Pen­sa­mien­to crí­ti­co. Annus horri­bi­lis, ¿el que pasó o el que se nos viene?

Por Aram Aha­ro­nian. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 30 de diciem­bre de 2020.

El 2020 ter­mi­na con una cri­sis huma­na y eco­nó­mi­ca glo­bal sin pre­ce­den­tes. La pan­de­mia ha con­ta­mi­na­do a 80 millo­nes de per­so­nas y mata­do a 1,8 millo­nes en el mundo.

Con los con­fi­na­mien­tos, la eco­no­mía mun­dial ha sufri­do la peor rece­sión en 75 años, cau­san­do la pér­di­da de ingre­sos para millo­nes de per­so­nas. Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be ter­mi­na el año con más de 15 millo­nes de infec­ta­dos y casi medio millón de muer­tos, 30 nue­vos millo­nes de des­em­plea­dos y con millo­nes de pobres y hambrientos..

Pocos han enten­di­do que la pan­de­mia del covid-19 no tie­ne nada de even­to ais­la­do y excep­cio­nal, sino que es un sim­ple momen­to de un pro­ce­so mucho más amplio: el colap­so eco­so­cial. El gran shock que gene­ró el con­fi­na­mien­to total fue que­dan­do cada día más lejos. Hace ya meses que vivi­mos una “nue­va nor­ma­li­dad” que ni es nue­va, ya que sigue ponien­do el capi­tal y el cre­ci­mien­to por delan­te de la vida.

Hubo opti­mis­tas –como siem­pre- que pen­sa­ron que se podía apro­ve­char el para­te para poner en mar­cha un cam­bio radi­cal de rum­bo, pero pare­cie­ra que nues­tras socie­da­des han sido diri­gi­das para afe­rrar­se al mie­do y al con­ti­nuis­mo y, para que sigan luchan­do para que todo siga igual y se nor­ma­li­ce cuan­to antes, se regu­la­ri­ce, se estabilice.

El vete­rano filó­so­fo, dra­ma­tur­go y nove­lis­ta fran­cés Alain Bai­dou seña­la que entre las homi­lías catas­tro­fis­tas que ema­nan de los sec­to­res más invo­lun­ta­ria­men­te reli­gio­sos del eco­lo­gis­mo (esta­mos al bor­de del Jui­cio Final) y las fan­tas­ma­go­rías de una izquier­da des­orien­ta­da (somos los con­tem­po­rá­neos de «luchas» ejem­pla­res, de «movi­mien­tos de masas» impa­ra­bles y del «colap­so» de un capi­ta­lis­mo libe­ral aso­la­do por la cri­sis), cual­quier orien­ta­ción racio­nal se des­va­ne­ce y una espe­cie de caos men­tal, ya sea volun­ta­ris­ta o derro­tis­ta, pre­va­le­ce por todas par­tes. Paren el mun­do, me quie­ro bajar.

Y entre los que pagan los pla­tos rotos de tal deba­cle, esta­mos los 632 millo­nes de lati­no­ame­ri­ca­nos y cari­be­ños (427 millo­nes en Amé­ri­ca del Sur, 77 en Amé­ri­ca Cen­tral y el Cari­be y 128 millo­nes en Méxi­co). Qui­zá nues­tra vida pre­pan­dé­mi­ca haya pasa­do a ser his­to­ria anti­gua, recuer­dos de un mun­do que fue, por­que lo más pro­ba­ble es que no vol­va­mos a la nor­ma­li­dad que conocíamos. 

Aho­ra casi todo es vir­tual, inclui­do el tra­ba­jo, lo que pone en fun­cio­na­mien­to la gue­rra tec­no­ló­gi­ca y la imple­men­ta­ción del 5G mien­tras se avan­za en el 6G para 2025, y las gran­des empre­sas tec­no­ló­gi­cas como Goo­gle, Apple, Face­book y Ama­zon (ade­más de las chi­nas como Hua­wei, Ali­ba­bá) pasan a tener mucho más pre­sen­cia y poder que los pro­pios estados.

Será, con cer­te­za, el peor ejer­ci­cio des­de que hay regis­tros (más de un siglo, según la Cepal). Y la pobre­za, y los prin­ci­pa­les indi­ca­do­res de bien­es­tar social regre­sa­rán a nive­les de una déca­da atrás. La región ten­drá que espe­rar al menos has­ta 2023 para recu­pe­rar el nivel de PIB ante­rior a 2020. Pero el pro­ble­ma mayor sigue sien­do la enor­me des­igual­dad, la enor­me bre­cha entre los cada vez más pode­ro­sos y los pueblos.

Una cuar­ta par­te de la pobla­ción de Amé­ri­ca Lati­na, unos 142 millo­nes de per­so­nas, corre ries­go de con­traer Covid-19 por la fal­ta de acce­so al agua pota­ble, por el uso de com­bus­ti­bles noci­vos den­tro de sus hoga­res y la des­nu­tri­ción, en una región don­de –según Oxfam– la for­tu­na de las 73 per­so­nas suma más de mil millo­nes de dóla­res, y ha aumen­ta­do en más de 50 mil millo­nes de dóla­res des­de el comien­zo de la pandemia.

En este mun­do se ago­ta el mode­lo neo­li­be­ral como para­dig­ma aun­que esa cepa pare­ce más resis­ten­te en nues­tra región, pero más gra­ve es que va des­apa­re­cien­do el con­cep­to de demo­cra­cia, con el auge de la ultra­de­re­cha ante la fal­ta de pro­pues­tas des­de la izquier­da para salir de la cri­sis. Hoy la demo­cra­cia se pelea en las calles, hom­bro con hombro.

Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be ter­mi­na 2020 con una caí­da del PIB del 7,7% y una tasa de paro del 10,7% en la peor cri­sis en 120 años. La dis­tri­bu­ción de las vacu­nas es otro fac­tor que será deter­mi­nan­te. “La pan­de­mia no está con­tro­la­da aún”, dice Ali­cia Bár­ce­na, direc­to­ra de la Cepal. El Cari­be sería la subre­gión más afec­ta­da, con una con­trac­ción de 7,9%, segui­da de Amé­ri­ca del Sur con ‑7,3% y Cen­troa­mé­ri­ca con 6,5%. Méxi­co, por su par­te, retro­ce­de­ría 9%. 

Al tér­mino del año lo úni­co cier­to es que nos inva­de la incer­ti­dum­bre y sub­sis­te el mie­do y la pola­ri­za­ción y la ten­sión polí­ti­ca, azu­za­da des­de el nor­te. El cho­que ideo­ló­gi­co no es nue­vo, pero se agra­va con la ame­na­za de cri­sis eco­nó­mi­ca y la quie­bra de los mode­los polí­ti­cos tra­di­cio­na­les. La nue­va con­fi­gu­ra­ción polí­ti­ca ven­drá acom­pa­ña­da por el posi­cio­na­mien­to de la polí­ti­ca exte­rior esta­dou­ni­den­se bajo la pre­si­den­cia de Joe Biden.

Decía el eco­no­mis­ta espa­ñol José Luis Sam­pe­dro que el hecho de que la gen­te acep­te los recor­tes y los vea casi nece­sa­rios se debe a una de las fuer­zas más impor­tan­tes que moti­van al hom­bre; el mie­do. “Gober­nar a base de mie­do es efi­ca­cí­si­mo. Si usted ame­na­za a la gen­te con que los va a dego­llar, y lue­go no los degüe­lla, pero los explo­ta, los engan­cha a un carro… Ellos pen­sa­rán; bueno, al menos no nos ha degollado”. 

Sam­pe­dro insis­tía en que “hay dos tipos de eco­no­mis­tas: los que tra­ba­jan para hacer más ricos a los ricos y los que tra­ba­ja­mos para hacer menos pobres a los pobres”. Lamen­ta­ble­men­te, éstos últi­mos han bri­lla­do por su ausen­cia en estos tiem­pos de covid.

La pan­de­mia de coro­na­vi­rus incre­men­tó la incer­ti­dum­bre en un 2020 que ya se anti­ci­pa­ba con­vul­so en Amé­ri­ca Lati­na pero que en el últi­mo tri­mes­tre del año reac­ti­vó la agen­da polí­ti­ca. El triun­fo a favor de una nue­va Cons­ti­tu­ción en Chi­le y el fin del gobierno de fac­to en Boli­via tras la vic­to­ria de Luis Arce en las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les de octu­bre son. Qui­zás, los casos que han teni­do más repercusión.

Pero si bien han ocu­pa­do menos espa­cio en los medios hege­mó­ni­cos, la cri­sis eco­nó­mi­ca y social se ha agra­va­do en Argen­ti­na, el ultra­de­re­chis­ta Jair Bol­so­na­ro per­dió amplia­men­te las elec­cio­nes par­la­men­ta­rias en Bra­sil, la vio­len­cia sigue azo­tan­do Méxi­co y Colom­bia, y las pro­tes­tas socia­les no cesa­ron en Ecua­dor, Gua­te­ma­la o Perú.

Y, pese a la des­es­ta­bi­li­za­ción cons­tan­te, las ame­na­zas de inva­sión, el robo de los recur­sos finan­cie­ros, el blo­queo esta­dou­ni­den­se y euro­peo, Vene­zue­la logró hacer sus elec­cio­nes pár­la­men­ta­rias y man­te­ner su gobierno constitucional.

Para nues­tra región, fue un mal año para los movi­mien­tos socia­les, aco­rra­la­dos por el cre­ci­mien­to de la mili­ta­ri­za­ción y los diver­sos con­tro­les esta­ta­les, inclu­yen­do los digi­ta­les, la impo­si­ción de con­fi­na­mien­tos que impi­die­ron la movi­li­dad y acen­tua­ron el ais­la­mien­to y el indi­vi­dua­lis­mo. Un cóc­tel opre­si­vo y repre­si­vo como no se veía des­de hacía mucho tiem­po, resu­me Raúl Zibechi.

Las limi­ta­cio­nes impues­tas a la pobla­ción en gene­ral, y a la movi­li­za­ción en par­ti­cu­lar, suma­das al aban­dono de los Esta­dos, lle­va­ron a los movi­mien­tos a reple­gar­se, pri­me­ro, para sal­va­guar­dar la salud colec­ti­va y comu­ni­ta­ria, evi­tar con­ta­gios masi­vos en los terri­to­rios de los pue­blos y for­ta­le­cer las auto­ri­da­des pro­pias. para estar en con­di­cio­nes de vol­ver a relan­zar la pro­tes­ta y la movi­li­za­ción más adelante.

Para Cen­troa­mé­ri­ca, el 2020 fue el año de la pan­de­mia y de los hura­ca­nes, pero tam­bién de la pro­fun­di­za­ción de las refor­mas neo­li­be­ra­les que han logra­do aumen­tar los índi­ces de pobre­za, ham­bre y emi­gra­ción, comen­ta Rafael Cuevas. 

Los hura­ca­nes deja­ron muer­tos e incal­cu­la­bles daños mate­ria­les en Nica­ra­gua, Hon­du­ras y Gua­te­ma­la, que deja­ron una este­la de muer­te e innu­me­ra­bles daños mate­ria­les. Gobier­nos inefi­cien­tes para aten­der los proiblmas de la gen­te, pero rápi­dos para lucrar con los dine­ros que debie­ron haber­se des­ti­na­do a los damnificados.

Fue el año del cre­ci­mien­to de la repre­sión de los gobier­nos de dere­cha con­tra quie­nes pro­tes­tan con­tra tan­ta corrup­ción, los que man­si­llan los dere­chos de los tra­ba­ja­do­res, los abu­sos, la devas­ta­ción ambien­tal que dejan los mega­pro­yec­tos mine­ros, la tala y des­truc­ción de los bos­ques, el extrac­ti­vis­mo agrí­co­la, los inten­tos de pri­va­ti­za­ción del agua, 

Y el final de año nos encuen­tra en la sala de maqui­lla­je de Washing­ton, con su cam­bio de par­ti­do en el gobierno, que no abre dema­sia­das espe­ran­zas para nues­tra región, por­que el poder lo segui­rán tenien­do Wall Street, las empre­sas tec­no­ló­gi­cas de Sili­con Valley y el com­ple­jo indus­trial-mili­tar: ese uno por cien­to de los multimillonarios.

Esta­dos Uni­dos segui­rá deten­tan­do el títu­lo de mayor poten­cia finan­cie­ra y mili­tar del mun­do, due­ño de los océa­nos y del espa­cio, pero es obvio que su hege­mo­nía está en declive. 

El maqui­lla­je en Washing­ton es cla­ro, dice Katu Arco­na­da: un negro a car­go del Pen­tá­gono, una mujer diri­gien­do la comu­ni­dad de inte­li­gen­cia, y un latino al fren­te de Segu­ri­dad Nacio­nal. Pero la polí­ti­ca segui­rá sien­do la mis­ma, qui­zás con un peque­ño maqui­lla­je en los casos de Vene­zue­la, y sobre todo, Cuba.

¿Podre­mos decir al comien­zo del 2021 que todo tiem­po pasa­do fue mejor cuan­do ya suma­mos en la región más de 30 millo­nes de nue­vos des­em­plea­dos? Lo que nos que­da es redo­blar la espe­ran­za en la lucha, en las revuel­tas anti­neo­li­be­ra­les y anti­pa­triar­ca­les de nues­tros pue­blos. Como dicen Los que iban can­tan­do, nues­tro cora­zón no quie­re ento­nar más retiradas.

Fuen­te: estra​te​gia​.la

*Perio­dis­ta y comu­ni­có­lo­go uru­gua­yo. Magís­ter en Inte­gra­ción. Fun­da­dor de Tele­sur. Pre­si­de la Fun­da­ción para la Inte­gra­ción Lati­no­ame­ri­ca­na (FILA) y diri­ge el Cen­tro Lati­no­ame­ri­cano de Aná­li­sis Estra­té­gi­co (CLAE, www​.estra​te​gia​.la) y susrysurtv.

Ima­gen de por­ta­da: Sin títu­lo, 1991. Acrí­li­co en col­cho­nes, 114 x 57,5 x 39 cada uno. Colec­ción Museo Nacio­nal de Bellas Artes, Bue­nos Aires.
© Pho­to: Gui­ller­mo Kuitca

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