Bra­sil. Tapi Yawa­la­pi­ti: «Mi padre murió luchan­do por los pue­blos indí­ge­nas, por su tierra»

Por Tapi Yawa­la­pi­ti. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 10 de noviem­bre de 2020.

Víc­ti­ma de covid-19, caci­que Ari­ta­na Yawa­la­pi­ti, líder his­tó­ri­co del área del río Xin­gú, en Bra­sil murió el 5 de agosto.

Con el falle­ci­mien­to de mi padre Ari­ta­na Yawa­la­pi­ti (1949−2020), todo el terri­to­rio Xin­gú se puso de luto*. Los 16 pue­blos indí­ge­nas que viven en el río Xin­gú se pusie­ron todos de luto, lamen­ta­ron la pér­di­da de mi padre, prin­ci­pal­men­te el pue­blo Yawa­la­pi­ti, que estu­vo tres meses de luto, sin poder tener alegría.

En poco tiem­po, nos qui­ta­mos el luto. Mi comu­ni­dad se nor­ma­li­zó, comen­zó a usar deco­ra­cio­nes, a pin­tar­se, a gri­tar. Esta­mos alzan­do la cabe­za, miran­do la vida hacia ade­lan­te. Ya reu­ní a mi pue­blo para comen­zar una nue­va vida.

Con la pér­di­da de mi padre, que­da­mos muy per­di­dos, sin pala­bras. Con­ver­sé con mi comu­ni­dad sobre como nos vamos a orga­ni­zar de aho­ra en ade­lan­te con esta situa­ción que aún esta­mos pasan­do, muy difícil.

Algu­nos pue­blos aún no tie­nen sín­to­mas [de covid-19]. Esta­mos preo­cu­pa­dos con otros pue­blos que aún no cogie­ron ese virus. 

Mi padre murió luchan­do en pro de los pue­blos indí­ge­nas, defen­dien­do el terri­to­rio, hablan­do de dere­chos de los pue­blos, yen­do al Con­gre­so a hablar con los dipu­tados. Les dije [al pue­blo Yawa­la­pi­ti] que va a ser difí­cil que ten­ga­mos otra per­so­na como mi padre. Mi padre era un diplo­má­ti­co. El tenía pacien­cia con las per­so­nas, sabía con­ver­sar sin gri­tar o herir a la persona.

El par­tió a otro mun­do. Hoy el está des­can­san­do. Eso sig­ni­fi­ca que dejó una his­to­ria muy boni­ta en el Xin­gú. El, muy joven, par­ti­ci­pó en la demar­ca­ción del terri­to­rio indí­ge­na Xin­gú, dejó una his­to­ria muy lin­da. En el mes de agos­to, vamos a home­na­jear­lo. Voy a invi­tar a todas las per­so­nas del Xin­gú para par­ti­ci­par y vamos a hacer una fies­ta, homenajeándolo.

Cuan­do veo el mapa del Xin­gú, pien­so que mi fina­do abue­lo, mi padre, mi tío, que ya se fue­ron, nos die­ron este terri­to­rio de rega­lo. Ellos demar­ca­ron el terri­to­rio y nos lo die­ron de rega­lo a la nue­va gene­ra­ción, a mi gene­ra­ción. El [Ari­ta­na] decía así: ‘Hijo, cui­da de esta tie­rra. Aho­ra, está en la res­pon­sa­bi­li­dad de uste­des, los jóve­nes, cui­dar de la sel­va, del río y de la tie­rra. Maña­na, tu pue­des estar rega­lán­do­le a tu hijo esta tie­rra, con esta sel­va, con este río. Tu nie­to va a nece­si­tar de este espacio’.

Para nues­tra cul­tu­ra mi padre está jun­to con el espí­ri­tu de la sel­va, el espí­ri­tu del río y el espí­ri­tu de la tie­rra. El está acom­pa­ñan­do de lejos, dán­do­nos fuer­za a mi y al pueblo.

Has­ta hoy ten­go eso en mi cabe­za, lo que mi padre me dijo. Cuan­do veo el mapa de terri­to­rio Xin­gú, ense­gui­da recuer­do lo que decía mi padre. Eso dejó la mar­ca en mi cabe­za y voy a recor­dar siem­pre eso.

Para nues­tra cul­tu­ra, nues­tra reli­gión, mi padre está jun­to al espí­ri­tu de la sel­va, al espí­ri­tu del río y al espí­ri­tu de la tie­rra. El está acom­pa­ñan­do de lejos, dán­do­me fuer­za a mi y al pue­blo. El sigue vivo, jun­to con el espí­ri­tu de la tie­rra, con la selva.

Caci­que Ari­ta­na murió a los 71 años /​Anto­nio Scor­za /​AFP

La inten­ción del caci­que es man­te­ner la sel­va, cui­dar del río, cui­dar de la tie­rra. La sel­va fue plan­ta­da por el crea­dor. Esta­mos talan­do el bos­que, y el espí­ri­tu está con el. Por eso que está habien­do ese cam­bio cli­má­ti­co. Hoy, con­cien­ti­za­mos a las nue­vas gene­ra­cio­nes, para que ellos tam­bién cui­den la sel­va. Esta­mos apren­dien­do como refo­res­tar. Hace­mos una siem­bra y tene­mos que saber refo­res­tar­la. Es esa con­cien­ti­za­ción que esta­mos apli­can­do en el Xingú.

Como pri­mer hijo del caci­que Ari­ta­na, mi padre me pasó esta res­pon­sa­bi­li­dad. Yo fui pre­pa­ra­do para esto. Hoy asu­mo esta res­pon­sa­bi­li­dad. Mi padre nació en un mun­do dife­ren­te. Yo nací en un mun­do moderno. Mi padre no sabía leer, no sabía escri­bir, no sabía usar celu­lar o compu­tado­ra. El era muy tra­di­cio­nal. Pero tenía en la cabe­za una con­cien­cia cla­ra sobre el mun­do no indí­ge­na, sabía hablar portugués.

Mi padre pen­só que yo estu­die. Estu­diar e ir a la uni­ver­si­dad. Ese era el obje­ti­vo de mi padre. El me incen­ti­va­ba a hacer eso. El me decía: ‘Hijo, vas a tener que estu­diar, por­que a futu­ro vas a asu­mir el Xingú’.

Hoy, estoy estu­dian­do en la uni­ver­si­dad, hacien­do una maes­tría en lin­güís­ti­ca. Mi padre no va a ver a mi defen­sa. Esa era la volun­tad de mi padre. El esta­ba muy feliz de ver a su hijo ingre­sar en la uni­ver­si­dad, dispu­tar con no indígenas.

Hoy, repre­sen­to a la pobla­ción indí­ge­na del Xin­gú, pro­si­guien­do su lucha. Voy a con­ti­nuar la lucha que el dejó para mí. Man­te­ner el terri­to­rio, cui­dar del pue­blo, arti­cu­lar con el pue­blo y hablar con las auto­ri­da­des en el Con­gre­so. Es gran­de la res­pon­sa­bi­li­dad que mi fina­do padre me dejó: hacer acción en pro de los pue­blos indí­ge­nas del Xingú.

El siem­pre me dijo así, y me que­dó gra­ba­do en la cabe­za: ‘Mi hijo, tu eres aca­dé­mi­co. Tu apren­dis­te a hablar por­tu­gués, sabes escri­bir, pero no por eso debes olvi­dar tu cul­tu­ra. Man­tén tu cul­tu­ra. Nacis­te para ser un Yawalapiti’.

* Tapi Yawa­la­pi­ti es líder y caci­que del pue­blo Yawa­la­pi­ti, de la región del Alto Xin­gú. Este artícu­lo fue escri­to a par­tir de la decla­ra­ción de Tapi con­ce­di­do por telé­fono al repor­te­ro Erick Gime­nes, de Bra­sil de Fato, el 5 de noviem­bre de 2020. Su padre, el caci­que Ari­ta­na Yawa­la­pi­ti, había muer­to tres meses antes, el 5 de agos­to, en la ciu­dad de Goiâ­nia, en el cen­tro del país, víc­ti­ma de com­pli­ca­cio­nes de la covid-19. El fue uno de los líde­res más impor­tan­tes del Par­que Indí­ge­na Xin­gú, hoy cono­ci­do como Terri­to­rio Indí­ge­na Xin­gú (TIX), que ayu­dó a demar­car al lado de los her­ma­nos Clau­dio y Orlan­do Villas-Bôas. 

Fuen­te: Bra­sil de Fato

Itu­rria /​Fuen­te

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