Argen­ti­na. Julio Fuen­tes, pre­si­den­te de CLATE: «Para que haya un gobierno que trans­for­me, las orga­ni­za­cio­nes del pue­blo tie­nen que tener poder»

Por Car­los Azná­rez, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 21 de abril de 2021.

Julio Fuen­tes, diri­gen­te de ATE y pre­si­den­te de la Con­fe­de­ra­ción Lati­no­ame­ri­ca­na y del Cari­be de las y los Tra­ba­ja­do­res Esta­ta­les (CLATE) habló con Resu­men Lati­no­ame­ri­cano sobre la actual situa­ción que atra­vie­sa el con­ti­nen­te dura­men­te cas­ti­ga­do por la pan­de­mia. Pon­de­ró el rol de las y los tra­ba­ja­do­res de la Salud y defi­nió la nece­si­dad de cons­truir más inte­gra­ción pue­blo a pueblo.

-¿Cuál es el pano­ra­ma de los tra­ba­ja­do­res esta­ta­les en el mar­co de la agu­di­za­ción de la cri­sis eco­nó­mi­ca y la per­sis­ten­cia de la pan­de­mia a nivel continental?

-Para ana­li­zar la situa­ción debe­mos irnos un poco más atrás, antes de la pan­de­mia. Venía­mos de un pro­ce­so en que a prin­ci­pios de este siglo hubo una eta­pa de gobier­nos pro­gre­sis­tas que por lo menos en lo dis­cur­si­vo tenían una mira­da crí­ti­ca hacia el neo­li­be­ra­lis­mo. Este hecho per­mi­tió de algu­na mane­ra un perío­do de gran­des recau­da­cio­nes, hubo aumen­tos impor­tan­tes en los pro­duc­tos que nues­tra Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be expor­ta, sobre todo mate­rias pri­mas, gene­ran­do una bonan­za de pre­cios en esos pri­me­ros diez años. Eso sig­ni­fi­có un aumen­to en la recau­da­ción del Esta­do, que tra­jo apa­re­ja­do algún tipo de mejo­ras en algu­nas áreas del sec­tor públi­co. Noso­tros, duran­te ese perío­do, enfren­ta­mos una epi­de­mia en la región que se la qui­so tapar, y que fue fun­da­men­tal­men­te del den­gue. Esta enfer­me­dad nos dejó muy mal para­dos en lo que hace al sis­te­ma de salud públi­ca, que ya venía muy cas­ti­ga­do des­de fina­les del siglo XX, cuan­do en los años 90 el auge neo­li­be­ral des­tru­yó prác­ti­ca­men­te los ser­vi­cios ele­men­ta­les de la estruc­tu­ra sani­ta­ria de la región. Lue­go hubo una lige­ra recom­po­si­ción, pero la cues­tión del den­gue puso en cri­sis a los sis­te­mas públicos.

-El neo­li­be­ra­lis­mo acen­tuó ese retroceso…

-Des­pués de pasa­da esa pri­me­ra déca­da pro­gre­sis­ta y la vuel­ta de una nue­va ola neo­li­be­ral, que fue ins­tau­ran­do gobier­nos como el de Macri en Argen­ti­na, Bol­so­na­ro en Bra­sil, Piñe­ra en Chi­le, Duque en Colom­bia, vol­vi­mos a una épo­ca del «Esta­do míni­mo». Enton­ces, se lle­gó a la ins­ta­la­ción de la pan­de­mia con una vigen­cia de esa polí­ti­ca, o sea, como se dice en crio­llo: lle­ga­mos “sin perros” a la hora de enfren­tar esta gra­ve situa­ción. Topa­mos con un Esta­do des­ar­ti­cu­la­do, des­ar­ma­do por don­de se lo mira­ra, con tra­ba­ja­do­res des­alen­ta­dos, prác­ti­ca­men­te sin carre­ra labo­ral, sin esta­bi­li­dad, sin recur­sos, En ese mar­co de caren­cias tuvi­mos que enfren­tar la pan­de­mia, un hecho iné­di­to des­de el pun­to de vis­ta sani­ta­rio, un hecho que no regis­tra ante­ce­den­tes con este nivel de con­ta­mi­na­ción. A esto hay que sumar­le la fal­ta de res­pues­tas cien­tí­fi­cas, por­que en pri­mer lugar no había vacu­nas, y lue­go de gene­rar la mis­ma los pro­ce­sos de fabri­ca­ción tam­po­co son tan sen­ci­llos. En mar­zo del año pasa­do no había ni bar­bi­jos en los hos­pi­ta­les ya que los pocos que exis­tían eran usa­dos has­ta ese momen­to por per­so­nal que esta­ba en áreas muy espe­cí­fi­cas, no exis­tía el alcohol en gel, no había nada de todas las cosas que hoy nos pare­cen nor­ma­les. Nos sor­pren­dió en una situa­ción muy com­pli­ca­da, y fue­ron las tra­ba­ja­do­ras y tra­ba­ja­do­res públi­cos los que tuvie­ron que salir a poner­le el pecho a la pan­de­mia, sin estar pre­pa­ra­dos, con más bue­na volun­tad y amor por el pró­ji­mo que recur­sos. Así esta­mos des­de hace un año, ponién­do­le mucha ima­gi­na­ción, con Esta­dos míni­mos. Ante la pan­de­mia, la pobla­ción deman­dó no solo aten­ción sani­ta­ria por par­te del Esta­do sino tam­bién exi­gir que el Esta­do comen­za­ra a auxi­liar a la peque­ña y media­na empre­sa, entre otras deman­das. Pero no hay capa­ci­dad para dar res­pues­tas: con polí­ti­cas tri­bu­ta­rias regre­si­vas, las arcas del Esta­do están bas­tan­te vacías. Lo que cla­ra­men­te se nece­si­ta­ría para enfren­tar esta cri­sis sani­ta­ria y eco­nó­mi­ca, es tener un Esta­do mucho más fuer­te, con más capa­ci­dad de recau­da­ción y poder así orien­tar la inver­sión de los dine­ros públi­cos a las áreas estra­té­gi­cas para poder salir de la cri­sis. Esa ausen­cia hace que la situa­ción sea por demás com­pli­ca­da para los tra­ba­ja­do­res del sec­tor públi­co y por supues­to para toda la población.

-¿Cómo están sin­tien­do a nivel de las y los tra­ba­ja­do­res esta­ta­les que están en pri­me­ra línea de com­ba­te con­tra la pan­de­mia (sobre todo quie­nes atien­den la salud públi­ca) la rela­ción con la pobla­ción? ¿De los aplau­sos ini­cia­les a la situa­ción actual han vis­to mucho cam­bio en la gen­te del pueblo?

-En este momen­to yo estoy vivien­do una expe­rien­cia muy par­ti­cu­lar en Neu­quén, mi pro­vin­cia, don­de hace más de 45 días hay un con­flic­to tre­men­do de los tra­ba­ja­do­res de la salud. En dos luga­res de Lati­noa­mé­ri­ca hay con­flic­tos de este tipo: allí y en la Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na, en esta últi­ma por des­pi­dos de tra­ba­ja­do­res admi­nis­tra­ti­vos. En Neu­quén, el gobierno otor­gó un 35% de aumen­to a los maes­tros y un 30% a los emplea­dos de la Legis­la­tu­ra, mien­tras que a los emplea­dos de la Salud Públi­ca, solo un 12 por cien­to. Lógi­ca­men­te esta­lló el con­flic­to, por­que la gen­te el año pasa­do había reci­bi­do cero por cien­to de aumen­to y aho­ra esta miga­ja. Y lo más lamen­ta­ble es que el gobierno cuen­ta con el aval de la con­duc­ción sin­di­cal que lamen­ta­ble­men­te ha trai­cio­na­do el man­da­to de las asam­bleas. A par­tir de allí, se han pro­du­ci­do todo tipo de pro­tes­tas, hay 28 cor­tes de ruta, con un gran esfuer­zo por par­te de los tra­ba­ja­do­res que ade­más siguen sos­te­nien­do la aten­ción hos­pi­ta­la­ria por­que todo esto se da en ple­na pan­de­mia. Aho­ra bien, ese pue­blo de Neu­quén está apo­yan­do, está lle­ván­do­le comi­da a los cor­tes, lo poco que tie­nen, una lata de toma­tes, unos cal­dos. Esto nos lle­na de espe­ran­za ya que son ges­tos de gran soli­da­ri­dad, y si el gobierno pro­vin­cial y el gober­na­dor Gutié­rrez no ha podi­do levan­tar esos cor­tes a palos y gases como están acos­tum­bra­dos a hacer, es pre­ci­sa­men­te por­que hay una pobla­ción que está res­pal­dan­do el con­flic­to. Más aún, si hubie­ra repre­sión, me ani­ma­ría a decir que eso se pue­de trans­for­mar en una pue­bla­da. Feliz­men­te hay apo­yo popu­lar, cosa que no es fácil, ya que el hos­pi­tal no es igual a la escue­la a nivel de mos­trar adhe­sio­nes, el hos­pi­tal, en el ima­gi­na­rio común, es tris­te, repre­sen­ta el dolor, la enfer­me­dad, mien­tras que las escue­las son el futu­ro, la espe­ran­za, el avan­ce. Sin embar­go, en este caso, el pue­blo se ha vol­ca­do con todo jun­to a los y las tra­ba­ja­do­ras de salud. 

-Recien­te­men­te hubo dos elec­cio­nes impor­tan­tes en Ecua­dor y Perú. ¿Qué están trans­mi­tien­do los inte­gran­tes de la CLATE de ambos paí­ses sobre los resul­ta­dos de los comi­cios y del futu­ro inme­dia­to deri­va­do de los mismos?

-Son dos situa­cio­nes bien dis­tin­tas. En el caso de Perú, los diri­gen­tes y cuer­pos de dele­ga­dos del gre­mio esta­tal (CITE) e inclu­so de la CGTP apo­ya­ron la can­di­da­tu­ra de Veró­ni­ca Men­do­za. Aho­ra, están pen­san­do para la segun­da vuel­ta, que todas esas fuer­zas pue­dan con­cen­trar­se en votar a Pedro Cas­ti­llo, más allá de las dife­ren­cias que pue­dan tener, sobre todo para salir­le al cru­ce a la opción reac­cio­na­ria de Kei­ko Fujimori.

En el caso de Ecua­dor, lo veo des­de la mira­da de los tra­ba­ja­do­res del sec­tor públi­co con los que me rela­ciono. Allí se había pro­du­ci­do un dis­tan­cia­mien­to muy gran­de duran­te el gobierno de Rafael Correa. El pro­gre­sis­mo de Correa era bas­tan­te par­ti­cu­lar. Hubo muchos pro­ble­mas con los tra­ba­ja­do­res y tam­bién con los pue­blos ori­gi­na­rios. El pro­gre­sis­mo tie­ne que tener tam­bién una mira­da crí­ti­ca, una cosa son los dis­cur­sos polí­ti­cos y otra la prác­ti­ca. En la épo­ca correis­ta tuvi­mos muchos diri­gen­tes y tra­ba­ja­do­res des­pe­di­dos, inclu­si­ve hici­mos varias ges­tio­nes con el ex minis­tro de Tra­ba­jo que para­dó­ji­ca­men­te se lla­ma­ba Car­los Marx. Bueno, este hom­bre, jus­ti­fi­can­do los des­pi­dos que hubo en el sec­tor públi­co, entre ellos el del Secre­ta­rio Gene­ral, nos dijo: para qué se nece­si­ta­ban sin­di­ca­tos si aho­ra ellos esta­ban en el Gobierno y podían repre­sen­tar a los tra­ba­ja­do­res. Esta con­cep­ción sober­bia, de creer que todo se hace des­de el Esta­do, que no exis­ten o no tie­nen impor­tan­cia las orga­ni­za­cio­nes socia­les, exa­ge­ra­das en el caso de Ecua­dor, se han repe­ti­do en otros paí­ses con gobier­nos pro­gre­sis­tas. No entien­den que para que haya un gobierno que trans­for­me, las orga­ni­za­cio­nes del pue­blo tie­nen que tener poder, y en ese sen­ti­do, el Esta­do tie­nen que dis­tri­buir poder, Esto no ha ocu­rri­do en muchos casos, y en Ecua­dor pro­vo­có que muchos gre­mios y una par­te del pue­blo indí­ge­na lla­ma­ron a votar nulo.

-¿Estás con­for­me con el papel que ha veni­do jugan­do la CLATE a nivel de inte­gra­ción del ámbi­to sindical?

-En la par­te sin­di­cal sí, con los lími­tes de ser una orga­ni­za­ción que nuclea­mos a tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras del sec­tor públi­co. Es impres­cin­di­ble cons­truir con mira­da con­ti­nen­tal, y ahí sur­ge el pri­mer deba­te: el con­ti­nen­te no es el lími­te geo­grá­fi­co, sino el lími­te social y polí­ti­co. Si fue­ra por lími­tes geo­grá­fi­cos, Euro­pa no exis­ti­ría, sería Eura­sia. Pero Euro­pa exis­te y Asia tam­bién. Noso­tros sabe­mos que Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be exis­ten y tene­mos que fomen­tar su desa­rro­llo. Cla­ro que las poten­cias e impe­rios de Amé­ri­ca del Nor­te y Euro­pa nun­ca nos per­mi­tie­ron tener esa iden­ti­dad y ponen esco­llos a la mis­ma. Por eso se com­ba­te a la CELAC, al ALBA, al Pac­to Andino, a todos los pro­ce­sos de inte­gra­ción de nues­tra región, ya sean los moto­ri­za­dos por los Esta­dos como por las orga­ni­za­cio­nes socia­les y cul­tu­ra­les. Siem­pre ha sido así, bajo el tute­la­je de Espa­ña, de Esta­dos Uni­dos o de otra poten­cia extran­je­ra. Se jun­tan los pre­si­den­tes lati­no­ame­ri­ca­nos pero vie­ne el Rey espa­ñol, como si fue­ra algo natu­ral. En este mar­co, CLATE exis­te hace más de medio siglo y sos­te­ne­mos que el con­ti­nen­te comien­za al sur del Río Bra­vo y es pre­ci­sa­men­te lo que debe inte­grar­se. Pen­se­mos, hoy en medio de la pan­de­mia, cuán­to bien nos hubie­se hecho que los Esta­dos tuvie­ran una inte­gra­ción a la hora de salir a com­prar vacu­nas. Más aún, cuan­do los paí­ses cen­tra­les están aca­pa­ran­do toda la pro­duc­ción en detri­men­to de los paí­ses mas pobres. La inte­gra­ción es esen­cial, si no la hacen los gobier­nos, la tene­mos que hacer noso­tros, los pue­blos y sus organizaciones.

Itu­rria /​Fuen­te

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