Gua­te­ma­la. La tra­ge­dia como pre­tex­to para el saqueo y la vul­ne­ra­ción de derechos

Por Ilka Oli­va Cora­do. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 14 de noviem­bre de 2020.

Pue­de ser una pan­de­mia, una tor­men­ta, un ven­ta­rral, una sequía, no impor­ta, todo se uti­li­za como pre­tex­to por el Esta­do para saquear y vul­ne­rar aún más a los excluidos.

Tam­po­co impor­ta el gobierno que esté de turno, no hay gran dife­ren­cia entre una y otra mario­ne­ta, estos píca­ros que logran sen­tar­se en la pol­tro­na lle­gan solo para robar a manos lle­nas y jac­tar­se de los pri­vi­le­gios del poder y la impu­ni­dad. Gua­te­ma­la es un país heri­do de muer­te por hijos tira­nos, medio­cres y traidores. 

En Gua­te­ma­la el col­mo no tie­ne tope, el lazo jamás ter­mi­na de reven­tar­se, el cuer­po siem­pre aguan­ta, el cue­ro sigue sacan­do más correas, es una pobla­ción a la que las cua­dri­llas de ban­do­le­ros de las oli­gar­quías han deja­do en los puros hue­sos y en ham­bru­na peren­ne los expri­men con­tan­do las gotas de san­gre, mien­tras ellos jam­po­nes se hin­chan de lo roba­do y explotado. 

Es una pobla­ción heri­da de muer­te. No es posi­ble que el Esta­do no ten­ga los recur­sos para afron­tar la emer­gen­cia de una tor­men­ta, que no pue­da lle­gar la ayu­da a las comu­ni­da­des en nece­si­dad, que ade­más sean inso­len­tes y menos­pre­cien a las áreas rura­les tra­tán­do­las como infe­rio­res lan­zán­do­les la comi­da en bol­sas plás­ti­cas des­de un heli­cóp­te­ro del ejér­ci­to que en tiem­pos de dic­ta­du­ra ate­rri­za­ban muy bien en don­de fue­ra y hacía lo que fue­ra para vio­len­tar pobla­cio­nes. No es posi­ble. ¿Por qué para vio­len­tar sí hay estra­te­gia y no para res­ca­tar? Si es una enti­dad medio­cre e inca­paz que no fun­cio­na a bene­fi­cio de la pobla­ción debe ser eliminada. 

No es posi­ble que el verano deje a padres sin sus hijos y a nie­tos sin abue­los debi­do a la sequía y a la ham­bru­na. No es posi­ble que un virus colap­se el país cuan­do lo que debe­ría ser, es que ese gobierno res­pon­da a la bre­ve­dad a las nece­si­da­des de la pobla­ción. Por­que Gua­te­ma­la tie­ne los recur­sos lo que suce­de es que se los roban, la saquean, la hacen colap­sar, la soca­ban, la aho­gan los corrup­tos que des­de pun­tos estra­té­gi­cos en el gobierno la atan de pies y manos, la amor­da­zan, la vio­len­tan has­ta dejar­la sin sen­ti­do para dar­le con­ti­nui­dad a la impunidad. 

Como tam­po­co es posi­ble que los gran­des pro­fe­sio­nes de las uni­ver­si­da­des, los gran­des gra­dua­dos, los gran­des estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios, los gran­des ana­lis­tas e inte­lec­tua­les, los gran­des artis­tas solo sir­van para des­po­tri­car en redes socia­les y demos­trar gallar­día y cere­bro don­de pue­den pavo­near­se, don­de otros les tiran flo­res, don­de unos a otros se ponen alfom­bras, don­de pue­den ser reco­no­ci­dos y aplau­di­dos por los mis­mos que medio­cre­men­te jamás cami­na­rán a la par de los cam­pe­si­nos y de los obre­ros y jamás abra­za­rán sus luchas. Por­que antes que el bien­es­tar de la pobla­ción están sus egos, sus ínfu­las y su ham­bre de luz, de acep­ta­ción y de reco­no­ci­mien­to indi­vi­dual así sea a cau­sa de las tri­pas de los pobres. 

No, no es res­pon­sa­bi­li­dad sola­men­te de los atra­ca­do­res que lle­gan a la pol­tro­na, ni de las oli­gar­quías, es la tibie­za de los que tie­nen el cono­ci­mien­to y les gana el ego, el racis­mo, el cla­sis­mo que expe­len. Les gana la ambi­ción, la nece­si­dad de que­rer lle­var el con­trol de todo, de ser el foco de aten­ción. Les gana el asco que sien­ten por quie­nes son dife­ren­tes, por quie­nes ven como infe­rio­res por­que no tie­nen el mis­mo esta­tus social, el mis­mo car­tón uni­ver­si­ta­rio, el mis­mo color de piel, la mis­ma etnia. Es res­pon­sa­bi­li­dad en gran media de las masas jac­tan­cio­sas que se creen el últi­mo vaso de agua en el desier­to solo por­que son urba­nas, o por­que hablan un idio­ma extran­je­ro o por­que han via­ja­do a otros paí­ses de vaca­cio­nes. Por­que creen que tie­nen una capa­ci­dad de aná­li­sis supe­rior que no les sir­ve de nada por­que no lo pasan a la acción por­que para pasar­lo a la acción y sacar­lo de la como­di­dad de las redes socia­les se nece­si­tan aga­llas y las aga­llas no las dan ni la etnia, ni el esta­tus social ni edu­ca­ti­vo y mucho menos la pere­za y chambonada. 

Es la fal­ta de com­pro­mi­so de quien pue­de dar la mano y deci­de poner el pie. No nece­si­ta estar en una posi­ción de poder para ver el otro a los ojos y poner­le el hom­bro. Lo que suce­de es que nos cree­mos supe­rio­res, inmer­sos en bur­bu­jas, escla­vi­za­dos en un pen­sa­mien­to míse­ro que no nos per­mi­te ver que los bra­zos que tene­mos son para ayu­dar­nos a noso­tros mis­mos y a los demás. Por­que boni­to es tirar la pie­dra y escon­der la mano. Por­que los que ponen la san­gre, el ham­bre, el pecho, el can­san­cio y la vida son siem­pre los de siem­pre, mile­na­ria­men­te: los pue­blos originarios. 

A Gua­te­ma­la la hemos heri­do de muer­te todos los que hemos podi­do hacer algo y con chi­la­te en las venas nos hemos sen­ta­do a ver cómo otros pre­pa­ran la mortaja. 

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