Pales­ti­na. Hum­sa al Bqai’a, la aldea pales­ti­na que Israel lle­va meses inten­tan­do borrar del mapa

Resu­men Medio Orien­te, 23 de mar­zo de 2021-.

Por Javier Bios­ca Azcoi­ti @biosca_azcoiti

Israel ha aumen­ta­do las demo­li­cio­nes de cons­truc­cio­nes pales­ti­nas duran­te la pan­de­mia, incum­plien­do un com­pro­mi­so que hizo en abril por la cri­sis sani­ta­ria. En 2020, des­tru­yó 851 estruc­tu­ras, un 36% más que el año ante­rior, según la ONU.

El pasa­do 3 de noviem­bre, dos bull­do­zers y dos exca­va­do­ras lle­ga­ron escol­ta­dos por el ejér­ci­to israe­lí dis­pues­tos a arra­sar la aldea bedui­na pales­ti­na de Hum­sa al Bqai’a, situa­da en el Valle del Jor­dán, en Cis­jor­da­nia. Derri­ba­ron 18 tien­das y case­tas en las que se alo­ja­ban 73 per­so­nas, inclui­dos 41 meno­res. El 75% de la comu­ni­dad per­dió su hogar, según la ONU. Tam­bién derri­ba­ron otras 29 tien­das para el gana­do, tres alma­ce­nes, nue­ve car­pas uti­li­za­das como coci­nas, 10 baños por­tá­ti­les, 10 corra­les, 23 depó­si­tos de agua y dos pane­les sola­res, entre otros. Fue la mayor ope­ra­ción de demo­li­ción en más de una década.

Israel tie­ne a Hum­sa al Bqai’a en el pun­to de mira y el mes pasa­do repi­tió la ope­ra­ción has­ta en cin­co oca­sio­nes los días 1, 3, 8, 16 y 22 de febre­ro. En total, entre noviem­bre y febre­ro, Israel ha des­trui­do o con­fis­ca­do 165 estruc­tu­ras y des­pla­zan­do a 311 per­so­nas de Hum­sa al Bqai’a (la cifra suma todas las veces que una mis­ma per­so­na ha sido expul­sa­da). Ade­más, bue­na par­te de la infra­es­truc­tu­ra des­trui­da y con­fis­ca­da había sido dona­da a los pales­ti­nos como asis­ten­cia huma­ni­ta­ria, entre otros por la Unión Euro­pea y sus Esta­dos miembros.

«Es una aldea bedui­na tra­di­cio­nal en terri­to­rio ocu­pa­do que depen­de de sus casas tra­di­cio­na­les, sus reba­ños y sus depó­si­tos de agua para su cobi­jo, su segu­ri­dad ali­men­ti­cia y su super­vi­ven­cia eco­nó­mi­ca», seña­la­ron a prin­ci­pios de mar­zo el rela­tor espe­cial de la ONU sobre la situa­ción de dere­chos huma­nos en el terri­to­rio pales­tino ocu­pa­do des­de 1967, Michael Lynk, y el rela­tor sobre el dere­cho a una vivien­da ade­cua­da, Bala­kridh­nan Raja­go­pal. «Sepa­rar a esta gen­te de sus tie­rras y sus casas es par­ti­cu­lar­men­te puni­ti­vo dado el duro invierno al que se están enfren­tan­do y el peli­gro siem­pre pre­sen­te de una pan­de­mia global».

La expli­ca­ción que ha dado Israel para jus­ti­fi­car sus ope­ra­cio­nes en Hum­sa al Bqai’a es que la aldea se sitúa sobre una zona de tiro para la for­ma­ción de mili­ta­res israe­líes. «En las últi­mas sema­nas, el per­so­nal de la Admi­nis­tra­ción Civil ha man­te­ni­do varias reunio­nes con los resi­den­tes pales­ti­nos de Khir­bat Hum­sa y les expli­có el peli­gro de per­ma­ne­cer den­tro del área de prác­ti­cas mili­ta­res y les ofre­ció un espa­cio alter­na­ti­vo fue­ra de él», seña­la a elDia​rio​.es una fuen­te de la emba­ja­da israe­lí en España. 

«La razón de esta medi­da es evi­tar situa­cio­nes de peli­gro para los habi­tan­tes de la zona. En cual­quier caso, las car­pas se habían ins­ta­la­do de for­ma ile­gal y sin los per­mi­sos nece­sa­rios. A pesar de la ofer­ta, los resi­den­tes se nega­ron a tras­la­dar­las», aña­de la mis­ma fuen­te, que dice que las car­pas se con­fis­ca­ron por­que los resi­den­tes se nega­ron a aban­do­nar la zona. «El deco­mi­so, debi­da­men­te auto­ri­za­do, se eje­cu­tó con­for­me al pro­ce­di­mien­to correspondiente».

El acti­vis­ta israe­lí Jeff Hal­per, fun­da­dor de la orga­ni­za­ción Israe­li Com­mit­tee Against Hou­se Demo­li­tions (comi­té israe­lí con­tra la demo­li­ción de casas), ha pasa­do bue­na par­te de su vida pro­mo­vien­do la resis­ten­cia pací­fi­ca e inten­tan­do parar este tipo de ope­ra­cio­nes ponién­do­se delan­te de las exca­va­do­ras. «La demo­li­ción de casas no tie­ne nada que ver en abso­lu­to con la segu­ri­dad», dice. 

«Con Ham­sa al Bqai’a dicen que es una zona de tiro, pero eso solo es una excu­sa. En la gran mayo­ría casos se demue­len por­que no obtie­nen per­mi­sos para cons­truir, pero cuan­do quie­ren des­ha­cer­se de aldeas ente­ras, lo que hacen es decla­rar el terri­to­rio como zona de tiro y enton­ces uti­li­zan la segu­ri­dad como jus­ti­fi­ca­ción para eli­mi­nar estas comu­ni­da­des. En reali­dad, no tie­ne nada que ver con segu­ri­dad», denun­cia Halper.

El 18% de Cis­jor­da­nia es zona de tiro

Des­de los años 70, Israel ha decla­ra­do alre­de­dor del 18% de Cis­jor­da­nia como «zonas de tiro» para entre­na­mien­to mili­tar. Esto se da sobre el terri­to­rio desig­na­do como Área C –el de mayor con­trol israe­lí – , que repre­sen­ta el 60% de todo Cis­jor­da­nia. Alre­de­dor del 30% del Área C ya es un cam­po de tiro para Israel. En este sen­ti­do, Hum­sa al Bqai’a es una de las 38 comu­ni­da­des bedui­nas que han que­da­do atra­pa­das en estas zonas de entre­na­mien­to mili­tar. En total, son alre­de­dor de 6.200 pales­ti­nos los que están en esta situación. 

«Son algu­nas de las comu­ni­da­des más vul­ne­ra­bles de Cis­jor­da­nia, con acce­so limi­ta­do a ser­vi­cios edu­ca­ti­vos y sani­ta­rios, agua e infra­es­truc­tu­ra de sanea­mien­to y elec­tri­ci­dad», seña­la la OCHA (Ofi­ci­na de Nacio­nes Uni­das para la Coor­di­na­ción de Asun­tos Huma­ni­ta­rios). La aldea de Hum­sa al Bqai’a tie­ne su ori­gen en el des­pla­za­mien­to pro­vo­ca­do por la pri­me­ra gue­rra ára­be-israe­lí de 1948. Des­de enton­ces, la comu­ni­dad se ha ido asen­tan­do gra­dual­men­te «debi­do a la expan­sión de los asen­ta­mien­tos israe­líes y a las res­tric­cio­nes impues­tas en el acce­so a sus tie­rras de pas­to», seña­la el orga­nis­mo de la ONU.

«El obje­ti­vo real es tomar la tie­rra. Pri­me­ro se qui­ta y lue­go se entre­ga a los asen­ta­mien­tos israe­líes», dice Hal­per. «Están ata­can­do todo Cis­jor­da­nia, pero el Valle del Jor­dán es el prin­ci­pal obje­ti­vo por­que Israel quie­re lim­piar­lo para asen­ta­mien­tos israe­líes y de esa for­ma rodear a la pobla­ción Pales­ti­na. Las zonas A y B –de mayor con­trol pales­tino– que­dan en el cen­tro y así lo domi­nas geográficamente».

«Los hoga­res y las per­te­nen­cias de las fami­lias que viven ahí fue­ron demo­li­das o con­fis­ca­das cin­co veces des­de prin­ci­pios de febre­ro. Tien­das, comi­da, depó­si­tos de agua y pien­so para el gana­do han sido con­fis­ca­dos a pesar de las repe­ti­das peti­cio­nes de la comu­ni­dad inter­na­cio­nal para fre­nar estas accio­nes y cum­plir con la legis­la­ción inter­na­cio­nal», seña­ló Lynn Has­tings, coor­di­na­dor huma­ni­ta­rio para el terri­to­rio ocu­pa­do pales­tino de la OCHA, tras la ope­ra­ción del 22 de febre­ro.

Aumen­to de las demo­li­cio­nes duran­te la pandemia

Israel ha aumen­ta­do con­si­de­ra­ble­men­te las demo­li­cio­nes duran­te la pan­de­mia de coro­na­vi­rus, incum­plien­do una pro­me­sa que había hecho al ini­cio de la cri­sis sani­ta­ria. En abril de 2020, la Admi­nis­tra­ción Civil pro­me­tió que no derri­ba­ría «edi­fi­cios habi­ta­dos» y que se esfor­za­ría en «redu­cir la ten­sión con la pobla­ción palestina».

En 2020, sin embar­go, des­tru­yó 851 estruc­tu­ras, un 36% más que el año ante­rior, según datos de OCHA. De hecho, es la segun­da cifra más alta des­de hace 12 años. En 2021, las auto­ri­da­des israe­líes ya han derri­ba­do 273 estruc­tu­ras, 100 de ellas finan­cia­das por donan­tes inter­na­cio­na­les, lo que tam­bién repre­sen­ta un mayor rit­mo de demo­li­cio­nes que en 2020 (alre­de­dor de un 28% más).

«La polí­ti­ca de las auto­ri­da­des israe­líes de demo­ler cons­truc­cio­nes pales­ti­nas ha con­ti­nua­do inclu­so duran­te el bro­te de COVID-19. Como resul­ta­do, muchos pales­ti­nos se han que­da­do sin casa y muchos han per­di­do acce­so a ser­vi­cios y a su sus­ten­to», seña­ló en sep­tiem­bre Jamie McGol­drick, coor­di­na­dor huma­ni­ta­rio de la ONU en Pales­ti­na. «La des­truc­ción de pro­pie­dad en un terri­to­rio ocu­pa­do está prohi­bi­da bajo el dere­cho inter­na­cio­nal a no ser que sea abso­lu­ta­men­te nece­sa­ria para ope­ra­cio­nes militares».

«La des­truc­ción de infra­es­truc­tu­ra esen­cial duran­te la pan­de­mia de COVID-19 es espe­cial­men­te preo­cu­pan­te. La pan­de­mia ha aumen­ta­do las nece­si­da­des y vul­ne­ra­bi­li­da­des de los pales­ti­nos, que ya están atra­pa­dos en la anor­ma­li­dad de una lar­ga ocu­pa­ción mili­tar. por tan­to, las demo­li­cio­nes ile­ga­les agra­van estas vul­ne­ra­bi­li­da­des y deben parar inme­dia­ta­men­te», añadió.

Des­de 2009, Israel ha demo­li­do 7.515 cons­truc­cio­nes, des­pla­zan­do a 11.000 per­so­nas. «En el 99% de los casos dicen que es un pro­ble­ma de cons­truc­ción y en un 1% ale­gan razo­nes de segu­ri­dad. Es impo­si­ble obte­ner un per­mi­so de cons­truc­ción y ade­más pue­de cos­tar­te entre 20.000 y 30.000 euros, pero el 77% de los pales­ti­nos vive bajo el umbral de la pobre­za. Por un lado sabes que si no tie­nes per­mi­so, te pue­den demo­ler, pero por otro lado no tie­nes sufi­cien­te dine­ro ni siquie­ra para soli­ci­tar­lo y, si lo tuvie­ses, sabes que no lo vas a obte­ner», explica.

Fuente:PALESTINALIBRE.org

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