Etio­pía. Una refle­xión crí­ti­ca sobre las cau­sas de la actua­li­dad política

Por G. Feyis­sa Dadi, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 15 de sep­tiem­bre de 2021.

Des­de noviem­bre del 2020 Etio­pía ha aca­pa­ra­do la aten­ción de una gran par­te de la pren­sa Inter­na­cio­nal, que no fue capaz de reve­lar la ver­dad sobre las cau­sas que die­ron ori­gen a la cri­sis socio­po­lí­ti­ca que vive el país del Cuerno Afri­cano. Des­de el esta­lli­do del con­flic­to, la mafia del nor­te del país, de la región de Tigray, ha mani­pu­la­do adre­de como un ins­tru­men­to polí­ti­co y ha sido apo­ya­do des­ca­ra­da­men­te por las gran­des tras­na­cio­na­les de la infor­ma­ción, al ter­gi­ver­sar la ver­dad sobre la actua­li­dad etíope.

Para poder com­pren­der los moti­vos y la raíz del con­flic­to etío­pe, que ha invo­lu­cra­do a dos acto­res prin­ci­ples: el pue­blo etío­pe y la jun­ta de la alta mafia del Tigray, es pre­cio­so hacer una valo­ra­ción y aná­li­sis a fon­do sobre el ori­gen de los endé­mi­cos pro­ble­mas poli­ti­cos y la con­ti­nua cri­sis eco­nó­mi­ca y de valo­res que ha vivi­do Etio­pía y su pue­blo en las últi­mas tres décadas.

Se pue­de afir­mar con cer­te­za, que des­de que el Tigray Peo­ple Libe­ra­tion Front (TPLF) tomó el poder en 1991 en Etio­pía, el país se con­vir­tió en su mono­po­lio abso­lu­to. Por tan­to, éste gobierno de carác­ter étni­co fue esta­ble­cien­do toda la estruc­tu­ra polí­ti­ca y mili­tar para poder gober­nar el país hacien­do uso de con­ti­nuas repre­sio­nes con­tra los que se opo­nían a su pro­gra­ma poli­ti­co del fal­so fede­ra­lis­mo étni­co (una remi­nis­cen­cia colo­nial de la estra­te­gia de divi­de y ven­ce­rás en un país no colo­ni­za­do jamás por el poder colo­nial euro­peo), en toda la nación.

Ade­más, en este esta­do con­si­de­ra­do como uno de los gobier­nos más corrup­tos en Afri­ca y con mayor his­to­ria de vio­la­ción de los dere­chos huma­nos con­tra su pro­pio pue­blo y la disi­den­cia, ha teni­do tam­bién el mono­po­lio eco­nó­mi­co en Etio­pía esti­mu­la­do por un dis­pa­ra­ta­do y nefas­to pro­gra­ma de eco­no­mía del mer­ca­do que ha crea­do y bene­fi­cia­do tan solo a sus gran­des empre­sas que se con­vir­tie­ron en los ver­da­de­ros due­ños de la eco­no­mía de esta gran nación.

En este sen­ti­do, se pue­den men­cio­nar la par­ti­ci­pa­ción de gran­des empre­sas como EFFORT, (Endow­ment Fund for the Reha­bi­li­ta­tion of Tigray) pro­pie­dad abso­lu­ta del TPLF y que ha acu­mu­la­do a lo lar­go de los años una for­tu­na impre­sio­nan­te que ascen­día a billo­nes de Birr, mone­da nacio­nal. Dicha enti­dad eco­nó­mi­ca, jun­to con varias otras empre­sas del par­ti­do, fue el sím­bo­lo con­sa­gra­do del TPLF en su gran saqueo a la eco­no­mía del país.

La apro­pia­ción de los recur­sos del país por par­te del TPLF, es una his­to­ria que se remon­ta a su tiem­po de gue­rri­lla, en los años seten­ta del pasa­do siglo. Según los anti­guos com­ba­tien­tes de este fren­te, duran­te el dra­ma social que vivió Etio­pía con la ham­bru­na de 1986, de las ayu­das ali­men­ta­rias que reci­bía el TPLF de agen­cias Inter­na­cio­nal para soco­rrer el pue­blo tigrino, seve­ra­men­te afec­tan­do por el ham­bre, tan solo dis­tri­buía el 5% de los ali­men­tos (grano) y el res­to los ven­día para com­prar armas.Como par­te de la intrín­se­ca cul­tu­ra de saqueo y usur­pa­ción de los recur­sos de la nación que ha carac­te­ri­za­da al TPLF, se pue­de men­cio­nar tam­bién la inva­sión ilí­ci­ta de tie­rras cul­ti­va­bles en las regio­nes remo­tas de Benishan­gul-Gumuz y Gambella.

Esta colo­ni­za­ción local de tie­rras se lle­vó a cabo en nom­bre de inver­sion, y las tie­rras fue­ron ile­gal­men­te repar­ti­das a empre­sas e indi­vi­duos (en mucho de los casos tigri­nos) que a la lar­ga se que­da­ron con gran­des sumas de dine­ro que reci­bie­ron en con­cep­to de prés­ta­mos (jamás devuel­tos) del Ban­co de Desa­rro­llo de Etio­pía, y dejan­do las tie­rras improductivas. 

El sec­tor de impor­ta­ción y expor­ta­ción de dife­ren­tes mer­can­cías así como el cam­po de la cons­truc­ción fue­ron tam­bién otra de las areas eco­nó­mi­cas don­de se vio con­so­li­da­do el mono­po­lio eco­nó­mi­co del TPLF. Estas empre­sas, que en su mayo­ría eran pro­pie­dad de per­so­nas bene­fi­cia­das por el abier­to nepo­tis­mo que se prac­ti­ca­ba en el seno del TPLF, reci­ban un apo­yo finan­cie­ro direc­to del esta­do y de las dife­ren­tes ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras que esta­ban tam­bién con­tro­la­dos por el gobierno.

Cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co sólo de los altos car­gos del TPLF

Lo más paté­ti­co e inve­ro­sí­mil en todo este caso, fue el fal­so cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co de dos dígi­tos que se decía que la eco­no­mía del país habría regis­tra­do y que el FMI y el Ban­co Mun­dial han «reco­no­ci­do» en sus infor­mes anuales. 

El tan men­cio­na­do «cre­ci­mien­to» eco­nó­mi­co, se tra­du­ce en una pros­pe­ri­dad que nada más sir­vió para lle­nar la canas­ta y enri­que­cer a los altos jefes del TPLF y sus fami­lia­res en detri­men­to tan­to del pue­blo etío­pe en gene­ral y como el tigrino en par­ti­cu­lar, al que el TPLF decía (y toda­vía lo sigue hacien­do) repre­sen­tar y defender. 

En mate­ria mili­tar, el TPLF tam­bién ha crea­do un ejér­ci­to con­tro­la­do por él mis­mo. En la prác­ti­ca se vio que fue tan solo un ins­tru­men­to de domi­nio y de defen­sa de su obso­le­to y corrup­to pro­gra­ma polí­ti­co y eco­nó­mi­co. Toda su estruc­tu­ra más las dife­ren­tes divi­sio­nes y man­dos mili­ta­res que exis­tían den­tro del ejér­ci­to, fue­ron ocu­pa­dos por altos ofi­cia­les de ori­gen étni­co tigrino que han jura­do fide­li­dad al par­ti­do. En otras pala­bras, se pue­de decir que el apa­ra­to mili­tar fue tam­bién com­ple­ta­men­te una ins­ti­tu­ción fiel a los intere­ses del par­ti­do, sien­do un hecho que con­tra­di­ce la cons­ti­tu­ción del país de 1994. 

El TPLF jamás tuvo una volun­tad polí­ti­ca de res­pe­tar y hacer valer la cons­ti­tu­ción etío­pe. No obs­tan­te, ha pro­mul­ga­do por decre­to, algu­nas leyes que vio­la­ban el dere­cho a la liber­tad de expre­sión y de reu­nión como fue la ley «anti­te­rro­ris­mo» con­si­de­ra­do por muchos como un ins­tru­men­to polí­ti­co para silen­ciar, inti­mi­dar y cas­ti­gar de for­ma seve­ra y cruel a la disi­den­cia polí­ti­ca que actua­ba en toda la nación. 

En cuan­to al tipo de admi­nis­tra­ción polí­ti­ca ins­tau­ra­do en el país des­de 1993, se for­ma­ron nue­ve «esta­dos regio­na­les» y dos «admi­nis­tra­cio­nes urba­nas», las cua­les supues­ta­men­te tenían un poder auto­nó­mi­co den­tro del esta­do federal. 

En Addis Abe­ba, la capi­tal fede­ral, casi todos los altos pues­tos de admi­nis­tra­ción públi­ca eran ocu­pa­dos por miem­bros del TPLF, así como las car­te­ras ministeriales. 

Muchos de los esta­dos regio­na­les de for­ma­ción y base étni­ca, no fue­ron más que gobier­nos sate­lli­tes del TPLF que nada más sir­vie­ron para con­so­li­dar el poder polí­ti­co abso­lu­to del fren­te tigrino en todo el país y olvi­dan­do su retó­ri­ca de defen­der los más nobles y jus­tos dere­chos de los pue­blos que decían repre­sen­tar y defender. 

De telón de fon­do en todo este tea­tro polí­ti­co habría que aña­dir el papel de los dife­ren­tes medios de comu­ni­ca­ción nacio­na­les, casi todos bajo estric­to con­trol del TPLF, voci­fe­ran­do su pedan­te y empa­la­go­sa pro­pa­gan­da don­de decía que había sido la úni­ca for­ma­ción polí­ti­ca en la his­to­ria del país que ha resuel­to de raíz el endé­mi­co pro­ble­ma de las etnias, al poner en mar­cha un gobierno fede­ral de carác­ter étnico. 

Este gobierno se ha con­so­li­da­do con la fun­da­ción de dos par­la­men­tos: el Par­la­men­to de los Repre­sen­tan­tes del Pue­blo y el Par­la­men­to de la Fede­ra­ción, que tam­po­co han teni­do una jus­ta repre­sen­ta­ción de esca­ños, según esta­ba esti­pu­la­do en la cons­ti­tu­ción. Las etnias con mayor núme­ro de pobla­ción como los Oro­mo y los Amha­ra tenían el dere­cho cons­ti­tu­cio­nal a tener más esca­ños, pero no fue así. 

A nivel cons­ti­tu­cio­nal los dos par­la­men­tos debe­rían ejer­cer todo el poder polí­ti­co en el país, pero eso nun­ca lle­go a fun­cio­nar en la prac­ti­ca y se pue­de decir que no fue­ron más que una repli­ca del peor de los cir­cos poli­ti­cos. Al con­tra­rio, ana­lis­tas polí­ti­cos corro­bo­ran que duran­te los vein­ti­sie­te años de gobierno del TPLF se habrían exa­cer­ba­do los sen­ti­mien­tos y los con­flic­tos étni­cos en muchas regio­nes del país.

Es nece­sa­rio recor­dar tam­bién aquí, que duran­te el gobierno del TPLF se han come­ti­do las peo­res vio­la­cio­nes de los dere­chos huma­nos, sin paran­gón en la his­to­ria del país de Lucy, el ante­pa­sa­do común de toda la humanidad. 

El con­trol por par­te de la alta direc­ción del TPLF y sus alia­dos en el gobierno de las ins­ti­tu­cio­nes jurí­di­cas, civi­les y de la poli­cía y el apa­ra­to de segu­ri­dad del esta­do, ha dado lugar a innu­me­ra­bles y horri­pi­lan­tes bar­ba­ri­da­des come­ti­das con­tra aque­llos que inten­ta­ron ejer­cer su legí­ti­mo dere­cho cons­ti­tu­tio­nal a la liber­tad de expres­sion y reunio­nes polí­ti­cas, entre otras acti­vi­da­des. Esas per­so­nas fue­ron tor­tu­ra­das, humi­lla­das y muchas ase­si­na­das por un apa­ra­to de segu­ri­dad del esta­do que se sus­ten­ta en los impues­tos que paga­mos los ciu­da­da­nos del país y apo­ya­dos sin escrú­pu­los por un esta­do tota­li­ta­rio y tiránico. 

Aun­que parez­ca suma­men­te paté­ti­co y surrea­lis­ta, algu­nos pre­sos poli­ti­cos fue­ron con­de­na­dos a la cár­cel por jue­ces tor­tu­ra­do­res, par­ti­da­rios del gobierno. Se fabri­ca­ban men­ti­ras con la com­pra de tes­ti­gos por la poli­cía y la fis­ca­lía, que obli­ga­ban tes­ti­fi­car en con­tra de los pre­sos polí­ti­cos (en oca­sio­nes lla­ma­dos “terro­ris­tas»).

Un cam­bio social y polí­ti­co necesario

El endé­mi­co abu­so de poder, las con­ti­nuas repre­sio­nes y mal­tra­tos, el saqueo de los recur­sos de la eco­no­mía del país, la cul­tu­ra del nepo­tis­mo y otros deli­tos y crí­me­nes come­ti­dos por las ins­ti­tu­cio­nes esta­ta­les duran­te el régi­men del TPLF y sus alia­dos, die­ron lugar a una con­ti­nua lucha y una jus­ta deman­da en dife­ren­tes sec­to­res de la pobla­ción por un nece­sa­rio cam­bio polí­ti­co y social en todo el país. 

A raíz de los cam­bios polí­ti­cos ocu­rri­dos en Etio­pía en 2018, y pro­ta­go­ni­za­do por un fuer­te movi­mien­to de jóve­nes que venían derra­man­do su san­gre en las regio­nes de Oro­mia y Amha­ra (las regio­nes que más sufrie­ron las atro­ci­da­des del régi­men), el actual Pri­mer Minis­tro, Abiy Ahmed, en su com­pa­re­cen­cia en el Par­la­men­to de los Repre­sen­tan­tes del Pue­blo, pidió dis­cul­pas abier­ta­men­te al pue­blo etío­pe por todas las atro­ci­da­des come­ti­das por el TPLF y la coa­li­ción que inte­gra­ba el EPRDF. Pero nin­gún miem­bro del TPLF tuvo el valor moral de reco­no­cer los crí­me­nes come­ti­dos con­tra el pue­blo mien­tras estu­vo en el poder. 

La res­pues­ta inme­dia­ta del TPLF fue con­ti­nuar con sus manio­bras sucias de des­es­ta­bi­li­zar el nue­vo gobierno des­de su feu­do de Meke­le, la capi­tal de Tigray, y su cuar­tel gene­ral, cuan­do fue depues­to del gobierno de Addis Aba­ba en 2018. 

A pesar de la gue­rra mediá­ti­ca y la fuer­te pro­pa­gan­da del TPLF, el Pri­mer Minis­tro Abiy había hecho un lla­ma­mien­to a la con­ci­lia­ción nacio­nal y a la con­vi­ven­cia pací­fi­ca entre todos los par­ti­dos polí­ti­cos. Dicho lla­ma­mien­to no fue bien reci­bi­do por par­te del TPLF y sus anti­guos alia­dos, que con­ti­nua­ron con sus cam­pa­ñas de des­es­ta­bi­li­za­ción con­tra el actual gobierno, entre otras, el inten­to de ase­si­na­to del Pri­mer Minis­tro Abiy en medio de una masi­va con­cen­tra­ción popu­lar en la capi­tal etío­pe para apo­yar a su caris­má­ti­co jefe del estado.

Los con­flic­tos inter­nos fue­ron toman­do fuer­za y pro­vo­ca­ron la muer­te de muchas per­so­nas ino­cen­tes y el des­pla­za­mien­tos de casi tres millo­nes de per­so­nas, así como una pér­di­da con­si­de­ra­ble de bie­nes mate­ria­les (algu­nas ciu­da­des que­da­ron en escom­bros ) en dife­ren­tes par­tes del país. Muchos de ellos orques­ta­dos y finan­cia­dos por el TPLF y sus aliados.

Hubo tam­bién una fal­ta de volun­tad polí­ti­ca de entre­gar al gobierno fede­ral a algu­nos diri­gen­tes poli­ti­cos del TPLF, refu­gia­dos en Meke­le, por crí­me­nes y deli­tos come­ti­dos con­tra los dere­chos huma­nos y la eco­no­mía del país. 

Pare­ce que el poder eco­nó­mi­co que toda­vía osten­ta­ba, con cien­tos de empre­sas mono­po­li­zan­do la eco­no­mía del país, les daba poder para pagar a dife­ren­tes gru­pos para con­ti­nuar cons­pi­ran­do con­tra el gobierno fede­ral y de este modo crear un caos total en el país. Por­que en su retó­ri­ca malé­vo­la y fas­cis­ta, el TPLF decía que el país que no fue­se gober­na­do por él será destruido.

Los medios internacionales

Sin embar­go, me atre­ve­ría a decir que son muy pocos o casi nin­guno, los medios inter­na­cio­na­les que se han atre­vi­do a dar un retra­to obje­ti­vo de los hechos y acon­te­ci­mien­tos que han ocu­rri­do en Etio­pía. Por tan­to, como ciu­da­dano de esta extra­or­di­na­ria nación afri­ca­na, he inten­ta­do dar una radio­gra­fía gene­ral y no ses­ga­da sobre la reali­dad de la tie­rra que me vio nacer. 

No es menos cier­to que en este mun­do glo­ba­li­za­do y uni­po­lar, la mani­pu­la­ción y ter­gi­ver­sa­ción de la infor­ma­ción se hace a ple­na luz del día. Pare­ce que hay un cier­to e inevi­ta­ble sec­ta­ris­mo en los medios de comu­ni­ca­ción, que ter­gi­ver­san la reali­dad de nues­tros países. 

No quie­ro caer en jui­cios extre­mos y sen­sa­cio­na­lis­mos, afir­man­do que dudo que exis­ta la tan elo­gia­da liber­tad de expre­sión en el sec­tor de los lla­ma­dos medios de comu­ni­ca­ción. La pren­sa Inter­na­cio­nal no se libra de una pos­tu­ra ideo­ló­gi­ca neo­li­be­ral al hacer una valo­ra­ción y jui­cio sobre la situa­ción de los pue­blos del lla­ma­do Sur, como de cos­tum­bre, su aná­li­sis de la reali­dad socio polí­ti­ca de esta par­te impor­tan­te de nues­tro mun­do, a menu­do par­te de un nefas­to y dañino dis­cur­so neocolonial. 

Por tan­to, como era de espe­rar, los gran­des medios y com­pa­ñías de la indus­tria de la infor­ma­ción han pre­fe­ri­do man­te­ner­se calla­dos y, sin escrú­pu­los, se han con­ver­ti­do en un ins­tru­men­to de pro­pa­gan­da para la mafia del TPLF, que como expli­qué antes ha oca­sio­na­do daños irre­pa­ra­bles con­tra la eco­no­mía, la cul­tu­ra y el ethos de nues­tro pueblo.

Por G. Feyis­sa Dadi, Pro­fe­sor de Antro­po­lo­gía e His­to­ria del arte de la Uni­ver­si­dad de Addis Abe­ba. Licen­cia­do en His­to­ria del arte por la Uni­ver­si­dad de Orien­te, San­tia­go de Cuba. Doc­tor en His­to­ria por la Uni­ver­si­dad Com­plu­ten­se de Madrid, España.

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