Vene­zue­la. Julio Esca­lo­na: La Revo­lu­ción debe con­so­li­dar­se como una fuer­za espi­ri­tual indetenible

Por Matías Aberg Cobo, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 9 de sep­tiem­bre de 2021.
📸 Fotos Ber­nar­do Suárez

Cam­bio cli­má­ti­co, lucha de cla­ses, la des­apa­ri­ción de Car­los Lanz y el desa­rro­llo del pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio en Vene­zue­la, algu­nos de los temas abor­da­dos por el his­tó­ri­co diri­gen­te en visi­ta a nues­tro semanario

A sus 83 años este incan­sa­ble diri­gen­te his­tó­ri­co de la polí­ti­ca vene­zo­la­na tuvo ener­gía de sobra para enfren­tar la entre­vis­ta en caya­pa de nues­tro con­ver­sa­to­rio Cita con la Actua­li­dad. El eco­no­mis­ta, exgue­rri­lle­ro, docen­te uni­ver­si­ta­rio, escri­tor, exdi­plo­má­ti­co, recien­te­men­te des­ta­ca­do dipu­tado a la Asam­blea Nacio­nal Cons­ti­tu­yen­te, se nos pre­sen­tó como una leyen­da viva. Tuvi­mos el pri­vi­le­gio de escu­char­lo y for­mu­lar­le pre­gun­tas las y los perio­dis­tas Mer­ce­des Cha­cín, Tere­sa Ova­lles, Rober­to Mala­ver, Jesús Artea­ga, Gus­ta­vo Méri­da y Ber­nar­do Suárez.

Esca­lo­na se qui­tó el tapa­bo­ca para sabo­rear un gua­ra­po con la pacien­cia de los abue­los sabios. Se tra­tó de ese ins­tan­te infi­ni­to, que uno sabe, ante­ce­de el arte de la con­ver­sa­ción magis­tral. Duran­te casi dos horas el pro­fe­sor se pres­tó para reco­rrer diver­sos temas de actua­li­dad y otros tan par­ti­cu­la­res como la espi­ri­tua­li­dad del pue­blo vene­zo­lano, la moral y los prin­ci­pios que han regi­do su vida. En espe­cial, qui­so hablar­nos sobre su más recien­te obse­sión: la lucha con­tra el cam­bio cli­má­ti­co y la impor­tan­cia de esta­ble­cer una nue­va mane­ra de rela­cio­nar­nos con el ambien­te. Sobre este asun­to cru­cial, nos ade­lan­tó que tra­ba­ja en su octa­vo libro Hacia una Eco­lo­gía de la Producción.

— Muchos de sus escri­tos, colum­nas y diser­ta­cio­nes hacen énfa­sis en las fuer­zas espi­ri­tua­les que arro­pan al pue­blo vene­zo­lano, ¿pudie­ra pro­fun­di­zar en este asunto?

—Noso­tros cree­mos que anda­mos solos y eso no es así. El pue­blo vene­zo­lano no es sim­ple­men­te un gru­po de gen­te que se reúne y ya.

Tra­ba­ja­mos, pen­sa­mos, cele­bra­mos, hace­mos una can­ti­dad de cosas envuel­tos en una fuer­za espi­ri­tual que cada uno de noso­tros trae por su fami­lia, sus ances­tros inme­dia­tos, pero tam­bién lega­da des­de el pro­ce­so de Inde­pen­den­cia y más atrás en el tiem­po tam­bién. Eso que a veces lla­ma­mos el espí­ri­tu de Simón Bolí­var, está pre­sen­te. Esa fuer­za que tuvo el Liber­ta­dor para empu­jar la eman­ci­pa­ción, el pue­blo vene­zo­lano la tiene.

Tú estás en una asam­blea en cual­quier barrio de Vene­zue­la, o en el cam­po, en una comu­na, y allí hay un algo más que una gen­te sentada.

Esa es una fuer­za que no es mate­rial. Por eso es que al capi­tal no le gus­ta que la gen­te se orga­ni­ce por sí mis­ma. La orga­ni­za­ción con auto­no­mía para el capi­tal es un peligro.

Cómo des­per­tar esta fuer­za de la que hablo, cómo hacer que se pro­yec­te, es el secre­to que tie­nen los líde­res como Hugo Chá­vez y Bolí­var, inclu­so gen­te más modes­ta, líde­res socia­les, barria­les, que logran que la gen­te se mue­va. Enton­ces la cla­ve está en reco­no­cer la fuer­za espi­ri­tual y poner­la a andar. El desa­fío para nues­tra Revo­lu­ción Boli­va­ria­na pasa por con­so­li­dar­se, por supues­to como una fuer­za cul­tu­ral, pero tam­bién como una fuer­za espi­ri­tual indetenible.

— Recien­te­men­te usted se ha invo­lu­cra­do en el tema ambien­tal, ¿el cam­bio cli­má­ti­co es una realidad?

—Efec­ti­va­men­te. No es un cuen­to del impe­ria­lis­mo pese a que ha habi­do mani­pu­la­cio­nes en torno a esto. Detrás del cam­bio cli­má­ti­co se ha tra­ta­do de escon­der la lucha de cla­ses como si fue­ra un pro­ble­ma del cli­ma y ya. Pero es una ver­dad inne­ga­ble que inclu­so va a traer con el tiem­po la des­apa­ri­ción de algu­nos paí­ses insu­la­res por el cre­ci­mien­to del nivel del mar. Fíjen­se que ya exis­te la cate­go­ría de refu­gia­dos cli­má­ti­cos. Aquí mis­mo en la ciu­dad de Cara­cas es un tema que pode­mos per­ci­bir los que vivi­mos los años de la déca­da del cin­cuen­ta. Vean fotos de las mar­chas de esa épo­ca y nota­rán que la mayo­ría de la gen­te vis­te pal­tó por­que hacía frío. El cerro que está detrás del Jar­dín Botá­ni­co de la Uni­ver­si­dad Cen­tral de Vene­zue­la (UCV) se cubría de nebli­na y en horas de la maña­na esta baja­ba a toda la ciu­dad uni­ver­si­ta­ria, algo que aho­ra no sucede.

Des­de que la huma­ni­dad exis­te está en rela­ción con la natu­ra­le­za. Para poder fre­nar el cam­bio cli­má­ti­co es nece­sa­rio pro­du­cir un ver­da­de­ro cam­bio cul­tu­ral de alcan­ce civi­li­za­to­rio. No hay dife­ren­cia cuan­do el ambien­te lo daña la mul­ti­na­cio­nal Che­vron o nues­tra Pdv­sa. Hay que denun­ciar­lo con la mis­ma fuer­za. Uno no se pue­de que­dar calla­do por­que se hace cóm­pli­ce. Con­ta­mi­nar el ambien­te no es un asun­to de dere­cha o de izquier­da, es con­ta­mi­na­ción y te colo­ca en el lugar de ser un enemi­go de la natu­ra­le­za, la eco­lo­gía, la vida, por­que estás des­tru­yen­do posi­bi­li­da­des futu­ras y eso te con­vier­te en un cri­mi­nal. Es cla­ve tener la con­cien­cia de que todos y todas per­te­ne­ce­mos a la natu­ra­le­za y que cual­quier daño que le infli­ja­mos es con­tra noso­tros mis­mos y en per­jui­cio de nues­tros descendientes.

— En este sen­ti­do, ¿qué situa­ción tene­mos en el Arco Mine­ro del Orinoco?

—Qué es lo que ocu­rre real­men­te ahí es una suer­te de secre­to y eso en sí mis­mo es un pro­ble­ma. Hay que ir has­ta allá y hablar con la gen­te para ente­rar­se de pri­me­ra mano. Sien­do que se tra­ta de un hecho crí­ti­co enton­ces hay ver­sio­nes y estas siem­pre cam­bian según quien las da. La lucha por el medioam­bien­te, val­ga la expre­sión, está muy contaminada.

— ¿Cuá­les son los prin­ci­pios que han regi­do su vida?

—Los que he ido adqui­rien­do social­men­te, en evo­lu­ción cons­tan­te, cami­nan­do con eso. Hace un tiem­po toda­vía no me iden­ti­fi­ca­ba con esto del len­gua­je inclu­si­vo y es algo que hoy rei­vin­di­co por­que pien­so que hace a la huma­ni­dad más huma­na. Per­te­nez­co a la gene­ra­ción de los años sesen­ta y he pasa­do por muchos pro­ce­sos, me tuve que ir adap­tan­do en la medi­da que el mun­do fue cam­bian­do. Hay sí una línea que nos sos­tie­ne a todos y todas a lo lar­go de la vida, en mi caso yo siem­pre he tra­ta­do de man­te­ner la hones­ti­dad como ban­de­ra. Para mí siem­pre ha sido un valor impor­tan­te. La hones­ti­dad con uno mis­mo, con la fami­lia. No men­tir, sal­vo cuan­do sea impres­cin­di­ble, como me pasa­ba duran­te mis años en la clandestinidad.

— ¿Cómo se acer­có al tema del len­gua­je inclusivo?

—En la figu­ra de la mujer se con­den­sa bue­na par­te de los orí­ge­nes de la huma­ni­dad y su enten­di­mien­to de la natu­ra­le­za. Las fémi­nas son las que des­cu­bren la agri­cul­tu­ra, pues los hom­bres esta­ban en acti­vi­da­des de caza. El pri­mer ser humano que vio cre­cer una raíz tie­ne que haber sido mujer. La natu­ra­le­za, la vida, la tie­rra, la crea­ción, en nues­tro idio­ma, todas esas pala­bras son ante­ce­di­das por el artícu­lo feme­nino que tie­ne una gran impor­tan­cia. El len­gua­je inclu­si­vo vie­ne a sal­dar una injus­ti­cia bien pro­fun­da. Todos y todas éra­mos bajo el artícu­lo “los”, omi­tien­do e invi­si­bi­li­zan­do a más de la mitad de la huma­ni­dad en un hecho cul­tu­ral y polí­ti­co deli­be­ra­do. Esto con­fi­gu­ra­ba una for­ma de opre­sión, una cul­tu­ra de segre­ga­ción que se ins­ta­ló duran­te siglos. En este sen­ti­do se está dan­do un paso suma­men­te impor­tan­te en esta rei­vin­di­ca­ción. Asi­mis­mo, des­de que se ha reco­no­ci­do esta for­ma de len­gua­je ha habi­do más equi­li­brio y res­pe­to inter­gé­ne­ro, lo que me pare­ce maravilloso.

— ¿Qué pien­sa sobre la des­apa­ri­ción de Car­los Lanz?

—Yo creo que está vivo. Lo digo como un deseo per­so­nal, no ten­go cómo corro­bo­rar­lo ni rela­ción con nadie que me pue­da dar esa infor­ma­ción, pero está vivo. Por pura deduc­ción lógi­ca creo que si lo hubie­ran mata­do, sien­do la figu­ra que Lanz repre­sen­ta, ya lo hubie­ran mos­tra­do muer­to. Pues su muer­te repre­sen­ta­ría un gol­pe moral para mucha gen­te. La dere­cha bus­ca cobrar­le muchas cosas a figu­ras como él. Lo que estoy segu­ro es que el caso no se tra­ta de una des­apa­ri­ción volun­ta­ria, ¿por qué Car­los se ocul­ta­ría? Si está secues­tra­do por un gru­po este lo tie­ne que estar movien­do de un lado a otro, pues los cuer­pos de segu­ri­dad del Esta­do están inves­ti­gan­do y buscando.

— Como defen­sor e impul­sor del mode­lo comu­nal, ¿qué sig­ni­fi­ca­do le atri­bu­ye a la vic­to­ria en las pri­ma­rias del comu­ne­ro Ángel Pra­do en el muni­ci­pio laren­se Simón Planas?

—Estra­té­gi­co. Conoz­co la comu­na El Mai­zal, he esta­do en sus asam­bleas, me cons­ta que esa gen­te tra­ba­ja ense­rio y que lo que dice, lo hace. Su elec­ción como can­di­da­to me pare­ce un gran hecho. Las fami­lias comu­ne­ras que hacen vida allí son muy uni­das y con­se­cuen­tes, son un gran valor. Todo lo deci­den en asam­blea y se han toma­do el desa­rro­llo comu­nal como algo muy serio.

— Está ins­ta­la­do un deba­te en torno a la posi­bi­li­dad de inde­xar el sala­rio y la eco­no­mía en gene­ral, ¿cómo valo­ra esa iniciativa?

—La inde­xa­ción sala­rial impli­ca igua­lar el sala­rio a una refe­ren­cia que bien podría ser el petro. No es tan fácil pero el Gobierno podría empe­ñar­se, poner a todos sus eco­no­mis­tas a estu­diar las dis­tin­tas pro­pues­tas. Pas­qua­li­na Cur­cio, una de las prin­ci­pa­les pro­mo­to­ras de esta medi­da, es aho­ri­ta la mejor eco­no­mis­ta que hay en el país. Ella inves­ti­ga, publi­ca, y tú pue­des veri­fi­car las cosas que dice con cifras y datos.

— En la ante­sa­la de un nue­vo pro­ce­so elec­to­ral, ¿cuál es el balan­ce que hace de la mar­cha del pro­ce­so revolucionario?

—El pro­ce­so boli­va­riano es un mila­gro en sí mis­mo. Una Revo­lu­ción que se enfren­ta nada más y nada menos que al impe­ria­lis­mo nor­te­ame­ri­cano, a las cla­ses domi­nan­tes loca­les que son proim­pe­ria­lis­tas y trai­do­ras, y que ha gober­na­do con demo­cra­cia, elec­cio­nes, diver­si­dad, res­pe­tan­do la repre­sen­ta­ción de esa dere­cha que tie­ne sus pro­pios medios de comu­ni­ca­ción y que dice lo que quie­re. La actual demo­cra­cia vene­zo­la­na es, sin duda, mejor que la que hay en Colom­bia, por ejem­plo, y está entre las más demo­crá­ti­cas de toda la región lati­no­ame­ri­ca­na y del mun­do. Anda a ver lo que suce­de en Esta­dos Uni­dos si tú dices del pre­si­den­te las cosas que acá hablan de nues­tro man­da­ta­rio. Vas pre­so. Lo mis­mo en varios paí­ses de Euro­pa. Pero esas son cosas que a veces la gen­te no ve.


Bio­gra­fía­Mí­ni­ma

Julio Rafael Esca­lo­na Oje­da nació en el legen­da­rio Cam­po de Cara­bo­bo el 9 de enero de 1938. Como ado­les­cen­te par­ti­ci­pó de la resis­ten­cia estu­dian­til con­tra la dic­ta­du­ra de Mar­cos Pérez Jimé­nez. Diri­gen­te uni­ver­si­ta­rio, eco­no­mis­ta gra­dua­do en la Uni­ver­si­dad Cen­tral de Vene­zue­la (UCV), docen­te de esa alta casa de estu­dios. Mili­tó en el Movi­mien­to de Izquier­da Revo­lu­cio­na­ria (MIR) y en la Orga­ni­za­ción de Revo­lu­cio­na­rios (OR). Inte­gran­te del Fren­te Gue­rri­lle­ro Anto­nio José de Sucre, se vol­có a la lucha arma­da en los años 70. Miem­bro fun­da­dor y secre­ta­rio gene­ral de la Liga Socia­lis­ta. Exmi­nis­tro de Ambien­te y de Agri­cul­tu­ra y Tie­rras. Emba­ja­dor de Vene­zue­la ante la Orga­ni­za­ción de las Nacio­nes Uni­das (2008−2014). Exdipu­tado a la Asam­blea Nacio­nal Constituyente.

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