Eco­lo­gía social. Con efec­to boo­me­rang, el agro­ne­go­cio des­tru­ye la vida y se autodestruye

Por Sirio López Velas­co. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 6 de junio de 2021.

En Bra­sil y en Amé­ri­ca Lati­na el gran agro­ne­go­cio capi­ta­lis­ta de la soja trans­gé­ni­ca aumen­ta sus ganan­cias aumen­tan­do el área de pro­duc­ción y usan­do agro­tó­xi­cos que enve­ne­nan la tie­rra, el agua, el aire y a los seres vivos (inclu­yen­do a los humanos).

Para aumen­tar el área de su pro­duc­ción derri­ba pro­gre­si­va­men­te las flo­res­tas. Caso para­dig­má­ti­co de ese com­por­ta­mien­to es la extin­ción pro­gre­si­va de la sel­va de la Ama­zo­nia bra­si­le­ña y de los paí­ses veci­nos. En Bra­sil se sabe que hay gran­des pro­pie­da­des capi­ta­lis­tas vol­ca­das a la pro­duc­ción de soja o de gana­do y/​o a la explo­ta­ción fores­tal, que supe­ran las 300 mil hec­tá­reas de exten­sión y siguen cre­cien­do. Ese gigan­tes­co núme­ro de hec­tá­reas con un solo due­ño (indi­vi­duo, empre­sa o Socie­dad Anó­ni­ma) exis­te inclu­so en el peque­ño Uru­guay, don­de esos mega­la­ti­fun­dios están dedi­ca­dos a la indus­tria de la fores­ta­ción (con los árbo­les exó­ti­cos que son el euca­lip­tos y el pino) para la pro­duc­ción de pas­ta de celu­lo­sa (con­tro­la­da por una mul­ti­na­cio­nal fin­lan­de­sa), y para la pro­duc­ción de soja trans­gé­ni­ca o de arroz.

Al mis­mo tiem­po los grá­fi­cos ado­ra­dos por los capi­ta­lis­tas y los eco­no­mis­tas que son por­ta­vo­ces del capi­ta­lis­mo tie­nen como figu­ra ideal la de una rec­ta de cre­ci­mien­to (de la pro­duc­ción, de las ganan­cias, del PIB) que se ele­va de izquier­da a dere­cha en el ángu­lo incli­na­do mayor posi­ble (soñan­do con lle­gar a 90 gra­dos). Pero se olvi­dan de que en la natu­ra­le­za y la vida los fenó­me­nos no se rigen por rec­tas, sino por loops de retro­ali­men­ta­ción. Así, en un mode­lo sim­pli­fi­ca­do de la rela­ción entre una espe­cie pre­da­do­ra y una que le sir­ve de pre­sa para su ali­men­ta­ción, hay un equi­li­brio ines­ta­ble que fun­cio­na de la siguien­te mane­ra: cuan­do la espe­cie pre­da­do­ra aumen­ta pro­gre­si­va­men­te la can­ti­dad de pre­sas cap­tu­ra­das, las crías de las pri­me­ras se hacen más y más abun­dan­tes, al tiem­po en que dis­mi­nu­yen pro­gre­si­va­men­te las crías y por con­si­guien­te la pobla­ción de la espe­cie cap­tu­ra­da; mas cuan­do esa dis­mi­nu­ción se hace agu­da, fal­ta comi­da para la espe­cie pre­da­do­ra, que ve su mor­ta­li­dad aumen­tar pro­gre­si­va­men­te; has­ta que su dis­mi­nu­ción por ese aumen­to de mor­ta­li­dad lle­ga a ser tan sig­ni­fi­ca­ti­va que dis­mi­nu­ye sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te la pro­pia pre­da­ción; con lo que comien­za a cre­cer nue­va­men­te y pro­gre­si­va­men­te la pobla­ción de la espe­cie pre­da­da (pues aho­ra es menos cap­tu­ra­da), has­ta que se vuel­ve a la rela­ción ori­gi­nal entre ambas espe­cies; y así ocu­rre suce­si­va­men­te en una serie inde­fi­ni­da de loops de retro­ali­men­ta­ción que per­mi­te la super­vi­ven­cia de ambas especies.

Ins­pi­rán­do­nos de ese mode­lo pode­mos pro­po­ner una inter­pre­ta­ción de “efec­to boo­me­rang” (que no es un tipo de loop como el antes cita­do), para enten­der lo que está suce­dien­do con el agro­ne­go­cio. Cons­ta­ta­mos que las inves­ti­ga­cio­nes cien­tí­fi­cas inter­na­cio­na­les han per­mi­ti­do com­pro­bar con núme­ros pre­ci­sos en estos dos últi­mos años un hecho que la teo­ría sos­pe­cha­ba des­de hace tiem­po: como las sel­vas son una fuen­te impor­tan­te de eva­po­ra­ción, que da lugar a las nubes y en con­se­cuen­cia a la llu­via, la dis­mi­nu­ción de las áreas de sel­va lle­va a la dis­mi­nu­ción de la can­ti­dad de llu­via. Resul­ta­do –y esto lo agre­ga­mos noso­tros- en Bra­sil y los paí­ses que com­par­ten la Ama­zo­nia, el agro­ne­go­cio está serru­chan­do la rama en la que está sen­ta­do; por­que al ir aca­ban­do con la sel­va, va dis­mi­nu­yen­do la can­ti­dad de llu­via, o sea la can­ti­dad del agua indis­pen­sa­ble para que sobre­vi­van sus plan­ta­cio­nes (como las de soja trans­gé­ni­ca) y sus gran­des reba­ños de gana­do. Así el agro­ne­go­cio capi­ta­lis­ta está ope­ran­do acti­va­men­te, a cau­sa de un efec­to boo­me­rang, en favor de su pro­pia ruina.

Es como si la espe­cie pre­da­do­ra a la que nos refe­ri­mos antes aca­ba­se con la espe­cie que le sir­ve de ali­men­ta­ción. Hacién­do­lo se con­de­na ella mis­ma a la extin­ción por fal­ta de alimento.

Ese hecho aho­ra com­pro­ba­do con núme­ros pre­ci­sos agre­ga otro ele­men­to a la vas­ta serie de argu­men­tos favorables:

  • a) A la pre­ser­va­ción-rege­ne­ra­ción de las flo­res­tas (como lo exi­ge la ter­ce­ra nor­ma fun­da­men­tal de la Ética).
  • b) Al com­ba­te con­tra los mega­mo­no­cul­ti­vos (más aún cuan­do usan masi­va­men­te agrotóxicos).
  • c) Al esta­ble­ci­mien­to de una eco­no­mía en la que los seres huma­nos se recon­ci­lien entre sí y con el res­to de la naturaleza.

Esa es la eco­no­mía defen­di­da por el ecomunitarismo:

  • a) Eco­ló­gi­ca y sin patro­nes. Y en la agro­in­dus­tria, basa­da en la agri­cul­tu­ra orgá­ni­ca prac­ti­ca­da en pro­pie­da­des comu­ni­ta­rias (en Amé­ri­ca Lati­na indí­ge­nas o negras), esta­ta­les, coope­ra­ti­vas o fami­lia­res, que nun­ca pue­den exce­der el tama­ño eco­ló­gi­ca­men­te razo­na­ble según el eco­sis­te­ma del lugar del que se trate.
  • b) Que apli­que el lema “de cada un@ según su capa­ci­dad y a cada un@ según su nece­si­dad, res­pe­tan­do los equi­li­brios eco­ló­gi­cos y la inter­cul­tu­ra­li­dad” (para que cada per­so­na pue­da desa­rro­llar­se como indi­vi­duo uni­ver­sal gra­cias al ampa­ro de su comu­ni­dad, y lo haga con res­pe­to y soli­da­ri­dad hacia las cul­tu­ras dife­ren­tes de la suya pro­pia, y pre­ser­van­do-rege­ne­ran­do la natu­ra­le­za no humana).
  • c) Que uti­li­ce sólo ener­gías lim­pias y reno­va­bles (como la eóli­ca y la solar, por ejemplo).
  • d) Que apli­que las “6R”: Refle­xio­nar sobre qué pla­ne­ta que­re­mos para noso­tros y nues­tros des­cen­dien­tes, Recha­zar el con­su­mis­mo y el des­pil­fa­rro (prac­ti­can­do la fru­ga­li­dad volun­ta­ria), redu­cir-reuti­li­zar-reci­clar insu­mos y resi­duos, y revo­lu­cio­nar el capi­ta­lis­mo hacia el ecomunitarismo.
  • e) Que com­ple­te el vie­jo eslo­gan eco­lo­gis­ta como sigue: pen­sar glo­bal­men­te y actuar local­men­te, pen­sar glo­bal­men­te y actuar glo­bal­men­te (por­que hay pro­ble­mas que sólo la huma­ni­dad actuan­do en con­jun­to podrá resol­ver, como lo es el del cam­bio cli­má­ti­co), y pen­sar local­men­te y actuar glo­bal­men­te (por­que hay pro­ble­mas loca­les que sólo la coope­ra­ción inter­na­cio­nal podrá hacer solu­bles, como lo es hoy el caso de las muer­tes por COVID-19 en paí­ses tan pobres que no pue­den com­prar vacu­nas, y que sólo podrán vacu­nar a su pobla­ción si la soli­da­ri­dad inter­na­cio­nal los pro­vee de las dosis necesarias). 

Foto: Geral­do Alck­min en la inau­gu­ra­ción del 14º Con­gre­so Bra­si­le­ño del Agro­ne­go­cio, en el año 2015. Cré­di­tos: Eduar­do Sarai­va (A2IMG)

Fuen­te: Rebelión

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *