Argen­ti­na. La Bonae­ren­se tie­ne 6 mil poli­cías acti­vos denun­cia­dos por vio­len­cia machista

Por Veró­ni­ca Liso y Lau­reano Barre­ra, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 15 de febre­ro de 2021.

En los últi­mos sie­te años, uno de cada nue­ve poli­cías bonae­ren­ses fue acu­sa­do de vio­len­cia de géne­ro. Cual­quie­ra de ellos podría ser Matías Eze­quiel Mar­tí­nez, el femi­ci­da de Úrsu­la Bahi­llo. El por­cen­ta­je de san­cio­nes expul­si­vas es esca­sa: más de un 80% de los inves­ti­ga­dos por Asun­tos Inter­nos siguen en fun­cio­nes actual­men­te. A tra­vés de un pedi­do de infor­ma­ción públi­ca y el aná­li­sis de los datos ofi­cia­les, inda­ga­mos acer­ca de lo que pasa cuan­do la vio­len­cia machis­ta se com­bi­na con el mono­po­lio de la fuerza. 


Matías Eze­quiel Mar­tí­nez, el poli­cía bonae­ren­se que hace cua­tro días pasó a engro­sar la inter­mi­na­ble nómi­na de femi­ci­das, no esta­ba solo. Otros 5.955 uni­for­ma­dos varo­nes acu­sa­dos de vio­len­cia machis­ta entre 2013 y 2020 lo acom­pa­ñan en una lis­ta exten­sa. La cifra, que es ofi­cial y a la que Pery­cia acce­dió a tra­vés de un pedi­do de acce­so a la infor­ma­ción públi­ca, es muy alta: sig­ni­fi­ca que en los últi­mos sie­te años, uno de cada nue­ve poli­cías hom­bres ha sido denun­cia­do en la Audi­to­ría Gene­ral de Asun­tos Inter­nos (AGAI) por ejer­cer vio­len­cia de géne­ro. A ese núme­ro hay que sumar­le otro impo­si­ble de pre­ci­sar: quie­nes nun­ca serán denun­cia­dos. Por miedo.

Hay un dato adi­cio­nal que vuel­ve aún más inquie­tan­te el pano­ra­ma: la esca­sa capa­ci­dad (¿y volun­tad?) de auto­de­pu­ra­ción que exis­te en la Fuer­za. Cada vez que un agen­te poli­cial es denun­cia­do por agre­dir a una mujer en una depen­den­cia poli­cial o judi­cial, se abre una Inves­ti­ga­ción Suma­rial Admi­nis­tra­ti­va (ISA) en la Audi­to­ría Gene­ral de Asun­tos Inter­nos (AGAI). Pero la gran mayo­ría de ellos cum­ple una sus­pen­sión cor­ta y se rein­te­gra a la Fuer­za: más del 80% de los casi seis mil agre­so­res siguen en fun­cio­nes actual­men­te. Con su arma regla­men­ta­ria en la mesa de luz, ade­más de en la cartuchera.

Ple­ga­rias desatendidas

Los deta­lles del femi­ci­dio con­tra Úrsu­la Bahi­llo, la joven de 18 años, que se cono­cie­ron esta sema­na, no dejan lugar para la duda: sobra­ron pedi­dos de auxi­lio para que se pudie­ra evi­tar que Mar­tí­nez, de 25 años, la ase­si­na­ra en un pre­dio bal­dío de las afue­ras de Rojas con no menos de 15 puña­la­das. Ella lo había denun­cia­do tres veces: el 9 de enero, el 28 de enero y el 5 de febre­ro de este año. Él tenía, ade­más, denun­cias de al menos otras dos mujeres.

Foto: Matías Adhemar.

Los expe­dien­tes abier­tos lue­go de las denun­cias de Úrsu­la y su mamá que­da­ron a car­go del juez Luciano Calle­ga­ri, del Juz­ga­do de Paz local, y del fis­cal Ser­gio Terrón, de la Uni­dad Fun­cio­nal de Ins­truc­ción (UFI) N° 5 de Junín, quien ade­más aho­ra debe­rá inves­ti­gar su femi​ci​dio​.La maña­na de su muer­te, el juez Calle­ga­ri soli­ci­tó una res­tric­ción de acer­ca­mien­to de 200 metros, la vigi­lan­cia perió­di­ca de la poli­cía por la casa de Úrsu­la y un botón anti­pá­ni­co. Horas más tar­de, Mar­tí­nez se la lle­vó en su auto par­ti­cu­lar has­ta el lugar don­de la encon­tra­ron muerta.Antes del hos­ti­ga­mien­to a Úrsu­la, al menos otras dos muje­res habían denun­cia­do a Matías Eze­quiel Mar­tí­nez por vio­len­cia de géne­ro. Belén Miran­da en 2017 y Flo­ren­cia Veloz, su ex pare­ja y tam­bién poli­cía. En abril del año pasa­do, un tiem­po des­pués de sepa­rar­se, Flo­ren­cia supo que Mar­tí­nez había abu­sa­do sexual­men­te de su sobri­na, que es menor de edad.

En diciem­bre de 2020, la niña decla­ró en Cáma­ra Gesell y el fis­cal Sebas­tián Villal­ba, de la loca­li­dad de Mer­ce­des, pidió la deten­ción de Mar­tí­nez. Pero una vez más, el poli­cía siguió en libertad.“Para mi sobri­na no hubo nin­gu­na con­ten­ción de la Jus­ti­cia y él siguió en ser­vi­cio, por­tan­do su arma, has­ta sep­tiem­bre del año pasa­do, cuan­do ya se había hecho la denun­cia por abu­so”, le dijo Flo­ren­cia a Pági­na 12. Ade­más con­tó que se había comu­ni­ca­do con Úrsu­la unos días antes de su muer­te: “pobre­ci­ta, yo le agra­de­cí por­que ella me dijo que iba a apor­tar prue­bas en la cau­sa por el abu­so de mi sobrina”.Queda cla­ro que el poder judi­cial debe corre­gir con urgen­cia al menos dos fac­to­res: la demo­ra en los pro­ce­sos, y la fal­ta de pers­pec­ti­va de géne­ro de sus fun­cio­na­rios y funcionarias.

¿Pero qué par­te le toca a Asun­tos Inter­nos? Por nin­gu­na de las denun­cias en su con­tra Mar­tí­nez fue san­cio­na­do por sus supe­rio­res. Al con­tra­rio: se limi­ta­ron a tras­la­dar­lo a otra comi­sa­ría y fue el pro­pio Mar­tí­nez quien en sep­tiem­bre pasa­do se apar­tó volun­ta­ria­men­te soli­ci­tan­do una car­pe­ta psi­quiá­tri­ca. En la comi­sa­ría de la Mujer de Rojas, a Úrsu­la no le toma­ron la últi­ma denun­cia por­que «era fin de sema­na». Aho­ra, el Minis­te­rio orde­nó inves­ti­gar esa repar­ti­ción. Los datos a los que acce­dió Pery­cia tam­bién tie­nen su corre­la­to: 21 de los poli­cías tra­ba­ja­ban en la Comi­sa­ría de la Mujer y la Fami­lia cuan­do fue­ron suma­ria­dos por vio­len­cia de género.

Los otros seis mil

A tra­vés de un pedi­do de Acce­so a la Infor­ma­ción Públi­ca al Minis­te­rio de Segu­ri­dad de la Pro­vin­cia de Bue­nos Aires, Pery­cia obtu­vo hace una sema­na datos ofi­cia­les sobre los suma­rios por vio­len­cia de géne­ro abier­tos por la Audi­to­ría Gene­ral de Asun­tos Inter­nos (AGAI) entre 2013 y 2020. Los datos son preo­cu­pan­tes. En esos sie­te años, se ini­cia­ron 5955 suma­rios con­tra hom­bres de la Bonae­ren­se: uno de cada quin­ce tenien­do en cuen­ta los 51.917 hom­bres que inte­gran la Fuer­za. En 364 de esos casos, ya tenían medi­das de san­ción previas.

De los 5602 res­tan­tes, según los datos pro­por­cio­na­dos por el Minis­te­rio de Segu­ri­dad, fue­ron san­cio­na­dos y expul­sa­dos sólo 984. Sig­ni­fi­ca que en este momen­to 4618 siguen en fun­cio­nes: más del 80%.

Según Asun­tos Inter­nos y el área de géne­ro del Minis­te­rio de Segu­ri­dad, exis­te un pro­to­co­lo para inves­ti­gar las denun­cias por vio­len­cia de géne­ro den­tro de la Bonae­ren­se. La nor­ma 227712 «para la eva­lua­ción y tra­ta­mien­to del per­so­nal» data del año 2012, y habi­li­ta a que los hom­bres denun­cia­dos sigan con sus tareas habi­tua­les mien­tras se inves­ti­ga. Hoy en día, según con­fían a Pery­cia fuen­tes de esa car­te­ra, una inves­ti­ga­ción exi­to­sa y con pers­pec­ti­va de géne­ro demo­ra alre­de­dor de ocho meses. Aun­que es un lap­so muy lar­go para una mujer en poten­cial peli­gro, la regla es que sea más tiem­po: hay cua­tro ins­truc­to­res para abar­car toda la provincia.

Como pue­de ver­se en el grá­fi­co, duran­te la ges­tión en Segu­ri­dad de Cris­tian Riton­do, las ins­truc­cio­nes suma­ria­les cre­cie­ron sen­si­ble­men­te. Pero las meras denun­cias, más allá de títu­los para los dia­rios, no con­tri­bu­ye­ron a depu­rar la Fuer­za: el por­cen­ta­je de cesan­tea­dos o exo­ne­ra­dos fue pro­por­cio­nal­men­te más bajo que en los años anteriores.

El cie­rre de una ISA tie­ne dos cami­nos posi­bles: san­ción o expul­sión. Como ya se dijo, menos del 20% son expul­sa­dos (se divi­den entre exo­ne­ra­dos, que no pue­den vol­ver, o cesan­tea­dos, que lue­go de dos años pue­den pedir la rein­cor­po­ra­ción). Para el uni­ver­so mayo­ri­ta­rio de los san­cio­na­dos, el cas­ti­go que les espe­ra es ser apar­ta­dos por un tiem­po bre­ve ‑duran­te el que se cobra la mitad del sueldo‑, y asis­tir a un cur­so de capa­ci­ta­ción en géne­ro al que lla­man “pena acce­so­ria”. Las fuen­tes con­sul­ta­das por esta agen­cia con­fia­ron que su enfo­que «esta­ba muy des­fa­sa­do y la cali­dad es baja», y los datos de Asun­tos Inter­nos sólo con­sig­nan que 83 efec­ti­vos reci­bie­ron capa­ci­ta­cio­nes, y son aque­llos que tie­nen suma­rios abier­tos entre el 2013 y el 2017.

Foto: Matías Adhemar.

Leta­li­dad policial

Según el obser­va­to­rio Aho­ra Que Sí Nos Ven, duran­te el 2020 hubo un femi­ci­dio cada 29 horas y el 5% de los agre­so­res inte­gra­ban algu­na fuer­za de segu­ri­dad. Muchas de las víc­ti­mas habían hecho denun­cias ante­rio­res o medi­das judi­cia­les en curso.

La Comi­sión Pro­vin­cial por la Memo­ria afir­ma que el hecho de ser fun­cio­na­rio poli­cial no pue­de elu­dir­se. La base de datos sobre uso letal de la fuer­za poli­cial, que cons­tru­ye la Comi­sión sobre la pro­vin­cia de Bue­nos Aires, mues­tra que entre 2016 y 2019 fue­ron ase­si­na­das 43 muje­res. De ese total 21 casos fue­ron femi­ci­dios; es decir que el 50% de las muer­tes de muje­res por uso letal poli­cial fue­ron por razo­nes de género.

“Ami­ga, me dijo que me va a matar. No aguan­to más”, resue­na la voz de Úrsu­la en uno de los últi­mos audios que man­dó por WhatsApp. Para ella es dema­sia­do tar­de. Tal vez no para las otras seis mil víc­ti­mas en riesgo.

Fuen­te: ANRed – Fotos: Matías Adhemar

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