Sáha­ra Occi­den­tal. Los saha­rauis se pre­pa­ran para otra lar­ga gue­rra. Han apren­di­do que los dere­chos solo se otor­gan cuan­do se ganan

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 6 de diciem­bre de 2021-.

El 13 de noviem­bre se reanu­dó la gue­rra en el Sáha­ra Occi­den­tal, aun­que la mayo­ría de la gen­te se la habrá per­di­do. Ha habi­do un apa­gón de noti­cias por par­te de la poten­cia ocu­pan­te, Marrue­cos, y los medios de comu­ni­ca­ción del régi­men colo­nial ante­rior, Espa­ña, tam­bién evi­ta­ron la historia.El deto­nan­te fue una incur­sión mili­tar marro­quí en una zona des­mi­li­ta­ri­za­da entre el Sáha­ra Occi­den­tal y Mau­ri­ta­nia, que ata­có un cam­pa­men­to de refu­gia­dos saha­rauis que pro­tes­ta­ban con­tra la cons­truc­ción de una carre­te­ra por Marrue­cos que atra­ve­sa­ba la fran­ja con el fin de faci­li­tar un aumen­to masi­vo del trá­fi­co comer­cial que trans­por­ta­ba pro­duc­tos saquea­dos de los terri­to­rios ocu­pa­dos del Sáha­ra Occi­den­tal hacia el sur y la pes­ca de la UE hacia el nor­te. El cru­ce de El Guer­gue­rat ha sido duran­te mucho tiem­po un pun­to de tensión.

Hace cua­tro años, la ONU pro­me­tió una comi­sión para resol­ver el pro­ble­ma. No hizo nada. El régi­men de Rabat lle­gó a la con­clu­sión apro­pia­da y rom­pió los tér­mi­nos del acuer­do de alto el fue­go de 1991 con el Fren­te Poli­sa­rio de los saha­rauis, inva­dien­do la fran­ja fronteriza.

En res­pues­ta, una nue­va gene­ra­ción de gue­rri­lle­ros del Poli­sa­rio lan­zó una serie de ata­ques con­tra el muro defen­si­vo de 1.600 millas de Marrue­cos. Estos ata­ques con­ti­núan todos los días des­de entonces.

No se equi­vo­quen, la inva­sión de El Guer­gue­rat fue impor­tan­te por dere­cho pro­pio. Esta bre­cha ile­gal per­mi­te a las empre­sas marro­quíes y euro­peas aumen­tar sus bene­fi­cios median­te la ocu­pa­ción del Sáha­ra Occi­den­tal. Ame­na­za la inde­pen­den­cia de la debi­li­ta­da Mau­ri­ta­nia, des­es­ta­bi­li­zan­do aún más a todo el Magreb y el Sahel, que ya se tam­ba­lea por el impac­to de la gue­rra en Libia, las insur­gen­cias isla­mis­tas en las regio­nes, la pobre­za arrai­ga­da y el Covid-19.

Pero la rup­tu­ra del alto el fue­go fue solo la gota que col­mó el vaso. Des­pués de la muer­te del dic­ta­dor Fran­co en 1975, Espa­ña se reti­ró del Sáha­ra Occi­den­tal, entre­gan­do la mayor par­te del terri­to­rio a Marrue­cos y un tra­mo a Mau­ri­ta­nia, a pesar de que la Cor­te Inter­na­cio­nal de Jus­ti­cia dic­ta­mi­nó que nin­guno de los dos tenía nin­gún recla­mo váli­do de sobe­ra­nía. La ONU dic­ta­mi­nó que los habi­tan­tes del terri­to­rio deben deter­mi­nar su pro­pio futu­ro. Mien­tras tan­to, Marrue­cos inva­dió el terri­to­rio pro­vo­can­do la resis­ten­cia de las gue­rri­llas del Polisario.

La mayor par­te de la pobla­ción saha­raui aca­bó en cam­pa­men­tos de refu­gia­dos en Arge­lia y el res­to sufrió una bru­tal repre­sión de la poten­cia ocu­pan­te. El alto el fue­go de 1991 se basó en un refe­rén­dum de auto­de­ter­mi­na­ción que se cele­bra­ría en un pla­zo de seis meses. Trein­ta años des­pués, los saha­rauis siguen esperando.

No ha habi­do refe­rén­dum por­que el Con­se­jo de Segu­ri­dad de la ONU se ha incli­na­do cons­tan­te­men­te ante la obs­truc­ción de Marrue­cos, sabien­do que su men­tor, el miem­bro per­ma­nen­te Fran­cia, siem­pre veta­ría cual­quier movi­mien­to para pro­mo­ver los dere­chos de los saharauis.

Inclu­so un plan revi­sa­do y ela­bo­ra­do por el exse­cre­ta­rio de Esta­do esta­dou­ni­den­se James Baker fue recha­za­do por Rabat, habien­do sido acep­ta­do por el Polisario.

Han pasa­do casi dos años sin nego­cia­cio­nes, des­de que hubo un envia­do espe­cial del secre­ta­rio gene­ral de la ONU para lle­var a cabo las mocio­nes para pro­mo­ver un acuer­do. El nue­vo envia­do asu­mió sus fun­cio­nes en Noviem­bre, pero ni se ha pro­nun­cia­do ni ha acla­ra­do cómo des­blo­quea­rá el con­ten­cio­so ante la intran­si­gen­cia marroquí.

La fuer­za de man­te­ni­mien­to de la paz de la ONU es la úni­ca misión pos­te­rior a la gue­rra fría que no tie­ne un man­da­to de dere­chos humanos.

Para los saha­rauis, la situa­ción es terri­ble. Los 165.000 refu­gia­dos en los cam­pa­men­tos sufren nive­les cre­cien­tes de des­nu­tri­ción infan­til, inun­da­cio­nes devas­ta­do­ras en el invierno y tem­pe­ra­tu­ras de 50 °C en verano. Como era de espe­rar, muchos bus­can un futu­ro en paí­ses veci­nos o en Euro­pa. Como era de espe­rar, el cla­mor por un retorno al con­flic­to arma­do se ha ido acu­mu­lan­do duran­te años.

En los terri­to­rios ocu­pa­dos, un valien­te movi­mien­to de dere­chos civi­les que sur­gió en la déca­da de 1990 ha con­ti­nua­do su lucha inclu­so des­pués de que el cam­pa­men­to de pro­tes­ta de Gdeim Izik de 2010, iden­ti­fi­ca­do por Noam Chomsky como pio­ne­ro de la Pri­ma­ve­ra Ára­be, se disol­vie­ra con arres­tos y pali­zas masi­vas, con­vir­tién­do­se la ciu­dad en una »caza al saharaui».

Un tri­bu­nal mili­tar con­de­nó a 19 acti­vis­tas a entre 20 años y cade­na per­pe­tua. Des­de que se rom­pió el alto el fue­go, la repre­sión se ha inten­si­fi­ca­do y hay ver­da­de­ros temo­res de que Marrue­cos des­ate pogromos.

Des­de la inva­sión, Marrue­cos ha colo­ni­za­do el Sáha­ra Occi­den­tal, por lo que la pobla­ción indí­ge­na aho­ra está muy supe­ra­da en núme­ro por colo­nos sub­ven­cio­na­dos, a menu­do pro­ce­den­tes de los pro­ble­má­ti­cos barrios mar­gi­na­les del nor­te de Marruecos.

Apar­te de las visio­nes nacio­na­lis­tas de dere­cha de un Gran Marrue­cos que incor­po­re el Sáha­ra Occi­den­tal, Mau­ri­ta­nia y par­tes de Arge­lia y Malí, un moti­vo cla­ve para la inva­sión fue apo­de­rar­se de las reser­vas de fos­fa­to del terri­to­rio en un inten­to por con­ver­tir a Marrue­cos en el equi­va­len­te de Ara­bia Sau­di­ta en el mer­ca­do petrolero.

Des­de enton­ces, la explo­ta­ción del Sáha­ra Occi­den­tal se ha diver­si­fi­ca­do hacia la pes­ca, la explo­ra­ción de petró­leo y gas, inclu­so la ven­ta de su are­na a las pla­yas españolas.

Más recien­te­men­te, su luz solar ha sido roba­da para par­ques de pane­les sola­res, pro­duc­ción de toma­tes y des­ti­nos turís­ti­cos. Inevi­ta­ble­men­te, el capi­tal extran­je­ro está acti­vo. La lis­ta de cul­pa­bles es lar­ga. Algu­nos ejem­plos son Mitsui, Enel, Gene­ral Elec­tric, GDF Suez, Total, Sie­mens. Las auto­cra­cias del Gol­fo Pér­si­co tam­bién están entran­do en acción. Allí se encuen­tran las empre­sas bri­tá­ni­cas Cairn Energy e Inter­na­tio­nal Power. Tes­co y Morri­sons admi­ten haber ven­di­do toma­tes pro­du­ci­dos en Daj­la ocu­pa­da y eti­que­ta­dos erró­nea­men­te como marroquíes.

Hay muchos inte­rro­gan­tes sobre el pes­ca­do enla­ta­do, las judías ver­des y los cala­ba­ci­nes eti­que­ta­dos como de ori­gen de Marrue­cos en algu­nos super­mer­ca­dos bri­tá­ni­cos. Para obte­ner más infor­ma­ción sobre el saqueo, se reco­mien­da con­sul­tar con el sitio web de Wes­tern Saha­ra Resour­ces Watch. El movi­mien­to soli­da­rio ha teni­do cier­to éxi­to en la lucha con­tra el robo y el saqueo de recur­sos saha­rauis. Los tri­bu­na­les suda­fri­ca­nos inclu­so incau­ta­ron un envío de fos­fa­to en 2017.

El año pasa­do, acti­vis­tas de Nue­va Zelan­da hicie­ron pique­tes en los mue­lles para pro­tes­tar con­tra las impor­ta­cio­nes de fos­fa­to roba­do y el fon­do de pen­sio­nes del gobierno norue­go ha exclui­do a algu­nas empre­sas de fer­ti­li­zan­tes de su car­te­ra debi­do a la com­pra de fos­fa­tos del Sáha­ra Occidental.

Los esta­dos miem­bros de la UE están deci­di­dos a que sus flo­tas pes­que­ras con­ti­núen fae­nan­do en aguas del Sáha­ra sin nin­gún bene­fi­cio para el pue­blo saha­raui y el Poli­sa­rio los está impug­nan­do actual­men­te en los tribunales.

Boris John­son tie­ne un acuer­do «lis­to para el horno» con Marrue­cos que refle­ja­ría el acuer­do de la UE, dan­do cober­tu­ra a las empre­sas bri­tá­ni­cas para explo­tar el Sáha­ra Occi­den­tal. Es pro­ba­ble que esto sea impug­na­do en los tri­bu­na­les por Wes­tern Saha­ra Campaign-UK.

Tras la reanu­da­ción del con­flic­to arma­do en noviem­bre, el pre­si­den­te salien­te, Donald Trump, reali­zó el últi­mo de sus actos de diplo­ma­cia tran­sac­cio­nal en un acuer­do a tres ban­das entre Esta­dos Uni­dos, Marrue­cos e Israel. A cam­bio del reco­no­ci­mien­to marro­quí del esta­do sio­nis­ta, Esta­dos Uni­dos y el régi­men de Tel Aviv reco­no­cie­ron la supues­ta sobe­ra­nía marro­quí sobre el Sáha­ra Occi­den­tal. Que la medi­da fue­ra con­tra­ria al dere­cho inter­na­cio­nal impor­ta­ba poco a las par­tes. Las empre­sas israe­líes pron­to se acu­mu­la­rán en el Sáha­ra Occi­den­tal ocu­pa­do y las empre­sas marro­quíes en Israel.

Trump pro­pu­so un acuer­do entre esta­dos bien empa­re­ja­dos: las simi­li­tu­des entre la ocu­pa­ción del Sáha­ra Occi­den­tal y los terri­to­rios pales­ti­nos son obvias. Inclu­so si la admi­nis­tra­ción Biden revo­ca el reco­no­ci­mien­to de Esta­dos Uni­dos del con­trol de Marrue­cos sobre el Sáha­ra Occi­den­tal, el matri­mo­nio entre Rabat y Tel Aviv durará.

Mien­tras tan­to, los saha­rauis se pre­pa­ran para otra lar­ga gue­rra. Han apren­di­do que los dere­chos solo se otor­gan cuan­do se ganan. Se enfren­tan a un enemi­go for­mi­da­ble­men­te arma­do pro­vis­to de las armas y equi­pos de vigi­lan­cia más moder­nos por par­te de Esta­dos Uni­dos, la UE, Israel y algu­nos esta­dos ára­bes. Están supe­ra­dos en núme­ro y en armas. Pero así lo esta­ban en la últi­ma gue­rra, en la que fue­ron invic­tos y obli­ga­ron a Marrue­cos al alto el fue­go y a sen­tar­se en unas nego­cia­cio­nes. La moral y el arte del domi­nio del desier­to de sus com­ba­tien­tes ate­rro­ri­za­ron gol­pe tras gol­pe al ejér­ci­to de reclu­tas de Marruecos.

Itu­rria /​Fuen­te

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