Pales­ti­na. La masa­cre de Deir Yas­sin: 73 años des­pués, el terro­ris­mo sio­nis­ta con­ti­núa come­tien­do atrocidades

Resu­men Medio Orien­te, 9 de abril de 2021-.

Hace 73 años, el día 9 de abril de 1948, el pobla­do pales­tino de Deir Yas­sin en Jeru­sa­lén, com­pues­to por unas 600 almas, civi­les todos, fue ata­ca­do e inva­di­do por las ban­das sio­nis­tas. 73 años des­pués, a pesar de las miles de reso­lu­cio­nes y dic­tá­me­nes que con­de­nan el terro­ris­mo israe­lí, las injus­ti­cias, las ile­ga­li­da­des y la bar­ba­rie con­ti­núan.

La maña­na del 9 de abril de 1948 en el pobla­do de Deir Yas­sin en Pales­ti­na, una aldea don­de vivían unas 600 per­so­nas, todas civi­les y que esta­ba loca­li­za­do al oes­te de Jeru­sa­lén fue ata­ca­da, inva­di­da por una fuer­za ini­cial­men­te com­pues­ta por 132 miem­bros de las ban­das terro­ris­tas sio­nis­tas Irgún y Stern, esta últi­ma auto­de­no­mi­na­da Lehi.

Los sio­nis­tas some­tie­ron a los habi­tan­tes de la pobla­ción a horren­dos crí­me­nes y a todo tipo de veja­cio­nes en una orgía de san­gre, saqueos, vio­la­cio­nes y explo­sio­nes que des­tru­ye­ron sus casas de lo que unas horas antes en la madru­ga­da había sido has­ta enton­ces un pue­blo tranquilo.

Pales­ti­na, se halla­ba bajo ocu­pa­ción bri­tá­ni­ca como par­te del man­da­to que la Socie­dad de Nacio­nes le con­fi­rió a la Gran Bre­ta­ña en 1922. En 1918 al final de la Pri­me­ra Gue­rra Mun­dial el Ejér­ci­to bri­tá­ni­co derro­tó a los tur­cos con­quis­tan­do a Pales­ti­na, has­ta enton­ces bajo domi­nio del Impe­rio Otomano.

Aun­que el man­da­to bri­tá­ni­co de Pales­ti­na lle­gó a su fin el 14 de mayo de 1948, día en que las fuer­zas de la Gran Bre­ta­ña se reti­ra­ron, ya meses antes, las fuer­zas sio­nis­tas judías en terri­to­rio pales­tino se pre­pa­ra­ban para tomar por la fuer­za el con­trol de Tie­rra San­ta. La inten­ción de los mili­tan­tes arma­dos sio­nis­tas era impe­dir que los ára­bes pales­ti­nos decla­ra­sen a Pales­ti­na un Esta­do inde­pen­dien­te pro­pio, para así crear por la fuer­za su desea­do Esta­do de Israel como patria para los millo­nes de judíos de la Diás­po­ra el momen­to que se reti­ra­sen los bri­tá­ni­cos el 14 de mayo de 1948. El sio­nis­mo, el movi­mien­to polí­ti­co inter­na­cio­nal que per­se­guía la crea­ción de un Esta­do de Israel en Pales­ti­na como patria y refu­gio para los judíos de todo el mun­do, incre­men­tó sus esfuer­zos para lograr su obje­ti­vo tras el fin de la Segun­da Gue­rra Mun­dial en 1945, impul­sa­do por el geno­ci­dio de 6 millo­nes de judíos euro­peos a manos del régi­men Nacio­nal Socia­lis­ta de la Ale­ma­nia de Adolf Hitler.

Los pro­ta­go­nis­tas en los suce­sos de Deir Yas­sin fue­ron por un lado los habi­tan­tes pales­ti­nos del pobla­do ata­ca­do, civi­les ino­cen­tes que incluían hom­bres y muje­res, niños y ancia­nos. Por el otro esta­ban tres gru­pos de ata­can­tes, todos per­te­ne­cien­tes a gru­pos arma­dos judíos, de los cua­les los más pro­ta­gó­ni­cos en el ata­que a Deir Yas­sin fue­ron: la ban­da terro­ris­ta sio­nis­ta Irgún, que se carac­te­ri­zó por sus aten­ta­dos terro­ris­tas con bom­ba con­tra auto­bu­ses, con­tra civi­les con­gre­ga­dos en para­das de auto­bús y con­tra áreas de mer­ca­do lle­nas de ven­de­do­res y com­pra­do­res; y la ban­da terro­ris­ta sio­nis­ta Stern, auto­de­no­mi­na­da Lehi (siglas que en hebreo sig­ni­fi­ca­ban Com­ba­tien­tes por la Liber­tad de Israel) y espe­cia­li­za­da en come­ter ase­si­na­tos con la inten­ción, a base de dichos actos terro­ris­tas, de for­zar la sali­da de los bri­tá­ni­cos de Pales­ti­na. Cabe recor­dar que Mena­chem Begin, futu­ro pri­mer minis­tro israe­lí, Pre­mio Nobel de la Paz y fun­da­dor del Par­ti­do Likud fue uno de los prin­ci­pa­les líde­res de la ban­da terro­ris­ta Irgún, mien­tras que Yitzhak Sha­mir, otro futu­ro pri­mer minis­tro israe­lí, fue uno de los líde­res prin­ci­pa­les de la ban­da terro­ris­ta Stern.

El ter­cer gru­po ata­can­te invo­lu­cra­do en los suce­sos de Deir Yas­sin fue el Haga­nah, la mili­cia para­mi­li­tar de auto­de­fen­sa judía en Pales­ti­na, que pro­por­cio­nó la mayor par­te de los fusi­les, gra­na­das y muni­cio­nes usa­dos por los terro­ris­tas del Irgún y de la ban­da Stern en su ata­que con­tra Deir Yas­sin. Ade­más, pelo­to­nes del Pal­mach, la fuer­za de ata­que del Haga­nah, pro­por­cio­na­ron cober­tu­ra de fue­go a los terro­ris­tas del Irgún y la ban­da Stern duran­te su ata­que a Deir Yas­sin, ade­más de dis­pa­rar con­tra los civi­les pales­ti­nos que huían de la matan­za hacia el sur en direc­ción a la pobla­ción de Ayn Karim. El Haga­nah cons­ti­tui­ría el núcleo fun­da­cio­nal de las fuer­zas arma­das israe­líes tras esta­ble­cer­se el esta­do de Israel.

Según se ha rela­ta­do, antes de ata­car a Deir Yas­sin, coman­dan­tes del Irgún y la ban­da Stern fue­ron a ver al coman­dan­te del Haga­nah en Jeru­sa­lén, David Shal­tiel, en bus­ca de su apro­ba­ción del ata­que. Shal­tiel se opu­so ini­cial­men­te –se ha dicho– al ata­que con­tra Deir Yas­sin por­que la pobla­ción pales­ti­na había fir­ma­do un acuer­do de no agre­sión con los judíos, pero ante la insis­ten­cia de los jefes terro­ris­tas, apro­bó la ope­ra­ción. Al pla­near­se ésta, se ha escri­to que los coman­dan­tes terro­ris­tas del Irgún y la ban­da Stern habían acor­da­do expul­sar (come­tien­do lim­pie­za étni­ca) a la pobla­ción pales­ti­na de Deir Yas­sin, loca­li­za­da al oes­te de Jeru­sa­lén y que con­ta­ba con unos 600 habi­tan­tes. Los miem­bros de la ban­da Stern habían inclu­si­ve suge­ri­do que aque­llos civi­les pales­ti­nos que no huye­sen de sus casas fue­sen ase­si­na­dos para ate­rro­ri­zar a la res­tan­te pobla­ción ára­be de Pales­ti­na, con la pro­ba­ble inten­ción de pro­vo­car una hui­da masi­va de los pales­ti­nos de sus terri­to­rios, como lle­gó a ocu­rrir. La mayo­ría de los terro­ris­tas del Irgún y la ban­da Stern pre­sen­tes en la pla­ni­fi­ca­ción del ata­que esta­ban a favor de que se ase­si­na­se a todos los habi­tan­tes varo­nes de Deir Yassin.

Los suce­sos, el ata­que con­tra Deir Yas­sin empe­zó a las 4:30 AM el 9 de abril de 1948, enca­be­za­do por unos 132 miem­bros de las ban­das terro­ris­tas sio­nis­tas Irgún y Stern. Los terro­ris­tas ata­ca­ron des­de tres direc­cio­nes, con los miem­bros del Irgún vinien­do por el sur des­de el pue­blo de Beit Hake­nem. Los terro­ris­tas de la ban­da Stern se apro­xi­ma­ron des­de el nor­te mien­tras que un carro blin­da­do con alto­par­lan­tes de los terro­ris­tas se acer­ca­ba des­de el este por la úni­ca carre­te­ra que iba a Deir Yas­sin. El plan había sido que al acer­ca­se el vehícu­lo blin­da­do a Deir Yas­sin, se le orde­na­se a la pobla­ción a tra­vés de los alta­vo­ces a que aban­do­na­sen su pobla­do, pero el vehícu­lo cayó en una zan­ja des­de cuya loca­li­za­ción por su gran dis­tan­cia los habi­tan­tes pales­ti­nos no podían escu­char lo que los terro­ris­tas les deman­da­ban. Sin más pacien­cia, los terro­ris­tas dis­pa­ra­ron una ráfa­ga de ame­tra­lla­do­ra hacia las casas, sien­do ésta la señal para tomar por asal­to a la pobla­ción. El gri­to de alar­ma “¡Yahud!” (“¡judíos!” en ára­be) se pro­pa­gó por todas las casas de Deir Yas­sin, pudien­do muchos de los pobla­do­res esca­par hacia el oes­te, sali­dos apre­su­ra­da­men­te de la cama, corrien­do des­cal­zos y envuel­tos en man­tas. Por ejem­plo, toda la fami­lia de Moha­med Zei­dan logró esca­par, sien­do éste un rico comer­cian­te que le alqui­la­ba nume­ro­sas casas a la pobla­ción judía de Jerusalén.

Una de las pri­me­ras víc­ti­mas mor­ta­les fue Hayat Hala­bes, joven maes­tra pales­ti­na de una escue­la de niñas en Deir Yas­sin que resi­día en Jeru­sa­lén pero que se que­dó la tar­de ante­rior en el pobla­do por­que el auto­bús –el núme­ro 38- que debió lle­var­la de vuel­ta a Jeru­sa­lén había sido embos­ca­do por terro­ris­tas sio­nis­tas. Cuan­do empe­za­ron a sonar los tiros de los ata­can­tes, la joven Hayat Hala­bes se vis­tió apre­su­ra­da­men­te, corrien­do hacia su escue­la de niñas en bus­ca de un boti­quín de pri­me­ros cui­da­dos médi­cos y tras tomar­lo, se puso una ban­da en el bra­zo con la cruz roja y salió corrien­do hacia el lugar de don­de venían los dis­pa­ros, pero cayó muer­ta de bala de mane­ra inme­dia­ta a tan solo unos metros de su escuela.

Una super­vi­vien­te de la masa­cre de Deir Yas­sin, Safi­yeh Atti­yeh de cua­ren­ta años de edad, fue vio­la­da por uno de los terro­ris­tas, que abrió su pan­ta­lón y se lan­zó sobre la mujer pales­ti­na. La víc­ti­ma des­cri­bió lo que pasó: «Yo gri­té …, pero a mi alre­de­dor otras muje­res eran tam­bién vio­la­das. Lue­go nos arran­ca­ron las ves­ti­du­ras y se divir­tie­ron con nues­tros pechos hacien­do ges­tos obs­ce­nos. Algu­nos esta­ban tan obse­sio­na­dos por apo­de­rar­se de nues­tros pen­dien­tes, que arran­ca­ban las ore­jas para ir más rápidos».

Otra mujer tes­ti­go, Naz­ra Assad de 36 años, pre­sen­ció «a un hom­bre arre­ba­tar­le su peque­ñín a su veci­na, Salh­yed Eis­sa, arro­jar­lo al sue­lo y piso­tear­lo». La tes­ti­go vio al terro­ris­ta lan­zar­se sobre la madre pales­ti­na y vio­lar­la, suce­dien­do todo a la vez que los otros terro­ris­tas pre­sen­tes mira­ban sin inter­ve­nir. Cuan­do ter­mi­nó de vio­lar a su víc­ti­ma tras que­dar satis­fe­cho, el terro­ris­ta la ase­si­nó. Tras esto el ase­sino echó un col­chón enci­ma de los cuer­pos sin vida de la madre y su hijo.

La gran mayo­ría de los tes­ti­mo­nios de tes­ti­gos pre­sen­cia­les de los crí­me­nes come­ti­dos por los terro­ris­tas de las ban­das Irgún y Stern fue­ron obte­ni­dos tras inte­rro­ga­to­rios lle­va­dos a cabo por la Poli­cía bri­tá­ni­ca tras la masa­cre del 9 de abril de 1948. El direc­tor adjun­to del Depar­ta­men­to de Inves­ti­ga­ción Cri­mi­nal (Cri­mi­nal Inves­ti­ga­tion Depart­ment) de la Poli­cía bri­tá­ni­ca, Sir R.C. Catling, envió el 15 de abril de 1948 al gene­ral Sir Alan Gor­don Cun­ningham, el Alto Comi­sa­rio de Gran Bre­ta­ña en Pales­ti­na, un «infor­me ‘secre­to y urgen­te’, con el núme­ro 179÷110÷17÷65». En este se halla­ban los tes­ti­mo­nios ofi­cia­les obte­ni­dos tras los inte­rro­ga­to­rios de los tes­ti­gos y el infor­me de uno de los ofi­cia­les de poli­cía ingle­ses que con­du­jo los inte­rro­ga­to­rios de los resi­den­tes de Deir Yas­sin que habían sobre­vi­vi­do a la masacre.

Este últi­mo infor­me del ofi­cial de poli­cía bri­tá­ni­co decía: «La mayo­ría de las nume­ro­sas muje­res que he inte­rro­ga­do en vis­ta de reu­nir infor­ma­cio­nes sobre las atro­ci­da­des come­ti­das en Deir Yas­sin, se han mos­tra­do muy reti­cen­tes a rela­tar su expe­rien­cia, en espe­cial en lo que se refie­re a la vio­len­cia sexual. Sin embar­go, no hay duda algu­na de que se han come­ti­do nume­ro­sas atro­ci­da­des sexua­les por los ata­can­tes. Varias jóve­nes esco­la­res fue­ron vio­la­das y lue­go ase­si­na­das, así como ancia­nas. Todos hablan de una niña que fue, lite­ral­men­te, par­ti­da en dos. Nume­ro­sos recién naci­dos fue­ron des­cuar­ti­za­dos con cuchi­llos de car­ni­ce­ro… La mayo­ría de estas per­so­nas se halla en tal esta­do de ‘shock’, que son inca­pa­ces de com­pren­der qué es lo que real­men­te sucedió».

La resis­ten­cia de los hom­bres pales­ti­nos de la pobla­ción fue tenaz, defen­dien­do sus hoga­res de mane­ra enco­na­da con las armas que nor­mal­men­te tenían para la pro­tec­ción de sus fami­lias y pro­pie­dad. Tras casi dos horas de tiro­teo, los terro­ris­tas logra­ron pasar la pri­me­ra línea de casas de Deir Yas­sin, encon­trán­do­se los dis­tin­tos gru­pos de ata­can­tes en el cen­tro del pobla­do, don­de se abra­za­ron efu­si­va­men­te. Has­ta el momen­to los terro­ris­tas habían teni­do cua­tro muer­tos en el ata­que con dos de sus jefes de mayor ran­go heri­dos. Tras reu­nir­se en el cen­tro de Deir Yas­sin el coman­dan­te del gru­po terro­ris­ta Irgún, lla­ma­do Gio­ra, dio la orden a los miem­bros de su gru­po que pro­si­guie­ran su avan­ce pero en eso cayó heri­do, lo que enlo­que­ció colec­ti­va­men­te a los terro­ris­tas, quie­nes se lan­za­ron a ata­car con una saña y cruel­dad que iba en aumen­to a los habi­tan­tes pales­ti­nos, cuya resis­ten­cia ya iba en cam­bio decreciendo.

Los terro­ris­tas de las ban­das Irgún y Stern saca­ron a la calle a 35 per­so­nas, dos de las cua­les eran una pare­ja de recién casa­dos, lla­mán­do­se la joven espo­sa Alia Dar­wish. Los 35 fue­ron pues­tos con­tra una pared y ame­tra­lla­dos con dis­pa­ros a que­ma­rro­pa. Los jóve­nes espo­sos murie­ron ase­si­na­dos cogi­dos de la mano en un últi­mo adiós. Fahi­mi Zei­dan, un niño de 12 años que sobre­vi­vió a esta matan­za rela­tó lo suce­di­do: “Los judíos orde­na­ron a toda mi fami­lia situar­se fren­te al muro, y comen­za­ron a dis­pa­rar sobre noso­tros. Yo fui heri­do en el cos­ta­do; pero casi todos noso­tros, los niños, nos sal­va­mos por­que pudi­mos refu­giar­nos detrás de nues­tros padres. Las balas ara­ña­ron la cabe­za de mi her­ma­na Kadri, de cua­tro años, la meji­lla de mi her­ma­na Sameh, de ocho, y el pecho de mi her­mano Moha­med, de sie­te años. Todos los demás que esta­ban con noso­tros con­tra el muro resul­ta­ron muer­tos: mi padre y mi madre, mi abue­lo y mi abue­la, mis tíos, mis tías y varios de sus hijos”. Los nom­bres de los miem­bros ase­si­na­dos de esta fami­lia fue­ron los siguien­tes: “Mah­mud Zei­dan, Abdi Has­san, Mus­ta­fá Zei­dan, Hudeh Mus­ta­fá, Jadra Zei­dan, Tam­man Alí, Mus­leh Alí Mus­leh, Yus­reh Mus­sa, Mus­ta­fá Alí, Sha­fiq Alí, Miyas­seh Mus­lé, Moha­med Mus­leh y Azi­zi Musleh”.

La joven mujer de trein­ta años Haleem Eid, miem­bro de una de las fami­lias de renom­bre de Deir Yas­sin, fue tes­ti­go de otro acto de bar­ba­rie y sal­va­jis­mo por par­te de los terro­ris­tas al pre­sen­ciar “a un hom­bre dis­pa­rar en el cue­llo de mi cuña­da Salhi­yed, que esta­ba a pun­to de dar a luz, y abrir­le el vien­tre con un cuchi­llo de car­ni­ce­ro”. Otra mujer tam­bién tes­ti­go del cri­men, Aiesch Rad­waer, tra­tó de sacar al bebé del vien­tre abier­to de la madre, que ya esta­ba muer­ta, para sal­var­lo pero tam­bién a ella la mataron.

La ado­les­cen­te Naa­neh Jalil, de die­ci­séis años y resi­den­te de otra casa fue tes­ti­go de los crí­me­nes de otro terro­ris­ta cuan­do pre­sen­ció “a un hom­bre coger una espe­cie de cuchi­lla y abrir, de la cabe­za a los pies, a nues­tro vecino Jami­li Hish, y lue­go dar muer­te de la mis­ma for­ma, en las esca­le­ras de nues­tra casa, a mi pri­mo Fathi”. Estos actos de sal­va­jis­mo san­gui­na­rio se come­tían casa tras casa, y de acuer­do a los tes­ti­mo­nios de los sobre­vi­vien­tes de la masa­cre, los actos cri­mi­na­les lle­va­dos a cabo por las muje­res terro­ris­tas de las ban­das Irgún y Stern que par­ti­ci­pa­ron en el ata­que a Deir Yas­sin esta­ban a la par de los crí­me­nes come­ti­dos por los hom­bres. Casa tras casa los terro­ris­tas de las ban­das Irgún y Stern come­tían ase­si­na­tos, vio­la­cio­nes de muje­res y saqueos de la pro­pie­dad pri­va­da, mez­clán­do­se los gri­tos de las víc­ti­mas con los dis­pa­ros de ame­tra­lla­do­ra y las explo­sio­nes de gra­na­das de mano de los terroristas.

El actual pri­mer minis­tro israe­lí Ben­ja­mín Netan­yahu, quien ade­más hoy está dispu­tan­do su reelec­ción es líder del Par­ti­do Likud que fue fun­da­do por Mena­chem Begin, uno de los prin­ci­pa­les líde­res de la ban­da terro­ris­ta Irgún

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