Nación Mapu­che. Comu­ni­dad Tomas Cañi­cul denun­ció frau­du­len­to apro­pia­mien­to de sus tie­rras por par­ti­cu­la­res a tra­vés de engaños

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de julio de 2021.

Una com­ple­ja situa­ción vive una fami­lia mapu­che, per­te­ne­cien­te a la comu­ni­dad Tomas Cañi­cul ubi­ca­da en Lican Ray, en la pro­vin­cia de Cau­tín. A tra­vés del apro­ve­cha­mien­to del anal­fa­be­tis­mo y des­co­no­ci­mien­to téc­ni­co del pro­pie­ta­rio de los terre­nos, dos par­ti­cu­la­res se apro­pia­ron de 25 hec­tá­reas, argu­men­tan­do entre otros, supues­ta per­te­nen­cia indí­ge­na a tra­vés de docu­men­tos ema­na­dos des­de la Conadi.

Se tra­ta de un nue­vo caso de apro­ve­cha­mien­to por par­te de lati­fun­dis­tas o par­ti­cu­la­res que a expen­sas del anal­fa­be­tis­mo o fal­ta de edu­ca­ción occi­den­tal de comu­ni­da­des mapu­che se han hecho frau­du­len­ta­men­te de tie­rras en el Wall­ma­pu. Esta vez las y los afec­ta­dos per­te­ne­cen a una comu­ni­dad en Lican Ray que debió recu­rrir a los tri­bu­na­les para dejar sin efec­to el con­tra­to de cesión de dere­chos que fir­mó bajo abso­lu­to enga­ño Joel Cañi­cul, due­ño de 25 hec­tá­reas actual­men­te en manos de la empre­sa Her­nán­dez las Tres H Cia. Ltda. des­de 2013.

Títu­lo de Mer­ced comu­ni­dad Tomas Cañi­cul Lepillanca

En pri­me­ra ins­tan­cia, el 24 de mar­zo pasa­do, el Juz­ga­do de Letras de Villa­rri­ca falló en con­tra de Joel Cañi­cul, con­de­nán­do­lo inclu­so a pagar las cos­tas del jui­cio, situa­ción que inten­ta rever­tir a tra­vés de segun­da ins­tan­cia en la Cor­te de Ape­la­cio­nes de Temuco.

Según el abo­ga­do patro­ci­nan­te, Clau­dio Oyar­zun, el recur­so de ape­la­ción se sus­ten­ta en que “el juez no con­si­de­ró que se tra­ta de tie­rras indí­ge­nas, que mi repre­sen­ta­do al momen­to de fir­mar era anal­fa­be­to, que ade­más era casa­do en socie­dad con­yu­gal, entre otros. Ade­más, la seño­ra adqui­rien­te, que en el fon­do era un palo blan­co, ale­ga que es indí­ge­na, pero ella se con­si­guió en 2002 el cer­ti­fi­ca­do de la Cona­di. Ella ale­ga que un fami­liar de su mari­do es indí­ge­na, pero ella tam­po­co está casada”.

Ade­más agre­gó que “esta seño­ra que le qui­tó sus tie­rras a mi clien­te, des­pués se las tras­pa­só a una per­so­na jurí­di­ca y una empre­sa no pue­de ser due­ña de tie­rras indí­ge­nas de acuer­do a la ley. Por­que esta es una ley espe­cial, no es el códi­go civil. El juez de letras de Villa­rri­ca apli­có sola­men­te el códi­go civil y no la Ley 19.253 que habla sobre tie­rra indígena”.

Tie­rras usur­pa­das a tra­vés de engaños

Des­de 1980 que la comu­ni­dad Tomas Cañi­cul admi­nis­tra­ba 25 hec­tá­reas de terreno en Lican Ray. Des­pués del falle­ci­mien­to del lon­co de la comu­ni­dad, la Cona­di repar­tió sus tie­rras entre sus sobri­nos entre ellos Joel Cañi­cul, quien en 1997 habría sido enga­ña­do por un abo­ga­do y un par­ti­cu­lar de la zona para ceder sus tie­rras, pese a que lo pre­via­men­te con­ver­sa­do daba cuen­ta del arrien­do de par­te de sus terrenos.

Los res­pon­sa­bles del frau­du­len­to tra­to fue­ron el abo­ga­do Ale­jan­do Wei­bel y el empre­sa­rio Ela­dio Her­nán­dez, quie­nes con la excu­sa de un supues­to arrien­do habrían enga­ña­do a Joel Cañi­cul quien no sabe ni leer ni escri­bir, para que fir­me un como­da­to en 1997.

Como­da­to que don Joel fir­mó en 1997 pen­san­do que era de arriendo.

Sobre los hechos, Mari­sol Cañi­cul, hija de Joel Cañi­cul, expli­có que Wei­bel le pres­tó ser­vi­cios a su padre duran­te los liti­gios de divi­sión de tie­rras, a car­go de la Cona­di. Fina­li­za­do este pro­ce­so, el abo­ga­do le habría suge­ri­do a Cañi­cul que en for­ma de pago por su ges­tión le arren­da­ra par­te de sus terre­nos, con la excu­sa de que así podría pagar­le y ade­más gene­rar ingre­sos extras.

Fue en ese momen­to que apa­re­ció Ela­dio Her­nán­dez, quien fue expre­sa­men­te reco­men­da­do por Wei­bel para con­cre­tar el arrien­do, es decir, el abo­ga­do pro­pu­so y a la vez eli­gió al posi­ble arren­da­ta­rio para las tie­rras de Joel Cañicul.

Mari­sol Cañi­cul comen­tó que, “empe­za­ron a pasar los años y comen­za­ron a plan­tar pinos. Lle­na­ron de pinos por todos lados. Un día le pre­gun­té a mi papá por qué no saca­ban los pinos y él me dijo que les fal­ta madu­ra­ción y que Ela­dio le quie­re arren­dar un tiem­po más para que pue­da madu­rar la made­ra. Enton­ces en eso empe­cé a ave­ri­guar y fui a ver a bie­nes raí­ces, y ahí me aten­dió el abo­ga­do que aho­ra tie­ne la seño­ra Iris y apa­re­cía como que el terreno esta­ba ven­di­do su nombre”.

Escri­tu­ra actual de las tie­rras que aho­ra figu­ran como pro­pie­dad de Iris Mal­do­na­do Olate.

Habría sido a tra­vés de la crea­ción de la empre­sa Her­nán­dez las Tres H Cia Ltda. que Iris Mal­do­na­do se hizo de las tie­rras per­te­ne­cien­tes a Joel Cañi­cul. En pri­me­ra ins­tan­cia, Ela­dio Her­nán­dez tras­pa­só la pro­pie­dad de los terre­nos a nom­bre de dicha empre­sa, es decir dese una per­so­na natu­ral a una jurí­di­ca (una empre­sa) situa­ción que incum­pli­ría las regu­la­cio­nes vigen­tes sobre tie­rras indígenas.

Des­de la fami­lia Cañi­cul agre­ga­ron que “hace tres años atrás, más o menos, mi papá esta­ba sacan­do unos árbo­les y fue don Hela­dio Her­nán­dez y le dijo que no saca­ra un palo más, por­que el cam­po no era de mi papá y que él lo podía echar cuan­do qui­sie­ra”. De esta for­ma comen­za­ron a ente­rar­se del frau­de que resul­tó del supues­to arrien­do fir­ma­do por Joel Cañi­cul. “cuan­do mi papá fue a fir­mar fue solo, no deja­ron ir a mi mamá ni a nadie. Inclu­so mi papá pre­gun­tó y el abo­ga­do le dijo: no, para qué, si yo te miro los pape­les y todo el tema solo”.

La apro­pia­ción étni­ca como meca­nis­mo de enga­ño y usurpación

Sobre las accio­nes empren­di­das por Iris Mal­do­na­do para acre­di­tar su supues­ta pro­pie­dad sobre las tie­rras de la fami­lia Cañi­cul, el recur­so de ape­la­ción expli­ca que, “la repre­sen­tan­te de la socie­dad deman­da­da, Iris Car­men Mal­do­na­do Ola­te rea­li­za los trá­mi­tes para obte­ner el cer­ti­fi­ca­do de la Cona­di en el que se le reco­no­ce como par­te de la etnia mapu­che en 2002, cin­co años des­pués de obte­ner con enga­ños la pro­pie­dad del demandante”.

Cer­ti­fi­ca­do otor­ga­do por Cona­di en 2002.

En este sen­ti­do, el abo­ga­do deman­dan­te hizo hin­ca­pié en que “según los ante­ce­den­tes que yo ten­go, me cons­ta que ella ale­gó que un fami­liar de su mari­do era indí­ge­na, pero resul­ta que ella nun­ca se casó con Hernández”.

Lue­go de la pri­me­ra deman­da empren­di­da por la fami­lia Cañi­cul con el fin de recu­pe­rar sus terre­nos, la Cona­di se aper­so­nó en Lican Ray para eva­luar la situa­ción y se entre­vis­tó úni­ca­men­te con Iris Mal­do­na­do. “No sabía ni siquie­ra dón­de esta­ban los pun­tos del terreno, fue mi papá el que tuvo que mos­trár­se­los. Si yo ten­go un cam­po, yo sé cuá­les son los pun­tos, ten­go que saber dón­de están, si es mi cam­po. Ella dice que era due­ña des­de hace tan­tos años de ese cam­po y no se sabía nada” aco­ta­ron des­de la fami­lia afectada.

Sobre la apro­pia­ción étni­ca con fines de usur­pa­ción de terre­nos, Mari­son Cañi­cul enfa­ti­zó en que “hay muchas per­so­nas más que están pasan­do por esto, y yo creo que ya es hora de parar y que esto ter­mi­ne, por­que no es jus­to para las per­so­nas que vivi­mos en los sec­to­res que se nos qui­ten nues­tros terre­nos de la noche a la maña­na. Esta­mos con la incer­ti­dum­bre de no saber qué va a pasar”.

En este sen­ti­do el abo­ga­do Clau­dio Oyar­zun fue enfá­ti­co al expre­sar que con la acción en la Cor­te de Ape­la­cio­nes de Temu­co bus­can, “que la pro­pie­dad vuel­va a su legí­ti­mo due­ño que es Joel Cañi­cul”. Aco­tó que “Iris Mal­do­na­do, hizo el mis­mo pro­ce­di­mien­to al menos con seis o sie­te per­so­nas de la mis­ma fami­lia. Yo ten­go esas escri­tu­ras, en la cual ellos de la mis­ma for­ma que lo hizo con mi repre­sen­ta­do se hicie­ron con estas pro­pie­da­des. Des­pués adqui­rió la cali­dad de indí­ge­na. Es un abu­so bas­tan­te reite­ra­do de este estilo”.

Hay que des­ta­car que esta deman­da fue ini­cia­da por Joel Cañi­cul en 2017. Pese a ello, recién este año se cono­ció el vere­dic­to de los tri­bu­na­les de Villa­rri­ca por­que, “a esta rei­vin­di­ca­ción de tie­rra indí­ge­na le tie­ne que lle­gar un infor­me de la Cona­di y la Cona­di se demo­ró más de 3 años en hacer­lo, com­ple­men­tó Oyarzun.

Antes que ter­mi­ne julio la Cor­te de Ape­la­cio­nes de Temu­co debe­ría pro­nun­ciar­se sobre la deman­da de la Fami­lia Cañi­cul y la res­ti­tu­ción de sus tie­rras, actual­men­te en manos de Iris Mal­do­na­do, úni­ca accio­nis­ta de la empre­sa Her­nán­dez las Tres H Cia Ltda.

Por Juan Car­los Con­tre­ras Jara

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