Cuba. Ven­ce­dor de imposibles

Por Abel Prie­to, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 2 de enero de 2020.

Exper­to en pre­ver peli­gros y tram­pas, y en des­mon­tar todos los enga­ños, Fidel nos demos­tró (como dijo tam­bién Raúl) que se pue­de supe­rar «cual­quier obs­tácu­lo, ame­na­za o tur­bu­len­cia, en nues­tro fir­me empe­ño de cons­truir el socia­lis­mo en Cuba, o lo que es lo mis­mo, ¡garan­ti­zar la inde­pen­den­cia y la sobe­ra­nía de la patria!».


Duran­te este año tan ten­so, tan difí­cil, en que tuvi­mos que enfren­tar la COVID-19 y una ofen­si­va impe­rial sin pre­ce­den­tes, Fidel nos ha esta­do acompañando.

Resul­ta admi­ra­ble la res­pues­ta de Cuba a la pan­de­mia, aquí y en otros paí­ses del mun­do. Como ha reite­ra­do Díaz-Canel, en esa vic­to­ria tuvo un peso deter­mi­nan­te el pen­sa­mien­to estra­té­gi­co de Fidel en el cam­po de la Medi­ci­na y de la cien­cia, su extre­ma sen­si­bi­li­dad hacia los más vul­ne­ra­bles y su ínti­ma con­vic­ción de que nada vale más que la vida de un ser humano.

A Fidel le debe­mos la for­ma­ción a gran esca­la de médi­cos y enfer­me­ros con una pre­pa­ra­ción pro­fe­sio­nal y una éti­ca dife­ren­tes, la tem­pra­na crea­ción de un sis­te­ma de Salud que lle­gó a todos los rin­co­nes de la Isla y a cada uno de sus habi­tan­tes, la cola­bo­ra­ción inter­na­cio­na­lis­ta ini­cia­da en 1960 y que tie­ne su máxi­ma expre­sión en la ELAM y en el Con­tin­gen­te Henry Reeve, y la fun­da­ción y desa­rro­llo de cen­tros cien­tí­fi­cos de van­guar­dia en un peque­ño país del Cari­be. Ha sido esen­cial, ade­más, la par­ti­ci­pa­ción, des­de los barrios y comu­ni­da­des, del pue­blo orga­ni­za­do y cons­cien­te, pro­ta­gó­ni­co en todas las bata­llas libra­das por la Revo­lu­ción bajo su guía.

Nues­tros enemi­gos qui­sie­ron asfi­xiar­nos con el refor­za­mien­to des­pia­da­do del blo­queo y de la gue­rra eco­nó­mi­ca, y han logra­do hacer muy difí­cil la vida coti­dia­na de la pobla­ción. Pero no han podi­do que­brar la con­fian­za de los cuba­nos en aque­llos que nos diri­gen, tra­ba­jan­do día y noche para que Cuba sal­ga ade­lan­te, sin que nadie que­de desamparado.

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Raúl nos recor­dó, en las hon­ras fúne­bres de Fidel, que «su auto­ri­dad y su rela­ción entra­ña­ble con el pue­blo fue­ron deter­mi­nan­tes para la heroi­ca resis­ten­cia del país en los dra­má­ti­cos años del perio­do especial».

En este 2020, jun­to a Raúl y otras figu­ras de la gene­ra­ción his­tó­ri­ca, han esta­do Díaz-Canel y muchos cua­dros de gene­ra­cio­nes más jóve­nes, muy pró­xi­mos al pue­blo, que man­tie­nen esa «rela­ción entra­ña­ble». Nues­tro Par­ti­do y nues­tro Gobierno han gana­do más auto­ri­dad y pres­ti­gio ante la com­ple­ji­dad de los desa­fíos, jus­ta­men­te cuan­do los enemi­gos se han empe­ña­do en con­se­guir lo contrario.

Este año se pro­du­jo, no por azar, una esca­la­da de accio­nes terro­ris­tas y sub­ver­si­vas, con el res­pal­do de los medios hege­mó­ni­cos, los lla­ma­dos «medios inde­pen­dien­tes» y las redes sociales.

Algu­nos de estos pro­yec­tos inten­ta­ron adqui­rir un ropa­je «artís­ti­co» para real­zar a cier­tos mer­ce­na­rios. Fue un error. Los tan­ques pen­san­tes de la con­tra­rre­vo­lu­ción olvi­da­ron que el pro­pio Fidel dise­ñó una polí­ti­ca cul­tu­ral inclu­si­va, anti­dog­má­ti­ca, uni­ta­ria, basa­da en la comu­ni­ca­ción per­ma­nen­te con los crea­do­res, que fue capaz de rec­ti­fi­car erro­res e incom­pren­sio­nes y sen­tar las bases de un víncu­lo rai­gal entre los autén­ti­cos inte­lec­tua­les y artis­tas y la Revolución.

Fra­ca­só igual­men­te la cam­pa­ña enfi­la­da con­tra el Con­tin­gen­te Henry Ree­ve. Nin­gu­na men­ti­ra, nin­gún insul­to, ha podi­do man­char el altí­si­mo ejem­plo moral ofre­ci­do por nues­tros médicos.

Fidel fue el prin­ci­pal for­ja­dor de la nue­va con­cien­cia que ger­mi­na­ría a ­par­tir del triun­fo del 59 en el pue­blo cubano, antim­pe­ria­lis­ta, patrió­ti­ca y –a la vez– gene­ro­sa­men­te inter­na­cio­na­lis­ta y soli­da­ria. Con­tri­bu­yó con su pala­bra y su ejem­plo a ges­tar la uni­dad de la nación y su espí­ri­tu de resistencia.

Exper­to en pre­ver peli­gros y tram­pas, y en des­mon­tar todos los enga­ños, Fidel nos demos­tró (como dijo tam­bién Raúl) que se pue­de supe­rar «cual­quier obs­tácu­lo, ame­na­za o tur­bu­len­cia, en nues­tro fir­me empe­ño de cons­truir el socia­lis­mo en Cuba, o lo que es lo mis­mo, ¡garan­ti­zar la inde­pen­den­cia y la sobe­ra­nía de la patria!».

Cin­tio Vitier veía, en la lucha de los cuba­nos por su defi­ni­ti­va eman­ci­pa­ción, tan­tas veces malo­gra­da, un due­lo per­ma­nen­te con­tra «el Impo­si­ble». Y vio «con el día glo­rio­so, con el 1ro. de enero, en que un rayo de jus­ti­cia cayó sobre todos», la derro­ta de aquel omi­no­so fata­lis­mo que pare­cía con­de­nar­nos a la ignominia.

1959 fue, según Cin­tio, «el año más her­mo­so, el deci­si­vo de nues­tra vida». «Comen­za­ban otros com­ba­tes; pero des­de enton­ces el deve­nir tie­ne raíz, cohe­ren­cia, iden­ti­dad. (…) Y todo lo que pare­cía impo­si­ble, fue posible».

Fuen­te: Granma

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