Femi­nis­mos. Sobre el IV Con­gre­so Inter­na­cio­nal Mar­xis­ta Femi­nis­ta: «Se tra­ta de hacer un femi­nis­mo polí­ti­co y emi­nen­te­men­te emancipador»

Por Bego­ña Zaba­la, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 3 de junio de 2021.

Entre­vis­ta con Jule Goikoetxea.

Los días 11 a 13 de noviem­bre se cele­bra­rá des­de Bil­bao la IV Con­fe­ren­cia Inter­na­cio­nal Mar­xis­ta Femi­nis­ta. Para para saber un poco más y cono­cer los que se está ponien­do a deba­te, hemos entre­vis­ta­do a Jule Goi­koetxea, pro­fe­so­ra de la Uni­ver­si­dad del Pais Vas­co (EHU-UPV), de Cien­cia y Teo­ría Polí­ti­ca. Auto­ra de nume­ro­sas publi­ca­cio­nes, que casi siem­pre tie­nen que ver con las estra­te­gias polí­ti­cas y el femi­nis­mo, tra­ta asi­mis­mo con cer­ca­nía los temas de Eus­kal Herria, Esta­do Espa­ñol y Euro­pa con una visión nece­sa­ria­men­te global.

En este caso la entre­vis­ta se debe a que Jule Goi­koetxea está en el Comi­té Orga­ni­za­dor y en el Comi­té Cien­tí­fi­co de la IV Con­fe­ren­cia, per­te­ne­cien­te al gru­po BIBA (Bil­bao-Bar­ce­lo­na Cri­ti­cal Theory).

Bego­ña Zaba­la.- Des­pués de la sus­pen­sión obli­ga­da debi­do a la pan­de­mia Covid 19, y sus deri­va­das, ya se ha anun­cia­do que la IV Con­fe­ren­cia Inter­na­cio­nal Mar­xis­ta Femi­nis­ta se cele­bra­rá en Bil­bao, los días 11 a 13 del pró­xi­mo mes de noviem­bre. Me gus­ta­ría que nos expli­ca­ses la rele­van­cia e impor­tan­cia que tie­ne este even­to y, espe­cial­men­te, la genea­lo­gía y la con­ti­nui­dad que se le pre­ten­de dar a tra­vés de estas con­fe­ren­cias inter­na­cio­na­les a la con­fluen­cia de deba­tes mar­xis­tas feministas.

Jule.- Lo pri­me­ro que debo con­tar es que segu­ra­men­te la Con­fe­ren­cia se va a rea­li­zar on line, debi­do a la can­ti­dad de par­ti­ci­pan­tes que deben via­jar des­de dife­ren­tes luga­res del mun­do. Aun­que nos comu­ni­can que quie­ren traer­la den­tro de dos años físi­ca­men­te de nue­vo a Bil­bao, por­que ven que aquí hay masa crí­ti­ca y que hay un movi­mien­to femi­nis­ta muy poten­te. Pro­ba­ble­men­te, me atre­vo a decir­lo, de los mayo­res en estos momen­tos en toda Europa.

En lo que res­pec­ta a la genea­lo­gía de estos con­gre­sos, des­de su ini­cio están impul­sa­dos por el Ins­ti­tu­to de Teo­ría Crí­ti­ca de Ber­lín y lide­ra­dos por Frig­ga Haug, que es una filó­so­fa his­tó­ri­ca del mar­xis­mo feminismo.

Has­ta aho­ra se han hecho tres con­gre­sos. Empe­zó en 2015 en Ber­lín, don­de se jun­ta­ron unas 500 muje­res. Pos­te­rior­men­te se hizo en Vie­na en 2016 y en 2018 fue el últi­mo en Lund, Sue­cia. Cada vez con más par­ti­ci­pan­tes. En este últi­mo toma­mos par­te ya como gru­po BIBA (Bil­bao-Bar­ce­lo­na Cri­ti­cal Theory), que es en el que yo estoy.

Dicho lo ante­rior, es intere­san­te saber que esto se empie­za a orga­ni­zar por­que se ve como nece­sa­rio des­de los dos cam­pos, mar­xis­ta y femi­nis­ta. Pero lo impor­tan­te es que en el Comi­té orga­ni­za­ti­vo de estos Con­gre­sos están muchas de las auto­ras del mar­xis­mo-femi­nis­mo. No solo Haug, tam­bién, por ejem­plo, Gaya­tri Spi­vak. Estas son ade­más las crea­do­ras, las fun­da­do­ras y las man­te­ne­do­ras de todos estos congresos.

Aho­ra, refi­rién­do­nos a las par­tes más téc­ni­cas de estos Con­gre­sos, debe decir­se que en la orga­ni­za­ción está Trans­form Euro­pe, que es la coa­li­ción de fun­da­cio­nes de los par­ti­dos de izquier­das de Euro­pa, por ejem­plo, de EH Bil­du, Pode­mos, Die Lin­ke, etc. En ese sen­ti­do es un foro muy intere­san­te, en el que par­ti­ci­pan, ade­más, la Fun­da­ción Rosa Luxem­bur­go, la UPV, en este caso Par­te Har­tuz, y de for­ma muy en espe­cial, por­que se va a hacer en Bil­bao, la Fun­da­ción Iratzar, que es la Fun­da­ción de Sortu.

Y en el Comi­té Cien­tí­fi­co están no solo como ya he dicho Fri­ga Haug y la gen­te de BIBA, tam­bién Móni­ca Clua o Cin­zia Arru­za. Es decir, hay una varie­dad tan­to de gru­po como de gen­te, que es igual­men­te teó­ri­ca como mili­tan­te. Y esto es muy impor­tan­te de nue­vo: vis­to el per­fil de las invi­ta­das y de las comu­ni­ca­cio­nes, que ya se han reci­bi­do, seña­la­mos que está par­ti­ci­pan­do gen­te de una doble reali­dad: no tan­to acti­vis­tas y mili­tan­tes como gen­te teó­ri­ca, no nece­sa­ria­men­te uni­ver­si­ta­rias, sino gen­te que pro­du­ce pen­sa­mien­to, ya sea de mane­ra indi­vi­dual, ya sea de mane­ra colec­ti­va, aun­que sabe­mos que el pen­sa­mien­to siem­pre se pro­du­ce, en prin­ci­pio, de mane­ra colectiva.

Un poco al hilo de esta genea­lo­gía es impor­tan­te saber que en la pre­pa­ra­ción de estos Con­gre­sos están invo­lu­cra­das, de una mane­ra o de otra, ya sea por­que orga­ni­zan, ya sea por­que par­ti­ci­pan, la mayo­ría de las auto­ras refe­ren­cia­les, no sólo del mar­xis­mo-femi­nis­mo, sino de otras corrien­tes, como pue­de ser el femi­nis­mo mate­ria­lis­ta, que es la corrien­te en la que yo estoy. Pero tam­bién par­ti­ci­pan femi­nis­tas deco­lo­nia­les, femi­nis­tas inter­sec­cio­na­les como Elsa Dor­lin, Fran­ces­ca Gar­ga­llo, y las más cono­ci­das: Nancy Fra­ser, Tithi Bhat­ta­char­ya, Sil­via Federicci.

Lo que noso­tras tene­mos en men­te al orga­ni­zar todo esto es jun­tar­nos para poner en común todas las corrien­tes del femi­nis­mo intere­sa­das en pro­pues­tas polí­ti­cas eman­ci­pa­to­rias e inte­gra­les. Es decir, que se cen­tren no sólo en un eje, sino en todos los ejes que con­si­de­ra­mos hoy impor­tan­tes a la hora de ana­li­zar los ele­men­tos que crean nues­tras con­di­cio­nes de bien­es­tar tan­to mate­rial como simbólico.

BZ.- Den­tro del amplio para­guas del titu­lar, “mar­xis­mo-femi­nis­mo”, vemos que hay diez ejes temá­ti­cos que figu­ran en la pro­pia pági­na. ¿En qué con­si­de­ra­cio­nes os habéis basa­do para esta­ble­cer­los? ¿Hay alguno que hoy mis­mo resul­ta impres­cin­di­ble y vital?

Jule.- Los ejes temá­ti­cos, que real­men­te son un mon­tón, al hacer­lo on line vamos a tener que redu­cir­los. Pero no pasa nada, pues este es un pro­yec­to a medio y lar­go pla­zo e ire­mos metien­do este deba­te a lo lar­go del tiem­po. De hecho ya hemos rea­li­za­do algu­nos webi­nar a lo lar­go del año. Uno de ellos fue con Gayatry Ch. Spi­vak, Gina Dent, Sur­ya Parekh y yo mis­ma sobre Black lives mat­ter (BLM): ¿Cómo pue­de el femi­nis­mo mar­xis­ta conec­tar con el BLM en su con­cep­ción global?

Así pues, ana­li­zan­do los ejes, el pri­me­ro se refie­re a los movi­mien­tos socia­les, sin­di­ca­les y polí­ti­cos. Cree­mos, por ejem­plo, que están en cri­sis los movi­mien­tos; pero al mis­mo tiem­po hay una nue­va épo­ca, o todo un nue­vo pro­ce­so y ciclo de reno­va­ción de lo que serían los movi­mien­tos socia­les y los movi­mien­tos polí­ti­cos y sin­di­ca­les. Nece­sa­ria­men­te, por­que el siglo XX ha lle­va­do a la cri­sis a cier­tos tipos de orga­ni­za­cio­nes que, supon­go, el siglo XXI apro­ve­cha­rá lo mejor de ellas. Pero, sin duda, ten­drán que reno­var muchí­si­mas cues­tio­nes, entre otras cosas por­que el enemi­go va cam­bian­do de for­ma y por tan­to tú tie­nes que cam­biar la for­ma de enfren­tar­te a ese enemigo.

Es decir, de exis­tir un capi­ta­lis­mo, por ejem­plo, muy cen­tra­li­za­do en el siglo XX, pasa­mos a uno des­cen­tra­li­za­do por aba­jo y mono­po­lís­ti­co por arri­ba. La lucha con­tra eso tie­ne que ser muy coor­di­na­da por arri­ba pero muy des­cen­tra­li­za­da por aba­jo. Entra, ade­más, la dimen­sión digi­tal, por eso tam­bién hemos inclui­do en un eje el hack­ti­vis­mo. Esta­mos en un capi­ta­lis­mo digi­tal. Las barri­ca­das ya no pue­den ser solo barri­ca­das en la calle, tie­nen que ser barri­ca­das digi­ta­les. Y todo esto está rela­cio­na­do con el capi­ta­lis­mo algo­rít­mi­co. Esto yo lo con­si­de­ro muy impor­tan­te meter­lo como eje por­que si tú no sabes cómo fun­cio­na el gobierno algo­rít­mi­co neo­li­be­ral, es muy difí­cil enten­der de dón­de vie­nen los tiros y a dón­de van.

El segun­do eje se refie­re a crear un diá­lo­go entre las dife­ren­tes corrien­tes que luchan en con­tra del capi­ta­lis­mo hete­ro­pa­triar­cal, racis­ta y colo­nial, y por tan­to hemos inclui­do no solo el femi­nis­mo mar­xis­ta, como ya he seña­la­do, sino el femi­nis­mo mate­ria­lis­ta, el femi­nis­mo negro, el comu­ni­ta­rio, el deco­lo­nial, el les­bo­fe­mi­nis­mo, el anar­co­fe­mi­nis­mo, etc. y otros dife­ren­tes mar­cos analítico-propositivos.

En el ter­cer eje apa­re­ce la inter­sec­cio­na­li­dad espe­cí­fi­ca­men­te: géne­ro, sexua­li­dad, raza cla­se y demás inter­sec­cio­nes. Como vere­mos, estos ejes están ya bien tra­ta­dos en las tre­ce tesis del femi­nis­mo marxista.

El cuar­to eje sería sobre la pro­duc­ción de valor y de vida. Aquí enten­de­mos que hay que pro­po­ner nue­vas teo­rías del valor, sí o sí. Por muy bien y muy efi­ca­ces que sean cier­tas teo­rías del valor, sobre todo y en con­cre­to la mar­xis­ta, para expli­car cier­tas dimen­sio­nes del capi­ta­lis­mo, no es sufi­cien­te para expli­car el patriar­ca­do neo­li­be­ral, racis­ta y colo­nial. Habrá que expli­car qué es el valor y quién lo ha defi­ni­do has­ta aho­ra y cómo que­re­mos defi­nir­lo. Y lo mis­mo con la pro­duc­ción de vida. Y aquí está muy intere­san­te el deba­te por­que entre las mar­xis­tas femi­nis­tas y mate­ria­lis­tas tene­mos dis­cu­sión, aun­que una vez más en el femi­nis­mo mar­xis­ta no todas están de acuer­do, por ejem­plo la corrien­te de Fede­ric­ci no es la mis­ma que la de Arruz­za, ni que la de Haug.

Por eso aquí hay muchí­si­mas dis­cu­sio­nes muy intere­san­tes res­pec­to a qué lla­ma­mos pro­du­cir y a qué repro­du­cir. Noso­tras, por ejem­plo, esta­mos en con­tra de usar el tér­mino repro­duc­ción de la vida. Noso­tras habla­mos de pro­duc­ción de suje­tos moder­nos, pro­duc­ción de seres huma­nos y pro­duc­ción de vida. Por­que eso de uti­li­zar el tér­mino repro­du­cir para todo lo que hacen las muje­res, des­de mi pun­to de vis­ta no vale. Y ade­más repro­du­ce un mar­co abso­lu­ta­men­te androcéntrico.

Lue­go esta­ría el quin­to eje: terri­to­rio, deco­lo­nia­li­dad, sobe­ra­nía y luchas de libe­ra­ción nacio­nal en el siglo XXI. Por­que muy pro­ba­ble­men­te dichas luchas se van a vol­ver a dar inten­sa­men­te en otros for­ma­tos, sea de libe­ra­ción nacio­nal, de libe­ra­ción colec­ti­va o de eman­ci­pa­ción colec­ti­va, en don­de el eje terri­to­rio va a ser impor­tan­tí­si­mo, exac­ta­men­te igual que el eje de sobe­ra­nía, para refe­rir­nos no ya a la sobe­ra­nía esta­tal tra­di­cio­nal, sino a la sobe­ra­nía ali­men­ti­cia, tec­no­ló­gi­ca, ener­gé­ti­ca. ¿Qué que­re­mos decir cuan­do deci­mos que que­re­mos auto­go­ber­nar­nos? Que­re­mos decir auto­go­ber­nar nues­tros cuer­pos y nues­tra comu­ni­dad y ambos son un tipo de terri­to­rio, por lo que el terri­to­rio es un eje abso­lu­ta­men­te prin­ci­pal y ade­más es una de las apues­tas más intere­san­tes del femi­nis­mo comu­ni­ta­rio y del femi­nis­mo deco­lo­nial. Que nos vie­ne muy bien ade­más en Eus­kal Herria, por­que la mayo­ría del movi­mien­to femi­nis­ta orga­ni­za­do ha sido pro-sobe­ra­nis­ta, en gene­ral, y eso lo ha dife­ren­cia­do de otros movi­mien­tos femi­nis­tas que nor­mal­men­te sue­len ser o más anar­cos, o más anti­sis­te­ma, en dife­ren­tes paí­ses, y sobre todo más esta­do­fó­bi­cos. Pro­ba­ble­men­te en los paí­ses don­de no hemos teni­do Esta­do los movi­mien­tos socia­les, inclui­do el femi­nis­ta, ha esta­do muy pen­dien­te de las estruc­tu­ras públi­cas, es decir, del Esta­do y de lo que nece­si­ta­mos para que nues­tras vidas sean sos­te­ni­bles en el tiem­po y el espa­cio y ten­ga­mos bien­es­tar estruc­tu­ra­do. Este eje tam­bién va a ser importante.

El sex­to eje es el corres­pon­dien­te a Eco­fe­mi­nis­mo y Eco­so­cia­lis­mo. De nue­vo se tra­ta de ver cómo se inter-rela­cio­nan y qué enten­de­mos por eco­fe­mi­nis­mo. Esto es intere­san­te por­que las madres del eco­fe­mi­nis­mo son las madres del femi­nis­mo mate­ria­lis­ta y es impor­tan­te por­que el femi­nis­mo mate­ria­lis­ta es un femi­nis­mo post-esctruc­tu­ral que no per­te­ne­ce al Movi­mien­to Femi­nis­ta Clá­si­co (MFC). Por ahí vie­nen cosas muy intere­san­tes, tam­bién en lo que se ha lla­ma­do el femi­nis­mo neo­ma­te­ria­lis­ta. Ahí hay muchas cosas por indagar.

El sép­ti­mo eje sería cuer­pos, dis­cur­sos y mate­ria­li­da­des disi­den­tes. Ahí se tra­ta de abrir el aba­ni­co de cómo se entien­de la mate­ria­li­dad de la que esta­mos hablan­do. Por­que ya no enten­de­mos la mate­ria­li­dad en el mis­mo sen­ti­do en el que la enten­día­mos en el XIX, por mucho mate­ria­lis­mo cien­tí­fi­co o his­tó­ri­co que que­ra­mos sub­ra­yar. Obvia­men­te, fren­te al idea­lis­mo o el neo­idea­lis­mo, noso­tras somos mate­ria­lis­tas. Pero qué que­re­mos decir en el siglo XXI con mate­ria­lis­mo, de qué mate­ria­li­dad esta­mos hablan­do, es la cues­tión pelia­gu­da que que­re­mos abor­dar. Des­de lue­go no esta­mos solo hablan­do de con­di­cio­nes sala­ria­les, sino del cuer­po mis­mo, del terri­to­rio; o sea, la mate­ria­li­dad mis­ma impli­ca muchí­si­mas cosas y ade­más tie­ne una dimen­sión dis­cur­si­va muy importante.

El eje ocho, que sería Arte, esté­ti­ca, len­gua­je y cul­tu­ra polí­ti­ca, se intro­du­ce para reco­ger todo lo que se está pro­du­cien­do des­de el ámbi­to artís­ti­co, des­de el ámbi­to esté­ti­co y des­de el ámbi­to más tra­di­cio­nal­men­te lla­ma­do cul­tu­ral, inclui­da la polí­ti­ca cultural.

El noveno es para el Esta­do, poder cons­ti­tu­yen­te y legis­la­ción anti­ca­pi­ta­lis­ta y femi­nis­ta, para incluir a quie­nes ana­li­zan, des­de una pers­pec­ti­va tan­to mar­xis­ta como femi­nis­ta, en sen­ti­do amplio, lo que es el Esta­do, el sis­te­ma de leyes, el sis­te­ma judi­cial, etc. así como las nue­vas refle­xio­nes sobre el poder cons­ti­tu­yen­te que vie­nen de Lati­noa­mé­ri­ca y otros con­ti­nen­tes como África.

Y, por últi­mo, esta­ría el alza­mien­to de la dere­cha y la nue­va ola con­tra el femi­nis­mo y el socia­lis­mo, que van un poco rela­cio­na­das por­que al final, cuan­do habla­mos del fas­cis­mo, sabe­mos que el fas­cis­mo en sen­ti­do amplio es una ideo­lo­gía prin­ci­pal­men­te blan­ca, misó­gi­na y xenó­fo­ba. Es decir, es la ideo­lo­gía per se extre­ma del patriar­ca­do neo­li­be­ral y colonial.

BZ.- Te agra­dez­co mucho el esfuer­zo de sín­te­sis y peda­gó­gi­co que has hecho expli­can­do los diez ejes, pues para situar­nos, sobre todo des­de el movi­mien­to femi­nis­ta, muy intere­sa­do y muy par­ti­ci­pan­te en estos deba­tes, es cru­cial cono­cer los posi­cio­na­mien­tos y el alcan­ce de los mis­mos para nues­tras vidas y luchas con­cre­tas. Siguien­do al hilo de estos ejes, ¿pien­sas que pue­de ser­vir para una con­fron­ta­ción entre posi­cio­na­mien­tos en tér­mi­nos de vic­to­rias y derro­tas o estáis pen­san­do en otro modelo?

Jule.- El obje­ti­vo es cla­ro y explí­ci­to: vamos a deba­tir entre las dife­ren­tes pos­tu­ras. Y por eso decía que el obje­ti­vo de estos con­gre­sos es aunar las dife­ren­tes corrien­tes femi­nis­tas y de izquier­das, que en gran mayo­ría pro­vie­nen obvia­men­te del socia­lis­mo, por­que es el mar­co amplio de la moder­ni­dad en don­de sur­ge la izquier­da. Es decir, la izquier­da nor­mal­men­te vie­ne del mar­xis­mo y de todo lo que se ha desa­rro­lla­do en el siglo XX, tam­bién de otras ideo­lo­gías como el anar­quis­mo, el liber­ta­ris­mo, y muy en espe­cial, el femi­nis­mo y el antirracismo.

Lo que que­re­mos es poner a hablar a estas corrien­tes, por­que cree­mos que tene­mos más cosas en común que dife­ren­cias, en este nue­vo siglo XXI. Y ade­más creo que esto es posi­ble por­que hemos cam­bia­do mucho la mane­ra de pen­sar en los últi­mos 60 ó 70 años, gra­cias a esta ter­ce­ra ola femi­nis­ta que empie­za en los 50 – 60, y que creo que en esta cuar­ta ola femi­nis­ta está cor­po­ra­li­zán­do­se. Todo lo que se dijo hace aho­ra 30 ó 40 años está aho­ra mate­ria­li­zán­do­se o prac­ti­cán­do­se en algu­nas esfe­ras. Y al revés, ¿no?, todo lo que se hizo hace cua­ren­ta años está aho­ra tam­bién adqui­rien­do un mayor desa­rro­llo teó­ri­co. Y por eso más que ana­li­zar en qué con­sis­ti­ría un femi­nis­mo mar­xis­ta, que tam­bién, se tra­ta de hacer un femi­nis­mo anti­ca­pi­ta­lis­ta, anti­rra­cis­ta, mate­ria­lis­ta. Como digo, polí­ti­co y emi­nen­te­men­te emancipador.

BZ.- Hay una rei­vin­di­ca­ción impor­tan­te del anti­ca­pi­ta­lis­mo, del anti­rra­cis­mo y del femi­nis­mo de cla­se en algu­nos sec­to­res del movi­mien­to, y tam­bién en lo que dices. Voso­tras tenéis redac­ta­das las 13 tesis, que vie­nen a nom­bre de Frig­ga Haug aun­que son, como ella dice, una crea­ción colec­ti­va, y que se tra­ta de un ini­cio. En reali­dad apa­re­cen como el sos­tén de las Con­fe­ren­cias, no úni­ca­men­te teó­ri­co, sino tam­bién una car­ta de pre­sen­ta­ción que pue­de estar en cons­truc­ción-dis­cu­sión. ¿Habla­mos de esto? Yo creo que es muy nece­sa­rio, tam­bién, por­que en sec­to­res del movi­mien­to toda­vía están en la memo­ria los deba­tes seten­te­ros de los malos noviaz­gos y matri­mo­nios mal ave­ni­dos entre el femi­nis­mo y el mar­xis­mo, por lo que ven con mucho rece­lo las apro­xi­ma­cio­nes al femi­nis­mo de cla­se, al pro­pio marxismo.

Jule.- Las tre­ce tesis del femi­nis­mo mar­xis­ta en reali­dad lo que pre­ten­den es dar­le una vuel­ta a todo eso que seña­las. Es decir, otra mane­ra de enten­der el mar­xis­mo y el femi­nis­mo. Ya no es la mane­ra del siglo XX. Ya no esta­mos en ple­na moder­ni­dad; esta­mos en una moder­ni­dad frag­men­ta­da, des­ga­ja­da, que empie­za a entrar en la era pos­mo­der­na a fina­les del siglo XIX, es decir hace un siglo y pico, y eso ya se nota. Lo que hacen estas muje­res, lide­ra­das por Frig­ga Haug, y lo que se hará de nue­vo en este pró­xi­mo Con­gre­so y se ha hecho en ante­rio­res, es ir amplian­do las tesis, pues no son cerra­das, son tesis que van agran­dán­do­se y refor­mu­lán­do­se des­de las dife­ren­tes corrientes.

En las 13 tesis se dice, para empe­zar, que el mar­xis­mo femi­nis­ta son dos caras de la mis­ma mone­da, pero que hay que cam­biar la mone­da. O sea, que ya no vale eso de coger algo que se decía y aho­ra aña­dir el femi­nis­mo como un peta­cho al mar­xis­mo. Sig­ni­fi­ca que el mar­xis­mo tie­ne que cam­biar para que sea femi­nis­ta y que el femi­nis­mo, para ser eman­ci­pa­dor, tie­ne que adop­tar pers­pec­ti­vas mar­xis­tas en el sen­ti­do de mate­ria­lis­tas, eman­ci­pa­do­ras, socio-eco­nó­mi­cas e inte­gra­les. Esa es un poco la pri­me­ra idea. Y eso se desa­rro­lla a lo lar­go de las tre­ce tesis.

En la segun­da tesis se habla de que somos pro­duc­to­ras tan­to de vida, como de los medios de vida. Que es lo que decía antes, el con­cep­to de pro­duc­ción. Noso­tras pro­du­ci­mos vida, no repro­du­ci­mos vida, pro­du­ci­mos vida y medios de vida. ¿Cómo se va a con­cep­tua­li­zar eso analíticamente?

En la ter­ce­ra, tam­bién se dice que las rela­cio­nes de géne­ro son rela­cio­nes de pro­duc­ción, no una adi­ción a ellas, como se ha enten­di­do tra­di­cio­nal­men­te. Es decir, has­ta media­dos del siglo XX se ha tra­ta­do de solu­cio­nar todos los mar­cos andro­cén­tri­cos, ponien­do peta­chos, y eso no fun­cio­na. Tie­ne que haber una recon­cep­tua­li­za­ción ente­ra, toman­do ele­men­tos bási­cos de todas esas ideo­lo­gía moder­nas y de todo lo que tene­mos a mano, pero para trans­for­mar­lo, no para seguir ponien­do aña­di­dos. Enton­ces el géne­ro se pro­du­ce, los sexos se pro­du­cen, el hom­bre y la mujer se pro­du­cen ‑la ter­ce­ra tesis- y esto reco­ge todo lo que se dijo a par­tir de Simo­ne de Beau­voir; es decir las muje­res no nacen, sino se hacen. Y por tan­to vamos a hablar de cómo se hacen.

Reco­ge, ade­más, en la cuar­ta tesis, el tra­ta­mien­to his­tó­ri­co crí­ti­co. Es decir, la auto­crí­ti­ca como base ‑y por tan­to la recon­cep­tua­li­za­ción- para hacer un movi­mien­to efi­caz hoy en día en el siglo XXI, eman­ci­pa­dor y que no deje a nadie fue­ra. Es lo que decía­mos antes: hay que ir cam­bian­do las pro­pias dis­ci­pli­nas aca­dé­mi­cas y cómo se han enten­di­do la explo­ta­ción y la domi­na­ción para que pue­dan ser­vir a todas las que son explo­ta­das y dominadas.

La tesis cin­co pro­po­ne un estu­dio con­cre­to de los nudos de domi­na­ción que para­li­zan o enca­de­nan el deseo de cam­bio en el patriar­ca­do capi­ta­lis­ta, y, como ves, ya se usa este nom­bre de patriar­ca­do capi­ta­lis­ta. Había tra­di­cio­nal­men­te, sobre todo en el siglo XX, una idea pre­do­mi­nan­te de que si des­pa­re­cía el capi­ta­lis­mo des­apa­re­ce­rían todos los males. Pero no había nin­gu­na teo­ría patriar­cal. Enton­ces, ¿qué pasa en el siglo XX? Pues que se die­ron cuen­ta de que el patriar­ca­do ya exis­tía, que veni­mos de un patriar­ca­do feu­dal que lue­go se desa­rro­lla capi­ta­lis­ta­men­te. Es decir que el capi­ta­lis­mo vie­ne del patriar­ca­do, igual que el colo­nia­lis­mo. El colo­nia­lis­mo (como dicen las deco­lo­nia­les, las eco­fe­mi­nis­tas y las mate­ria­lis­tas) y el capi­ta­lis­mo, explo­tan y colo­ni­zan pri­me­ro el cuer­po de las muje­res. Es lo pri­me­ro que van a des­po­seer: a las muje­res de sus pro­pios medios de vida y de sus pro­duc­tos, inclui­dos los seres huma­nos que paren y crían. De ahí se va a ir desa­rro­llan­do el con­cep­to de patriar­ca­do capi­ta­lis­ta y colo­nial. Hay que aunar todo y reor­de­nar las prio­ri­da­des, no hay una sola prio­ri­dad y no hay una sola cau­sa. El mono­teís­mo y la meta­fí­si­ca no nos van.

Y todo esto está rela­cio­na­do tam­bién con la sex­ta tesis, que dice que todos los miem­bros de la socie­dad capi­ta­lis­ta sufren el daño por estar inser­tos en las rela­cio­nes de domi­na­ción y some­ti­mien­to que lla­ma­mos capi­ta­lis­mo patriar­cal, pero se dan de for­ma dife­ren­te, con gra­dos y for­mas de vio­len­cia en dife­ren­tes con­tex­tos. Y eso nos lle­va­ría a lo del cono­ci­mien­to y la lucha situa­da. Y esto va un poco, tam­bién, ras­gan­do la idea de suje­to uni­ver­sal. Es decir, aquí uni­ver­sa­li­dad hay poca y la domi­na­ción se da de mane­ras muy dife­ren­tes, en cuer­pos muy dife­ren­tes. Aquí es don­de se intro­du­ce el con­cep­to de inter­sec­cio­na­li­dad en las 13 tesis.

Ade­más se expli­ca muy bien que el patriar­ca­do no es una cosa anti­gua, que aho­ra sigue, como si la vio­len­cia patriar­cal fue­ra una expre­sión de tra­di­cio­nes obso­le­tas. No, el patriar­ca­do capi­ta­lis­ta se repro­du­ce todos los días y de dife­ren­tes mane­ras en cada sitio y eso es lo que hay que ana­li­zar. Vere­mos cómo, y de qué mane­ra y en todos los sitios.

En la tesis ocho se da tam­bién mucha pri­ma­cía al movi­mien­to, al movi­mien­to de la cla­se tra­ba­ja­do­ra. Es decir, a que esto se desa­rro­lle, como decía Marx, des­de una teo­ría de la pra­xis. O sea, noso­tras filo­so­fa­mos por­que que­re­mos cam­biar el mun­do, por­que si no para qué vamos a filo­so­far. Enton­ces a mí me da igual lo que hayan dicho unos seño­res en un deter­mi­na­do momen­to, por­que yo lo escu­po, lo mani­pu­lo y hago lo que quie­ra con eso por­que mis obje­ti­vos son los que son. Y nadie nos va a decir, ni siquie­ra la cien­cia, si esta­mos explo­ta­das o no. Es lo úni­co que fal­ta­ba. Eso lo deci­di­mos noso­tras. De igual mane­ra, nadie, ni la cien­cia ni las leyes nos va a decir si hemos sido o no vio­la­das. Eso lo deci­di­mos nosotras.

La tesis octa­va y la nove­na vuel­ven de nue­vo a meter el con­cep­to de inter­sec­cio­na­li­dad, imbri­ca­ción, con­sus­tan­cia­li­dad, depen­de en qué país se lla­ma de dife­ren­te mane­ra. Y, ade­más, rom­pen con esta idea ilus­tra­da del pro­gre­so lineal. Las tesis intro­du­cen así la inter­sec­cio­na­li­dad como mate­ria­li­dad diver­sa, es decir, des­de los cuer­pos; cuer­pos que son siem­pre con­tex­tua­les y viven en un deter­mi­na­do terri­to­rio, por lo que la lucha tie­ne que dar­se des­de el pro­pio terri­to­rio, des­de el pro­pio cuer­po y se tie­ne que lle­var a cabo des­de las pro­pias comu­ni­da­des, las cua­les no com­par­ten la epis­te­mo­lo­gía euro­cén­tri­ca en muchos casos, ni los con­cep­tos ilus­tra­dos de dicha mira­da euro­cén­tri­ca. Que no ven­ga alguien con un estu­pen­do mapa meta­fí­si­co que nos diga: bueno hay que hacer esto para la revo­lu­ción mun­dial. Bueno, esto lo deci­di­rán las comu­ni­da­des afri­ca­nas, cómo quie­ren hacer­lo. Y las euro­peas, pues hare­mos tam­bién lo que poda­mos. Des­de lue­go no vamos a ir a expli­car­le a nadie cuál es el camino hacia la uto­pía, entre otras razo­nes por­que las uto­pías occi­den­ta­les son eso, occi­den­ta­les, ni uni­ver­sa­les, ni mun­dia­les ni únicas.

La tesis nove­na abun­da un poco en lo mis­mo. Posi­cio­na todo esto en una épo­ca post-for­dis­ta, en un capi­ta­lis­mo digi­tal. Ya no esta­mos en la era for­dis­ta, está cam­bian­do el tipo de capi­ta­lis­mo, el tipo de patriar­ca­do y el tipo de colo­nia­lis­mo, y por tan­to nos ten­dre­mos que adap­tar a ello para luchar.

Se hace tam­bién un repa­so en la tesis déci­ma a la glo­ba­li­za­ción. Está frag­men­tán­do­se, derri­tién­do­se, un Esta­do del bien­es­tar que ponía algún que otro freno al capi­ta­lis­mo gue­rre­ro en Euro­pa, jodien­do al res­to del mun­do obvia­men­te; y esto afec­ta espe­cial­men­te al cui­da­do. Por­que en tan­to que es un patriar­ca­do neo­li­be­ral, todo lo que las muje­res hacen como muje­res en el patriar­ca­do (en con­cre­to, el tra­ba­jo escla­vo no remu­ne­ra­do que hacen como madres, espo­sas, abue­las, etc. y que se había publi­fi­ca­do en par­te median­te resi­den­cias, sani­dad y edu­ca­ción públi­cas) se vuel­ve a pri­va­ti­zar. Por­que, como deci­mos, el neo­li­be­ra­lis­mo es patriar­cal. Cuan­do repri­va­ti­zas algo, lo que aumen­ta es la car­ga de tra­ba­jo no remu­ne­ra­da de las muje­res. Ese tra­ba­jo escla­vo se lo comen las muje­res con pata­tas. Y por eso hay que rela­cio­nar todo esto.

La tesis once ya mete un poco la pers­pec­ti­va de Haug, algu­nas pro­pues­tas que ella rea­li­za en su teo­ría sobre cómo divi­dir el tiem­po para que de nue­vo no sea solo el tra­ba­jo remu­ne­ra­do el que pro­duz­ca capi­tal eco­nó­mi­co. O sea, cómo divi­dir el tiem­po entre tra­ba­jo remu­ne­ra­do, tra­ba­jo no remu­ne­ra­do, for­ma­ción, etc.

La tesis doce de nue­vo hace un recla­mo a la demo­cra­cia, en el sen­ti­do de recon­cep­tua­li­zar el tér­mino de demo­cra­cia. No aban­do­nar­lo sino expli­car y re-expli­car qué sig­ni­fi­ca real­men­te derro­car todas las rela­cio­nes en las que somos un ser degra­da­do, escla­vi­za­do, aban­do­na­do y des­pre­cia­ble, como decía Marx.

Y en la últi­ma tesis se dice lite­ral­men­te que las femi­nis­tas mar­xis­tas ya no per­ma­ne­cen en la posi­ción que el movi­mien­to obre­ro les atri­bu­yó en vir­tud de la divi­sión del tra­ba­jo, como muje­res que encar­nan las paces y son res­pon­sa­bles de man­te­ner­la, mien­tras los hom­bres con­ti­núan libran­do gue­rras. Recha­za­mos ser redu­ci­das a esta polí­ti­ca y que­re­mos asu­mir la res­pon­sa­bi­li­dad del con­jun­to. En la situa­ción de capi­ta­lis­mo glo­bal actual, carac­te­ri­za­da por cri­sis y gue­rras, con­si­de­ra­mos indis­pen­sa­ble el poder femi­nis­ta. Asu­mi­mos la res­pon­sa­bi­li­dad y tene­mos pode­ro­sas posibilidades”.

Como se ve, todas estas tesis son muy abier­tas e inclu­ye las apor­ta­cio­nes del femi­nis­mo mar­xis­ta, del femi­nis­mo deco­lo­nial, del femi­nis­mo comu­ni­ta­rio, del femi­nis­mo negro… Por eso digo que es muy prometedor.

Es una crí­ti­ca pro­fun­da a la izquier­da clá­si­ca y al suje­to ilus­tra­do, del cual par­ti­ci­pan en gene­ral las ideo­lo­gías moder­nas, que son todas andro­cén­tri­cas. Que se haya aca­ba­do ese suje­to uni­ver­sal no sig­ni­fi­ca que no haya suje­tos polí­ti­cos, eman­ci­pa­to­rios, sino que hay que orga­ni­zar­los y de hecho en ello está la gen­te. Y ahí entra­ría­mos a la dis­cu­sión que se ha dado en estos con­gre­sos. Está muy bien reco­gi­da en estas tesis cuan­do se dice que ya no acep­ta­mos que el patriar­ca­do sea defi­ni­do como una opre­sión cul­tu­ral. No, el patriar­ca­do explo­ta a las muje­res mate­rial­men­te y pro­du­ce mate­rial­men­te hom­bres y muje­res, que son las cate­go­rías bási­cas del patriar­ca­do neoliberal.

Así que hay dos corrien­tes gene­ra­les –y otras espe­cí­fi­cas– den­tro del femi­nis­mo mar­xis­ta: están la corrien­te clá­si­ca ilus­tra­da y la corrien­te neo­ma­te­ria­lis­ta que no es ilus­tra­da, en don­de se posi­cio­nan la mayo­ría de las femi­nis­tas mar­xis­tas actua­les. Spi­vak, como ejem­plo, es post-estruc­tu­ra­lis­ta, es neo-mate­ria­lis­ta, como Brai­dot­ti, Mies, Davis, Haug, Sholz… Toda esta gen­te ya no vie­ne del mar­co del suje­to uni­ver­sal, el de hay solo una con­tra­dic­ción, hay una cau­sa, hay una úni­ca moral. Por ahí es por don­de se va abrien­do el deba­te y esto es pro­me­te­dor y super-enri­que­ce­dor por­que es lo que per­mi­te que nos jun­te­mos las deco­lo­nia­les, las anar­co­fe­mi­nis­tas, las femi­nis­tas negras, las comu­ni­ta­rias, las mate­ria­lis­tas, las les­bo- y las eco-femi­nis­tas post-colo­nia­les… y esto es lo que per­mi­te pre­ci­sa­men­te crear una lucha eman­ci­pa­to­ria con­jun­ta con ejes estruc­tu­ra­les de domi­na­ción muy claros.

BZ.- Con res­pec­to al movi­mien­to femi­nis­ta orga­ni­za­do, ¿lo ves en algún sen­ti­do en estos deba­tes y en estas preo­cu­pa­cio­nes? Pare­ce que real­men­te hay muchos temas impor­tan­tes que están otra vez en la pales­tra, como el suje­to, el movi­mien­to y su com­po­si­ción y orga­ni­za­ción, las polí­ti­cas de alian­zas… Al lado, sin duda, de una ola de movi­li­za­cio­nes cla­ra­men­te exi­to­sa y masiva.

Jule.- Aquí están pasan­do muchas cosas en el movi­mien­to femi­nis­ta. Hemos entra­do en una cuar­ta ola. Esto hace que, a dife­ren­cia de hace diez años que era un desier­to, de repen­te aho­ra apa­rez­can un mon­tón de orga­ni­za­cio­nes autó­no­mas den­tro del femi­nis­mo. Aho­ra somos unas dos­cien­tas y pico solo en EH. Y esto por un lado es una mara­vi­lla, pues eso sig­ni­fi­ca que el femi­nis­mo está lle­gan­do a un mon­tón de gen­te que antes no lle­ga­ba, y ade­más de todas las eda­des, y trans­ver­sal, en el sen­ti­do de que ya seas una tra­ba­ja­do­ra domés­ti­ca migra­da o autóc­to­na, ya seas cui­da­do­ra eus­kal­dun o racia­li­za­da, ya seas sin­di­ca­lis­ta o gita­na vas­ca de Otxar­koa­ga, ya seas blan­ca mur­cia­na, uni­ver­si­ta­ria o pre­ca­ri­za­da (o ambas a la vez), seas estu­dian­te o pen­sio­nis­ta, este movi­mien­to lle­ga a todos los sitios.

El pro­ble­ma es que es mucho más com­pli­ca­do orga­ni­zar­lo y coor­di­nar­lo con una estruc­tu­ra esta­ble. Enton­ces, aho­ra mis­mo, esta­mos en un muy buen momen­to de movi­li­za­ción y esta­mos en un mal momen­to de estruc­tu­ra­ción. ¿Por qué? Pues por­que es ver­dad que cuan­do las sin voz se ponen a hablar, pues va a haber hos­tias, y hay hos­tias. Pero las hay en todos los sitios, igual que en el movi­mien­to anti­rra­cis­ta. Cuan­do se abren las ven­ta­nas y entra el aire, entran voces tra­di­cio­nal­men­te exclui­das que antes no podía hablar, es nor­mal que haya este albo­ro­to, y es nor­mal que cues­te muchí­si­mo esta­ble­cer lo que decía antes, dos o tres ejes prin­ci­pa­les, estruc­tu­ra­les, de domi­na­ción, don­de se vaya a poner de acuer­do todo el mun­do. Por­que hay gen­te que quie­re cen­trar­se solo en lo suyo. Hay gen­te que le atra­vie­sa más lo que es y le impor­ta más lo que es que lo que quie­re hacer. Ahí está el peli­gro del iden­ti­ta­ris­mo. Es decir, está el peli­gro de estar ponien­do todo el tiem­po enci­ma de la mesa que yo soy vas­ca y tu espa­ño­la, que yo soy anal­fa­be­ta y tu uni­ver­si­ta­ria, que yo soy negra y tú eres blan­ca, que yo soy cis y tú trans, que yo soy lati­na y tú euro­pea, que mis padres son del cam­po y los tuyos de ciu­dad, etc. Y todo eso hay poner­lo en la mesa, cla­ro, ese es el pri­mer paso, pero no el últi­mo. Yo no quie­ro un movi­mien­to iden­ti­ta­rio, sino polí­ti­co: es impor­tan­te quié­nes somos y de dón­de veni­mos cada una, pero igual de impor­tan­te es a dón­de que­re­mos ir todas juntas.

Esta­mos en un momen­to en el que se han socia­li­za­do un mon­tón de ideas y deman­das por las que lle­va­mos luchan­do cien años, y es de cele­brar. Pero la socia­li­za­ción masi­va de cier­tas cosas o ideas trae con­si­go, por un lado, la bana­li­za­ción y, por otro, la esen­cia­li­za­ción o el iden­ti­ta­ris­mo, don­de la estra­te­gia polí­ti­ca pue­de que­dar a veces en segun­do plano.

A mi per­so­nal­men­te el Movi­mien­to Femi­nis­ta de Eus­kal Herria, en el que tam­bién meto a las muje­res orga­ni­za­das de los movi­mien­tos mix­tos y sin­di­ca­les como las tra­ba­ja­do­ras domés­ti­cas o de la lim­pie­za, me pare­ce un gran­dí­si­mo movi­mien­to y en com­pa­ra­ción con el res­to de Euro­pa, somos gran­des, para las pocas que somos. Eso nos lo han trans­mi­ti­do, no solo las del Con­gre­so Inter­na­cio­nal de femi­nis­mo mar­xis­ta, sino las ita­lia­nas, las fran­ce­sas, las nór­di­cas y las ingle­sas, que el nivel de poli­ti­za­ción que tene­mos aquí es muy alto y es gra­cias a nues­tra his­to­ria polí­ti­ca y a todo lo que hemos vivi­do tam­bién en los últi­mos 40 o 50 años.

BZ.- Con el afo­ro lleno hace tiem­po y un cen­te­nar, más o menos, de apor­ta­cio­nes al deba­te, supon­go que el lla­ma­mien­to ya ha dado sus bue­nos resul­ta­dos, en lo que res­pec­ta a la par­ti­ci­pa­ción. Habría qui­zá que hacer un lla­ma­do para seguir de cer­ca este Con­gre­so, ¿te pare­ce?. Apar­te, por supues­to de con­sul­tar la pági­na que es muy intere­san­te en informaciones.

Jule.- Quie­ro ani­mar a todo el mun­do. Aho­ra vamos a vol­ver a abrir otra vez la ins­crip­ción, en el sen­ti­do de que como va a ser onli­ne, pro­ba­ble­men­te, mucha más gen­te podrá acce­der y par­ti­ci­par. Ani­mo a la gen­te a que encuen­tren algún momen­to para entrar algún día en el Con­gre­so. Os ase­gu­ro que va a mere­cer la pena, muchos colec­ti­vos par­ti­ci­pa­rán, se pon­drán en la mesa nue­vas ideas y expe­rien­cias de lucha entorno a las últi­mas huel­gas, revuel­tas y esta­lli­dos; habrá gen­te que per­te­ne­ce a dife­ren­tes movi­mien­tos socia­les pro­ve­nien­tes de dife­ren­tes paí­ses y con­ti­nen­tes, que ofre­ce­rán tan­to pro­pues­tas ana­lí­ti­cas como de movi­li­za­ción, que lue­go está en nues­tras manos el poner en mar­cha. Así que ani­mo a la gen­te a que se apun­te y par­ti­ci­pe online.

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