mi­ca y de empo­bre­ci­mien­to abso­lu­to en tiem­pos de cri­sis: duran­te las cada vez más cor­tas fases de recu­pe­ra­ción eco­nó­mi­ca, el capi­tal se enri­que­ce más que el pro­le­ta­ria­do que, aun­que mejo­ra, sin embar­go va que­dan­do retra­sa­do con res­pec­to al mayor enri­que­ci­mien­to de la bur­gue­sía: es el empo­bre­ci­mien­to rela­ti­vo esta­dís­ti­ca­men­te demos­tra­do has­ta por refor­mis­tas blan­dos como Piketty y otros muchos que han demos­tra­do que la pobre­za rela­ti­va cre­ce des­de el ini­cio del capi­ta­lis­mo, lo que con­fir­ma así el fra­ca­so his­tó­ri­co del refor­mis­mo par­la­men­ta­ris­ta, inca­paz de con­te­ner el empo­bre­ci­mien­to rela­ti­vo. Pero como refor­mis­tas, la úni­ca solu­ción que ima­gi­nan son algu­na for­ma de keynesianismo.

  4. Pero en las cada vez más fre­cuen­tes, lar­gas y pro­fun­das cri­sis, la gran bur­gue­sía se enri­que­ce sobre­ma­ne­ra, la media­na bur­gue­sía ape­nas lo hace, la peque­ña se des­plo­ma y las lla­ma­das «cla­ses medias» que son asa­la­ria­dos menos explo­ta­dos que el res­to de su cla­se, bajan al nivel de tra­ba­ja­do­res nor­ma­les o peor: la «nue­va pobre­za». Sin embar­go, la peor suer­te cae sobre el pro­le­ta­ria­do que se empo­bre­ce más y fran­jas suyas caen en el empo­bre­ci­mien­to abso­lu­to: viven obje­ti­va­men­te peor que antes, tan­to que has­ta se redu­ce su espe­ran­za de vida, demos­tra­ción ine­quí­vo­ca de la depau­pe­ra­ción absoluta.

  5. Des­de la pan­de­mia de 2020 se ha inten­si­fi­ca­do el empo­bre­ci­mien­to abso­lu­to del pro­le­ta­ria­do en amplias fran­jas del pla­ne­ta, tam­bién en Eus­kal Herria, que ya venía cre­cien­do des­de 2007. El empo­bre­ci­mien­to abso­lu­to avan­za impa­ra­ble sobre todo en la mujer tra­ba­ja­do­ra, en las y los migran­tes, en el pen­sio­na­ria­do, en los cre­cien­tes pre­ca­ri­za­dos, los desahu­cios… El endeu­da­mien­to por cré­di­tos para el con­su­mis­mo, las men­guan­tes ayu­das fami­lia­res y socia­les pue­den man­te­ner duran­te cada vez menos tiem­po la fic­ción de la «nor­ma­li­dad», pero el empo­bre­ci­mien­to es impa­ra­ble y va minan­do la vida, la ale­gría y la feli­ci­dad, o sea la salud psi­co­so­má­ti­ca, del proletariado.

  6. La teo­ría mar­xis­ta expli­ca por qué se pro­du­ce este empeo­ra­mien­to real que, en apa­rien­cia, no exis­te a sim­ple vis­ta, por­que, apa­ren­te­men­te, en las fases de cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co, pue­den inclu­so subir algo los sala­rios, pue­den mejo­rar un poco los ser­vi­cios públi­cos y ayu­das socia­les, el sala­rio dife­ri­do e indi­rec­to, las pen­sio­nes y jubi­la­cio­nes, etc. Como se pue­de con­su­mir más pero pro­duc­tos de peor cali­dad, como hay pro­gra­mas-basu­ra en la «caja ton­ta» y como las «redes socia­les» están lle­nas de colo­ri­nes, risas y porno, las fran­jas alie­na­das del pro­le­ta­ria­do creen que son más libres, que hay más demo­cra­cia, que cada vez están menos explo­ta­das y que por eso y para eso tie­nen que votar al reformismo.

  7. Todo pare­ce indi­car que, por fin, el refor­mis­mo par­la­men­ta­rio ha dado con la cua­dra­tu­ra del círcu­lo de la «jus­ti­cia social», del «sala­rio jus­to», etc., mila­gro deses­pe­ra­da­men­te bus­ca­do des­de el socia­lis­mo utó­pi­co de la pri­me­ra mitad del siglo XIX. Pero la reali­dad del capi­ta­lis­mo esca­pa a la limi­ta­da lógi­ca for­mal por­que exis­te algo que se lla­ma plus­va­lía y que des­mien­te la exis­ten­cia del lla­ma­do «sala­rio jus­to»: todo sala­rio es injus­to por­que siem­pre exis­te una ganan­cia capi­ta­lis­ta que es supe­rior al «sala­rio jus­to» por alto que apa­ren­te ser.

  8. Un ejem­plo de la des­com­po­si­ción refor­mis­ta es que la inmen­sa mayo­ría de mili­tan­tes sean o no sin­di­ca­lis­tas igno­ran la teo­ría de la plus­va­lía, del sala­rio, de la explo­ta­ción…, sin la cual es impen­sa­ble orien­tar­se en las mil bata­llas dia­rias de la lucha de cla­ses, por no hablar de otros com­po­nen­tes de la teo­ría mar­xis­ta sin los cua­les no se entien­de la opre­sión nacio­nal y el imperialismo.

  9. En el «esce­na­rio de pesa­di­lla» actual, la izquier­da revo­lu­cio­na­ria ha de redo­blar la mili­tan­cia coti­dia­na para expli­car peda­gó­gi­ca­men­te y com­ba­tir con hechos estos mun­dos sub­te­rrá­neos, oscu­ros y pútri­dos en don­de la «nor­ma­li­dad» refor­mis­ta apun­ta­la las cade­nas incons­cien­tes del mie­do a la liber­tad, mie­do ino­cu­la­do des­de la muy pri­me­ra infan­cia en la estruc­tu­ra psí­qui­ca de masas alie­na­das. Des­de hace mucho tiem­po, la izquier­da revo­lu­cio­na­ria denun­cia cómo los refor­mis­mos apun­ta­lan esas cade­nas inconscientes.

  10. En el «esce­na­rio de pesa­di­lla» actual, y como siem­pre, una de las mejo­res for­mas de debi­li­tar y rom­per esas cade­nas es pre­pa­rar al pue­blo tra­ba­ja­dor para que defien­da a muer­te las con­quis­tas que aún man­tie­ne, para que las amplíe con luchas sos­te­ni­das, tena­ces e inte­gra­das en el con­jun­to social y, en espe­cial, para que uti­li­ce las vic­to­rias defen­si­vas (man­te­ner lo que se tie­ne cuan­do nos lo han que­ri­do arre­ba­tar) y las vic­to­rias ofen­si­vas (con­quis­tar nue­vos dere­chos o recu­pe­rar lo per­di­dos) como tram­po­lín para nue­vas avan­ces, como ejem­plo valio­so para incre­men­tar la uni­dad y la fuer­za obre­ra, como escue­la de apren­di­za­je de erro­res y acier­tos cara a pre­pa­rar la ver­da­de­ra lucha: avan­zar en la auto­or­ga­ni­za­ción del con­tra­po­der, del doble poder y del poder popu­lar como base del Esta­do obre­ro y de la Repú­bli­ca socialista.

  11. En el «esce­na­rio de pesa­di­lla» sur­gen múl­ti­ples for­mas de pobre­za mate­rial y moral en la vida coti­dia­na del pue­blo tra­ba­ja­dor, lo que da pie tan­to a luchas ais­la­das radi­ca­li­za­das como al sur­gi­mien­to de delin­cuen­cia social ape­nas exis­ten­te en las fases de expan­sión eco­nó­mi­ca. A todo ello hay que aña­dir la angus­tia viven­cial gene­ra­da por la pan­de­mia, el indi­vi­dua­lis­mo dela­tor poten­cia­do por el poder duran­te el con­fi­na­mien­to, el males­tar por la pre­po­ten­cia poli­cial que defien­de a una mino­ría enri­que­ci­da y gol­pea a la mayo­ría empo­bre­ci­da, etc. Y la angus­tia y la repre­sión impul­san el incre­men­to de suicidios.

  12. En el «esce­na­rio de pesa­di­lla» se está desa­rro­llan­do con cre­cien­te mani­pu­la­ción afec­ti­vo-emo­cio­nal e ideo­ló­gi­ca la nue­va fase de la gue­rra polí­ti­co-cul­tu­ral del impe­ria­lis­mo espa­ñol con­tra las nacio­nes que opri­me, con­tra Eus­kal Herria. Como se ve en Cuba, Pales­ti­na y otros paí­ses ata­ca­dos, las «redes socia­les», la inte­li­gen­cia arti­fi­cial reac­cio­na­ria, los algo­rit­mos, etc., per­mi­ten al poder vigi­lar a suje­tos y a colec­ti­vos por fran­jas de edad, sexo-géne­ro y etno-cul­tu­ra, y bom­bar­dear­los per­ma­nen­te­men­te. La expe­rien­cia acu­mu­la­da a raíz de las agre­sio­nes impe­ria­lis­tas son aplas­tan­tes en este sen­ti­do, lo mis­mo que la mani­pu­la­ción sutil y subli­mi­nal de fran­jas de voto en elec­cio­nes en las «demo­cra­cias occi­den­ta­les», influ­yen­do en su volun­tad de voto.

  13. En el «esce­na­rio de pesa­di­lla» pan­dé­mi­ca, las «demo­cra­cias» amplían el con­trol sobre la socie­dad, la vigi­lan­cia más pre­ci­sa sobre los «suje­tos poten­cial­men­te peli­gro­sos» y las repre­sio­nes sobre muchos de ellos. La ten­den­cia his­tó­ri­ca al for­ta­le­ci­mien­to auto­ri­ta­rio esta­tal y al cre­ci­mien­to de sus ten­tácu­los se ha dis­pa­ra­do con el con­fi­na­mien­to. La men­ti­ra neo­li­be­ral del «adel­ga­za­mien­to del Esta­do» ha sido de nue­vo des­au­to­ri­za­da por los hechos, y el Esta­do engor­da cada vez más. Decir que apo­yan­do al gobierno pue­de fre­nar­se ese ascen­so repre­si­vo es crear fal­sas espe­ran­zas en el pue­blo que, al ser nega­das por la reali­dad, pue­den des­mo­vi­li­zar a sec­to­res del pue­blo, como ya suce­dió con el ridícu­lo fra­ca­so de las pro­me­sas de EIA-Eus­ka­di­ko Ezkerra.

  14. En el «esce­na­rio de pesa­di­lla» la extre­ma dere­cha y el fas­cis­mo encuen­tran el cal­do de cul­ti­co para expan­dir­se apro­ve­chan­do la pasi­vi­dad y la tole­ran­cia de los gobier­nos, pren­sa y refor­mis­mos des­de 1978. Pero no son solo estas fuer­zas las que cre­cen, tam­bién lo hacen auto­ri­ta­ris­mos que apa­ren­te­men­te no inter­vie­nen en «polí­ti­ca» pero que con la pan­de­mia han emer­gi­do a la luz públi­ca des­de los aver­nos irra­cio­na­les como sec­tas, igle­sias, clu­bes, etc., que impul­san nega­cio­nis­mos varios pre­ci­sa­men­te cuan­do más nece­sa­rio es pro­pa­gar la liber­tad de pen­sa­mien­to crí­ti­co-radi­cal, mate­ria­lis­ta, ateo y dia­léc­ti­co. Estos auto­ri­ta­ris­mos tam­bién ani­dan en bases refor­mis­tas que votan a la «izquier­da» cre­yen­do así lavar sus con­cien­cias con­ser­va­do­ras, machis­tas y racis­tas en la realidad.

  15. En este «esce­na­rio de pesa­di­lla» el gobierno man­tie­ne en vigen­cia la ley Mor­da­za des­de 2015, apli­ca­da con mayor saña duran­te el Gobierno del PSOE-UP apo­ya­do por EH Bil­du y fuer­zas neo­li­be­ra­les como ERC, PNV, etc.; y aho­ra dice que va a some­ter­la a una escue­ta refor­ma cos­mé­ti­ca que no anu­la su fero­ci­dad. A la vez rear­ma a las fuer­zas repre­si­vas y al ejér­ci­to con sofis­ti­ca­dos medios de vio­len­cia; pre­ten­de dar más pode­res repre­si­vos a los fun­cio­na­rios de pri­sio­nes, pre­pa­ra a la Legión Espa­ño­la para repri­mir mani­fes­ta­cio­nes. Man­tie­ne vigen­tes las duras leyes anti­obre­ras y anti­de­mo­crá­ti­cas intro­du­ci­das en 2010 – 2012, dicien­do que las va a «refor­mar» has­ta fina­les de 2021. Con­ti­núan los desahu­cios y la angus­tia viven­cial que pro­vo­can… Nos hemos limi­ta­do a unos pocos ejem­plos, sin tocar la tor­tu­ra, expul­sión de niños y niñas, etc.

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Un comentario

  1. Sin cla­ri­dad ni orden en la ideo­lo­gía, decía alguien, no pue­de haber ni cla­ri­dad ni orden en la orga­ni­za­ción, el refor­mis­mo es confusión.

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