Eco­lo­gía Social. Chan­cay: el mega­puer­to peruano que sacu­de a un pueblo

Por Les­lie Moreno Cus­to­dio, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 28 de mayo de 2021.

Des­de hace cin­co años los tra­ba­jos en lo que sería el puer­to más impor­tan­te del con­ti­nen­te, están dañan­do sus casas y nadie escu­cha sus reclamos.

La pin­tu­ra blan­ca que recu­bre las pare­des de la casa de la fami­lia Mama­ni Flo­res se ha des­gas­ta­do. El moho y las raja­du­ras se espar­cen sobre el cemen­to que man­tie­ne en pie esta vivien­da de Chan­cay, ubi­ca­da en la cos­ta perua­na, a 80 kiló­me­tros al nor­te de la ciu­dad de Lima.

“No hemos cons­trui­do una casa para que se cai­ga de la noche a la maña­na, lo hici­mos pen­san­do en nues­tros hijos, pero esto ya no es habi­ta­ble”, dice Oscar Mama­ni, des­gas­ta­do como sus paredes.

Des­de ini­cios del 2020, los pobla­do­res de Chan­cay ven cómo sus casas se ven afec­ta­das (Ima­gen: Les­lie Moreno Custodio).

Chan­cay se habi­tó por la expan­sión de la indus­tria pes­que­ra des­de media­dos del siglo pasa­do. Con los años, el turis­mo se abrió espa­cio entre la pes­ca arte­sa­nal des­ti­na­da al con­su­mo local y la indus­tria para la pro­duc­ción de hari­na de pes­ca­do. En la actua­li­dad, los más de 60 mil ciu­da­da­nos se encuen­tran divi­di­dos por la cons­truc­ción de uno de los pro­yec­tos más ambi­cio­sos que el gobierno peruano ha impul­sa­do: el mega­puer­to de Chancay.

Las casas raja­das de Chancay

Des­de que empe­zó el movi­mien­to con las maqui­na­rias en los pri­me­ros meses del 2020, la casa de los Mama­ni Flo­res ha pre­sen­ta­do daños cada vez más gra­ves, como la rotu­ra de una tube­ría de agua que inun­dó toda su vivien­da. Los Mama­ni viven a casi 100 metros de la mura­lla que los sepa­ra del terreno que ocu­pa Cos­co Ship­ping Ports Chan­cay Perú, con­sor­cio a car­go del pro­yec­to. Deba­jo de esta área se encon­tra­rá el túnel de 1.8 kiló­me­tros que será una cone­xión vial entre el cen­tro logís­ti­co del con­sor­cio y el puerto.

El mega­puer­to de Chan­cay —que esti­ma una inver­sión total de US$3.000 millo­nes— bus­ca con­ver­tir­se en un eje de comer­cio entre Asia y Suda­mé­ri­ca. Los accio­nis­tas del con­sor­cio son la empre­sa esta­tal chi­na Cos­co Ship­ping Ports Limi­ted y la perua­na Vol­can Com­pa­ñía Mine­ra S.A. Esta últi­ma con fre­cuen­tes infrac­cio­nes ambien­ta­les en las regio­nes andi­nas de Junín y Pasco.

En 2016, la empre­sa perua­na Vol­can, a tra­vés de su sub­si­dia­ria Ter­mi­na­les Por­tua­rios Chan­cay S.A., com­pró terre­nos para el mega­puer­to de Chan­cay median­te una socie­dad offsho­re, según reve­ló un repor­ta­je de Con­vo­ca. Tiem­po des­pués, en enero de 2019, sus­cri­bió un acuer­do en el que la empre­sa chi­na pasó a ser accio­nis­ta del 60% del con­sor­cio y este pasó a lla­mar­se Cos­co Ship­ping Ports Chan­cay Perú.

Duran­te todos estos cam­bios, las acu­sa­cio­nes por los daños a las vivien­das no cesa­ron. En mar­zo del 2017, un gru­po de veci­nos denun­ció ante medios loca­les que una serie de explo­sio­nes y exca­va­cio­nes hechas como par­te del Estu­dio de Impac­to Ambien­tal (en ade­lan­te le dire­mos EIA) había cau­sa­do raja­du­ras a las casas. El Ser­vi­cio Nacio­nal de Cer­ti­fi­ca­ción Ambien­tal para las Inver­sio­nes Sos­te­ni­bles (Sena­ce) —orga­nis­mo públi­co a car­go de la revi­sión y apro­ba­ción del estu­dio de impac­to ambien­tal del pro­yec­to— cono­cía esa situa­ción. Según evi­den­cian diver­sos infor­mes, a los que se acce­dió a tra­vés de una soli­ci­tud de trans­pa­ren­cia y que fue­ron emi­ti­dos por la enti­dad des­de mar­zo del 2019, “exis­te dis­con­for­mi­dad con el pro­yec­to debi­do a las afec­ta­cio­nes pre­dia­les realizadas”.

El con­sor­cio reco­no­ció, en docu­men­ta­ción vin­cu­la­da a la modi­fi­ca­ción del EIA, que los efec­tos de las vibra­cio­nes de su obra iban des­de un nivel “siem­pre per­cep­ti­ble” has­ta “fuer­te­men­te per­cep­ti­ble” para las per­so­nas en sus inme­dia­cio­nes, con­fir­man­do lo des­cri­to por los veci­nos del puerto.

Tras las denun­cias, la com­pa­ñía asu­mió los gas­tos por algu­nas refac­cio­nes meno­res como la repa­ra­ción de ven­ta­nas raja­das, según pudo cons­ta­tar Diá­lo­go Chino en una visi­ta a más de una doce­na de vivien­das en los sec­to­res don­de viven los Mamani.

La ubi­ca­ción del pro­yec­to es el pro­ble­ma. Va ser una gran inver­sión, pero ¿cuán­to vamos a per­der? Qui­zá en algún momen­to ten­dre­mos que irnos por­que no podre­mos vivir aquí

Sin embar­go, según sus pro­pie­ta­rios, esos daños con­ti­núan ocu­rrien­do. Y las afec­ta­cio­nes gra­ves aún no tie­nen respuesta.

Chan­cay: Un pro­yec­to de capi­ta­les chi­nos en la mira

“La ubi­ca­ción del pro­yec­to es el pro­ble­ma. Va ser una gran inver­sión, pero ¿cuán­to vamos a per­der? Qui­zá en algún momen­to ten­dre­mos que irnos por­que no podre­mos vivir aquí”, dice Miriam Arce, pre­si­den­ta de la Aso­cia­ción en Defen­sa de las Vivien­das y Medio Ambien­te del Puer­to de Chancay.

El 22 de diciem­bre pasa­do, el Sena­ce apro­bó la Modi­fi­ca­ción del Estu­dio de Impac­to Ambien­tal Deta­lla­do (MEIAD), requi­si­to para la cons­truc­ción del mega­puer­to, que habían pre­sen­ta­do los promotores.

obras Chancay
Este es el lími­te entre el terreno del mega­puer­to y la pobla­ción. Las per­so­nas están empe­zan­do a sen­tir­se aco­rra­la­das (Ima­gen: Les­lie Moreno Custodio).

«El obte­ner esta apro­ba­ción, a tra­vés de la moda­li­dad de Cer­ti­fi­ca­ción Ambien­tal Glo­bal, per­mi­te que en la pro­pia cer­ti­fi­ca­ción se emi­tan todos los per­mi­sos nece­sa­rios que de otro modo debe­rían soli­ci­tar a otras enti­da­des vin­cu­la­das al pro­yec­to, ade­más de esta­ble­cer pla­zos limi­ta­dos para la eva­lua­ción», seña­la Percy Gran­dez, abo­ga­do del Pro­gra­ma de Gober­nan­za Mari­na de la Socie­dad Perua­na de Ambien­te (SPDA). «Una de las fina­li­da­des de esta figu­ra era tener pla­zos cor­tos lo que la con­vier­ten en una moda­li­dad que bus­ca atraer las inver­sio­nes», añade.

La apro­ba­ción del MEIAD se dio en medio de con­tro­ver­sias. Según varias orga­ni­za­cio­nes socia­les y ambien­ta­les, una serie de obser­va­cio­nes hechas por las auto­ri­da­des, como una posi­ble afec­ta­ción de la cali­dad del aire o el impac­to al hume­dal de Chan­cay, no fue­ron subsanadas.

Estas preo­cu­pa­cio­nes lle­va­ron a Miriam Arce, con el res­pal­do de otros ciu­da­da­nos loca­les, a pre­sen­tar una ape­la­ción en con­tra del que sería el pri­mer mega­puer­to con inver­sión del empre­sa­ria­do chino. El segun­do sería el puer­to de Ilo, que esta­ría a car­go de la empre­sa esta­tal Chi­na Har­bour Engi­nee­ring Com­pany (CHEC).

Las crí­ti­cas ambien­ta­les al megapuerto

El nue­vo puer­to ya con­ta­ba en reali­dad con un EIA apro­ba­do, pero en febre­ro de 2020 el con­sor­cio deci­dió ampliar el área des­ti­na­da al pro­yec­to. Se pro­pu­so imple­men­tar la capa­ci­dad de car­ga y de alma­cén de la infra­es­truc­tu­ra por­tua­ria. Esa deci­sión hizo nece­sa­ria una modi­fi­ca­ción en el trá­mi­te ante las autoridades.

Casi medio año des­pués, en agos­to del 2020, los cons­truc­to­res reci­bie­ron una lis­ta de 114 obser­va­cio­nes pro­ve­nien­tes de dis­tin­tas enti­da­des del gobierno nacio­nal, como la Auto­ri­dad Nacio­nal del Agua, la Auto­ri­dad Nacio­nal Por­tua­ria, el Minis­te­rio de Comer­cio Exte­rior y Turis­mo, el Minis­te­rio de la Pro­duc­ción, y el Ser­vi­cio Nacio­nal Fores­tal y de Fau­na Sil­ves­tre. Cin­cuen­ta de ellas fue­ron pre­sen­ta­das por orga­ni­za­cio­nes socia­les y ambien­ta­les, y abor­da­ban aspec­tos vin­cu­la­dos a la fau­na y la salud de la pobla­ción aledaña.

A pesar de las obser­va­cio­nes, cua­tro meses des­pués, el estu­dio obtu­vo el vis­to bueno.

“Nos sor­pren­de que todas las obser­va­cio­nes rea­li­za­das por otras enti­da­des hayan sido levan­ta­das sin mayor aná­li­sis”, dice el abo­ga­do Car­los Rodrí­guez de la Coor­di­na­do­ra Nacio­nal de Dere­chos Huma­nos (CNDDHH), que ha veni­do siguien­do el proceso.

Según Rodrí­guez, el con­sor­cio cons­truc­tor mini­mi­za las gra­ves afec­ta­cio­nes ambien­ta­les del dra­ga­do y la des­car­ga de sedi­men­to, y tam­bién omi­te la even­tual expul­sión de pol­vos tóxi­cos PM10 y PM2.5 que afec­ta­rían la salud de la pobla­ción. En su visión, Sena­ce debió haber repa­ra­do en estos temas como enti­dad evaluadora.

“Solo ha resuel­to ade­cua­da­men­te 21 de las 50 obser­va­cio­nes pre­sen­ta­das. No son temas lige­ros”, coin­ci­de el bió­lo­go Ste­fan Aus­ter­müh­le, direc­tor de la orga­ni­za­ción ambien­tal Mun­do Azul, quien reali­zó la revi­sión téc­ni­ca del MEIAD que sus­ten­tó la ape­la­ción de los vecinos.

Hume­dal en peligro

A 180 metros del pro­yec­to se encuen­tra el hume­dal San­ta Rosa, que es res­guar­da­do por el cerro El Cas­ca­jo. Todos los meses un gru­po de veci­nos se reúne para lim­piar­lo y reti­rar las lechu­gas de agua que abun­dan en la super­fi­cie. Así como lo cui­dan, lo defienden.

humedales Chancay
La pobla­ción teme que los tra­ba­jos de la empre­sa des­apa­rez­ca el frá­gil eco­sis­te­ma del hume­dal (Ima­gen: Les­lie Moreno Custodio).

El con­sor­cio tie­ne pre­vis­to dis­mi­nuir la altu­ra de El Cas­ca­jo de 80 a 4 metros. En otras pala­bras: des­apa­re­cer­lo. Y aun­que sus infor­mes seña­lan que moni­to­rea­rán los posi­bles impac­tos al hume­dal, los veci­nos de Chan­cay tie­nen más dudas que confianza.

“Hay que con­si­de­rar la alta diver­si­dad de espe­cies en él. Hemos encon­tra­do plan­tas que no se hallan en otro hume­dal de Lima. Es preo­cu­pan­te lo que está ocu­rrien­do [con el mega­puer­to]”, dice Héc­tor Apon­te, doc­tor en cien­cias bio­ló­gi­cas que con­ti­núa rea­li­zan­do diver­sos estu­dios en el hume­dal San­ta Rosa. Sus inves­ti­ga­cio­nes le han per­mi­ti­do con­cluir que estos eco­sis­te­mas cos­te­ros están conec­ta­dos entre sí, y son impor­tan­tes para con­ser­var las rutas migra­to­rias de aves.

El hume­dal fue incor­po­ra­do den­tro del área de influen­cia direc­ta del pro­yec­to en diciem­bre pasa­do, por pre­sión de la socie­dad y cues­tio­na­mien­tos simi­la­res de Senace.

“El EIA no con­tem­pla la con­ta­mi­na­ción por un tipo de par­tí­cu­las que son las más peque­ñas, ni las afec­ta­cio­nes a las aves del hume­dal. La empre­sa res­pon­dió con ver­sio­nes dife­ren­tes para con­se­guir la apro­ba­ción”, dice Williams Jura­do, coor­di­na­dor del Comi­té de Vigi­lan­cia Ambien­tal del Hume­dal San­ta Rosa.

Tras con­sul­tar las obser­va­cio­nes plan­tea­das y la docu­men­ta­ción pre­sen­ta­da por la empre­sa, Diá­lo­go Chino pudo cons­ta­tar que el EIA ori­gi­nal del pro­yec­to tenía una serie de erro­res e impre­ci­sio­nes. Fren­te a los cues­tio­na­mien­tos, la empre­sa aña­dió infor­ma­ción rele­van­te cuan­do las audien­cias públi­cas habían con­clui­do, y en con­tra­vía a lo que plan­tea el decre­to supre­mo del Minis­te­rio de Ambien­te que regu­la la par­ti­ci­pa­ción ciu­da­da­na en este ámbito.

Las sub­sa­na­cio­nes inclu­yen el cam­bio de la exten­sión de las áreas de influen­cia del pro­yec­to, el impac­to irre­ver­si­ble sobre las áreas de dra­ga­do, la elec­ción de la meto­do­lo­gía de aná­li­sis de la dis­per­sión de sedi­men­tos, el moni­to­reo de la cali­dad del agua del hume­dal, entre otras, según reco­no­ció el con­sor­cio ante Senace.

A pesar de los recla­mos, las per­so­nas no se sien­ten escu­cha­das por las auto­ri­da­des (Ima­gen: Les­lie Moreno Custodio).

“Para el pre­sen­te levan­ta­mien­to de obser­va­cio­nes, se han actua­li­za­do y vuel­to a correr todos los mode­la­mien­tos, jus­ti­fi­can­do los supues­tos, con­si­de­ran­do los esce­na­rios más crí­ti­cos y uti­li­zan­do mejo­res herra­mien­tas infor­má­ti­cas”, dice el infor­me rea­li­za­do por la fir­ma con­sul­to­ra ECSA Inge­nie­ros, que ela­bo­ró la modi­fi­ca­ción del estu­dio para el con­sor­cio, refi­rién­do­se a los cam­bios en el área de influencia.

Sin res­pues­tas claras

Diá­lo­go Chino bus­có a la com­pa­ñía para cono­cer su visión de las preo­cu­pa­cio­nes de sus veci­nos. Lue­go de sema­nas de inten­tos falli­dos de comu­ni­ca­ción tele­fó­ni­ca y del envío de un correo elec­tró­ni­co, el ofi­cial de comu­ni­ca­cio­nes de la empre­sa res­pon­dió que aten­de­ría a las pre­gun­tas rea­li­za­das, pero has­ta el momen­to no se ha obte­ni­do respuesta.

El pasa­do mar­zo, Sena­ce recha­zó la ape­la­ción pre­sen­ta­da por los ciu­da­da­nos. El moti­vo: los argu­men­tos pre­sen­ta­dos no cues­tio­na­ban la reso­lu­ción en sí, sino las obser­va­cio­nes que la socie­dad civil había con­si­de­ra­do que la empre­sa no había res­pon­di­do. Según Sena­ce, esto no era sufi­cien­te para anu­lar la aprobación.

Con este recha­zo, el pano­ra­ma se man­tie­ne incier­to en Chan­cay. Por aho­ra, pre­sen­tar la deman­da a nivel judi­cial sigue sien­do la opción más con­cre­ta para ellos. El tiem­po pasa, y no solo la casa de la fami­lia Mama­ni se des­gas­ta. Oscar falle­ció de un derra­me cere­bral, duran­te la ela­bo­ra­ción de este repor­ta­je, y sus veci­nos rue­gan que las pare­des no se les cai­gan encima.

Foto: Puer­to de Chan­cay. Un pro­yec­to que está com­pli­can­do a cien­tos de per­so­nas (Ima­gen: Les­lie Moreno Custodio)

Fuen­te: https://​dia​lo​go​chino​.net/​e​s​/​i​n​f​r​a​e​s​t​r​u​c​t​u​r​a​-​e​s​/​4​3​2​2​8​-​c​h​a​n​c​a​y​-​e​l​-​m​e​g​a​p​u​e​r​t​o​-​p​e​r​u​a​n​o​-​q​u​e​-​h​a​c​e​-​t​e​m​b​l​a​r​-​a​-​u​n​-​p​u​e​b​lo/, Rebe­lión.

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