Pana­má. La vio­len­cia con­tra las muje­res repre­sen­ta la otra cara de la cri­sis sanitaria

Por Nubia Pique­ras Gros­so. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 8 de mar­zo de 2021.

Des­de las redes socia­les, noti­cias y frías esta­dís­ti­cas cobra hoy fuer­za el femi­ni­ci­dio, un fenó­meno de vie­ja data en Pana­má acre­cen­ta­do en medio de la pan­de­mia de Covid-19, al igual que el des­em­pleo y la des­igual­dad. Los pro­lon­ga­dos con­fi­na­mien­tos para con­tra­rres­tar el avan­ce de la enfer­me­dad obli­ga­ron a las víc­ti­mas a con­vi­vir con sus agre­so­res sin cer­te­za del cas­ti­go, pues la jus­ti­cia tam­bién estu­vo en pau­sa duran­te varios meses.

Tal vez por eso la secre­ta­ria eje­cu­ti­va del Con­se­jo Con­sul­ti­vo de Géne­ro y del Obser­va­to­rio Pana­me­ño con­tra la Vio­len­cia de Géne­ro de la Defen­so­ría del Pue­blo, Nancy Quin­te­ro, vea con zozo­bra el núme­ro de muer­tes vio­len­tas con­tra las muje­res duran­te los dos pri­me­ros meses del actual año.

‘Esta­mos muy preo­cu­pa­dos por la can­ti­dad de femi­ci­dios a ini­cios del 2021, somos cons­cien­tes que el año 2020 fue un año difí­cil a nivel nacio­nal e inter­na­cio­nal, sin embar­go, con­si­de­ra­mos que pro­duc­to del ais­la­mien­to por la cua­ren­te­na, las víc­ti­mas de agre­sión o vio­len­cia en sus hoga­res no han podi­do pre­sen­tar sus que­jas’, indi­ca Quin­te­ro en un comunicado.

Según cifras ofi­cia­les, has­ta la fecha se repor­tan seis femi­ci­dios, por lo cual agru­pa­cio­nes femi­nis­tas pro­pu­sie­ron crear un plan estra­té­gi­co nacio­nal con­tra este deli­to, que el pasa­do año regis­tró 31, la cifra más alta en el país duran­te los últi­mos seis años.

Pero ese dato es sola­men­te la pun­ta del ice­berg, pues detrás sub­ya­cen cer­ca de 20 mil denun­cias de mal­tra­to en el hogar pre­sen­ta­das cada año en Pana­má, a las cua­les debe­mos pres­tar aten­ción, por­que en ellas ani­da el ori­gen de este fla­ge­lo, según la soció­lo­ga Euse­bia Solis.

A jui­cio de la exper­ta, el incre­men­to de los casos es una con­se­cuen­cia del aban­dono ins­ti­tu­cio­nal y social de las muje­res, quie­nes viven en la incer­ti­dum­bre ante la ame­na­za cre­cien­te de la vio­len­cia domés­ti­ca y machista.

De acuer­do con Tele­me­tro Repor­ta, el 30 por cien­to de los femi­ci­dios ocu­rri­dos en 2020 fue­ron con­tra niñas de cero a nue­ve años y ado­les­cen­tes, mien­tras la comar­ca Ngä­be Buglé y las pro­vin­cias de Colón, Pana­má y Pana­má Oes­te regis­tra­ron el mayor número.

Sin embar­go, la vio­len­cia en el hogar no es la úni­ca que sufren ellas en la nación cen­tro­ame­ri­ca­na, sino tam­bién la sexual, cuyas denun­cias en la mayo­ría de los casos ocu­rren en niñas y ado­les­cen­tes, agre­gó Solis.

La miem­bro del colec­ti­vo Espa­cio de Encuen­tro de Muje­res resal­tó que hay una gran pobla­ción infan­til víc­ti­ma de la vio­la­ción doble­men­te agra­va­da, de la cual se habla muy poco, pero al fina­li­zar el año son unos 300 casos denun­cia­dos en Panamá.

Por ello es nece­sa­rio ense­ñar­les a nues­tros hijos que no es nor­mal que toquen y agre­dan nues­tros cuer­pos o nos insul­ten, por­que al final las muje­res sufri­rán del sín­dro­me de la inde­fen­sión, en la cual ellas son las res­pon­sa­bles del mal­tra­to que sufren, afir­mó la direc­to­ra del Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Salud Men­tal, Jua­na Herrera.

‘Esta­mos en un país muy des­igual, tene­mos una cul­tu­ra machis­ta, sobre todo en el ámbi­to de la polí­ti­ca, y a las muje­res nos exi­gen otros roles’, situa­ción que la pan­de­mia agra­vó, dijo la dipu­tada Wal­ki­ria Chand­ler al refle­xio­nar sobre el tema.

Un recien­te estu­dio del Cen­tro de Inves­ti­ga­cio­nes Cien­tí­fi­cas de las Cien­cias Socia­les de la Uni­ver­si­dad San­ta María La Anti­gua refle­jó que el 71 por cien­to de los 115 femi­ni­ci­dios ocu­rri­dos en Pana­má de enero de 2014 a diciem­bre de 2018 ocu­rrie­ron en el hogar y el res­to en luga­res públi­cos y apartados.

Tam­bién reve­ló que la mayo­ría de las víc­ti­mas ‑blan­cas y afro­des­cen­dien­tes de 18 a 35 años- vivían con su pare­ja, al tiem­po que las armas blan­cas y de fue­go figu­ran entre las más usa­das para come­ter los asesinatos.

Por otra par­te, el vacío legal impues­to por la Covid-19 tras las medi­das de res­tric­cio­nes y cie­rres no solo dejó des­am­pa­ra­da a las víc­ti­mas de la vio­len­cia, sino tam­bién a emba­ra­za­das con con­tra­tos sus­pen­di­dos, tra­ba­ja­do­ras infor­ma­les o desempleadas.

Ante esta reali­dad, no es casual que muchas muje­res pana­me­ñas se sien­tan invi­si­bles en medio de una situa­ción que le reser­va la peor par­te de la cri­sis eco­nó­mi­ca y social que pade­ce el país, a pesar de ser el ros­tro más visi­ble en la aten­ción a los enfer­mos, la fami­lia y de la edu­ca­ción a dis­tan­cia de los hijos.

Fuen­te: Pren­sa Latina

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *