Pen­sa­mien­to crí­ti­co. Fran­co Berar­di ‘Bifo’: “Tene­mos que entrar en sin­to­nía con el caos”

Por Eze­quiel Gat­to y Die­go Skliar. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 11 de noviem­bre de 2020.

El filó­so­fo ita­liano Fran­co Berar­di Bifo pre­sen­tó su libro El umbral. Cró­ni­cas y medi­ta­cio­nes, don­de com­par­te su dia­rio duran­te la pan­de­mia y ana­li­za la situa­ción geo­po­lí­ti­ca que cris­ta­li­zó el coronavirus.

Bifo dice que el comien­zo de la pan­de­mia le pro­du­jo una sole­dad eufó­ri­ca: “Se des­ató un tiem­po tan terri­ble como útil. Escri­bir sobre mi expe­rien­cia per­so­nal ha sido una mane­ra casi invo­lun­ta­ria de ana­li­zar muchos acon­te­ci­mien­tos que pasan en el psi­quis­mo glo­bal”. Sobre la por­ta­da del libro El umbral. Cró­ni­cas y medi­ta­cio­nes (Tin­ta Limón, 2020), don­de des­ta­ca una ilus­tra­ción de su auto­ría, cuen­ta que es resul­ta­do de momen­tos don­de está “un poco ner­vio­so” y nece­si­ta conec­tar­se con “una esfe­ra menos racional”. 

Refe­ren­te del movi­mien­to de la auto­no­mía obre­ra ita­lia­na y fun­da­dor de impor­tan­tes expe­rien­cias de comu­ni­ca­ción alter­na­ti­va, Bifo se trans­for­mó en una de las voces más influ­yen­tes para leer la coyun­tu­ra internacional.

¿Qué sig­ni­fi­ca que el coro­na­vi­rus pasó de ser un bio­vi­rus a un info­vi­rus y por qué eso nos colo­ca como huma­ni­dad ante un umbral?

-Ten­go que anti­ci­par el dis­cur­so a un perío­do ante­rior a la explo­sión de la pan­de­mia. Al final del año 2019, duran­te la explo­sión de revuel­tas en todo el mun­do. De Hong Kong a Qui­to, La Paz, San­tia­go de Chi­le, Bar­ce­lo­na, París, Bei­rut. En el oto­ño de 2019 me pare­ció que se esta­ba veri­fi­can­do algo de nue­vo muy espas­mó­di­co. Me pare­ció que está­ba­mos ante una con­fu­sión del cuer­po glo­bal. Como si el cuer­po de las nue­vas gene­ra­cio­nes, espe­cial­men­te de la gene­ra­ción pre­ca­ri­za­da, hubie­se naci­do en el inte­rior de la ace­le­ra­ción telemática.

Es esta cor­po­rei­dad conec­ti­va la que explo­ta sin pro­yec­to, sin estra­te­gia. Des­de mi pers­pec­ti­va, el cen­tro de la revuel­ta de oto­ño de 2019 es Chi­le. Por­que en Chi­le todo empe­zó. En Chi­le todo pue­de ter­mi­nar. La dic­ta­du­ra fas­cis­ta y neoliberal 

Esta gene­ra­ción esta­ba pro­du­cien­do un recha­zo muy vio­len­to, muy cor­pó­reo a la sofo­ca­ción. Esa sofo­ca­ción es el pun­to de par­ti­da de todo esto. La impo­si­bi­li­dad de res­pi­rar que el movi­mien­to negro expre­sa con las pala­bras “I can’t breathe”. Es el sím­bo­lo y el sín­to­ma al mis­mo tiem­po del efec­to que 40 años de dic­ta­du­ra neo­li­be­ral ha pro­du­ci­do sobre el cuer­po y el cere­bro, enten­di­do de una mane­ra neu­ro­fi­sio­ló­gi­ca casi. Es esta cor­po­rei­dad conec­ti­va la que explo­ta sin pro­yec­to, sin estra­te­gia. Des­de mi pers­pec­ti­va, el cen­tro de la revuel­ta de oto­ño de 2019 es Chi­le. Por­que en Chi­le todo empe­zó. En Chi­le todo pue­de ter­mi­nar. La dic­ta­du­ra fas­cis­ta y neoliberal.

Pero la explo­sión fue como un esta­lli­do de locu­ra, una con­vul­sión. Y la con­vul­sión anti­ci­pa­ba el colap­so que lle­gó en febre­ro con la pan­de­mia. En este momen­to es el caos lo que tene­mos que inter­pre­tar. No pode­mos inter­po­ner fór­mu­las polí­ti­cas del pasa­do. Tene­mos que entrar en sin­to­nía con el caos. Cuan­do se veri­fi­ca una situa­ción de caos es inú­til y peli­gro­so pen­sar que tene­mos que hacer la gue­rra con­tra el caos. El caos se ali­men­ta de la guerra.

Es la pri­me­ra vez que se pue­de usar la pala­bra extin­ción en un sen­ti­do polí­ti­co y no bio­ló­gi­co. Por­que la extin­ción se ha vuel­to muy pro­ba­ble. Lo que tene­mos que hacer es cap­tar un nue­vo rit­mo, a nivel sen­si­ble, a nivel de for­mas de vida. Es un pro­ce­so que pue­de ser muy lar­go y muy dolo­ro­so. Yo creo que la pan­de­mia obli­ga a la socie­dad glo­bal a bus­car un rit­mo sin­tó­ni­co con la situa­ción caó­ti­ca que 40 años de locu­ra neo­li­be­ral han pro­du­ci­do. Esta­mos en el umbral. El pasa­je de la oscu­ri­dad a la luz y de la luz a la oscuridad.

¿Y qué evi­den­ció el virus?

-Cada vez más la fuer­za domi­nan­te ha sido la abs­trac­ción tec­no­fi­nan­cie­ra que ha impues­to sus reglas y que ha des­tro­za­do unos estruc­tu­ras de la vida social. Pero duran­te la pan­de­mia nos damos cuen­ta de que el pro­ble­ma no es el dine­ro. Lo impor­tan­te son cosas muy con­cre­tas como las estruc­tu­ras sani­ta­rias, las mas­ca­ri­llas, la comi­da. Lo que nece­si­ta­mos bási­ca­men­te se impo­ne como lo que está al cen­tro de la atención.

Solo una redis­tri­bu­ción de la rique­za, de los recur­sos a nivel pla­ne­ta­rio y local podrá per­mi­tir una sali­da de la cri­sis espan­to­sa que se está desa­rro­llan­do en el mun­do. Redis­tri­bu­ción de la rique­za, fru­ga­li­dad, igualdad 

Enton­ces, la fru­ga­li­dad es la pala­bra que mejor expre­sa esta vuel­ta a lo con­cre­to. Fru­ga­li­dad no sig­ni­fi­ca pobre­za sig­ni­fi­ca una rela­ción bue­na, feliz, entre lo que nece­si­ta­mos y lo que pode­mos tener. Pero hay un pun­to que vamos a ver cla­ra­men­te en el futu­ro: solo una redis­tri­bu­ción de la rique­za, de los recur­sos a nivel pla­ne­ta­rio y local podrá per­mi­tir una sali­da de la cri­sis espan­to­sa que se está desa­rro­llan­do en el mun­do. Redis­tri­bu­ción de la rique­za, fru­ga­li­dad, igualdad.

Lejos de esta posi­bi­li­dad, las cre­cien­tes expre­sio­nes de dere­cha en el mun­do han nega­do la pan­de­mia y pujan des­de el comien­zo por vol­ver a “encen­der la máqui­na”. Lo vemos en Bra­sil y en Esta­dos Uni­dos, don­de cada vez más se habla de un pro­ce­so de gue­rra civil.

-El fenó­meno Bol­so­na­ro es tan extre­mo en su vul­ga­ri­dad que me hace pen­sar en una espe­cie de Ber­lus­co­ni en una fase de seni­li­dad extre­ma. Creo que la seni­li­dad y la impo­ten­cia son cla­ves muy impor­tan­tes para enten­der la ola de vio­len­cia machis­ta y racis­ta. En cuan­to a Esta­dos Uni­dos, la gue­rra civil se está desa­rro­llan­do. Es un poten­cial que no se desa­rro­lla en las calles, se desa­rro­lla en las gran­des ins­ti­tu­cio­nes del impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se. Pero exis­te tam­bién una gue­rra racial y social que ha explo­ta­do en los últi­mos cua­tro meses y no para­rá con las elec­cio­nes. Es una cri­sis psíquica.

Un dato esen­cial es la subi­da inin­te­rrum­pi­da del con­su­mo de dro­gas ofi­cia­les que lle­va a una into­xi­ca­ción masi­va, sobre todo de la pobla­ción blan­ca seni­li­zan­te. En junio se ven­die­ron tres millo­nes de armas de fue­go, que fue una de las mer­can­cías más ven­di­das duran­te la pan­de­mia: hay 300 millo­nes de armas de fue­go bajo los col­cho­nes. La insu­rrec­ción del movi­mien­to nor­te­ame­ri­cano des­pués del ase­si­na­to de Geor­ge Floyd se expli­ca en tér­mi­nos de reac­ti­va­ción psí­qui­ca del orga­nis­mo pen­san­te de la orga­ni­za­ción colec­ti­va. Un inten­to sub­cons­cien­te por evi­tar una depre­sión sui­ci­da en el lar­go plazo.

¿Cómo vivir ante la posi­bi­li­dad de la extin­ción en el horizonte?

-El pro­ble­ma es que el colap­so no pue­de ser supe­ra­do al inte­rior del para­dig­ma neo­li­be­ral. La cues­tión prin­ci­pal que yo me pon­go es la siguien­te: ¿se pue­de ima­gi­nar vida feliz en el hori­zon­te de la extin­ción? La res­pues­ta es sí. Es la úni­ca mane­ra para esca­par de la extin­ción. Seguir ima­gi­nan­do ter­nu­ra, ima­gi­nan­do ero­tis­mo, ima­gi­nan­do aventura.

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Fuen­te: El Salto

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