Eus­kal Herria. Pepe Rei, perio­dis­ta des­ta­pa­dor de cloa­cas, fon­ta­ne­rías y otros abusos

Por Ramón Sola e Iña­ki Irion­do. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 10 de mar­zo de 2021.

Pepe Rei falle­ció ayer a los 73 años, des­pués de una lar­ga con­va­le­cen­cia por el acci­den­te de trá­fi­co que sufrió en 2002. Lega su tra­ba­jo como perio­dis­ta de inves­ti­ga­ción en «Egin» y otros medios en los que des­ve­ló, entre otras corrup­te­las, el papel de las cloa­cas del Esta­do y de la fon­ta­ne­ría que medró en torno a los pode­res autonómicos.

¿Les sue­na el escán­da­lo de las tra­ga­pe­rras? ¿Han oído hablar de la fon­ta­ne­ría cer­ca­na a “El Jesui­ta” que medró en torno al Gobierno de Lakua? ¿Saben algo de las rela­cio­nes de Intxau­rron­do con el nar­co­trá­fi­co? ¿Cono­cen casos de corrup­te­las en el seno de la Ertzain­tza? ¿Pue­de haber rela­ción entre tra­mas de pros­ti­tu­ción y las dis­tin­tas poli­cías actuan­tes en Eus­kal Herria? ¿Saben de libros que pusie­ran en cues­tión la ejem­pla­ri­dad del Emé­ri­to cuan­do todos callaban?

Si cono­cen de ello, pro­ba­ble­men­te en bue­na par­te se lo ten­gan que agra­de­cer al perio­dis­ta Pepe Rei, que al fren­te de dis­tin­tos equi­pos, fue dan­do cuen­ta de estos escán­da­los en “Egin” y otros medios, y tam­bién en sus libros. Por ello con­ci­tó el cari­ño y la admi­ra­ción de muchas per­so­nas, den­tro y fue­ra de Eus­kal Herria, y el odio y la per­se­cu­ción de los des­ta­pa­dos, tam­bién den­tro y fue­ra de Eus­kal Herria, has­ta pagar su tra­ba­jo con la cárcel.

Gra­ve acci­den­te en 2002

Aun­que galle­go de naci­mien­to y muy orgu­llo­so de ser­lo, Pepe Rei (Cen­lle, Ouren­se, 13 de abril de 1947) encon­tró en Eus­kal Herria su aco­mo­do natu­ral, en lo polí­ti­co y en lo pro­fe­sio­nal. Apren­dió eus­ka­ra. Un acci­den­te de coche en agos­to de 2002 cer­ca de Donos­tia le dejó pos­tra­do e inca­pa­ci­ta­do para la labor perio­dís­ti­ca, aun­que en oca­sio­nes pun­tua­les hizo algu­na apa­ri­ción públi­ca como cuan­do en setiem­bre de 2013 los tra­ba­ja­do­res de “Egin” reci­bie­ron el reco­no­ci­mien­to de la Dipu­tación de Gipuz­koa o cuan­do en 2019 lle­vó el tes­ti­go de Korrika.

Falle­ció casi dos déca­das des­pués, ayer al medio­día, tam­bién en la capi­tal gui­puz­coa­na. La fami­lia con­fir­mó a NAIZ que en los últi­mos tiem­pos se habían hecho más pre­sen­tes aún las secue­las del acci­den­te, aun­que no se espe­ra­ba un des­en­la­ce tan rápido.

Tra­yec­to­ria inten­sa y variada

La labor de Pepe Rei se había ini­cia­do en diver­sos medios como “Inter­viú” y se pro­lon­ga­ría lue­go en “Ardi Bel­tza”, publi­ca­ción cerra­da por orden judi­cial al igual que antes “Egin”. Antes que eso, a su lle­ga­da a Eus­kal Herria par­ti­ci­pó en el inten­to falli­do de “La Voz de Eus­ka­di”, pro­yec­to impul­sa­do por los anti­guos tra­ba­ja­do­res de “La Voz de Espa­ña” y de “Uni­dad” de Donos­tia en 1983, tras el cie­rre tres años antes de estos dia­rios. Pepe Rei fue su direc­tor, aun­que el pro­yec­to no cuajó.

En la segun­da mitad de esa mis­ma déca­da, Rei entró a for­mar par­te de la redac­ción de “Egin”, en un momen­to de amplia­ción del pro­yec­to. Se hizo ini­cial­men­te car­go de la sec­ción de Kiro­lak, cuya ofer­ta infor­ma­ti­va amplió notablemente.

Al poco tiem­po comen­zó de nue­vo a hacer tra­ba­jos de inves­ti­ga­ción, que lle­va­ron des­pués a la crea­ción en aquel dia­rio de un equi­po de inves­ti­ga­ción for­mal­men­te cons­ti­tui­do, cuya labor se pro­lon­gó has­ta el cie­rre del perió­di­co en 1998.

Pepe Rei par­ti­ci­pó acti­va­men­te en la gran refor­ma abor­da­da por “Egin” en 1992, con Jabier Salu­tre­gi como nue­vo direc­tor. Un redi­se­ño total del perió­di­co y la inclu­sión del color fue­ron dos de los aspec­tos más visi­bles, aun­que la gran revo­lu­ción se pro­du­jo en la redac­ción con un for­ta­le­ci­mien­to de las dife­ren­tes áreas y su funcionamiento.

Mar­ca­do per­so­nal­men­te por los gra­ves pro­ble­mas que aca­rrea­ban lacras como el trá­fi­co de dro­gas o la corrup­ción, Pepe Rei era un pro­fe­sio­nal incan­sa­ble y apa­sio­na­do, que sus­ci­ta­ba el cari­ño y la admi­ra­ción de sus colaboradores.

Con­de­nas y encarcelamientos

Fue tam­bién esa impli­ca­ción pro­fe­sio­nal la que le colo­có des­de los 80 has­ta entra­do el siglo XXI en la dia­na de los pode­res espa­ño­les y tam­bién vas­con­ga­dos, con cons­tan­tes deten­cio­nes y que­re­llas por su labor. La pri­me­ra embes­ti­da fue el regis­tro de su des­pa­cho en la sede de ‘Egin’ en Her­na­ni en 1994, lide­ra­do por el enton­ces con­se­je­ro de Inte­rior Juan María Atutxa.

Pepe Rei aca­bó encar­ce­la­do –y lue­go absuel­to– acu­sa­do de «cola­bo­ra­ción con ban­da arma­da». Atutxa decla­ró que «los demó­cra­tas siem­pre nos ale­gra­mos de poner a dis­po­si­ción judi­cial a un pre­sun­to delin­cuen­te, en este caso a Jose Benigno Rei».

Tam­bién estu­vo en el pun­to de mira del gene­ral de la Guar­dia Civil Enri­que Rodrí­guez Galin­do, que había vis­to airea­das públi­ca­men­te muchas de las ver­güen­zas que pre­ten­dían escon­der den­tro de los muros del cuar­tel de Intxaurrondo.

Su denun­cia de lo que ocu­rría allí den­tro duran­te los años 80 y 90 fue ince­san­te, des­de las pági­nas de “Egin”, inci­dien­do en las acti­vi­da­des delic­ti­vas que gene­ra­ba más allá de la tor­tu­ra. Eran los tiem­pos del Infor­me Nava­jas, ela­bo­ra­do por el enton­ces fis­cal jefe de Gipuz­koa seña­lan­do los nexos con el nar­co­trá­fi­co, y que fue inme­dia­ta­men­te sepul­ta­do. Las deten­cio­nes de Rei lle­ga­ron a noti­cia prin­ci­pal de por­ta­da en “Abc”.

Ade­más de en perió­di­cos y revis­tas, fue autor de nume­ro­sos libros, algu­nos de los últi­mos en cola­bo­ra­ción con su com­pa­ñe­ra del equi­po de inves­ti­ga­ción de Egin Edur­ne San Mar­tin. Por el libro “La Red Galin­do”, el perio­dis­ta y la edi­to­rial Txa­la­par­ta fue­ron con­de­na­dos en 2000 a pagar soli­da­ria­men­te cin­co millo­nes de pese­tas al gene­ral por lo que se con­si­de­ró una intro­mi­sión ile­gí­ti­ma en su dere­cho al honor, según sen­ten­cia fir­me del Tri­bu­nal Supremo.

En nin­gún caso la cár­cel o la ame­na­za de ella ame­dren­ta­ron a Rei. De hecho, a la sali­da de uno de sus perio­dos en pri­sión, insis­tía en que entre rejas había cono­ci­do a mucha gen­te con más dig­ni­dad y cali­dad per­so­nal que con la que se encon­tra­ba en la calle.

La noti­cia de su muer­te ayer levan­tó una olea­da de men­sa­jes lau­da­to­rios hacia su per­so­na y su tra­ba­jo pro­fe­sio­nal en redes socia­les y otros medios. El acci­den­te de 2002 lo apar­tó de la acti­vi­dad perio­dís­ti­ca y de la vida públi­ca, pero no han hecho olvi­dar ni su labor en ‘‘Egin’’, ‘‘Ardi Bel­tza’’ y otros medios, ni su ejem­plo personal.

En prin­ci­pio está pre­vis­to que su últi­ma des­pe­di­da se lle­ve a cabo en la inti­mi­dad de sus fami­lia­res y de las per­so­nas más allegadas.

Fuen­te: Naiz

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