Eco­lo­gía social.»No hay capi­ta­lis­mo sin extractivismo»

Por Darío Aran­da. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 14 de Enero de 2021.

Hora­cio Macha­do Aráoz es autor del libro “Poto­sí, el ori­gen. Genea­lo­gía de la mine­ría con­tem­po­rá­nea» (edi­to­rial Mar­dul­ce), don­de tra­za el víncu­lo del extrac­ti­vis­mo des­de la lla­ma­da “Con­quis­ta de Amé­ri­ca” has­ta la actua­li­dad, con ejem­plos con­cre­tos como Mine­ra Alum­bre­ra (en Cata­mar­ca). “Ser pro­vee­do­res de mate­rias pri­mas obe­de­ce a un patrón de divi­sión inter­na­cio­nal del tra­ba­jo here­da­do de la épo­ca colo­nial. El extrac­ti­vis­mo es un ras­go estruc­tu­ral del capi­ta­lis­mo como sis­te­ma de acu­mu­la­ción mun­dial. Para que se pro­duz­ca esa acu­mu­la­ción es nece­sa­rio que haya zonas de sacri­fi­cio, colo­nia­les, que pro­vean los sub­si­dios eco­ló­gi­cos de ese con­su­mo des­igual del mun­do”, expli­ca. Inves­ti­ga­dor del Coni­cet, docen­te de la Uni­ver­si­dad de Cata­mar­ca, par­te de las asam­bleas cata­mar­que­ñas con­tra la mega­mi­ne­ría y de la orga­ni­za­ción Sumaj Kaw­say (“buen vivir”).

-Par­tien­do del libro “Poto­sí, el ori­gen”, ¿qué simi­li­tu­des hay entre ese mode­lo ini­cia­do en 1492 y el actual?

-Lo que apa­re­ce intac­to deba­jo de la diver­si­dad de for­mas del extrac­ti­vis­mo es la figu­ra del con­quis­ta­dor como pro­to­ti­po de los huma­nos y como for­ma de rela­cio­nar y con­ce­bir la rela­ción con el mun­do. El con­quis­ta­dor, des­de los Piza­rro, los Cor­tés, los Pedro de Val­di­via, son varo­nes arma­dos, vio­len­tos, en bús­que­da de enri­que­ci­mien­tos rápi­do, que miran el mun­do como puro obje­to de pose­sión y con­quis­ta, con­ci­be la vida como una carre­ra infi­ni­ta de rique­za y poder. En tér­mi­nos sub­je­ti­vos la mira­da de Colón ses­ga­da por el bri­llo del oro es la mira­da del suje­to moderno con­tem­po­rá­neo, de la racio­na­li­dad que pien­sa en la con­quis­ta de rique­zas y valo­res abs­trac­tos como el sen­ti­do últi­mo de la exis­ten­cia, esa es la matriz del extractivismo.

-¿Y las diferencias?

-Hay dife­ren­cias, gran­des y múl­ti­ples, sobre todo en los modos de pro­duc­ción, el régi­men de domi­na­ción y des­truc­ción de hoy es infi­ni­ta­men­te mayor hoy. El poder tam­bién se ha hecho más com­ple­jo, tie­ne una enor­me capa­ci­dad de seduc­ción, per­sua­sión, el modo de vida impe­rial se impo­ne como matriz evo­lu­ti­va. La capa­ci­dad de des­truc­ción aso­cia­da a la capa­ci­dad de seduc­ción es lo que Aní­bal Qui­jano lla­ma “la lógi­ca de la colo­nia­li­dad”. El modo de vida impe­rial, del con­quis­ta­dor, apa­re­ce tam­bién como desea­do por los con­quis­ta­dos y colo­ni­za­dos. Este mode­lo nos lle­vó a un umbral de des­hu­ma­ni­za­ción, a la natu­ra­li­za­ción de la vio­len­cia, vivir rela­cio­nán­do­nos con la Madre Tie­rra des­de la lógi­ca del saqueo, con los efec­tos sani­ta­rios y socio­am­bien­ta­les que ya conocemos.

-Pero tam­bién hay resistencias.

-Estos cin­co siglos de domi­na­ción extrac­ti­vis­ta colo­nial no han pasa­do en vano. No ha sido una domi­na­ción pasi­va. Hay toda una his­to­ria de luchas, un apren­der de luchas pasa­das. Semi­llas de huma­ni­dad que nos que­dan. Si que­re­mos sos­te­ner y luchar por la super­vi­ven­cia de la huma­ni­dad tene­mos que acu­dir al ban­co de semi­llas de la his­to­ria, que son las las resis­ten­cias, la lucha de los pue­blos ori­gi­na­rios, de las muje­res, la lucha de los tra­ba­ja­do­res, de todos los opri­mi­dos del mun­do. Hay ahí un ban­co de sabe­res, de cono­ci­mien­to, que tene­mos hoy dis­po­ni­ble. Todas estas luchas, dis­tin­tas expre­sio­nes con­tra la domi­na­ción patriar­cal-colo­nial-capi­ta­lis­ta, son todas nece­sa­rias pero nin­gu­na es por sí mis­ma. Esta­mos ante un gran desa­fío de una sin­fo­nía de luchas popu­la­res, es la con­cien­cia que tene­mos de la inte­gra­ción de las luchas, del eco­lo­gis­mo popular.

-¿Extrac­ti­vis­mo y capi­ta­lis­mo son sinónimos?

-No hay capi­ta­lis­mo sin extrac­ti­vis­mo. Y el capi­ta­lis­mo impli­ca la reafir­ma­ción de una estruc­tu­ra colo­nial de la eco­no­mía mun­dial. Por eso es inen­ten­di­ble que en el Siglo XXI gobier­nos que dicen que que­rían un cam­bio pro­gre­sis­ta insis­tie­ron sobre la base de un mode­lo ya falli­do, muy cono­ci­do y deba­ti­do en Amé­ri­ca Lati­na, con con­se­cuen­cias eco­nó­mi­cas, polí­ti­cas, socia­les y que con­so­li­da la depen­den­cia. Un apren­di­za­je debie­ra ser que como paí­ses here­de­ros de un régi­men colo­nial no pode­mos aspi­rar a un mode­lo de desa­rro­llo igual o equi­va­len­te al de los paí­ses indus­tria­li­za­dos. Debié­ra­mos aspi­rar a otro mode­lo, basa­do en otra matriz de pro­duc­ción y de consumo.

-Una mira­da recu­rren­te es seña­lar que el extrac­ti­vis­mo es una “con­tra­dic­ción secun­da­ria” o una eta­pa pre­via para lograr el pos­te­rior “desa­rro­llo”.

-Es una posi­ción total­men­te equi­vo­ca­da, que repro­du­ce vie­jos erro­res de la izquier­da orto­do­xa del siglo pasa­do, dela­ta una cegue­ra epis­té­mi­ca que estos sec­to­res de izquier­da tie­nen res­pec­to a la natu­ra­le­za. Siguen sin enten­der que el capi­ta­lis­mo no es solo la depre­da­ción de la fuer­za de tra­ba­jo, sino que pro­du­ce la depre­da­ción de las fuen­tes de vida, la natu­ra­le­za, de las cua­les el tra­ba­jo es un aspec­to más. La vie­ja izquier­da es una izquier­da pro­duc­ti­vis­ta, pien­sa en los tér­mi­nos del capi­ta­lis­mo res­pec­to al desa­rro­llo tec­no­ló­gi­co, tie­ne fe cie­ga en la expan­sión de las fuer­zas pro­duc­ti­vas, creen en un hori­zon­te de cre­ci­mien­to infi­ni­ti­vo. Esto, que podría ser per­do­na­ble para Marx o Engels, en el Siglo XIX, es incom­pren­si­ble en los tiem­pos actuales.

-¿Que plan­teo alter­na­ti­vo existe?

-La teo­ría social crí­ti­ca lati­no­ame­ri­ca­na nació con cues­tio­na­mien­tos por las con­se­cuen­cias de este mode­lo pri­ma­rio expor­ta­dor. Exis­tie­ron teó­ri­cos y gobier­nos que pro­pu­sie­ron un mode­lo dis­tin­to para la región entre las déca­das del 40, 50 y 60 del siglo pasa­do, muchos de ellos ins­pi­ra­dos en la lla­ma­da “escue­la de la Cepal” (Comi­sión Eco­nó­mi­ca para Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be), don­de el eco­no­mis­ta Raúl Pre­bisch fue uno de los refe­ren­tes. Des­de hace más de medio siglo se sabe que el extrac­ti­vis­mo no es una alter­na­ti­va váli­da para el desa­rro­llo. Esa matriz extrac­ti­va tie­ne con­se­cuen­cias en mate­ria de cla­se social, gene­ra una dis­tri­bu­ción del ingre­so que tien­de a la pola­ri­za­ción social, con­so­li­da a las éli­tes y con­lle­va esca­sa redis­tri­bu­ción. No tene­mos posi­bi­li­dad de desa­rro­llar­nos en esos tér­mino, y se hace invia­ble toda posi­bi­li­dad de pen­sar e imple­men­tar otros cami­nos, que sean emancipatorios.

-¿Cómo se sale del extractivismo?

-No hay, creo, sali­das capi­ta­lis­tas del extrac­ti­vis­mo. Eso nos fuer­za a pen­sar radi­cal­men­te las alter­na­ti­vas. Como el extrac­ti­vis­mo es una dimen­sión intrín­si­ca del capi­ta­lis­mo, salir­se de él es ima­gi­nar otros hori­zon­tes civi­li­za­to­rios. Hay muchas comu­ni­da­des que viven en terri­to­rios que están fue­ra de los patro­nes del capi­ta­lis­mo, viven sobre una base de uso comu­nal de los cono­ci­mien­tos, sabe­res, tie­rras, semi­llas. En nues­tra Amé­ri­ca tene­mos muchas comu­ni­da­des que viven fue­ra de ese patrón extrac­ti­vo. Hay que comen­zar a ima­gi­nar esas salidas.

-¿Cómo serían esas opciones?

-Hay nume­ro­sas pro­pues­tas, tan­to de inves­ti­ga­do­res como de orga­ni­za­cio­nes socia­les, que están pro­po­nien­do polí­ti­cas para modi­fi­car la matriz pro­duc­ti­va, alter­na­ti­vas cons­trui­das des­de aba­jo que cons­tru­yen otras terri­to­ria­li­da­des y son fun­da­men­ta­les para salir del extrac­ti­vis­mo. Ima­gi­ne­mos socie­da­des basa­das en sobe­ra­nía ali­men­ta­ria, sobe­ra­nía ener­gé­ti­ca e hídri­ca como pila­res fun­da­men­ta­les para pen­sar la inde­pen­den­cia eco­nó­mi­ca, polí­ti­ca y cul­tu­ra­les. Des­de hace años que las orga­ni­za­cio­nes lo vie­nen pen­san­do y ponien­do en prác­ti­ca, como la Conaie (Con­fe­de­ra­ción de Nacio­nes Indí­ge­nas del Ecua­dor), la Red de Comu­ni­da­des Afec­ta­das por la Mine­ría de Méxi­co, el Movi­mien­to Mun­dial con­tra al Repre­sas de Meso­amé­ri­ca y la mis­ma UAC (Unión de Asam­bleas Ciu­da­da­nas). El futu­ro de la espe­cie huma­na está en poder reapen­der, vol­ver a sen­tir­nos conec­ta­dos con la vida, el aire, la tie­rra, el agua. Y des­co­nec­tar­nos del apa­ra­ta­je tec­no­ló­gi­co y finan­cie­ro que nos ha extir­pa­do del mun­do, nos ha sumer­gi­do en un mun­do de pan­ta­llas y de cone­xio­nes abs­trac­tas. Hay que salir de ahí para tener alter­na­ti­vas, para tener otro futuro.

Fuen­te: Pági­na 12.

Itu­rria /​Fuen­te

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