Argen­ti­na. Lle­ga el fallo Con­tra­ofen­si­va I: un jui­cio his­tó­ri­co que expu­so el dere­cho a resis­tir a la dictadura

Por Gerar­do Aran­gu­ren, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 6 de junio de 2021.

El pro­ce­so oral comen­zó en pan­de­mia, y el jue­ves ten­drá sen­ten­cia. Fue trans­mi­ti­do por un medio alter­na­ti­vo y des­mi­ti­fi­có el ima­gi­na­rio sobre el retorno de la mili­tan­cia mon­to­ne­ra en 1979.

(Foto: Con­tra­ofen­si­va Mon­to­ne­ra /​Face­book)

Tras más de dos años, con una pan­de­mia de por medio, lle­ga el vere­dic­to del jui­cio oral Con­tra­ofen­si­va I, que será recor­da­do por varios hitos: fue el pri­me­ro en sen­tar a toda la estruc­tu­ra de Inte­li­gen­cia del Ejér­ci­to en el ban­qui­llo de los acu­sa­dos y, en pleno ais­la­mien­to, comen­zó a ser trans­mi­ti­do en vivo por un medio popu­lar como La Reta­guar­dia, lo que per­mi­tió des­pués sumar otros jui­cios a esa moda­li­dad de difu­sión pública.

Sin embar­go, uno de los ras­gos más impac­tan­tes es la revi­sión del rol his­tó­ri­co de la deno­mi­na­da «Con­tra­ofen­si­va mon­to­ne­ra», y el dere­cho a la resis­ten­cia con­tra la dictadura. 

Bue­na par­te de ese apor­te lo hicie­ron las casi 200 per­so­nas que decla­ra­ron como tes­ti­gos, quie­nes pusie­ron el eje en las vidas de aque­llos hom­bres y muje­res mili­tan­tes que vol­vie­ron al país para rea­li­zar, sobre todo, accio­nes polí­ti­cas, sin­di­ca­les y de agi­ta­ción con­tra el san­grien­to régi­men militar.

Thank you for watching

El deba­te arran­có en mar­zo de 2019. Tras más de dos años de audien­cias, este jue­ves 7 de junio el Tri­bu­nal Oral Fede­ral 4 de San Mar­tín podría dic­tar sen­ten­cia, si alcan­za el tiem­po des­pués de las últi­mas pala­bras de los seis imputados.

“Más allá de lo que que­re­mos, que son con­de­nas a per­pe­tua y cár­cel común, hemos logra­do poner a nues­tros fami­lia­res, a com­pa­ñe­ros de esa épo­ca de la Con­tra­ofen­si­va, en un lugar his­tó­ri­co. Para noso­tros fue un hecho de resis­ten­cia a la dic­ta­du­ra y hemos pues­to en valor a cada uno de los com­pa­ñe­ros que par­ti­ci­pó y fue­ron ase­si­na­dos, secues­tra­dos y des­apa­re­ci­dos”, resal­ta Gus­ta­vo Mol­fino, que­re­llan­te y testigo.

Mol­fino tenía 17 años cuan­do deci­dió par­ti­ci­par de la Con­tra­ofen­si­va. Se había exi­lia­do jun­to con su madre y her­ma­nas y regre­só al país en 1979. Al poco tiem­po, cuan­do vol­vió a salir del país, se ente­ró de que su her­ma­na Mar­ce­la había sido secues­tra­da. Unos meses des­pués, en Lima, Perú, fue secues­tra­da su madre Noe­mí en un ope­ra­ti­vo con­jun­to del Ejér­ci­to argen­tino y peruano del que él logró esca­par por poco. Su her­ma­na con­ti­núa des­apa­re­ci­da mien­tras que su madre fue ase­si­na­da en España.

“Todo lo que había de Con­tra­ofen­si­va y Mon­to­ne­ros esta­ba ter­gi­ver­sa­do y nun­ca se había escu­cha­do nues­tra ver­sión de mane­ra públi­ca. Has­ta los excom­pa­ñe­ros eran muy crí­ti­cos. A par­tir de los tes­ti­mo­nios en el jui­cio oral se comien­za a cono­cer real­men­te lo que pasó y quié­nes eran los que par­ti­ci­pa­ron. Se empie­za a des­ar­mar la teo­ría de los dos demo­nios y los dis­cur­sos ins­ta­la­dos en la pren­sa y la socie­dad, inclu­so en el pro­gre­sis­mo, sobre lo que sig­ni­fi­có la Con­tra­ofen­si­va y Mon­to­ne­ros”, seña­la Daniel Cabe­zas, rea­li­za­dor audio­vi­sual y direc­tor del por­tal Mun­do Lesa.

Daniel Cabe­zas ya había dado tes­ti­mo­nio en la cau­sa ESMA por el secues­tro de su madre, Thel­ma Jara, y en la cau­sa Cam­po de Mayo, por el secues­tro de su her­mano, Gus­ta­vo, toda­vía des­apa­re­ci­do. Esta vez le tocó decla­rar por su caso. “Les pedí per­mi­so a mi madre y her­mano por­que me toca­ba ocu­par­me de mí”, expli­ca. En su tes­ti­mo­nio con­tó que se sumó a Mon­to­ne­ros en Méxi­co, don­de se había exi­lia­do tras el secues­tro de su her­mano, y pidió sumar­se a la Con­tra­ofen­si­va. En 1980, ya en Argen­ti­na, fue secues­tra­do y lle­va­do has­ta Cam­po de Mayo, don­de estu­vo seis días dete­ni­do has­ta que fue tras­la­da­do a un penal, y en 1984 recu­pe­ró la libertad.

Mol­fino y Cabe­zas coin­ci­den en que fue fun­da­men­tal para cam­biar el dis­cur­so sobre la Con­tra­ofen­si­va poner el foco en el dere­cho a la resis­ten­cia a la dic­ta­du­ra des­de los tes­ti­mo­nios, algo que fue lue­go reto­ma­do en los ale­ga­tos por la fis­cal Gabrie­la Sos­ti y las que­re­llas de Pablo Llon­to y de las secre­ta­rías de Dere­chos Huma­nos de la Nación y de la Pro­vin­cia de Bue­nos Aires.

“Fui­mos par­te de una resis­ten­cia, aun­que no la úni­ca. Fui­mos un esla­bón de un mon­tón de hechos de resis­ten­cia: las Madres, fami­lia­res, los tra­ba­ja­do­res…”, des­ta­ca Mol­fino y agre­ga: “Yo no veía otro camino para mi vida que ese, enten­día que había que com­ba­tir a la dic­ta­du­ra. Esa deci­sión me la ter­mi­na de cerrar mi vie­ja. Muchos años des­pués, duran­te el jui­cio, un com­pa­ñe­ro de Ligas Agra­rias me con­tó que se encon­tró con mi vie­ja en Madrid y le dijo: ‘Mima, por qué no te vas a Fran­cia, con tu hija, Ale­jan­dra’, y mi vie­ja le res­pon­de: ‘Algo hay que hacer para echar a los mili­cos’. Todos tenía­mos un con­ven­ci­mien­to de lo que había que hacer”, agre­ga el que­re­llan­te y fotó­gra­fo que se encar­gó de regis­trar con su cáma­ra bue­na par­te de los jui­cios de lesa huma­ni­dad lle­va­dos a cabo en la Argentina. 

“Nues­tro pue­blo lle­va en el ADN el dere­cho a la resis­ten­cia. Cuan­do lle­ga­ron los pri­me­ros colo­ni­za­do­res, los espa­ño­les, los que vivían acá los mata­ron y retra­sa­ron la colo­ni­za­ción cien años por resis­tir a una inva­sión. Des­pués podés seguir vien­do los hitos de resis­ten­cia has­ta lle­gar a Con­tra­ofen­si­va. Si que­rés lle­gar has­ta hoy, al movi­mien­to de muje­res y las orga­ni­za­cio­nes socia­les. La resis­ten­cia está per­ma­nen­te­men­te en nues­tro pue­blo”, con­clu­ye Cabezas. 

Apa­ra­to de Inteligencia 

El jui­cio sien­ta por pri­me­ra vez en el ban­qui­llo de los acu­sa­dos a toda la estruc­tu­ra de Inte­li­gen­cia del Ejér­ci­to, des­de la jefa­tu­ra de Inte­li­gen­cia del Esta­do Mayor, el Bata­llón 601 de Inte­li­gen­cia, el Coman­do de Ins­ti­tu­tos Mili­ta­res y el Des­ta­ca­men­to de Inte­li­gen­cia 201 de Cam­po de Mayo. 

Los acu­sa­dos, Jor­ge Nor­ber­to Apa, Eduar­do Eleute­rio Asche­ri, Jor­ge Eli­gio Bano, Mar­ce­lo Cin­to Cour­taux, Rober­to Ber­nar­do Dam­bro­si y Luis Ángel Fir­po, no son juz­ga­dos por su rol en los cen­tros clan­des­ti­nos o en los ope­ra­ti­vos, sino por inte­grar un apa­ra­to que pla­ni­fi­có y orde­nó esos crí­me­nes. Por lo que una con­de­na podría ser­vir como ante­ce­den­te en otras cau­sas para juz­gar a los res­pon­sa­bles de inte­li­gen­cia por hechos en el res­to del país. «

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *