Femi­nis­mos. La mujer en el Ejér­ci­to Popu­lar repu­bli­cano espa­ñol: El caso de la capi­ta­na Ani­ta Carrillo

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 29 de sep­tiem­bre de 2021.

Acua­re­la de Ele­na Beu­zón Neva

Con oca­sión de mi par­ti­ci­pa­ción en las XIV Jor­na­das en torno al Cam­po de Con­cen­tra­ción de Alba­te­ra, el 25 de sep­tiem­bre de 2021 (San Isidro-Alacant)

La par­ti­ci­pa­ción de la mujer en los ini­cios de la lucha para des­ba­ra­tar los pla­nes gol­pis­tas de los gene­ra­les fas­cis­tas y en defen­sa de la Repú­bli­ca el 19 de julio de 1936 fue un acon­te­ci­mien­to his­tó­ri­co de una indu­da­ble tras­cen­den­cia que aún per­du­ra. Muje­res arma­das con fusi­les o pis­to­las, en unión de los hom­bres y en pie de igual­dad, salie­ron a las calles para enfren­tar­se a los mili­ta­res que que­rían arre­ba­tar­le los dere­chos y liber­ta­des con­quis­ta­dos duran­te los años repu­bli­ca­nos. El hecho inusual en la his­to­ria euro­pea (1) no pasó des­aper­ci­bi­do para los fotó­gra­fos de pren­sa y, ade­más de con­ver­tir­se en una «noti­cia» espec­ta­cu­lar y en tema icó­ni­co para por­ta­das de revis­tas grá­fi­cas, espa­ño­las y extran­je­ras, cons­ti­tu­yó una for­ma de pro­pa­gan­da efi­caz para ani­mar a los hom­bres más reti­cen­tes a tomar las armas y salir en camio­nes para los dis­tin­tos fren­tes de gue­rra.
Por pri­me­ra vez apa­re­cía en el dia­rio madri­le­ño AHORA del 22 de julio la pala­bra «mili­cia­na» (2) para desig­nar a las miles de muje­res que se habían alis­ta­do en las filas de civi­les arma­dos que acu­die­ron pres­tos a la voz de alar­ma de los par­ti­dos y sin­di­ca­tos que apo­ya­ban al Fren­te Popu­lar.
Hoy día no nos pode­mos ima­gi­nar lo que supu­so aquel hecho, total­men­te impen­sa­ble pocos días antes. En La Liber­tad (Madrid) del 22 de julio se escri­bía: «nues­tras madri­le­ñas com­ba­tien­tes son hoy un mag­ní­fi­co ejem­plo de valor y for­ta­le­za que asom­bra­rá al mun­do femenino…Antes, en otros tiem­pos, se enal­te­cía una figu­ra de mujer heroi­ca. Aho­ra no es posible…son todas las que han de pasar a la his­to­ria y a las que habrá de levan­tar la Repú­bli­ca un monu­men­to que per­pe­túe estas subli­mes jor­na­das con que no están asom­bran­do…».
Poco des­pués, en el órgano del 5º Regi­mien­to, Mili­cia Popu­lar (Madrid), se com­ple­ta­ba esta idea en el ejem­plar del 30 de julio con estas sor­pren­den­tes pala­bras que tra­du­cían el res­pe­to hacia la nue­va mujer que había «naci­do» el 19 de julio: «Cual­quie­ra que haya teni­do oca­sión de pre­sen­ciar el des­fi­le de una com­pa­ñía de estas heroi­cas muje­res no lo olvi­da­rá jamás…».
Pre­ci­sa­men­te, este sema­na­rio de cla­ra ideo­lo­gía comu­nis­ta, y defen­sor des­de las pri­me­ras sema­nas de la orga­ni­za­ción de un Ejér­ci­to Popu­lar, con man­do úni­co y férrea dis­ci­pli­na mili­tar, escri­bía esta fra­se des­ta­ca­da el día 12 de agos­to: «Por medio de las Mili­cias Popu­la­res hoy, y del Ejér­ci­to Popu­lar maña­na, cien­tos de miles de hom­bres y de muje­res ocu­pa­rán los pues­tos de pri­me­ra fila, defen­dien­do con las armas en la mano la Espa­ña demo­crá­ti­ca». La figu­ra de la mujer mili­cia­na com­ba­tien­te, aun cons­ti­tu­yen­do una mani­fies­ta mino­ría en el con­jun­to de las fuer­zas popu­la­res anti­fas­cis­tas, tenía en esta fra­se todo el reco­no­ci­mien­to que se mere­cía, y por eso, por su valor, entu­sias­mo y arro­jo en las avan­za­di­llas de los dis­tin­tos fren­tes, muchas fue­ron heri­das y algu­nas falle­cie­ron, y, lo más des­ta­ca­ble, pron­to fue­ron ascen­di­das a cabos, sar­gen­tos o alfé­re­ces y en la pren­sa se sub­ra­ya­ba a dia­rio los elo­gios que reci­bían por par­te de sus man­dos.
A menu­do se ha que­ri­do empe­que­ñe­cer y des­pre­ciar el papel de la mujer en el inci­pien­te Ejér­ci­to Popu­lar que se for­mó los pri­me­ros días de la con­tien­da con civi­les arma­dos, jun­to a tro­pas lea­les a la Repú­bli­ca, Guar­dias de Asal­to o Guar­dias civi­les. Es cier­to que la mitad de ellas acu­die­ron a rea­li­zar tra­ba­jos auxi­lia­res en el fren­te, des­de correos, enla­ces, enfer­me­ría o coci­na, para los que se veían más pre­pa­ra­das por la edu­ca­ción que habían reci­bi­do; pero todas lo hicie­ron sin pen­sár­se­lo dos veces, a escon­di­das de sus fami­lias con fre­cuen­cia, y expo­nién­do­se a un peli­gro cier­to que no duda­ron en afron­tar ante­po­nien­do su con­cien­cia anti­fas­cis­ta.
Tam­bién es ver­dad que otras muchas mili­cia­nas com­ba­tien­tes tuvie­ron que rea­li­zar en el fren­te de gue­rra diver­sas tareas domés­ti­cas, sopor­tan­do una «doble car­ga» (3), tal como lo ha hecho y lo sigue hacien­do la mujer por ser mujer. Pero ello sin aban­do­nar nun­ca su pues­to en el com­ba­te. En la pren­sa de enton­ces se mos­tra­ron grá­fi­ca­men­te muchos casos de mili­cia­nas que lava­ban en un arro­yo su ropa y la de sus com­pa­ñe­ros, que hacían pun­to para con­fec­cio­nar­le una bufan­da a algún mili­ciano nece­si­ta­do, o que se encar­ga­ban de los pero­les y fogo­nes. Pero eso lo hacían en sus momen­tos de des­can­so, sin aban­do­nar las avan­za­di­llas y oyen­do el «pa-cum» de las balas sil­ban­do cer­ca de sus cabe­zas.
El comu­nis­ta de Alfar­na­te (Axar­quía de Mála­ga) Juan Poda­de­ra Ruiz, al man­do de la 13ª Com­pa­ñía de las Mili­cias mala­gue­ñas, fue entre­vis­ta­do por El Popu­lar al vol­ver del Fren­te de Villa­nue­va del Tra­bu­co. Una de las pre­gun­tas del redac­tor fue: – ¿Quién os hace la comi­da?, a lo que Poda­de­ra no dudó en con­tes­tar: -¡Cin­co mili­cia­nas! El redac­tor le pre­gun­tó sor­pren­di­do a con­ti­nua­ción: – pero ¿tam­bién tenéis mili­cia­nas? Poda­de­ra con­fe­sa­ba que ellas hacían la comi­da, cosían y lava­ban la ropa, y que, ade­más, cuan­do hacía fal­ta, cogían el fusil. La foto del perió­di­co lo decía todo. Las cin­co mili­cia­nas arma­das se con­fun­dían orgu­llo­sas entre los hom­bres de la com­pa­ñía; por enci­ma de todo, sin dis­tin­ción de roles.
Esta mis­ma idea era mani­fes­ta­da por el con­ce­jal comu­nis­ta de Mála­ga José Gallar­do, res­pon­sa­ble polí­ti­co de la 2ª Com­pa­ñía de Mili­cias mala­gue­ñas al hablar de su her­ma­na Con­cha, mili­cia­na de su com­pa­ñía, al igual que su her­ma­na Elvi­ra. «-Es her­ma­na mía. Hace vein­te días que está con noso­tros. A los mili­cia­nos les da áni­mos. A mí, calor fami­liar. Lo mis­mo hace un arroz a la valen­cia­na, que le cose un pan­ta­lón a un mili­ciano, que sube a la últi­ma avan­za­da a pelear con­tra los moros».
Otras mili­cia­nas, más libe­ra­das y con con­cien­cia femi­nis­ta e igua­li­ta­ria, se sabe que recha­za­ron rea­li­zar estas tareas en exclu­si­vi­dad, «no he veni­do a jugar­me la vida en las trin­che­ras por la Repú­bli­ca para tener que lim­piar y coci­nar», exi­gien­do que se com­par­tie­ran con los mili­cia­nos por tur­nos. No fue lo fre­cuen­te. La ima­gen de la mujer cui­da­do­ra y sana­do­ra esta­ba muy arrai­ga­do en la socie­dad, inclu­so en colec­ti­vos tan avan­za­dos como «Muje­res Libres».
¿Lim­pió, coci­nó y zur­ció cal­ce­ti­nes la futu­ra capi­ta­na Ani­ta Carri­llo?
No exis­te infor­ma­ción al res­pec­to, pero es lo más pro­ba­ble. Al menos a su espo­so José Torreal­ba, que comen­zó la gue­rra como tenien­te de mili­cias al man­do de la 16ª Com­pa­ñía de Mili­cias Popu­la­res Anti­fas­cis­tas de Mála­ga, como lo habría hecho antes del 18 de julio en su casa de La Línea de la Con­cep­ción (Cádiz). Pero ade­más, como comu­nis­ta cons­cien­te de la soli­da­ri­dad y ayu­da mutua que debía regir en la con­duc­ta entre cama­ra­das y com­pa­ñe­ros, no duda­ría en coser­le unos boto­nes a algún mili­ciano que, cul­tu­ral­men­te, has­ta ese momen­to ni se le había pasa­do por la cabe­za apren­der a rea­li­zar nin­gu­na tarea domés­ti­ca. Hay que situar­se en la Espa­ña de hace más de 85 años, y ade­más en la zona rural y más atra­sa­da de Anda­lu­cía.
Lo impor­tan­te y sub­ra­ya­ble es que esas muje­res se ins­cri­bie­ron en una com­pa­ñía mili­cia­na para com­ba­tir al fas­cis­mo con las armas en la mano, arries­gan­do sus vidas, como nun­ca antes lo habían hecho, y fue­ron ejem­plo para el mun­do ente­ro. Han pasan­do a la His­to­ria. Lo demás no es sobre­sa­lien­te ni sub­ra­ya­ble, sal­vo si se quie­re des­pres­ti­giar a la mujer com­ba­tien­te anti­fas­cis­ta y en gene­ral a la Mujer.
Ani­ta Carri­llo, diri­gen­te socia­lis­ta pri­me­ro y comu­nis­ta des­pués (4), iba a cum­plir los 39 años de edad, y no dudó en embar­car­se en Gibral­tar para pasar a la zona repu­bli­ca­na de Mála­ga a com­ba­tir al ejér­ci­to fran­quis­ta. Al prin­ci­pio solo fue una mili­cia­na más, «un núme­ro más» en la Com­pa­ñía de su mari­do, pelean­do en el duro y mor­tí­fe­ro fren­te de El Cho­rro (Álo­ra). Sema­nas des­pués, al for­mar­se el Bata­llón de Mili­cias n.º 2 de Mála­ga, deno­mi­na­do «Méxi­co», demos­tró tener el cora­je y la capa­ci­dad sufi­cien­te para con­ver­tir­se en la úni­ca mujer que osten­tó el car­go de «res­pon­sa­ble polí­ti­co» de una com­pa­ñía mili­cia­na en los fren­tes anda­lu­ces. Los res­pon­sa­bles o dele­ga­dos polí­ti­cos, lla­ma­dos comi­sa­rios polí­ti­cos más tar­de, debían pre­di­car con el ejem­plo, y muchas veces iban al fren­te de la tro­pa como un man­do más, y algu­nos caye­ron en el com­ba­te, como su com­pa­ñe­ro Mano­lo Bau­tis­ta Ávi­la, res­pon­sa­ble polí­ti­co de la 2ª Com­pa­ñía que falle­ció en el fren­te de El Cho­rro en el mes de noviem­bre de 1936.
Des­pués del decre­to de mili­ta­ri­za­ción de las mili­cias que debía cum­plir­se en Mála­ga el 20 de octu­bre de 1936, y tras la reor­ga­ni­za­ción pro­gre­si­va de las mili­cias para con­ver­tir­se en el futu­ro Ejér­ci­to Popu­lar de la Repú­bli­ca, su Bata­llón «Méxi­co» se con­vir­tió pri­me­ro en «Colum­na Moto­ri­za­da Méxi­co» y a media­dos del mes de enero de 1937 ya fue vis­ta Ani­ta Carri­llo con su uni­for­me de capi­ta­na repu­bli­ca­na por las calles de Mála­ga. La mili­cia­na se había con­ver­ti­do en ofi­cial del Ejér­ci­to Popu­lar, y ya ese mes de enero «la cama­ra­da capi­tán Ana Carri­llo Domín­guez» cobra­ba su paga de 581,25 pese­tas, según acre­di­ta­ba la Paga­du­ría de la Dele­ga­ción Gene­ral de Mili­cias.
Ani­ta Carri­llo había sido insen­si­ble a la insis­ten­te cam­pa­ña ins­ti­tu­cio­nal y mediá­ti­ca de «Los hom­bres úti­les al fren­te, las muje­res al tra­ba­jo en la reta­guar­dia» que des­de fina­les de agos­to y prin­ci­pios de sep­tiem­bre se «macha­ca­ba» en las pági­nas de los dia­rios y revis­tas, e inclu­so se pre­go­na­ba per­sua­si­vo en los mis­mos fren­tes de gue­rra. Ani­ta man­tu­vo en los pocos míti­nes que pro­nun­ció en Mála­ga duran­te los meses fina­les de 1936, que las muje­res debían cola­bo­rar con los hom­bres en la tarea de la revo­lu­ción social, «las que tuvie­ran valor, con las armas en la mano», y las que no, en la reta­guar­dia tra­ba­jan­do para ayu­dar a ven­cer al fas­cis­mo. Ella, como así lo prac­ti­có, no des­pre­cia­ba, antes al con­tra­rio, la lucha de las muje­res en las mili­cias y en el ejér­ci­to, tenien­do cla­ro que no todas las muje­res, como no todos los hom­bres, ten­drían el valor y la con­cien­cia nece­sa­rios para estar en las trin­che­ras.
Por eso con­ti­nuó en el Ejér­ci­to Popu­lar, y en la Bri­ga­da «B», ante­ce­den­te de la 52º Bri­ga­da Mix­ta, la capi­ta­na de la com­pa­ñía de ame­tra­lla­do­ras Ani­ta Carri­llo se encua­dró en el Bata­llón que ya coman­da­ba su mari­do Torreal­ba. Pero des­pués de la derro­ta en la bata­lla por la defen­sa de Mála­ga, y cuan­do cayó heri­da en la hui­da hacia Alme­ría sien­do res­pon­sa­ble de los camio­nes que con­du­cían a los heri­dos de su Bata­llón, Ani­ta sufrió las con­se­cuen­cias de la implan­ta­ción defi­ni­ti­va del Ejér­ci­to Popu­lar de la Repú­bli­ca, hecho que había veni­do fra­guán­do­se des­de octu­bre del año anterior.

Las muje­res no fue­ron expul­sa­das del Ejér­ci­to Popu­lar. Solo fue­ron «Invi­ta­das» a marcharse.

Ni el decre­to de mili­ta­ri­za­ción de Lar­go Caba­lle­ro de fecha 29 de sep­tiem­bre de 1936, ni en nin­gu­na de las Órde­nes y Decre­tos pos­te­rio­res se men­cio­nó jamás la pala­bra «mujer» ni mucho menos se escri­bió en la Gace­ta de Madrid ni en el Dia­rio Ofi­cial del Minis­te­rio de la Gue­rra, pri­me­ro, y de Defen­sa Nacio­nal des­pués, que ellas, las mili­cia­nas, debían aban­do­nar el ejér­ci­to. No es cier­to, como se ha escri­to en nume­ro­sas oca­sio­nes, que el Gobierno de la Repú­bli­ca decre­ta­se la expul­sión de las muje­res de los fren­tes de gue­rra. Tal decre­to no exis­tió (5). Tam­po­co hacía fal­ta que se des­pres­ti­gia­ra de esa mane­ra ante los ojos del mun­do con una medi­da así.
Lo que ocu­rrió es que des­de que se creó el Ejér­ci­to Volun­ta­rio el 17 de agos­to de 1936, y más aún cuan­do se hizo un lla­ma­mien­to a filas a las Quin­tas de los años 32 y 33, solo los «varo­nes» pudie­ron incor­po­rar­se al Ejér­ci­to Popu­lar. De esta for­ma se les veta­ba a las muje­res su futu­ra incor­po­ra­ción a tareas mili­ta­res com­ba­tien­tes, pero nun­ca se les prohi­bió, «por decre­to», a las que ya nutrían las Com­pa­ñías, Bata­llo­nes o Bri­ga­das. Se pue­den citar otros casos cono­ci­dos como el de Encar­na­ción Her­nán­dez Luna, pero Ani­ta Carri­llo es un buen ejem­plo de la pre­sen­cia de la mujer en el Ejér­ci­to Popu­lar más allá de enero de 1937, cuan­do el coman­dan­te del Quin­to Regi­mien­to, Daniel Orte­ga Mar­tí­nez, pro­nun­ció en el Cine Goya de Madrid las céle­bres pala­bras: «Que­da disuel­to el 5.º Regi­mien­to. ¡Viva el Ejér­ci­to Popu­lar!».
Pero sí es cier­to que la pre­sión social que sopor­ta­ron fue enor­me, y muchas opta­rían por aban­do­nar el fren­te e incor­po­rar­se a ser­vi­cios sani­ta­rios, admi­nis­tra­ti­vos, a con­du­cir tran­vías, a cui­dar huér­fa­nos de la gue­rra o a tra­ba­jar en fábri­cas de arma­men­to. Y no solo fue pre­sión social. Tam­bién se publi­ca­ron opi­nio­nes de perio­dis­tas, polí­ti­cos y jefes mili­ta­res total­men­te con­tra­rios a la pre­sen­cia de la mujer en el ejér­ci­to. Es muy cono­ci­do el caso del socia­lis­ta Inda­le­cio Prie­to. Pero espe­cial­men­te lace­ran­te fue lo que se publi­ca­ba en la revis­ta El Com­ba­te, órgano de la 2ª Colum­na de la FAI en Cas­pe (Zara­go­za) los días 9 y 11 de octu­bre de 1936 en su colum­na «La mujer ante la gue­rra». ¿El autor era un sim­ple mili­ciano? Nada de eso. Lo fir­ma­ba nada menos que el diri­gen­te liber­ta­rio y man­do mili­tar de la Colum­na Fran­cis­co Carras­quer Lau­ned. No quie­ro repro­du­cir sus pala­bras por­que son muy ofen­si­vas, solo resu­mir­las en su men­sa­je: las muje­res eran infe­rio­res a los hom­bres para las tareas gue­rre­ras, y aquél que faci­li­ta­ra su per­ma­nen­cia en el ejer­ci­to, sen­ci­lla­men­te esta­ba «sabo­tean­do» la revo­lu­ción al «sabo­tear» la eco­no­mía y la gue­rra. Opi­nio­nes como esta no serían com­par­ti­das por otros jefes mili­cia­nos, pero sí se fue­ron exten­dien­do, sobre todo cuan­do lle­ga­ron las derro­tas mili­ta­res y los fas­cis­tas ase­dia­ron Madrid. Y las pocas muje­res que aún per­ma­ne­cían en los fren­tes debie­ron ser muy valien­tes, cons­cien­tes de su misión his­tó­ri­ca e impermea­bles a esta corrien­te de opi­nión para con­ti­nuar su lucha mili­tar.
La his­to­ria de Ani­ta Carri­llo nos ofre­ce un docu­men­to sor­pren­den­te que demues­tra otra for­ma de «invi­tar» a las com­ba­tien­tes a que aban­do­na­sen el Ejér­ci­to Popu­lar: el aspec­to eco­nó­mi­co. No fue nece­sa­rio que se decre­ta­se su expul­sión, pero sí se orde­nó que solo podían per­ci­bir sus pagas los «varo­nes» encua­dra­dos en las uni­da­des de com­ba­te. Las muje­res lucha­rían de for­ma gra­tui­ta, como así debie­ron hacer­lo las más de tres­cien­tas que, según se ha docu­men­ta­do (6), con­ti­nua­ron enro­la­das en el Ejér­ci­to Popu­lar regu­lar repu­bli­cano casi has­ta el final de la gue­rra.
El coro­nel Anto­nio Orte­ga Gutié­rrez, que había sido desig­na­do por el pre­si­den­te Negrín en mayo de 1937 nue­vo direc­tor de la Direc­ción Gene­ral de Segu­ri­dad con sede en Valen­cia, le remi­tía al Minis­tro de la Gober­na­ción, el socia­lis­ta Julián Zuga­za­goi­tia, una car­ta del Sub­se­cre­ta­rio del Minis­te­rio de Defen­sa Nacio­nal don­de se mani­fes­ta­ba que la capi­ta­na Ana Carri­llo Domín­guez y la tenien­te Car­men Cano Falla «por su sexo no pue­den deven­gar habe­res como tales ofi­cia­les», y lamen­ta­ba que «estas com­pa­ñe­ras», que en los pri­me­ros momen­tos acu­die­ron a la lucha «bra­va­men­te y lle­nas de entu­sias­mo», que­da­sen aho­ra «des­am­pa­ra­das y sin recur­sos». Por este moti­vo le pedía que si fue­ra posi­ble se las emplea­ra como «agen­tes feme­ni­nos para el ser­vi­cio de espio­na­je» o emplea­das en el nue­vo Depar­ta­men­to de Infor­ma­ción del Esta­do (DEDIDE) crea­do por el minis­tro. No se sabe si fue así o no, pero sí que aban­do­na­ron la carre­ra mili­tar y que una espe­sa capa de olvi­do las hizo invi­si­bles para la His­to­ria duran­te varias déca­das.
Esta es la prue­ba evi­den­te, que ha pasa­do des­aper­ci­bi­da, de la fala­cia de la expul­sión guber­na­ti­va de las muje­res del Ejér­ci­to Popu­lar de la Segun­da Repú­bli­ca. No fue­ron expul­sa­das, solo fue­ron «invi­ta­das», de muchas y varia­das mane­ras, a que­dar­se en la reta­guar­dia ejer­cien­do tareas «más pro­pias» de muje­res. La diná­mi­ca de la gue­rra don­de el ban­do fran­quis­ta fue sóli­da y defi­ni­ti­va­men­te res­pal­da­do por los ejér­ci­tos ale­ma­nes e ita­lia­nos, ayu­da­do por el silen­cio cóm­pli­ce de las poten­cias bri­tá­ni­ca y esta­dou­ni­den­se, supu­so que la revo­lu­ción fra­ca­sa­ra. Pero la labor de la inves­ti­ga­ción his­tó­ri­ca y la recu­pe­ra­ción de la memo­ria colec­ti­va han con­se­gui­do que por enci­ma del gri­to de «¡la mujer a la reta­guar­dia!» haya pre­va­le­ci­do la figu­ra de la mili­cia­na com­ba­tien­te empu­ñan­do un fusil y la son­ri­sa de la capi­ta­na Ani­ta Carri­llo Domín­guez que nos mira orgu­llo­sa des­de las pági­nas de la revis­ta Estam­pa.

Notas:

(1) Excep­ción hecha de los Bata­llo­nes de Muje­res en Petro­gra­do duran­te la Revo­lu­ción de Febre­ro de 1917. Entre otras fuen­tes, pue­de con­sul­tar­se el capí­tu­lo «Muje­res sol­da­dos» del libro de Loui­se Bryant «Seis meses rojos en Rusia» (1918).

(2) Artícu­lo «La pri­me­ra mili­cia­na» (2018), de Manuel Almi­sas Albén­diz. Dis­po­ni­ble en: https://​kao​sen​la​red​.net/​l​a​-​p​r​i​m​e​r​a​-​m​i​l​i​c​i​a​na/

(3) Idea expues­ta por pri­me­ra vez en la obra de Lisa Lines «Fema­le Com­ba­tants in the Spa­nish Civil War: Mili­cia­nas on the Front Lines and in the Rear­guard» publi­ca­da en la revis­ta Jour­nal of Inter­na­tio­nal Women’s Stu­dies (Vol. 10 de Mayo de 2009).

(4) Datos bio­grá­fi­cos toma­dos de «Capi­ta­na Ani­ta Carri­llo, ejem­plo de mujer repu­bli­ca­na», de Manuel Almi­sas Albén­diz (Edi­to­rial Sur­oes­te-El Puer­to, 2020).

(5) Estoy del todo de acuer­do con esta mis­ma idea expre­sa­da en «Muje­res com­ba­tien­tes en el ejér­ci­to popu­lar de la Repú­bli­ca (1936−1939)», por Sara Her­nán­dez y Luis A. Ruiz (en «El pasa­do que no pasa: la Gue­rra Civil espa­ño­la a los ochen­ta años de su fina­li­za­ción», de Eduar­do Higue­ras Cas­ta­ñe­da, Ángel Luis López Villa­ver­de y Ser­gio Nie­ves Cha­ves (Coor­di­na­do­res). Edi­cio­nes de la Uni­ver­si­dad de Cas­ti­lla-La Man­cha (Cuen­ca, 2020).

(6) Estoy del todo de acuer­do con esta mis­ma idea expre­sa­da en «Muje­res com­ba­tien­tes en el ejér­ci­to popu­lar de la Repú­bli­ca (1936−1939)», por Sara Her­nán­dez y Luis A. Ruiz (en «El pasa­do que no pasa: la Gue­rra Civil espa­ño­la a los ochen­ta años de su fina­li­za­ción», de Eduar­do Higue­ras Cas­ta­ñe­da, Ángel Luis López Villa­ver­de y Ser­gio Nie­ves Cha­ves (Coor­di­na­do­res). Edi­cio­nes de la Uni­ver­si­dad de Cas­ti­lla-La Man­cha (Cuen­ca, 2020).

Fuen­te: Kaoselanred.

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