Pales­ti­na. El dere­cho a jugar: una ame­na­za para la vida de las niñas y niños refugiados

Resu­men Medio Orien­te /​24 de sep­tiem­bre de 2021 – Los meno­res refu­gia­dos de Pales­ti­na viven con el trau­ma, la vio­len­cia y sin espa­cios ver­des segu­ros para jugar, hacer depor­te ni correr La inci­den­cia del tras­torno de estrés pos­trau­má­ti­co entre los niños pales­ti­nos es supe­rior al 40%, por­que los trau­mas son con­se­cu­ti­vos y no se detienen.

Por Duha Hmedan

Más de dos millo­nes de niños y niñas viven en Pales­ti­na bajo ocu­pa­ción, muchos de ellos están des­ti­na­dos a nacer en uno de los 27 cam­pa­men­tos don­de here­dan el esta­tu­to de refu­gia­dos y la his­to­ria de sus padres. Su infan­cia es cor­ta, se con­vier­ten en adul­tos rápi­da­men­te en el momen­to en que asu­men dema­sia­das res­pon­sa­bi­li­da­des para su edad y tra­ba­jan a una edad tem­pra­na para ayu­dar a sus fami­lias. En los cam­pa­men­tos en los que resi­den, los edi­fi­cios están pega­dos unos a otros para apro­ve­char al máxi­mo el espa­cio, por lo que no exis­ten espa­cios ver­des segu­ros para prac­ti­car el depor­te, jugar ni correr. 

“Hoy he veni­do con mis hijos al par­que, aun­que está lejos, pero los niños se can­san de la casa y no hay nin­gún otro lugar más cer­cano en el que jugar, solo la calle don­de tene­mos mie­do de que sufran un atro­pe­llo. Por eso pasan la mayor par­te del tiem­po den­tro de casa, llo­ran­do por abu­rri­mien­to o con jue­gos elec­tró­ni­cos”, así nos cuen­ta Um Yous­sef, en un par­que públi­co, las con­di­cio­nes en las que viven sus ocho hijos e hijas. “Esto nos cau­sa mucha pre­sión psi­co­ló­gi­ca, sufri­mos por un lado las difi­cul­ta­des de la vida y, por otro, la fal­ta de luga­res dis­po­ni­bles para que los niños jue­guen. No pode­mos venir aquí con fre­cuen­cia por la dis­tan­cia y el dine­ro de entra­da al parque”. 

En los niños y niñas, el jue­go al aire libre es una nece­si­dad bási­ca ya que mejo­ra el cre­ci­mien­to motor y físi­co, la inter­ac­ción y par­ti­ci­pa­ción con otros peque­ños y el desa­rro­llo men­tal. Las alter­na­ti­vas, como el uso de dis­po­si­ti­vos elec­tró­ni­cos, tie­nen incon­ve­nien­tes que, en oca­sio­nes, pro­vo­can adic­ción y aban­dono esco­lar, o el jue­go en la vía públi­ca, don­de ponen en ries­go sus vidas. 

Alaa Ballout, psi­có­lo­go del cam­pa­men­to de Al-Far’a, en Cis­jor­da­nia, cono­ce de cer­ca la reali­dad de los meno­res refu­gia­dos y refu­gia­das de Pales­ti­na: “El jue­go es un espa­cio de apren­di­za­je de con­cep­tos y valo­res, y cuan­do se ven pri­va­dos de espa­cios segu­ros, recu­rren a otras cosas que les brin­dan pla­cer, como dedi­car más tiem­po a los jue­gos elec­tró­ni­cos, algo que entre psi­có­lo­gos abre un deba­te sobre la adic­ción y su daño a la salud men­tal y físi­ca”. 

El caso de los niños de Pales­ti­na es aún más par­ti­cu­lar, ya que viven bajo ocu­pa­ción y están expues­tos cons­tan­te­men­te a la vio­la­ción de sus dere­chos. “No hay duda de que la vio­len­cia polí­ti­ca con­ti­núa. La inca­pa­ci­dad para anti­ci­par even­tos trau­má­ti­cos y la expo­si­ción de los meno­res a la pér­di­da es bru­tal. El impac­to psi­co­ló­gi­co es mayor en ellos, ya que no pue­den com­pren­der lo que está suce­dien­do. Exis­ten muchos estu­dios que demues­tran que la inci­den­cia del tras­torno de estrés pos­trau­má­ti­co entre los niños y niñas pales­ti­nos es supe­rior al 40%, por­que los trau­mas son con­se­cu­ti­vos y no se detie­nen”, sen­ten­cia el psicólogo. 

La mayo­ría de los cam­pa­men­tos están ubi­ca­dos en áreas en con­tac­to con el peli­gro de de la ocu­pa­ción israe­lí. El cam­pa­men­to de Qalan­dia, por ejem­plo, se encuen­tra muy cer­ca de un pues­to de con­trol mili­tar y las escue­las de UNRWA, en el cam­pa­men­to de Jala­zo­ne, se ubi­can fren­te al asen­ta­mien­to israe­lí de Beit El, lo que pone cons­tan­te­men­te en ries­go la vida de los niños y niñas y la expo­si­ción al aco­so israe­lí. Varios de estos niños fue­ron ase­si­na­dos por las fuer­zas israe­líes como resul­ta­do de la pro­xi­mi­dad de las escue­las a dicho asentamiento. 

El Secre­ta­rio del Comi­té Popu­lar del cam­pa­men­to para refu­gia­dos y refu­gia­das de Pales­ti­na de Jala­zoun, Thaer Nakh­leh, expli­ca que la fal­ta de par­ques públi­cos y espa­cios segu­ros radi­ca en la natu­ra­le­za estre­cha de los cam­pa­men­tos y las casas adya­cen­tes entre sí. En este cam­pa­men­to úni­ca­men­te se cuen­ta con el «Club de niños pales­ti­nos», que tie­ne algu­nos jue­gos, pero cuyo espa­cio no es sufi­cien­te para los cien­tos que allí viven. 

En medio de este con­flic­to, aun­que UNRWA pro­por­cio­na espa­cios de jue­go en sus escue­las, sigue sin haber espa­cios sufi­cien­tes para cubrir el dere­cho más sim­ple que se le pue­de otor­gar a un menor: un espa­cio de jue­go segu­ro y gra­tui­to cer­ca de las comu­ni­da­des resi­den­cia­les. Nakh­le expli­ca que de vez en cuan­do se rea­li­zan acti­vi­da­des diri­gi­das a los meno­res, pero no de for­ma sos­te­ni­da sino con moti­vo de una fes­ti­vi­dad en concreto. 

“Debe­mos tener en cuen­ta que la resi­lien­cia psi­co­ló­gi­ca es alta en nues­tra socie­dad y no todos los indi­vi­duos se ven afec­ta­dos de la mis­ma mane­ra. Pero no hay duda de que el con­tex­to en el que vivi­mos está lleno de pre­sio­nes con las que los niños se ven obli­ga­dos a lidiar”, afir­ma la psi­có­lo­ga Ballout. Para poder apo­yar a estos niños y niñas debe­mos brin­dar­les fuen­tes de apo­yo y luga­res don­de pue­dan des­aho­gar­se y expre­sar su situa­ción, sen­ti­mien­tos y luchas. Ya sea jugan­do en el par­que, en la are­na o a tra­vés del dibu­jo y la músi­ca. Al final, el jue­go es el len­gua­je que domi­nan, es su espa­cio de expre­sión. Y tam­bién se lo están robando.

Fuen­te: www​.eldia​rio​.es

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