Pen­sa­mien­to crí­ti­co. Cefe­ri­na y Sebas­tia­na fren­te a la jus­ti­cia racis­ta y desigual

Por Marie­los Mon­zón. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 21 de mar­zo de 2021.

Cefe­ri­na Jose­fa Xami­nez Yaxon es una mujer indí­ge­na ori­gi­na­ria de San­ta Lucía Utatlán, Solo­lá, Gua­te­ma­la. Es una reco­no­ci­da líder comu­ni­ta­ria e inte­gran­te del Comi­té de Desa­rro­llo Cam­pe­sino (Code­ca), que ha denun­cia­do los exce­si­vos cobros que la empre­sa Ener­gua­te rea­li­za a los veci­nos de su muni­ci­pio. Hay fami­lias que solo tie­nen un foco y les fac­tu­ran has­ta Q500 de luz y hay quie­nes sin tener el ser­vi­cio se ven obli­ga­das a pagar.

El jue­ves 4 de mar­zo, a Cefe­ri­na la con­de­na­ron a 3 años de pri­sión por el deli­to de robo. El Minis­te­rio Públi­co de Gua­te­ma­la (MP) y Ener­gua­te la acu­san de haber hur­ta­do, en 2017, un ali­ca­te y un cas­co a dos emplea­dos de la empre­sa. En mayo de 2019, doña Cefe­ri­na enfren­tó jui­cio por estas acu­sa­cio­nes y fue absuel­ta por el juez Edgar Alfon­so Aca­bal Itzep, quien decre­tó fal­ta de méri­to por­que el MP no pudo pro­bar los señalamientos.

Duran­te el jui­cio, Cefe­ri­na narró cómo los tra­ba­ja­do­res de Ener­gua­te entra­ron a su casa y la retu­vie­ron por la fuer­za, obli­gán­do­la a subir a un vehícu­lo. La lle­va­ron a una comi­sa­ría para denun­ciar el “robo” del cas­co y el ali­ca­te, y los poli­cías la detu­vie­ron. Hicie­ron fal­ta dos años para que su ino­cen­cia que­da­ra com­pro­ba­da, aun­que no se hizo nada res­pec­to de la deten­ción ile­gal de la que fue obje­to. No con­for­mes con la reso­lu­ción, el MP y la empre­sa ape­la­ron y una sala orde­nó que se rea­li­za­ra un nue­vo juicio.

Con las mis­mas prue­bas del jui­cio ante­rior, que bási­ca­men­te son las decla­ra­cio­nes de los emplea­dos de la empre­sa ‑es decir, la pala­bra de ellos con­tra la de Cefe­ri­na- el pasa­do jue­ves, tras la repe­ti­ción del jui­cio, fue decla­ra­da cul­pa­ble. El MP y la empre­sa pidie­ron 8 años de cár­cel y la jue­za Maria­na Mer­ce­des López Cabre­ra les con­ce­dió 3. ¡Tres años por el supues­to robo de un alicate!

Pero lo ocu­rri­do con Cefe­ri­na no es un caso ais­la­do. Una situa­ción simi­lar está enfren­tan­do Sebas­tia­na Pablo Her­nán­dez, auto­ri­dad ances­tral del pue­blo k’ich’e que per­ma­ne­ce en pri­sión des­de octu­bre de 2020, acu­sa­da de los deli­tos de sedi­ción, incen­dio y robo agra­va­do, por supues­ta­men­te haber sus­traí­do un leitz con docu­men­tos cla­ve de la muni­ci­pa­li­dad de Joya­baj, Quiché.

Según el tes­ti­mo­nio de un emplea­do de la comu­na, ella habría “iden­ti­fi­ca­do” esos archi­vos como infor­ma­ción impor­tan­te y por eso los sus­tra­jo. Doña Sebas­tia­na no sabe leer ni escri­bir y en los videos en poder de la fis­ca­lía se la ve con su vara de auto­ri­dad y sin nin­gún otro obje­to en la mano.

Doña Sebas­tia­na, como auto­ri­dad de los pue­blos indí­ge­nas, acom­pa­ña­ba a un gru­po de veci­nos y comer­cian­tes que lle­ga­ron has­ta la muni­ci­pa­li­dad para entre­gar un peti­to­rio al alcal­de Flo­ren­cio Carras­co­sa Gámez, en el que exi­gían una mesa de diá­lo­go para resol­ver la situa­ción de los ven­de­do­res del mer­ca­do local, que tras 5 meses de per­ma­ne­cer cerra­do por la pan­de­mia, esta­ban afron­tan­do una seve­ra cri­sis eco­nó­mi­ca. La pro­tes­ta se tor­nó vio­len­ta, pero en nin­gún momen­to Sebas­tia­na inci­tó a los dis­tur­bios, más bien abo­gó por­que la mis­ma fue­ra pacífica.

Por este mis­mo caso, fue­ron liga­dos a pro­ce­so la cole­ga Anas­ta­sia Mejía; la pre­si­den­ta de la Aso­cia­ción de Comer­cian­tes del mer­ca­do de Joya­baj, Petro­na Siy; y Manuel Her­nán­dez, líder comu­ni­ta­rio de 78 años. A los tres, la titu­lar del juz­ga­do penal de San­ta Cruz del Qui­ché les impu­so una cuan­tio­sa can­ti­dad como fian­za, que fue reu­ni­da con apor­tes soli­da­rios. A Sebas­tia­na le negó la libertad.

Esto no es otra cosa que el uso del dere­cho penal como herra­mien­ta de cri­mi­na­li­za­ción y con­trol social. Como ha ocu­rri­do con auto­ri­da­des ances­tra­les y líde­res de San Mar­cos, Huehue­te­nan­go y Alta Vera­paz se cas­ti­ga a quien ejer­ce de mane­ra legí­ti­ma la defen­sa de los dere­chos y se da una lec­ción “ejem­pli­fi­can­te” y de dis­ci­pli­na­mien­to, para ter­mi­nar con la resis­ten­cia y la movi­li­za­ción de las comunidades.

Fuen­te: Pren­sa Libre

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