“Fla­men­cas fan­tás­ti­cas”: un pro­yec­to peda­gó­gi­co para que los peque­ños anda­lu­ces conoz­can a las muje­res en el Flamenco

Fla­men­cas fan­tás­ti­cas’ es un pro­yec­to peda­gó­gi­co musi­cal impul­sa­do por la docen­te y bai­lao­ra, Almu­de­na Nava­rro, que bus­ca que los más peque­ños pue­dan lle­gar a cono­cer a tra­vés de cuen­tos la his­to­ria de fla­men­cas muy cono­ci­das y de otras invi­si­bi­li­za­das a lo lar­go de la historia.

¿Cómo nace este proyecto?

–Este año he ini­cia­do el Más­ter de Aná­li­sis y Docu­men­ta­ción del Fla­men­co, y es muy intere­san­te por­que tie­ne asig­na­tu­ras rela­cio­na­das con la didác­ti­ca del fla­men­co, que es el cam­po en el que yo me mue­vo al ser docen­te. De cara al tra­ba­jo de fin de más­ter que­ría tener un pro­duc­to que fue­ra nove­do­so y que no se basa­ra solo en la inves­ti­ga­ción, sino en algo que pudie­ra lle­gar a más per­so­nas y pudie­ra comer­cia­li­zar­se. Así fue como sur­gió la crea­ción de un pri­mer cuen­to en torno a la figu­ra de una artis­ta, en este caso Lola Flo­res, por el 25 ani­ver­sa­rio de su muer­te. A par­tir de ahí sur­gió la idea de que no fue­ra solo un cuen­to ais­la­do, sino una serie bio­grá­fi­ca de cuen­tos infan­ti­les, y para adul­tos qui­zás, con la inten­ción de visi­bi­li­zar el papel de la mujer en la his­to­ria del flamenco.

¿Y por qué empe­zar por Lola Flo­res, que es una per­so­na muy cono­ci­da? ¿O no se ha cono­ci­do real­men­te quién fue Lola?

–Es un per­so­na­je con un poco de con­tro­ver­sia, por­que tam­bién for­mó par­te del gru­po de las fol­cló­ri­cas y hay quien no la con­si­de­ra una can­tao­ra pro­pia­men­te dicha, den­tro de los cáno­nes del fla­men­co, o una bai­lao­ra, pero reu­nía muchas de las carac­te­rís­ti­cas de las que hoy día se con­si­de­ran fla­men­cas, como artis­ta. Era dar­le tam­bién su home­na­je en este año y yo como jere­za­na tam­bién que­ría dar­le un lugar pro­pio a este personaje. 

¿Y cómo te vas encon­tran­do poco a poco con otras fla­men­cas para los demás cuentos?

–A medi­da que aca­ba­ba el pro­yec­to fin de más­ter, y jun­to con Susa­na Subira­na, que es la ilus­tra­do­ra de los cuen­tos, se nos vino la idea de por qué no abrir­lo a un pro­yec­to mayor, que podría tener reper­cu­sión mayor y visi­bi­li­zar otros per­fi­les que qui­zás se que­da­ron un poco en el olvi­do, como las muje­res gui­ta­rris­tas, que en el siglo XIX ya exis­tían. O otro tipo de per­fi­les de muje­res intere­san­tes en la his­to­ria del fla­men­co que han enri­que­ci­do y crea­do y se han que­da­do como invisibles.

¿Cómo quién?

–Tri­ni­dad Huer­tas, que fue una de las pri­me­ras muje­res que bai­la­ron con pan­ta­lón y el zapa­tea­do típi­co de los hom­bres. Ani­ta La Gita­ni­lla, que fue la madre de Car­men Ama­ya, y que era guitarrista. 

Son cuen­tos poe­ti­za­dos, ¿por qué a tra­vés de esta técnica?

–Cree­mos que la poe­sía es una téc­ni­ca muy moti­va­do­ra para el alum­na­do y los niños. Es algo que atrae, moti­va la lec­tu­ra. La rima invi­ta mucho al doble sen­ti­do y es una for­ma muy atrac­ti­va para leer. Cuan­do lee­mos cuen­tos de rima cap­tan mucho más la aten­ción de los niños, por eso era muy impor­tan­te intro­du­cir las rimas.

La artis­ta cata­la­na Susa­na Subira­na se apun­tó des­de el prin­ci­pio al pro­yec­to, y ha par­ti­ci­pa­do en otros tra­ba­jos rela­cio­na­dos con el fla­men­co. ¿Cómo sur­ge esa siner­gia entre las dos?

–Admi­ra­ba su tra­ba­jo ya que ten­go todos sus cuen­tos y los he uti­li­za­do mucho en el aula, y oí que esta­ba en Jerez por el Fes­ti­val e hice por cono­cer­la. Le hablé del pro­yec­to del cuen­to de Lola y le mara­vi­lló la idea. Ella tenía en men­te hacer algo así y nos uni­mos y fue así como a par­tir de esta rela­ción fui­mos dan­do for­ma al proyecto.

Ha sido enton­ces un pro­yec­to ela­bo­ra­do duran­te el confinamiento

–Sí, on line. Por­que a ella solo la vi en el Fes­ti­val, y ya fui­mos tra­ba­jan­do por videollamadas. 

¿Cuán­do vere­mos mate­ria­li­za­do el proyecto?

–Hemos crea­do una cam­pa­ña de crow­fun­ding para finan­ciar­lo. Hemos paga­do una auto­edi­ción a tra­vés de Círcu­lo Rojo y aho­ra nos que­da un segun­do pago y por eso hemos impul­sa­do la cam­pa­ña a tra­vés de Lola Vai­lle­cís, que es una pro­mo­to­ra de fla­men­co, cuya pági­na es El soni­que­te de Lola. Nues­tra inten­ción es lle­gar a los 1.600 euros para ter­mi­nar de finan­ciar el pro­yec­to. En nues­tros per­fi­les en redes tam­bién se pue­de acce­der a las aportaciones.

¿Está orien­ta­da a los más peque­ños o a los docen­tes para que se lo cuen­ten a los más pequeños?

–El cuen­to en sí de Lola habla de su vida, de sus dife­ren­tes eta­pas, des­de la Lola niña has­ta su eta­pa en Amé­ri­ca. Reco­rre su vida para hacer ver a los niños que todas las per­so­nas pue­den alcan­zar sus sue­ños o dedi­car­se a las afi­cio­nes que pue­dan tener. Pero está dedi­ca­do a toda per­so­na que le gus­te el arte, el dise­ño, inclu­so a escue­las de dan­za que quie­ra tra­ba­jar­lo con su alum­na­do. Es muy visual y es un rega­lo pre­cio­so tam­bién para un adul­to afi­cio­na­do al flamenco.

Me ha lla­ma­do la aten­ción que trae inclu­so una guía didáctica.

–Sí, por­que al ser docen­te era algo que tenía que estar en el cuen­to. Den­tro del cuen­to hay un códi­go QR para acce­der a la web de Fla­men­cas Fan­tás­ti­cas. En ese apar­ta­do está el mate­rial didác­ti­co con un pro­yec­to edu­ca­ti­vo que expli­ca la meto­do­lo­gía, los obje­ti­vos que se pre­ten­den alcan­zar, y se acce­de a mate­rial de fichas para colo­rear, expre­sión y com­pren­sión lec­to­ra… Esa guía lo expli­ca todo para saber cómo diri­gir las fichas a los alumnos.

Como docen­te ¿ves que los niños quie­ran des­cu­brir el fla­men­co y saber qué es?

–Es curio­so por­que el docen­te es una figu­ra de refe­ren­cia, y yo como aman­te del fla­men­co lo trans­mi­to en mi aula. Este año mis alum­nos tenían que ele­gir un pro­yec­to para hacer en cla­se y al saber que esta­ba tra­ba­jan­do en pro­yec­tos rela­cio­na­dos con el fla­men­co, ellos mis­mos deci­die­ron que hicié­ra­mos un pro­yec­to sobre el fla­men­co. Todo tie­ne que ver con lo que trans­mi­tas. Si en la cla­se trans­mi­tes fla­men­co, en el aula va a haber fla­men­co. Pero es ver­dad que en las aulas no siem­pre está pre­sen­te. Depen­de del docen­te. Aho­ra sí se tra­ba­ja la efe­mé­ri­de del fla­men­co en las escue­las, pero el res­to depen­de de la impli­ca­ción del docen­te a la hora de tras­la­dar a los alum­nos el inte­rés por el flamenco.

¿Solo se tra­ba­ja enton­ces un solo día del año el fla­men­co en las aulas?

–La efe­mé­ri­de se cele­bra de for­ma obli­ga­to­ria, pero fue­ra de ese con­tex­to ni siquie­ra en la asig­na­tu­ra de músi­ca se lle­ga a tra­ba­jar el fla­men­co. Sé que hay docen­tes que lo tra­ba­jan, pero no es algo obli­ga­to­rio. Esta­mos luchan­do para con­se­guir que el fla­men­co esté más pre­sen­te en las aulas y que los alum­nos conoz­can el esti­lo, los palos… En Jerez por ejem­plo tene­mos las jor­na­das de Fla­men­co y Edu­ca­ción en las que se pro­po­nen acti­vi­da­des diná­mi­cas. Cada vez se pro­po­nen más cosas, pero es algo que toda­vía le fal­ta un poco de color. 

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