Perú. Juez nie­ga medi­das de pro­tec­ción a víc­ti­ma des­fi­gu­ra­da y gol­pea­da por su iden­ti­dad de género

Jha­rold Pino /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 22 de febre­ro de 2021

Mari­mar fue agre­di­da has­ta ser des­fi­gu­ra­da por un taxis­ta en Are­qui­pa. Pese a ser víc­ti­ma de la vio­len­cia de géne­ro, le nega­ron las medi­das de pro­tec­ción. Are­qui­pa es la ter­ce­ra región con mayor núme­ro de casos de vio­len­cia con­tra las per­so­nas LGBTIQ+, des­pués de Lima y Callao.

Eran más de las diez de la noche en el Cer­ca­do de la región Are­qui­pa, cuan­do un hom­bre gol­peó y des­fi­gu­ró a Mari­mar (33), deján­do­la ensan­gren­ta­da y al bor­de de la incons­cien­cia. Un últi­mo gol­pe con­tra el piso la desmayó.

Aquel jue­ves 14 de enero de 2021 ha que­da­do mar­ca­do en el ros­tro y el recuer­do de Mari­mar. Ese día, ella había lle­ga­do des­de Julia­ca y fue a visi­tar a sus ami­gas. Entre anéc­do­tas se pasa­ron las horas y deci­dió tomar un taxi al hotel don­de se alo­ja­ba en el dis­tri­to de Mira­flo­res de Arequipa.

Eloy Nie­bles Díaz, pre­sun­to agre­sor de Mari­mar.
Foto: Face­book

En el camino notó que el con­duc­tor Eloy Nie­bles Díaz (42) había toma­do otra ruta. Aler­ta, le pre­gun­tó hacia dón­de se diri­gía. El taxis­ta le dijo que la lle­va­ría al dis­tri­to de Soca­ba­ya. Mari­mar se negó y aga­rró el volan­te, pero el cho­fer suje­tó su car­te­ra y se detu­vo a la altu­ra del Esta­dio Mel­gar. Enton­ces ella bajó del taxi y corrió, pero su agre­sor la alcan­zó antes de lle­gar a la media cuadra.

Eloy Nie­bles la jaló del cabe­llo hacía atrás y la des­ma­yó por el gol­pe con­tra el piso. Pese a estar atur­di­da, Mari­mar se recuer­da ensan­gren­ta­da en el sue­lo, mien­tras un joven la defen­día de su agre­sor que lan­za­ba insul­tos trans­fó­bi­cos y bus­ca­ba qui­tar­le su cartera.

Unos veci­nos salie­ron a soco­rrer­la, minu­tos des­pués lle­ga­ron dos poli­cías, pero deja­ron ir al agre­sor. Cuan­do le pidie­ron el DNI a Mari­mar, les indi­có que era una chi­ca trans y desea­ba denun­ciar la agre­sión. Los poli­cías Sal­va­dor Flo­res Con­tre­ras y Rodri­go Chi­ca­ña Vil­ca les dije­ron: “ya se aca­bó nues­tro ser­vi­cio” y se fueron.

Mari­mar fue aten­di­da en el hos­pi­tal Goye­ne­che esa mis­ma noche y le pusie­ron 15 pun­tos en el ros­tro por un cor­te en el lado izquier­do del labio. Sus ami­gas logra­ron iden­ti­fi­car al pre­sun­to agre­sor y dije­ron que lo vie­ron por el lugar don­de la recogió.

Esta­dio Mel­gar en Are­qui­pa, lugar don­de ocu­rrió la agre­sión a Mari­mar. Foto: Goo­gle Maps

Sin acce­so a la justicia

Al día siguien­te, Mari­mar se diri­gió al Cen­tro de Emer­gen­cia Mujer (CEM) de Mira­flo­res, don­de le asig­na­ron a Elmer Cahua­na Cahua­na como abo­ga­do de ofi­cio, lue­go fue a la Comi­sa­ría de Pala­cio Vie­jo para inter­po­ner una denun­cia con­tra el taxis­ta Eloy Niebles.

El 20 de enero, el juez Lui­gi Ota­zu Viz­ca­rra del Sex­to Juz­ga­do de Fami­lia Sub Espe­cia­li­dad en Vio­len­cia Con­tra la Mujer e Inte­gran­tes del Gru­po Fami­liar de Are­qui­pa, resol­vió no otor­gar a Mari­mar las medi­das de pro­tec­ción que soli­ci­tó. Según la inter­pre­ta­ción del juez, “ambas par­tes son de sexo mas­cu­lino” y “no se pue­de con­fi­gu­rar una vio­len­cia de géne­ro en los tér­mi­nos que regu­la la Ley Nª30364”, como se lee en el docu­men­to. Con esa cla­ra dis­cri­mi­na­ción, Mari­mar ape­ló la resolución.

Extrac­to de la reso­lu­ción dic­ta­da por el juez Lui­gi Ota­zu Viz­ca­rra.
Fuen­te: Cor­te Supe­rior de Jus­ti­cia de Arequipa
Jura­men­ta­ción del juez Ota­zu en 2018. Foto: Cor­te Supe­rior de Jus­ti­cia de Arequipa

Con­fi­gu­ran­do la discriminación

Noe­lia Hua­tu­co, abo­ga­da espe­cia­lis­ta en mate­ria de géne­ro y dere­chos LGBTIQ+, expli­ca que esta reso­lu­ción tie­ne una serie de pro­ble­mas. “El juez hace alu­sión a la opción sexual y no hay una opción sexual, nadie eli­ge ser hete­ro u homo­se­xual al nacer, es algo inhe­ren­te”, indica.

Hua­tu­co comen­ta que la Ley 30364 (Ley para pre­ve­nir, san­cio­nar y erra­di­car la vio­len­cia con­tra las muje­res y los inte­gran­tes del gru­po fami­liar) habla de un enfo­que de géne­ro no bio­ló­gi­co, lo que debe repre­sen­tar en la prác­ti­ca brin­dar medi­das de pro­tec­ción tam­bién a muje­res trans, aun­que no lo diga tex­tual­men­te. La espe­cia­lis­ta afir­ma que esta ley, sí debe­ría pro­te­ger a Mari­mar y sus compañeras.

Ade­más, el agre­sor insul­ta a Mari­mar con fra­ses trans­fó­bi­cas, por lo que “el juez care­ce de cono­ci­mien­to y hay este­reo­ti­pos pre­sen­tes”, seña­la Hua­tu­co. Inclu­so, el infor­me psi­co­ló­gi­co que con­si­de­ra el magis­tra­do es de una sola sesión y sería insu­fi­cien­te para negar las medi­das de pro­tec­ción, por lo que en estos casos corres­pon­de una que­ja al Sis­te­ma de Con­trol Interno de la Cor­te Supe­rior de Jus­ti­cia de Are­qui­pa, expli­ca la abogada.

“Lo que hace fal­ta es capa­ci­tar a los jue­ces, tener cam­pa­ñas de sen­si­bi­li­za­ción y rea­li­zar una vigi­lan­cia per­ma­nen­te de los casos, por­que muchas de las muje­res trans no ape­lan las reso­lu­cio­nes que les nie­gan las medi­das de pro­tec­ción”, seña­la Noe­lia Huatuco.

Mari­mar es víc­ti­ma de la vio­len­cia trans­fó­bi­ca y del sis­te­ma de jus­ti­cia peruano. Foto: Archi­vo personal

A esta situa­ción se suma que los casos de vio­len­cia a muje­res trans no tipi­fi­ca­dos como vio­len­cia de géne­ro, pier­den dere­chos como: medi­das de pro­tec­ción, super­vi­sión, acce­so a tera­pias, ayu­da para las víc­ti­mas, ali­men­tos, patria potes­tad e inclu­so las penas se redu­cen has­ta no ser efectivas.

Esto a pesar que el Plan Nacio­nal Con­tra la Vio­len­cia de Géne­ro 2016 – 2021 reco­no­ce a la vio­len­cia por orien­ta­ción sexual o iden­ti­dad de géne­ro como una de las moda­li­da­des de la vio­len­cia de géne­ro, apro­ba­do por Decre­to Supre­mo en julio de 2016.

En la región solo se tie­ne un caso regis­tra­do, don­de se otor­ga­ron medi­das de pro­tec­ción a una per­so­na trans en 2019, según el Movi­mien­to Peruano Trans de Arequipa.

“En el caso de mis com­pa­ñe­ras se han ape­la­do todas las denun­cias y están aho­ri­ta en mate­ria de ape­la­ción, eso quie­re decir que, si su agre­sor las mata es por­que no tie­nen medi­das de pro­tec­ción”, indi­ca Ana Fla­via Chá­vez Pedra­sa, acti­vis­ta y pre­si­den­ta del movimiento.

Según el Por­tal Esta­dís­ti­co del Cen­tro de Emer­gen­cia Mujer, en el 2020 Are­qui­pa aten­dió cin­co casos de vio­len­cia con­tra per­so­nas LGBTIQ+, sien­do la ter­ce­ra a nivel nacio­nal, des­pués de Lima y empa­tan­do con el Callao. No se tie­ne una cifra exac­ta en la región sobre agre­sio­nes a per­so­nas trans, pero en lo que va de 2021 ya exis­ten tres casos con­tra vio­len­cia a per­so­nas trans, según Ana Flavia.

La infor­ma­ción corres­pon­de al perio­do Enero – Diciem­bre 2020. Fuen­te: Regis­tro de casos del Cen­tro de Emer­gen­cia Mujer/​SISEGC/​AURORA/​MIMP

Poli­cías incum­plen normas

Mari­mar tam­bién hizo una denun­cia en Ins­pec­to­ría Gene­ral con­tra los poli­cías Sal­va­dor Flo­res Con­tre­ras y Rodri­go Chi­ca­ña Vil­ca, por negar­se a aten­der su denuncia.

Según el coro­nel PNP, Enri­que Rodrí­guez Vás­quez, jefe de la región poli­cial de Are­qui­pa, los efec­ti­vos poli­cia­les tie­nen ins­truc­cio­nes para dar el mis­mo tra­to a todas las per­so­nas y en todo momento.

Coro­nel Enri­que Rodrí­guez, jefe de la región poli­cial en Are­qui­pa. Foto: Red informativa

“Los poli­cías esta­mos de ser­vi­cio las 24 horas, has­ta de civil yo pue­do inter­ve­nir, en mi fran­co yo pue­do inter­ve­nir por­que la ley me facul­ta, por­que la ley dice que yo estoy las 24 horas de ser­vi­cio. No hay jus­ti­fi­ca­ción, y si ya está en ins­pec­to­ría de hecho que los van a san­cio­nar, y la Poli­cía solo san­cio­na, es san­ción admi­nis­tra­ti­va”, indi­có el coro­nel Rodrí­guez a Wayka.

De igual mane­ra, el Decre­to Legis­la­ti­vo N° 1470, que esta­ble­ce medi­das para garan­ti­zar la aten­ción y pro­tec­ción de las víc­ti­mas de vio­len­cia con­tra las muje­res y los inte­gran­tes del gru­po fami­liar duran­te la emer­gen­cia sani­ta­ria decla­ra­da por la COVID-19, seña­la en el artícu­lo 3: “Res­pe­to irres­tric­to de los dere­chos huma­nos y uso de la fuer­za”, que: “La actua­ción de los (las) ope­ra­do­res (as) con res­pon­sa­bi­li­da­des en el mar­co de la Ley N° 30364 debe regir­se por el res­pe­to irres­tric­to de los dere­chos huma­nos, que­dan­do prohi­bi­do todo acto de dis­cri­mi­na­ción por moti­vo de sexo, iden­ti­dad de géne­ro, orien­ta­ción sexual…”

Vio­len­cia e impunidad

Vivia­na, Cris­tel, Sayu­ri, Fabia­na, Niá­ga­ra son otras víc­ti­mas de trans­fo­bia en Are­qui­pa. En diciem­bre del 2019 se encon­tra­ban en las calles del Cer­ca­do cuan­do fue­ron inter­ve­ni­das por per­so­nal poli­cial, quie­nes igno­ra­ron en todo momen­to su iden­ti­dad de género.

Pese a que les recla­ma­ron por­que las hacía sen­tir mal y dis­cri­mi­na­das, la acti­tud de los poli­cías no cam­bió, cuen­ta Vivia­na (35) del Colec­ti­vo Pre­cur­so­ras Trans de Are­qui­pa. Deta­lló que redu­je­ron a una de sus com­pa­ñe­ras al piso y enma­rro­ca­ron a otra.

“Has­ta nos vio­len­ta­ron físi­ca­men­te, por par­te de la poli­cía y el sere­naz­go… eso es dis­cri­mi­na­ción y a ellos no les intere­sa, no les impor­ta igual siguen dis­cri­mi­nan­do… la Poli­cía es el pri­mer ente públi­co que dis­cri­mi­na a las per­so­nas trans”, dice Vivia­na. Ella tam­bién cuen­ta que hace dos meses, en medio de la pan­de­mia, unos poli­cías la inter­vi­nie­ron en la calle, sin razón algu­na. La lle­va­ron a la comi­sa­ría de Pala­cio Vie­jo por­que su DNI esta­ba cadu­ca­do. Toda la inter­ven­ción la lla­ma­ron por el nom­bre que apa­re­ce en su DNI, y que no la representa.

En ambos casos se pusie­ron denun­cias con­tra los poli­cías en Ins­pec­to­ría Gene­ral. Has­ta la fecha no hay nin­gu­na nove­dad ni sanción.

Al igual que Mari­mar y Vivia­na, otras muje­res trans de Are­qui­pa con­ti­núan sien­do vul­ne­ra­das, pese a que la ley con­si­de­ra vio­len­cia de géne­ro a la vio­len­cia trans­fó­bi­ca. Sin embar­go, toda­vía hace fal­ta una real inclu­sión en el sis­te­ma de jus­ti­cia para que jue­ces y poli­cías no dejen libres a agre­so­res de una pobla­ción que vive expues­ta al machis­mo y la homofobia.

FUENTE: Way​ka​.pe

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