Eco­lo­gía social. La abe­rran­te pri­va­ti­za­ción del agua

Por Hedel­ber­to López Blanch, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano 2 de Febre­ro de 2021. 

Las cifras son alar­man­tes: de los 7 600 millo­nes de habi­tan­tes en el mun­do, 2 533 no tie­nen acce­so al agua pota­ble, más de 3 000 millo­nes care­cen de un sanea­mien­to segu­ro y cer­ca de 680 millo­nes defe­can al aire libre.

Pero lo más ver­gon­zo­so en este mun­do de capi­ta­lis­mo y neo­li­be­ra­lis­mo sal­va­je es que en tiem­pos de pan­de­mia de covid 19, que se ha expan­di­do por todos los con­ti­nen­tes, suce­de que aho­ra en la Bol­sa de Valo­res de Wall Street el Gru­po CME ha lan­za­do con­tra­tos para el comer­cio de futu­ros de agua en el orbe, con el pre­tex­to de “ayu­dar a los usua­rios a obte­ner el ser­vi­cio del pre­cia­do líquido.

La ope­ra­ción comer­cial la reali­zó ese gru­po el pasa­do 7 de diciem­bre lo que per­mi­ti­rá, según afir­mó, que com­pra­do­res y ven­de­do­res inter­cam­bien un pre­cio fijo por la entre­ga de una can­ti­dad de agua en fecha futura.

El rela­tor espe­cial de Nacio­nes Uni­das sobre Dere­cho al Agua Pota­ble y al Sanea­mien­to, Pedro Arro­jo Agu­do denun­ció inme­dia­ta­men­te que «no se pue­de poner un valor al agua como se hace con otros pro­duc­tos bási­cos comer­cia­li­za­dos. Ese líqui­do es de todos y es un bien públi­co. Está estre­cha­men­te liga­do a todas nues­tras vidas y medios de sub­sis­ten­cia y es un com­po­nen­te esen­cial para la salud pública».

El exper­to aler­tó que mien­tras los agri­cul­to­res, las fábri­cas y las empre­sas de ser­vi­cios públi­cos bus­can fijar pre­cios, un mer­ca­do de futu­ros de este tipo tam­bién podría atraer a espe­cu­la­do­res como fon­dos de cober­tu­ra y de ban­cos a apos­tar por estos pre­cios, repi­tien­do la bur­bu­ja espe­cu­la­ti­va del mer­ca­do de ali­men­tos en 2008.

Como mani­fes­tó Arro­jo Agu­do es muy preo­cu­pan­te que el agua se tra­te como el oro, el petró­leo y otros pro­duc­tos bási­cos que se nego­cian en el mer­ca­do de futu­ros de Wall Street y aten­ta con­tra el dere­cho de todos los ciu­da­da­nos del orbe.

La ONU, prin­ci­pal orga­nis­mo inter­na­cio­nal (aun­que algu­nos de los paí­ses pode­ro­sos se des­en­tien­den de sus deci­sio­nes) coor­di­nó en julio de 2010 el acce­so de todas las per­so­nas al agua. El acuer­do que se reafir­mó final­men­te duran­te la Agen­da 2030 y cuyo obje­ti­vo es aca­bar con las des­igual­da­des en ese sec­tor no ha sido cum­pli­do en muchos casos.

En las déca­das de 1970 y 1980 nadie se cues­tio­na­ba si el agua era una mer­can­cía o un dere­cho humano por­que se com­pren­día que debía per­te­ne­cer por igual a todos los ciu­da­da­nos del pla­ne­ta, pero esa con­cep­ción cam­bió a par­tir de los años 90 del pasa­do siglo cuan­do se impul­só el sis­te­ma capi­ta­lis­ta neoliberal.

En esa inhu­ma­na acción han teni­do par­te fun­da­men­tal varios orga­nis­mos inter­na­cio­na­les como el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI), el Ban­co Mun­dial (BM), el Ban­co Inter­ame­ri­cano de Desa­rro­llo (BID) y la Orga­ni­za­ción Mun­dial del Comer­cio (OMC), los que han favo­re­ci­do a ricos empre­sa­rios nacio­na­les y a com­pa­ñías transnacionales.

Solo duran­te el año 2000, expli­ca el inves­ti­ga­dor Gus­ta­vo Cas­tro Soto, el FMI obli­gó a 12 paí­ses a pri­va­ti­zar el agua y otros ser­vi­cios públi­cos: Ango­la, Benín, Gui­nea Bis­sau, Hon­du­ras, Nica­ra­gua, Nige­ria, Pana­má, Ruan­da, San­to Tome y Prín­ci­pe, Sene­gal, Tan­za­nia y Yemen.

La estra­te­gia ha sido pre­sio­nar a los gobier­nos con emprés­ti­tos con la con­se­cuen­te acu­mu­la­ción de deu­das que des­pués son impa­ga­bles, o median­te coac­cio­nes a diver­sos gobier­nos para que abran esos recur­sos al sec­tor pri­va­do.
La situa­ción real es que ya las cuen­cas de agua están bajo ame­na­za extre­ma por el aumen­to de las pobla­cio­nes, las deman­das cada vez mayo­res para la agri­cul­tu­ra, la indus­tria mine­ra y el cam­bio climático.

Entre el 60 % y 90 % de la pobla­ción mun­dial vive en paí­ses con esca­sez de agua dul­ce, mien­tras la actual pan­de­mia de coro­na­vi­rus ha pues­to de mani­fies­to como que­dan las per­so­nas más nece­si­ta­das del pri­mor­dial líqui­do que las lle­va a tran­si­tar por un camino más sombrío. 

A esa esca­sez se une la con­ta­mi­na­ción, pues muchas enfer­me­da­des se pro­pa­gan por aguas infec­ta­das, sanea­mien­tos defi­cien­tes o fal­ta de higie­ne que cau­san cada año la muer­te a más de 1,5 millo­nes de niños, o sea, cada 15 segun­dos mue­re un menor por esos moti­vos que podrían ser resuel­tos con polí­ti­cas eco­nó­mi­co socia­les por par­te de gobier­nos e ins­ti­tu­cio­nes internacionales.

A las ya ago­ta­das fuen­tes de abas­to de agua y en muchos ríos y lagu­nas son ver­ti­dos dia­ria­men­te 2 000 000 de tone­la­das de resi­dua­les y otros contaminantes.

Según estu­dios de orga­ni­za­cio­nes inter­na­cio­na­les, ese desas­tre se agra­va en los paí­ses en desa­rro­llo don­de se arro­jan, casi siem­pre por com­pa­ñías trans­na­cio­na­les, más del 90 % de los dese­chos sin pro­ce­sar y el 70 % de los resi­duos industriales.

Las pri­va­ti­za­cio­nes del agua con­du­cen a efec­tos desas­tro­sos entre los pobla­do­res pues los pagos por esos ser­vi­cios se vuel­ven incos­tea­bles. El nego­cio con­sis­te en con­tro­lar esos dere­chos en zonas abun­dan­tes y ven­dér­se­los a los ciu­da­da­nos median­te con­ce­sio­nes y contratos.

Entre las gran­des com­pa­ñías se encuen­tran las fran­ce­sas Suez y Veo­lia, la esta­dou­ni­den­se Bech­tel, la ale­ma­na RWE-Tha­mes, la espa­ño­la Aguas de Bar­ce­lo­na y otras.

Lo cier­to es que con la nue­va acción del CME Group en la Bol­sa de Valo­res de Wall Street, los con­sor­cios del agua ejer­ce­rán más influen­cia sobre el con­trol y cos­to del pre­cia­do líqui­do, que solo podrá ser enfren­ta­do y dete­ni­do por la unión de los gobier­nos nacio­na­lis­tas que defien­dan a sus ciu­da­da­nos en los orga­nis­mos inter­na­cio­na­les ante la rapi­ña del capi­ta­lis­mo neoliberal.

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