Perú. Mora­les Ber­mú­dez ex Pre­si­den­te, acu­sa­do por deli­tos de Lesa Huma­ni­dad come­ti­dos en el mar­co de la Ope­ra­ción Cón­dor: ¿Sal­va­do por la campana?

Gus­ta­vo Espi­no­za M./​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 8 de noviem­bre de 2020

Expre­si­den­te Fran­cis­co Mora­les Ber­mú­dez y expre­mier Pedro Rich­ter Pra­da, impli­ca­dos en el Plan Cóndor.

Cuan­do un boxea­dor se encuen­tra al bor­de del Nocaut y espe­ra ape­nas que un últi­mo toque lo lan­ce al piso, sue­na la cam­pa­na y ter­mi­na el round. Enton­ces se pue­de decir que el pro­ta­go­nis­ta de la riña, fue “sal­va­do por la cam­pa­na”. Cabría pre­gun­tar­se en esta cir­cuns­tan­cia si el gene­ral Fran­cis­co Mora­les Ber­mú­dez Cerru­ti –“El felón”, como lo lla­ma­ra Jor­ge Basa­dre- fue, final­men­te, sal­va­do por la campana.

Ocu­rre, en efec­to que el pasa­do mar­tes 15 de sep­tiem­bre, el Tri­bu­nal Cons­ti­tu­cio­nal de nues­tro país, reu­ni­do sin la pre­sen­cia de su titu­lar Maria­ne­la Ledes­ma, deci­dió poner fin, y archi­var, el pro­ce­so penal soli­ci­ta­do por la Fis­ca­lía de Lima con­tra el ex Pre­si­den­te, sus­ten­tan­do acu­sa­cio­nes por deli­tos de Lesa Huma­ni­dad come­ti­dos en el mar­co de la Ope­ra­ción Cón­dor. Sólo en los últi­mos días se ha cono­ci­do esta deci­sión, man­te­ni­da por la pren­sa gran­de bajo un sigi­lo­so ‑y más bien cóm­pli­ce- silencio.

El bene­fi­cia­do con esta deci­sión fue ‑como se recuer­da- Jefe de Esta­do en el Perú entre agos­to de 1975, cuan­do derro­có al gene­ral Juan Velas­co Alva­ra­do, y julio de 1980, cir­cuns­tan­cia en la que entre­gó el Poder a “los civi­les”, repre­sen­ta­dos por Fer­nan­do Belaun­de Terry.

El mili­tar en cues­tión se vio invo­lu­cra­do en un jui­cio que cul­mi­nó el año pasa­do, en los Tri­bu­na­les de Roma, y que con­clu­yó con una sen­ten­cia de Cade­na Per­pe­tua en per­jui­cio de 23 acu­sa­dos, uno de los cua­les fue pre­ci­sa­men­te el “Caba­lle­ro de los Bares” como joco­sa­men­te lo bau­ti­za­ra un sema­na­rio humo­rís­ti­co lime­ño en las últi­mas déca­das del siglo pasado.

Esta sen­ten­cia fue dic­ta­da ori­gi­nal­men­te con­tra reos ausen­te, sal­vo el ofi­cial ita­lo-uru­gua­yo Jor­ge Tróc­co­li, ex capi­tán de navío y posee­dor de pasa­por­te ita­liano, quien asis­tió a la pri­me­ra audien­cia del jui­cio cele­bra­do en febre­ro del 2015 y que era el úni­co que resi­día en ese enton­ces en Ita­lia. Más recien­te­men­te, la deci­sión judi­cial, fue confirmada

El tema de fon­do en esta cau­sa fue el sinies­tro esque­ma repre­si­vo pues­to en prác­ti­ca en la par­te sur de nues­tro con­ti­nen­te entre 1976 y 1982, bajo el nom­bre de “Plan Cón­dor”, idea­do y eje­cu­ta­do con el pro­pó­si­to de ani­qui­lar a los adver­sa­rios de las dic­ta­du­ras fas­cis­tas de la región en aque­llos años. 

La his­to­ria recuer­da que la par­ti­da de naci­mien­to de este engen­dro dia­bó­li­co fue sus­cri­ta el 28 de noviem­bre de 1975 en la sede de la Aca­de­mia de Gue­rra Aérea de San­tia­go de Chi­le, lue­go de una reu­nión en la que par­ti­ci­pa­ron repre­sen­tes de los Ser­vi­cios Secre­tos de cin­co paí­ses: Argen­ti­na, Uru­guay, Para­guay, Boli­via y Chi­le. Aun­que el Perú no for­mó par­te de este núcleo ini­cial, si se vio com­pro­me­ti­do con sus accio­nes sobre todo a par­tir de 1977, pre­ci­sa­men­te cuan­do el Jefe de Esta­do era el gene­ral Mora­les Bermúdez.

Por lo menos tres epi­so­dios mar­ca­ron la par­ti­ci­pa­ción perua­na en este sal­va­je pro­gra­ma de exter­mi­nio. Ellos estu­vie­ron direc­ta­men­te vin­cu­la­dos al gobierno mili­tar argen­tino de Jor­ge Rafael Vide­la, y se vie­ron favo­re­ci­dos –entre otras razo­nes- por la pre­sen­cia, en el entorno del régi­men peruano de enton­ces, del gene­ral Luis Cis­ne­ros Viz­que­rra, cono­ci­do como “el gau­cho” por haber estu­dia­do su carre­ra mili­tar en el país del Pla­ta, y ser afín a los uni­for­ma­dos que derro­ca­ron a María Este­la Mar­tí­nez de Perón, en mar­zo de 1976

El pri­me­ro de estos ope­ra­ti­vos tuvo que ver con la deten­ción y pos­te­rior secues­tro de Car­los Alber­to Maguid, un argen­tino refu­gia­do en el Perú. El, fue ini­cial­men­te cap­tu­ra­do en los pri­me­ros días de mar­zo de 1977, cuan­do se anun­ció en el Perú la visi­ta del Pre­si­den­te Vide­la. Libe­ra­do algu­nos días más tar­de, fue inter­ve­ni­do el 12 de abril del mis­mo año en el cru­ce de las ave­ni­das Javier Pra­do y Petit Thouars. Nun­ca vol­vió a ser vis­to con vida. Aun­que el minis­tro del Inte­rior de enton­ces, el gene­ral Ricther Pra­da ‑otro de los con­de­na­dos en Roma– reco­no­ció la cap­tu­ra de Maguid y sos­tu­vo que fue entre­ga­do con vida a la poli­cía boli­via­na en la fron­te­ra para ser tras­la­da­do a su país; el inter­ve­ni­do jamás apareció

Inde­pen­dien­te­men­te del lugar, y las cir­cuns­tan­cias de su muer­te, el hecho evi­den­cia el nivel de coor­di­na­ción entre los ser­vi­cios secre­tos del Perú y Argen­ti­na para estos efec­tos. Y ella, sólo tie­ne un nom­bre: Plan Cón­dor 

Pero ese fue aún más evi­den­te en mayo de 1978, cuan­do un gru­po hete­ro­gé­neo de perua­nos fue cap­tu­ra­do en nues­tro país y depor­ta­do a Argen­ti­na. Javier Diez Can­se­co, Valen­tín Pacho, Ricar­do Letts, a más de otros, fue­ron tras­la­da­dos ori­gi­nal­men­te a Jujuy y lue­go envia­dos a Bue­nos Aires. Sema­nas des­pués pudie­ron ser res­ca­ta­dos, logran­do retor­nar, lue­go de con­fir­ma­da violencia.

Y el ter­cer epi­so­dio, suce­dió en junio de 1980 cuan­do un des­ta­ca­men­to de mili­ta­res argen­ti­nos reali­zó un ope­ra­ti­vo en las calles de Lima en coor­di­na­ción con efec­ti­vos perua­nos, y secues­tró a un núcleo de ciu­da­da­nos a los que cali­fi­ca­ra de “pero­nis­tas”. Esther Gia­not­ti de Mol­fino, Fede­ri­co Frías y María Inés Raver­ta ‑ntre otros- fue­ron cap­tu­ra­dos y tras­la­da­dos a su país, lue­go de per­ma­ne­cer en Pla­ya Hon­da, un Cen­tro de Reclu­sión de los ser­vi­cios secre­tos perua­nos. La Gia­not­ti, apa­re­ció muer­te en Madrid sema­nas después.

Estos tres ele­men­tos fue­ron pie­zas cla­ves para sus­tan­ciar la sen­ten­cia de los tri­bu­na­les ita­lia­nos. Y debie­ron ser aco­gi­dos por la jus­ti­cia perua­na y aún el Tri­bu­nal Cons­ti­tu­cio­nal. ¿Por qué no ocu­rrió? Alguien tocó la cam­pa­na. y sal­vó a algu­nos reos que ya se halla­ban al bor­de del Nocaut

Itu­rria /​Fuen­te

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