Bra­sil. Exter­mi­nio indí­ge­na y demar­ca­cio­nes estan­ca­das /​/​Cla­ves para enten­der las con­se­cuen­cias del «mar­co temporal»

Por Muri­lo Pajo­lla. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 19 de sep­tiem­bre de 2021.

De ser vali­da­da por la Cor­te Supre­ma, la tesis «rura­lis­ta» pue­de con­so­li­dar la ofen­si­va con­tra los pue­blos ori­gi­na­rios. La Cons­ti­tu­ción Fede­ral de 1988 fue la pri­me­ra en Bra­sil en reco­no­cer que los pue­blos indí­ge­nas son los pri­me­ros y ver­da­de­ros due­ños de las tie­rras ocu­pa­das por ellos antes de la lle­ga­da de los no indígenas.

Según la Cons­ti­tu­ción, las tie­rras indí­ge­nas son patri­mo­nio de la Unión, que tie­ne la obli­ga­ción de pro­mo­ver la demar­ca­ción de estos terri­to­rios a favor de sus habi­tan­tes tradicionales.

La demar­ca­ción es un pro­ce­so admi­nis­tra­ti­vo com­ple­jo, que tie­ne nue­ve eta­pas, des­de los estu­dios ini­cia­les de iden­ti­fi­ca­ción y deli­mi­ta­ción del terri­to­rio, has­ta la inter­dic­ción de áreas para la pro­tec­ción de pue­blos indí­ge­nas aislados.

En este sen­ti­do, es dere­cho de los pue­blos indí­ge­nas el ejer­ci­cio de la pose­sión per­ma­nen­te y el uso exclu­si­vo del sue­lo, los ríos y todos los recur­sos natu­ra­les esen­cia­les para el man­te­ni­mien­to de sus for­mas de vida en estas tierras.

Este mar­co de pro­tec­ción para los pue­blos ori­gi­na­rios, sin embar­go, nun­ca se con­cre­tó del todo.

La Cons­ti­tu­ción dio un pla­zo has­ta 1993 para la demar­ca­ción de todas las tie­rras indí­ge­nas, pero actual­men­te hay más de 300 terri­to­rios que se encuen­tran en situa­ción legal indefinida.

Un hito en el ata­que a los dere­chos originarios

En este con­tex­to, la cre­cien­te vio­len­cia que sufren los pue­blos indí­ge­nas de Bra­sil podría alcan­zar nue­vos nive­les, si el Supre­mo Tri­bu­nal Fede­ral (STF) aprue­ba el lla­ma­do «mar­co temporal».

El pro­ce­so que fue nue­va­men­te ana­li­za­do por los minis­tros este miér­co­les 1 se refie­re a la pose­sión del terri­to­rio del pue­blo Xokleng, del esta­do de San­ta Cata­ri­na. Se tra­ta de una acción de recu­pe­ra­ción de pro­pie­dad pre­sen­ta­da en 2009 por el gobierno del esta­do que se refie­re a la Tie­rra Indí­ge­na (TI) Ibirama-Laklãnõ.

Dura­men­te cri­ti­ca­do por las orga­ni­za­cio­nes indí­ge­nas, el «mar­co tem­po­ral» es una tesis legal defen­di­da por los par­la­men­ta­rios rura­lis­tas que levan­ta nue­vas barre­ras a la demar­ca­ción de tie­rras de los pue­blos originarios.

En el «mar­co tem­po­ral», los terri­to­rios se demar­can úni­ca­men­te si los pue­blos indí­ge­nas logran demos­trar que ocu­pa­ban el área ante­rior­men­te o en la fecha exac­ta de la pro­mul­ga­ción de la Cons­ti­tu­ción, el 5 de octu­bre de 1988, o si se corro­bo­ra que exis­te un con­flic­to por la pro­pie­dad de la tierra.

«Muchos de hecho no esta­ban en sus tie­rras en esa fecha por­que fue­ron expul­sa­dos, sus tie­rras fue­ron toma­das por terra­te­nien­tes», seña­la Sama­ra Pata­xó, ase­so­ra legal de la Arti­cu­la­ción de los Pue­blos Indí­ge­nas de Bra­sil (APIB).

«Esta tesis per­ver­sa des­co­no­ce la his­to­ria de vio­len­cia a la que fue­ron some­ti­das las pobla­cio­nes indí­ge­nas antes de 1988, así como las ame­na­zas y ase­si­na­tos que resul­ta­ron en la expul­sión de comu­ni­da­des de sus tie­rras», com­ple­men­ta Antô­nio Eduar­do Oli­vei­ra, secre­ta­rio eje­cu­ti­vo del Con­se­jo Indi­ge­nis­ta Misio­ne­ro (CIMI).

Geno­ci­dio continuo

Las orga­ni­za­cio­nes y líde­res advier­ten que las con­se­cuen­cias de la vali­da­ción del «mar­co tem­po­ral» por par­te del Supre­mo Tri­bu­nal Fede­ral pue­den pro­fun­di­zar inten­sa­men­te el pro­ce­so de geno­ci­dio expe­ri­men­ta­do por los pue­blos originarios.

Inclu­so las comu­ni­da­des que habi­tan en tie­rras que ya han sido demar­ca­das pue­den ser expul­sa­das si no pue­den acre­di­tar que ocu­pa­ron el terri­to­rio en el perío­do esta­ble­ci­do por la tesis legal.

Esto se debe a que la Cor­te Supre­ma cla­si­fi­có la sen­ten­cia del «mar­co tem­po­ral» como de reper­cu­sión gene­ral. En otras pala­bras, se crea­rá una juris­pru­den­cia que ser­vi­rá de base para juz­gar todos los casos simi­la­res en otros tri­bu­na­les, defi­nien­do el futu­ro de las pró­xi­mas gene­ra­cio­nes de los pue­blos indí­ge­nas en Brasil.

«Si se refren­da la tesis, las demar­ca­cio­nes serán inte­rrum­pi­das y segu­ra­men­te ten­dre­mos soli­ci­tu­des de revi­sión de tie­rras ya demar­ca­das», expli­ca Palo­ma Gomes, ase­so­ra legal del Con­se­jo Indi­ge­nis­ta Misionero.

Los aca­pa­ra­do­res de tie­rras, made­re­ros y mine­ros, que ven los terri­to­rios indí­ge­nas como una fuen­te de ganan­cias que aún no ha sido explo­ra­da, pue­den ser aún más moti­va­dos a ingre­sar a las áreas pre­ser­va­das, lo que se suma a las cre­cien­tes esta­dís­ti­cas de con­flic­tos por tierras.

«Ten­dre­mos aún más la ausen­cia de polí­ti­cas públi­cas diri­gi­das a los pue­blos indí­ge­nas, ten­dre­mos más vio­len­cia, más expul­sio­nes de pue­blos ori­gi­na­rios. En defi­ni­ti­va, es un pro­ce­so de exter­mi­nio abso­lu­to de la cul­tu­ra y los pue­blos indí­ge­nas en nues­tro país», agre­ga la abogada.

El «mar­co tem­po­ral» ya se practica

La tesis se uti­li­zó por pri­me­ra vez para cues­tio­nar la demar­ca­ción de la Tie­rra Indí­ge­na Rapo­sa Serra do Sol, en el esta­do de Rorai­ma. En 2009, la Cor­te Supre­ma deter­mi­nó la demar­ca­ción con­ti­nua de la tie­rra indí­ge­na y la remo­ción de la pobla­ción no indí­ge­na, eli­mi­nan­do la nece­si­dad de que los pue­blos ori­gi­na­rios demues­tren su pre­sen­cia en 1988.

«Si bien la deci­sión fue favo­ra­ble a los pue­blos indí­ge­nas, este cri­te­rio comen­zó a apli­car­se de mane­ra inde­bi­da e inapro­pia­da en otros pro­ce­sos de demar­ca­ción que no tie­nen nin­gún aspec­to simi­lar a este pro­ce­so espe­cí­fi­co», expli­ca Saman­ta Pata­xó, de APIB.

Para hacer­se una idea del daño que se pue­de cau­sar a los indí­ge­nas bas­ta con mirar los casos en los que el «mar­co tem­po­ral» ha ser­vi­do de base para deci­sio­nes judi­cia­les des­fa­vo­ra­bles para los pueblos.

Un ejem­plo sim­bó­li­co es la Tie­rra Indí­ge­na Guy­ra­ro­ka, per­te­ne­cien­te al pue­blo gua­ra­ní Kaio­wá, en el muni­ci­pio de Caa­ra­pó, en el sur del esta­do de Mato Gros­so do Sul.

La comu­ni­dad for­ma­da por 26 fami­lias, y rodea­da de la siem­bra de mono­cul­ti­vos como soja, maíz y caña de azú­car, tuvo el trá­mi­te admi­nis­tra­ti­vo para la demar­ca­ción de sus tie­rras can­ce­la­do en 2014 por el Segun­do Panel del STF con base en el «mar­co temporal».

Los Gua­ra­ní Kaio­wá obtu­vie­ron una vic­to­ria judi­cial en abril de este año, cuan­do el mis­mo STF acep­tó un recur­so judi­cial y abrió el camino para rever­tir la nulidad.

La vic­to­ria defi­ni­ti­va, sin embar­go, aún no ha lle­ga­do, ya que los minis­tros no apre­cia­ron los méri­tos de la acción. Y la recu­pe­ra­ción del terri­to­rio pue­de estar más lejos si se aprue­ba el «mar­co temporal».

Con­se­cuen­cias climáticas

Si bien los pue­blos indí­ge­nas son la prin­ci­pal par­te intere­sa­da en el recha­zo del «mar­co tem­po­ral» por par­te del STF, el tema es de inte­rés gene­ral para la socie­dad brasileña.

Los pue­blos indí­ge­nas son los prin­ci­pa­les res­pon­sa­bles de pre­ve­nir la degra­da­ción de los bio­mas bra­si­le­ños, espe­cial­men­te la Sel­va Ama­zó­ni­ca, que ha bati­do récords anua­les de defo­res­ta­ción, según un infor­me de Nacio­nes Uni­das publi­ca­do en mar­zo de este año.

Los pri­me­ros habi­tan­tes de Bra­sil son, por tan­to, alia­dos natu­ra­les de la pre­ser­va­ción del medio ambien­te, el úni­co reme­dio para sor­tear los gra­ves cam­bios cli­má­ti­cos que atra­vie­sa el pla­ne­ta, como el calen­ta­mien­to glo­bal y la gran con­cen­tra­ción de dió­xi­do de car­bono en la atmósfera.

Foto: Apib

Fuen­te: Bra­sil de Fato

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