Con­flic­to del Saha­ra occi­den­tal: Fru­to del colo­nia­lis­mo y del exter­mi­nio de la izquier­da marroquí

Ante­ce­den­tes olvi­da­dos del conflicto

A fines del año pasa­do el con­flic­to por el Saha­ra Occi­den­tal ‑que había esta­do laten­te duran­te casi tres déca­das- esta­lló nue­va­men­te cuan­do el ejér­ci­to marro­quí avan­zó hacia la lla­ma­da zona de amor­ti­gua­mien­to de gue­rra en el sur del Sáha­ra Occi­den­tal, el 13 de noviem­bre de 2020, para disol­ver una mani­fes­ta­ción de acti­vis­tas saha­rauis. Al hacer­lo, vio­ló un acuer­do de alto el fue­go fir­ma­do en 1991 con el Fren­te Poli­sa­rio (acró­ni­mo de Fren­te Popu­lar de Libe­ra­ción de Saguia al-Ham­ra y Río de Oro). Este últi­mo decla­ró inme­dia­ta­men­te nulo el acuer­do y reanu­dó la lucha des­pués de casi tres déca­das. Marrue­cos reci­bió el apo­yo del pre­si­den­te salien­te de Esta­dos Uni­dos, Donald Trump, quien en diciem­bre de 2020 reco­no­ció como legí­ti­ma la ocu­pa­ción de fac­to del rei­no de Marrue­cos de la ex colo­nia española.

Por JÖRG TIEDJEN /​JUNGE WELT

Cuan­do se tra­ta de la lucha por la inde­pen­den­cia del Saha­ra Occi­den­tal y del Fren­te Poli­sa­rio , el tras­fon­do del con­flic­to gene­ral­men­te sólo se expli­ca de for­ma abre­via­da. Se olvi­da colo­car­lo en la his­to­ria de las luchas anti­co­lo­nia­les de la región. El nor­te de Áfri­ca siem­pre ha juga­do un papel impor­tan­te en esto. En Arge­lia, esto es más dolo­ro­sa­men­te cons­cien­te que en otros paí­ses: cuando los arge­li­nos cele­bra­ron la vic­to­ria con­tra la Ale­ma­nia nazi en Sétif el 8 de mayo de 1945 y mos­tra­ron su ban­de­ra nacio­nal, cons­cien­tes de que el domi­nio colo­nial tam­bién ter­mi­na­ría, fue­ron ata­ca­dos por colo­nos fran­ce­ses y su poli­cía, y dece­nas de miles fue­ron ente­rra­dos en fosas comunes.

Al igual que los arge­li­nos, la mayo­ría de los marro­quíes se habían opues­to dura­men­te a todo gobierno extran­je­ro des­de el prin­ci­pio, duran­te siglos. Pero, al final, fue el pro­pio sul­tán quien pidió ayu­da a Fran­cia en 1912 para evi­tar su vio­len­to derro­ca­mien­to por par­te de insur­gen­tes que que­rían evi­tar que el país fue­ra entre­ga­do. Así se fir­mó el Tra­ta­do de Pro­tec­to­ra­do de Fez, que otor­gó a Fran­cia amplios poderes.

Otra pecu­lia­ri­dad era que Marrue­cos se había divi­di­do en varias zonas des­de el Tra­ta­do de Alge­ci­ras de 1904. La pro­vin­cia del Rif que­dó en manos de Espa­ña, al igual que una fran­ja de tie­rra en el sur. Las ciu­da­des de Ceuta (19 km²) y Meli­lla (12 km²) ya esta­ban bajo sobe­ra­nía de Madrid, [des­de 1580 la pri­me­ra –antes estu­vo bajo sobe­ra­nía por­tu­gue­sa des­de 1415- y des­de 1496 la segunda].

El Sáha­ra Occi­den­tal había sido adju­di­ca­do a Espa­ña en la Con­fe­ren­cia Afri­ca­na de Ber­lín en 188485. Tán­ger se con­vir­tió en zona internacional.

En la Gue­rra del Rif [las tri­bus del Rif se unie­ron con­tra las auto­ri­da­des colo­nia­les del pro­tec­to­ra­do espa­ñol y fran­cés] que duró de 1911 a 1927, los rife­ños coman­da­dos por Moham­med ben Abdel­krim Al-Khat­ta­bi (1882−1963) resis­tie­ron duran­te cin­co años tras ani­qui­lar en 1921 a todo el ejér­ci­to colo­nial en Anoual (N.de la E.: se cono­ce como el Desas­tre de Annual, en el cual murie­ron 11.500 sol­da­dos espa­ño­les, 9.000 civi­les espa­ño­les, y 2.500 rife­ños que lucha­ban del lado espa­ñol. Las fuer­zas espa­ño­las eran de unos 36.000 hom­bres –entre civi­les y mili­ta­res – y las tri­bus rife­ñas, unos 18.000. Según his­to­ria­do­res, Espa­ña dedi­có en 1920 la mitad de su pre­su­pues­to nacio­nal al gas­to militar).

La Repú­bli­ca Con­fe­de­ral de las Tri­bus del Rif

Bajo el lide­raz­go de Abdel­krim Al-Khat­ta­bi (N.de la E.: sus tác­ti­cas gue­rri­lle­ras fue­ron estu­dia­das por otros líde­res como Hó Chí Minh, Mao Zedong y el Che Gue­va­ra) el ejér­ci­to del Rif no sólo resis­tió a los fran­ce­ses – que se habían apre­su­ra­do a ayu­dar a su vecino ibé­ri­co – duran­te cin­co años, sino que tam­bién fun­dó la pri­me­ra Repú­bli­ca Con­fe­de­ral de las Tri­bus del Rif. (N.de la E.: A par­tir de 1925, los fran­ce­ses inter­vi­nie­ron de lleno en el con­flic­to, con 60.000 efec­ti­vos. Las fuer­zas fran­co-espa­ño­las bom­bar­dea­ron con gas mos­ta­za tan­to al ejér­ci­to del Rif como a la pobla­ción civil).

La his­to­ria­do­ra María Rosa de Mada­ria­ga des­cri­bió el resul­ta­do de esta gue­rra des­pia­da­da con la fra­se: «Si hubie­ra gana­do Abdel­krim, Espa­ña se habría sal­va­do de Fran­co». Fran­co (y otros mili­ta­res gol­pis­tas) que lue­go se alza­ron con­tra la Segun­da Repú­bli­ca, esta­ban al man­do de tro­pas espa­ño­las en la Gue­rra del Rif.

Abdel­krim, a quien se vene­ra como un héroe en Marrue­cos, fue depor­ta­do por Fran­cia a la isla de La Reu­nión, una pose­sión fran­ce­sa de ultra­mar (N.de la E: a pun­to de ser derro­ta­do, pre­fi­rió ren­dir­se a Fran­cia, antes que ser juz­ga­do por Espa­ña, que no desis­tió en su inten­to y recla­mó a Fran­cia duran­te años –sin éxi­to – su extra­di­ción). En 1947, duran­te un per­mi­so para un via­je, en una esca­la en un puer­to egip­cio, Abdel­krim logró esca­par y reci­bir asi­lo polí­ti­co en Egip­to. En El Cai­ro, abrió la ofi­ci­na del Magreb de la Liga Ára­be. Su plan era poner fin al domi­nio colo­nial en el nor­te de Áfri­ca median­te una lucha coordinada.

Régi­men neocolonial

Fran­cia pac­tó una paz con Túnez y Marrue­cos para poder man­te­ner Arge­lia. Al igual que en Arge­lia, en Marrue­cos apa­re­ció un Ejér­ci­to de Libe­ra­ción Nacio­nal (ALN). Mejor dicho, eran dos: uno en el nor­te, que ope­ra­ba des­de la zona espa­ño­la, y otro en el sur, con bases en el Sáha­ra Occi­den­tal. Marro­quíes y saha­rauis lucha­ron jun­tos y a tra­vés de terri­to­rios en una gue­rra de gue­rri­llas con­tra las poten­cias ocu­pan­tes fran­ce­sas y espa­ño­las. Al mis­mo tiem­po, hubo orga­ni­za­cio­nes en las ciu­da­des que lle­va­ron a cabo ata­ques con­tra los fran­ce­ses. Pero en Marrue­cos todas las espe­ran­zas des­can­sa­ban en el sul­tán Ben Yous­sef, quien enca­be­zó el movi­mien­to nacio­na­lis­ta urbano. Final­men­te fue des­ti­tui­do por Fran­cia en 1953 y depor­ta­do a Mada­gas­car. A par­tir de ese momen­to, su regre­so fue la prin­ci­pal deman­da del Movi­mien­to por la Inde­pen­den­cia (Istiq­lal), orga­ni­za­do prin­ci­pal­men­te por el par­ti­do del mis­mo nombre.

Cuan­do el sul­tán regre­só en 1955, lo acom­pa­ña­ba Moham­med Ouf­kir, un ofi­cial de las tro­pas colo­nia­les fran­ce­sas que se des­ta­có en Indo­chi­na y que más tar­de se con­vir­tió en minis­tro del Inte­rior bajo el man­do del hijo de Ben Yous­sef, Has­san. En los tra­ta­dos con Fran­cia y Espa­ña, la libe­ra­ción de Marrue­cos del esta­tus de pro­tec­to­ra­do fue regu­la­da mien­tras se sal­va­guar­da­ban los intere­ses fran­ce­ses. Lo que el movi­mien­to nacio­nal se había olvi­da­do de nego­ciar era la par­ti­ci­pa­ción en el poder. Había un par­la­men­to pre­si­di­do por Meh­di Ben Bar­ka, un repre­sen­tan­te de la izquier­da anti­co­lo­nial. Pero la Cáma­ra de Dipu­tados esta­ba en gran par­te fue­ra de su poder. Ben Bar­ka inten­tó en vano hacer­se con el con­trol del ALN. Has­san y Ouf­kir, en cam­bio, for­ma­ron las fuer­zas arma­das reales, que jun­to con los ser­vi­cios secre­tos, la poli­cía y otras uni­da­des son los pila­res más impor­tan­tes, si no siem­pre segu­ros, de la monar­quía. En vis­ta de la cre­cien­te con­cen­tra­ción de poder en manos del sul­tán, que sólo se con­vir­tió en «rey» des­pués de la inde­pen­den­cia ‑nume­ro­sos ritua­les de la cor­te no son tan medie­va­les como apa­ren­tan- Ben Bar­ka optó por la «Opción Revo­lu­cio­na­ria» – el títu­lo de uno de los sus escri­tos. En 1965 fue secues­tra­do en París y lue­go tor­tu­ra­do y ase­si­na­do por Ouf­kir. En ese momen­to Bar­ka se encon­tra­ba en pro­ce­so de orga­ni­za­ción de la Tri­con­ti­nen­tal en La Haba­na. (N.de la E.: La Tri­con­ti­nen­tal (abre­via­tu­ra de Pri­me­ra Con­fe­ren­cia Tri­con­ti­nen­tal de La Haba­na de Soli­da­ri­dad de los Pue­blos de Áfri­ca, Asia y Amé­ri­ca Lati­na) fue un encuen­tro polí­ti­co inter­na­cio­nal rea­li­za­do entre el 3 y el 15 enero de 1966 en Cuba. Asis­tie­ron más de 500 dele­ga­dos de 82 nacio­nes de Áfri­ca, Asia y Lati­noa­mé­ri­ca para for­mar una alian­za con­tra el colo­nia­lis­mo y el impe­ria­lis­mo mili­tar y eco­nó­mi­co. Allí se creó la Orga­ni­za­ción de Soli­da­ri­dad de los Pue­blos de Áfri­ca, Asia y Amé­ri­ca Lati­na (OSPAAAL), que exten­día el Movi­mien­to de Paí­ses No Ali­nea­dos, de 1955, y la Orga­ni­za­ción de Soli­da­ri­dad de los Pue­blos Afro­asiá­ti­cos (OSPAA) de 1957).

El sul­tán pidió ayu­da a las poten­cias colo­nia­les para exter­mi­nar a la mili­cia popu­lar que luchó por la independencia

Los res­tos del ALN, que no qui­so ren­dir­se a la monar­quía, fue­ron ani­qui­la­dos por pri­me­ra vez en el Sáha­ra Occi­den­tal con la ayu­da de las fuer­zas arma­das espa­ño­las y fran­ce­sas en la lla­ma­da Opé­ra­tion Eco­uvi­llon. (N.de la E.: reco­mien­do leer el enla­ce). Moham­med V –nom­bre que asu­mió Ben Yous­sef des­de la con­ver­sión del sul­ta­na­to en rei­no – al igual que hizo el sul­tán en 1912, pre­fi­rió pedir ayu­da a las poten­cias colo­nia­les, antes que poner en peli­gro su poder. Su hijo Has­san estu­vo per­so­nal­men­te invo­lu­cra­do en la gue­rra con­tra los «insur­gen­tes» en el Rif. Suce­dió a su padre en el trono en 1961 des­pués de que su padre murie­ra repen­ti­na­men­te en una ope­ra­ción médi­ca de rutina.

El régi­men de Has­san se vol­vió cada vez más tirá­ni­co y la izquier­da en par­ti­cu­lar fue per­se­gui­da sin pie­dad. Se hicie­ron varios inten­tos para derro­car a Has­san. Duran­te el gol­pe de 1971, esca­pó por poco escon­dién­do­se en un baño duran­te el asal­to de los sol­da­dos a una fies­ta; la segun­da vez en 1972, los pilo­tos de com­ba­te que que­rían derri­bar su avión habían car­ga­do las muni­cio­nes equi­vo­ca­das y dis­pa­ra­ron al Boeing pero no pudie­ron derri­bar­lo. Mucho más tar­de, Moham­med «Fqih» Bas­ri, un con­fi­den­te cer­cano de Ben Bar­ka, reve­ló que la Unión Nacio­nal de Fuer­zas Popu­la­res (UNFP), socia­lis­ta, que ellos cofun­da­ron, había tra­ba­ja­do con el minis­tro del Inte­rior Ouf­kir en el últi­mo gol­pe. El plan era dejar­le hacer el tra­ba­jo sucio a Ouf­kir y lue­go hubie­ran inten­ta­do tomar el poder ellos mismos.

Los que inten­ta­ron derro­car­lo, y tam­bién nume­ro­sos ciu­da­da­nos que no esta­ban rela­cio­na­dos con el gol­pe con­tra el monar­ca, así como los sol­da­dos rasos y la fami­lia del gene­ral Ouf­kir, fue­ron ase­si­na­dos o reclui­dos en maz­mo­rras en el desierto.

Allí sobre­vi­vie­ron duran­te más de vein­te años en con­di­cio­nes inima­gi­na­bles, inad­ver­ti­das por la comu­ni­dad inter­na­cio­nal, has­ta que en 1990 el perio­dis­ta y escri­tor fran­cés Gilles Perrault comen­zó a hablar en su libro Notre ami le Roi (Nues­tro ami­go el rey) de los horro­res de los años de plo­mo y el «jar­dín secre­to de su majestad».

Últi­mo inten­to de derro­car la monar­quía marroquí

En la pri­ma­ve­ra de 1973 tuvo lugar uno de los últi­mos inten­tos de derro­car a la monar­quía. El plan ter­mi­nó en desas­tre. Fqih Bas­ri había crea­do una orga­ni­za­ción arma­da (Tan­zim) para la UNFP. Sus miem­bros esta­ban fami­lia­ri­za­dos con la lucha gue­rri­lle­ra en Pales­ti­na. Tam­bién se había esta­ble­ci­do una red de anti­guos com­ba­tien­tes del ALN (Ejér­ci­to de Libe­ra­ción Nacio­nal) en el Medio y Alto Atlas. Se supo­nía que los com­ba­tien­tes de Tan­zim se infil­tra­rían a tra­vés de la fron­te­ra arge­li­na y ata­ca­rían jun­to a la pobla­ción local, la comi­sa­ría de poli­cía de Mou­lay Bouaz­za. Con las armas cap­tu­ra­das allí, se amplia­ría la gue­rra de gue­rri­llas. Las célu­las de la UNFP (Unión Nacio­nal de Fuer­zas Popu­la­res) habían pre­pa­ra­do accio­nes en las ciu­da­des, con el obje­ti­vo de des­en­ca­de­nar un levan­ta­mien­to que con­ti­nua­ra exten­dién­do­se. Por últi­mo, pero no menos impor­tan­te, hay que decir que esto fue un inten­to de libe­ra­ción de los res­tos del colo­nia­lis­mo, un pro­ce­so que se inte­rrum­pió al comien­zo de la «inde­pen­den­cia» cuan­do se esta­ble­ció una monarquía.

Pero salió mal todo lo que podría salir mal, como des­cri­be Ale­xan­der Meh­di Ben­nou­na en su libro Héros sans gloi­re: Échec d’une révo­lu­tion 1963 – 1973. (N.de la E.: Lamen­ta­ble­men­te no está tra­du­ci­do al cas­te­llano. En fran­cés pue­den encon­trar­lo aquí. Ale­xan­der Meh­di Ben­nou­na, naci­do en Ale­ma­nia Orien­tal es hijo del líder revo­lu­cio­na­rio marro­quí Moha­med Ben­nou­na, y de madre alemana).

Igual que París decía que Arge­lia no era una colo­nia, sino un depar­ta­men­to sepa­ra­do de Fran­cia, que no que­ría aban­do­nar bajo nin­gu­na cir­cuns­tan­cia, Espa­ña seguía insis­tien­do en que el Sáha­ra Occi­den­tal era terri­to­rio de ultra­mar y se nega­ba a des­co­lo­ni­zar­lo. Des­pués de que el área fue­ra adju­di­ca­da a Espa­ña en la Con­fe­ren­cia Afri­ca­na de Ber­lín, habían pasa­do déca­das antes de que el poder colo­nial la pudie­ra con­tro­lar. Tra­di­cio­nal­men­te, los nóma­das de ori­gen ára­be-bere­ber habían vivi­do en esa exten­sión de tierra.

Los nacio­na­lis­tas marro­quíes, por otro lado, jus­ti­fi­can su recla­mo de la región hacien­do refe­ren­cia a la His­to­ria. El Saha­ra Occi­den­tal había per­te­ne­ci­do al sul­ta­na­to en varias oca­sio­nes, sobre todo cuan­do las dinas­tías del sur se habían apo­de­ra­do de la zona. El Sáha­ra Occi­den­tal tie­ne una lar­ga tra­di­ción de lucha de libe­ra­ción anti­co­lo­nial: el eru­di­to islá­mi­co y líder par­ti­dis­ta Ma Al-Ainain (1830−1910), por ejem­plo, orga­ni­zó la resis­ten­cia allí con­tra el poder colo­nial fran­cés y fun­dó la ciu­dad de Sma­ra, que se con­vir­tió en el cen­tro reli­gio­so de los saha­rauis. En cual­quier caso, cuan­do el sul­tán fir­mó el Tra­ta­do de Fez, Marrue­cos ter­mi­nó apro­xi­ma­da­men­te den­tro de sus fron­te­ras reco­no­ci­das inter­na­cio­nal­men­te. Por su mem­bre­sía en la ONU y la Unión Afri­ca­na, Marrue­cos ha reco­no­ci­do las fron­te­ras colo­nia­les así como el dere­cho de los pue­blos a la auto­de­ter­mi­na­ción. Sin embar­go, has­ta el día de hoy, los marro­quíes recla­man terri­to­rios no sólo en las «pro­vin­cias del sur», sino tam­bién en rela­ción con Arge­lia (pro­vin­cia de Béchar), Espa­ña (encla­ves e islas has­ta Cana­rias), Mali (pro­vin­cia de Tom­buc­tú) y, sin olvi­dar, toda Mauritania.

Esca­par al fren­te de guerra

Los acon­te­ci­mien­tos de Mou­lay Bouaz­za fue­ron una répli­ca tar­día de la lucha anti­co­lo­nial. La lec­ción que se apren­dió del fra­ca­so tan obvio, casi gro­tes­co, fue que el levan­ta­mien­to en Marrue­cos ya no tenía nin­gu­na posi­bi­li­dad. Fue dife­ren­te en el Sáha­ra Occi­den­tal. Los espa­ño­les habían sofo­ca­do un movi­mien­to de libe­ra­ción ini­cial. Pero el Poli­sa­rio, fun­da­do en 1973, se for­ta­le­ció. Tam­bién cre­ció la pre­sión inter­na­cio­nal sobre Espa­ña para que libe­ra­ra la colo­nia. Marrue­cos y Mau­ri­ta­nia juga­ron un papel deci­si­vo en la inclu­sión del Sáha­ra Occi­den­tal en la lis­ta recién crea­da de áreas no autó­no­mas que se des­co­lo­ni­za­ron a prin­ci­pios de la déca­da de 1960. Los resi­den­tes ten­drían que poder deter­mi­nar su suer­te ellos mis­mos a tra­vés de un refe­rén­dum. Al mis­mo tiem­po, sin embar­go, el rei­no había encar­ga­do al Tri­bu­nal de Jus­ti­cia de La Haya que emi­tie­ra una opi­nión sobre sus recla­ma­cio­nes en el Sáha­ra Occidental.

El lau­do arbi­tral de La Haya se dic­tó en oto­ño de 1975 y fue des­fa­vo­ra­ble para Marrue­cos, algo que a menu­do se man­tie­ne en secre­to den­tro del país. Pero un poco des­pués sur­gió una opor­tu­ni­dad úni­ca para que el rey marro­quí pasa­ra por alto la deba­cle y al mis­mo tiem­po inten­ta­ra lim­piar el estig­ma de la monar­quía, de haber trai­cio­na­do al Sáha­ra Occi­den­tal al comien­zo de la independencia.

El dic­ta­dor espa­ñol Fran­co esta­ba en su lecho de muer­te. Al igual que su padre antes, Has­san II se pre­sen­tó como un héroe nacio­nal y lan­zó una enor­me cam­pa­ña de pro­pa­gan­da. Cien­tos de miles de marro­quíes fue­ron lle­va­dos a la fron­te­ra con el Sáha­ra Occi­den­tal. Arma­dos con ban­de­ras marro­quíes y el Corán, se supo­nía que debían avan­zar hacia el Sáha­ra Occi­den­tal en una «mar­cha ver­de» para «reu­nir» sim­bó­li­ca­men­te con el rei­no las «pro­vin­cias del sur» perdidas.

Antes de la muer­te de Fran­co, Has­san II lle­gó a un acuer­do con su suce­sor desig­na­do, Juan Car­los. En noviem­bre de 1975 se fir­mó el ile­gal «Tra­ta­do de Madrid» entre Mau­ri­ta­nia, Marrue­cos y Espa­ña. En con­se­cuen­cia, el Sáha­ra Occi­den­tal debe­ría divi­dir­se entre los dos pri­me­ros paí­ses. Los mili­ta­res espa­ño­les se reti­ra­ron, pero se debían pre­ser­var los intere­ses de la anti­gua poten­cia colonial.

El ejér­ci­to marro­quí lle­gó tras la «mar­cha ver­de» con bom­bas de napalm y fós­fo­ro. Nume­ro­sos saha­rauis huye­ron a Tin­duf, en Arge­lia, don­de 170.000 viven en cam­pos de refu­gia­dos has­ta el día de hoy. Están bajo la admi­nis­tra­ción del Poli­sa­rio, que había logra­do unir a gran par­te de los saha­rauis detrás de ellos des­de 1973. El movi­mien­to revo­lu­cio­na­rio gozó de una amplia sim­pa­tía y se imple­men­ta­ron ele­men­tos de su pro­gra­ma de izquier­das. El Poli­sa­rio ini­ció una gue­rra de gue­rri­llas con­tra los ocu­pan­tes. Des­pués de unos años, el ejér­ci­to mau­ri­tano fue expul­sa­do. Había sufri­do gran­des pér­di­das, hubo un gol­pe de Esta­do en Mau­ri­ta­nia y el nue­vo líder fir­mó un tra­ta­do de paz con la Repú­bli­ca Ára­be Demo­crá­ti­ca Saha­raui (DARS).

Marrue­cos inten­tó enton­ces ocu­par la par­te del Saha­ra Occi­den­tal recla­ma­da ante­rior­men­te por Mau­ri­ta­nia. Final­men­te, con la ayu­da de paí­ses como EEUU, Israel y Ale­ma­nia Occi­den­tal, el rei­no comen­zó a cons­truir un gran muro para sepa­rar las áreas ocu­pa­das por Marrue­cos del Saha­ra Occi­den­tal –espe­cial­men­te las zonas cos­te­ras y las minas de fos­fa­to de Bou Crâ – de las áreas libe­ra­das por el Poli­sa­rio para evi­tar su acce­so a la zonas mineras.

Este muro se extien­de 2.700 kiló­me­tros a tra­vés del desier­to, des­de el sur de Marrue­cos has­ta el Atlán­ti­co cer­ca de la lla­ma­da zona de amor­ti­gua­mien­to de Guer­gue­rat, don­de el ejér­ci­to marro­quí rom­pió recien­te­men­te el acuer­do de alto el fue­go cele­bra­do en 1991 bajo la media­ción de la ONU en noviem­bre. (N.de la E.: Guer­gue­rat es un pues­to fron­te­ri­zo no reco­no­ci­do inter­na­cio­nal­men­te – una adua­na jun­to a un muro en medio del desier­to – que conec­ta el Sáha­ra Occi­den­tal con Mau­ri­ta­nia. Según el Acuer­do Mili­tar fir­ma­do entre la ONU con Marrue­cos y el Fren­te Poli­sa­rio, en la fran­ja de Guer­gue­rat no pue­de haber hom­bres arma­dos de nin­guno de los acto­res del con­flic­to. En 2017, Marrue­cos empe­zó a asfal­tar el paso, que es fun­da­men­tal para las expor­ta­cio­nes marro­quíes a Áfri­ca a tra­vés de Mau­ri­ta­nia. El Poli­sa­rio para­li­zó la carre­te­ra, ins­ta­ló la ban­de­ra de su Repú­bli­ca y su pro­pio pun­to de con­trol. Marrue­cos envió a sus fuer­zas arma­das. Ante los lla­ma­mien­tos de la ONU, el Poli­sa­rio se reti­ró para no incum­plir los acuer­dos firmados).

A prin­ci­pios de la déca­da de 1990, Has­san II estu­vo bajo pre­sión. Notre ami le Roi, el libro de Gilles Perrault, había sacu­di­do su repu­tación. Marrue­cos se había hun­di­do social­men­te. Los dis­tur­bios eran bru­tal­men­te repri­mi­dos y has­ta se des­ple­gó la fuer­za aérea en la ciu­dad de Tetuán, cuan­do la gen­te pro­tes­ta­ba por el aumen­to de los pre­cios del pan. La opo­si­ción fue eli­mi­na­da en gran medida.

En 1975, el mis­mo año en que comen­zó la ocu­pa­ción del Sáha­ra Occi­den­tal por par­te de Marrue­cos, uno de los últi­mos gran­des com­ba­tien­tes de la resis­ten­cia, el cofun­da­dor de la UNFP, Omar Ben­je­lloun – inge­nie­ro, abo­ga­do, perio­dis­ta y sin­di­ca­lis­ta – fue ase­si­na­do por un coman­do de la “Juven­tud Islá­mi­ca”, al que per­te­ne­cía el minis­tro Abde­li­llah Ben­ki­ra­ne. Un pre­lu­dio sinies­tro años antes de Afga­nis­tán: los isla­mis­tas fue­ron mani­pu­la­dos por el «Esta­do pro­fun­do» para aca­bar con la izquier­da. Lue­go se vol­vie­ron con­tra el pro­pio Estado.

Pue­blos Potemkin

Al final, Has­san II deci­dió dar un paso sor­pren­den­te: entre­gó el gobierno de la lla­ma­da Alter­nan­cia, al polí­ti­co de la USFP (Unión Socia­lis­ta de Fuer­zas Popu­la­res, orga­ni­za­ción suce­so­ra de la UNFP) Abde­rrah­ma­ne Yous­sou­fi. Cuan­do murió Has­san II en 1999 y Moham­med VI le suce­dió, un Marrue­cos demo­crá­ti­co pare­cía a su alcan­ce. Pero lo que suce­dió en cam­bio fue el esta­ble­ci­mien­to de aldeas Potem­kin. (N.de la E.: Un «pue­blo Potem­kin» es una cons­truc­ción fal­sa cuyo pro­pó­si­to es pro­por­cio­nar una facha­da para ocul­tar que las cosas van mal. El tér­mino pro­vie­ne de una supues­ta aldea por­tá­til fal­sa cons­trui­da por el minis­tro ruso Potem­kin en 1787 para impre­sio­nar a la empe­raz­triz Cata­li­na II en un via­je por Cri­mea. Aun­que los his­to­ria­do­res sos­tie­nen que el rela­to es fic­ti­cio y Potem­kin sólo hizo enga­la­nar los pueblos).

En Marrue­cos hoy en día hay gran­des cen­tros comer­cia­les, auto­pis­tas de Tán­ger a Casa­blan­ca y tam­bién hay un TGV (tren de alta velo­ci­dad). Al mis­mo tiem­po, las aldeas rura­les que­dan ais­la­das en invierno y se las deja libra­das a su suer­te. Ade­más de los oasis de lujo, unos pasos más allá hay pura mise­ria. No hay elec­cio­nes libres y demo­crá­ti­cas, como tam­po­co hay un poder judi­cial inde­pen­dien­te. Sus ciu­da­da­nos tie­nen que temer­lo todo de este Estado.

Los pun­tos en los que todos deben creer están pin­ta­dos en las cade­nas mon­ta­ño­sas para ser recor­da­dos per­ma­nen­te­men­te: Allah, Al-Malik, Al-Watan ( Dios, Rey, Patria). Esto natu­ral­men­te tam­bién inclu­ye el Sáha­ra Occi­den­tal, del que es mejor no hablar en abso­lu­to, así como uno debe guar­dar silen­cio sobre esa tri­ni­dad antes men­cio­na­da. En este sis­te­ma opre­si­vo, ni siquie­ra los isla­mis­tas se atre­ven –actual­men­te, al menos nomi­nal­men­te for­man par­te del gobierno – a cues­tio­nar deci­sio­nes guber­na­men­ta­les que les resul­tan des­agra­da­bles, como el reco­no­ci­mien­to diplo­má­ti­co de la ocu­pa­ción israe­lí. Por­que no son ellos los que tie­nen voz en el país, sino el gabi­ne­te real. La refor­ma cons­ti­tu­cio­nal sur­gi­da por revuel­tas popu­la­res del 2011 no hizo nada para cam­biar eso.

Estas infor­ma­cio­nes se pue­den encon­trar en nume­ro­sos artícu­los y libros de valien­tes perio­dis­tas como Omar Brouksy: El rey es el pro­pie­ta­rio de la OCP, la Offi­ce Ché­ri­fien des Phospha­tes (la mine­ría pro­duc­to­ra de fos­fa­tos) y gana dine­ro de la extrac­ción de fos­fa­tos en el Sáha­ra Occi­den­tal. De hecho, la mayo­ría de las empre­sas marro­quíes le per­te­ne­cen al monar­ca de una for­ma u otra. A veces estas empre­sas reci­ben sub­si­dios del Esta­do, de la mis­ma for­ma que el Esta­do paga cons­ti­tu­cio­nal­men­te el man­te­ni­mien­to del sobe­rano. El apa­ra­to de poder del rey deter­mi­na a quién se le per­mi­te en últi­ma ins­tan­cia abrir un nego­cio y cómo ter­mi­nan las elec­cio­nes. El rey diri­ge per­so­nal­men­te a los mili­ta­res. El ser­vi­cio secre­to tie­ne hoy a su dis­po­si­ción todo un arse­nal de pro­gra­mas de espio­na­je en Inter­net para poder detec­tar y eli­mi­nar opo­nen­tes. Los par­ti­dos resul­tan ser títe­res de la monar­quía y perio­dis­tas e inte­lec­tua­les son el blan­co del apa­ra­to esta­tal. Uno de ellos es el pro­fe­sor uni­ver­si­ta­rio Maâ­ti Mon­jib, que fue arres­ta­do por­que se había atre­vi­do a tra­tar con impar­cia­li­dad la His­to­ria de Marrue­cos y a ten­der puen­tes con los frag­men­ta­dos res­tos de la opo­si­ción. (N.de la E: Maâ­ti Mon­jib, es un pro­fe­sor uni­ver­si­ta­rio, his­to­ria­dor y escri­tor marro­quí, que apo­ya al perio­dis­mo de inves­ti­ga­ción. En diciem­bre de 2020, fue arres­ta­do acu­sa­do fal­sa­men­te de “lava­do de dine­ro y frau­de” por el gobierno de Marrue­cos. Tras una huel­ga de ham­bre y la pro­tes­ta inter­na­cio­nal, fue pues­to en liber­tad con­di­cio­nal en mar­zo de 2021).

Si bien Marrue­cos se pre­sen­ta al mun­do exte­rior como un país pro­gre­sis­ta y mues­tra un ros­tro amis­to­so en ciu­da­des como Rabat, como mues­tran las «fil­tra­cio­nes de Cole­man» de docu­men­tos de diplo­má­ti­cos marro­quíes, hace todo lo posi­ble para mejo­rar su pro­pia ima­gen y la pren­sa Influir en con­se­cuen­cia, se pre­sen­ta sin rodeos en los terri­to­rios ocu­pa­dos como la poten­cia colo­nial que es. (N.de la E.: Las Fil­tra­cio­nes de Cole­man son un Wiki­leaks magre­bí. Bajo la iden­ti­dad de Chris Cole­man, un inter­nau­ta anó­ni­mo empe­zó en 2014 a divul­gar cien­tos de docu­men­tos y correos de la diplo­ma­cia, la inte­li­gen­cia y la Defen­sa de Marrue­cos, con gra­ví­si­mas reve­la­cio­nes. Las auto­ri­da­des marro­quíes no des­min­tie­ron la auten­ti­ci­dad de esas fil­tra­cio­nes, y en un pri­mer momen­to acu­sa­ron vela­da­men­te a Fran­cia de estar detrás de las mis­mas, más tar­de acu­sa­ron a Argelia).

Los saha­rauis, que han esta­do espe­ran­do su refe­rén­dum des­de 1991, ini­cia­ron una inti­fa­da, segui­da de las pro­tes­tas de Gdeim Izik en 2010. La res­pues­ta siem­pre ha sido la repre­sión, aun­que los colo­nos marro­quíes tam­bién han sido uti­li­za­dos como mato­nes duran­te años. En los jui­cios, los acti­vis­tas son con­de­na­dos a déca­das de pri­sión con con­fe­sio­nes obte­ni­das median­te tor­tu­ra y lue­go colo­ca­dos en con­fi­na­mien­to solitario.

En diciem­bre de 2020, poco antes del final del man­da­to del pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos Donald Trump, el rei­no acep­tó un acuer­do: Reco­no­ci­mien­to de la ocu­pa­ción israe­lí a cam­bio del reco­no­ci­mien­to de la ocu­pa­ción marro­quí en el Saha­ra Occidental.

La ope­ra­ción mili­tar en Guer­gue­rat con­tra mani­fes­tan­tes saha­rauis el 13 de noviem­bre fue una vio­la­ción deli­be­ra­da del acuer­do de alto el fue­go de 1991. Las con­se­cuen­cias eran pre­vi­si­bles. Des­de enton­ces, el Poli­sa­rio ha esta­do ata­can­do posi­cio­nes del ejér­ci­to marro­quí detrás del muro pro­tec­tor. Ofi­cial­men­te, la gue­rra en Marrue­cos toda­vía está silen­cia­da. Arge­lia ha demos­tra­do su dis­po­si­ción a la gue­rra, rea­li­zan­do manio­bras. Vale la pena recor­dar que poco des­pués de la inde­pen­den­cia de Arge­lia, Marrue­cos cre­yó que podía derro­tar a los arge­li­nos duran­te la Gue­rra de las Are­nas (1963−1964) y fracasó.

Fuen­te: Revuel­ta goblal

La entra­da Con­flic­to del Saha­ra occi­den­tal: Fru­to del colo­nia­lis­mo y del exter­mi­nio de la izquier­da marro­quí se publi­có pri­me­ro en La otra Anda­lu­cía.

Itu­rria /​Fuen­te

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