Méxi­co. ¿Qué suce­de cuan­do a las comu­ni­da­des se les reco­no­ce dere­chos sobre los bosques?

Thel­ma Gómez Durán/​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 1 de noviem­bre de 2020

A fina­les de los años ochen­ta, el doc­tor en antro­po­lo­gía David B. Bray cono­ció Capu­lal­pam de Mén­dez, en la Sie­rra Nor­te de Oaxa­ca. Para ese enton­ces, esta comu­ni­dad ya tenía un lus­tro mane­jan­do sus bos­ques, apro­ve­chan­do la made­ra e, inclu­so, ya tenía su pro­pio aserradero.

El inves­ti­ga­dor que, en ese enton­ces era repre­sen­tan­te en Méxi­co de la Fun­da­ción Inter­ame­ri­ca­na, cono­ció cómo los eji­dos y comu­ni­da­des de la Sie­rra Nor­te de Oaxa­ca,pero tam­bién de Duran­go o Chihuahua empe­za­ron a tra­zar la ruta de lo que aho­ra es el mane­jo fores­tal comunitario.

En 1997, David B. Bray regre­só de tiem­po com­ple­to a la aca­de­mia, como inves­ti­ga­dor del depar­ta­men­to de Tie­rra y Medio Ambien­te de la Uni­ver­si­dad Inter­na­cio­nal de Flo­ri­da, en Esta­dos Uni­dos. Des­de enton­ces, los bos­ques comu­ni­ta­rios son los pro­ta­go­nis­tas de sus investigaciones.

Trein­ta años des­pués de que ser tes­ti­go de los los pri­me­ros pasos de la sil­vi­cul­tu­ra comu­ni­ta­ria en la Sie­rra Nor­te de Oaxa­ca, David B. Bray deci­dió rea­li­zar un nue­vo aná­li­sis del pasa­do, pre­sen­te y futu­ro del mane­jo fores­tal comu­ni­ta­rio en Méxi­co. El resul­ta­do es el libro Mexico’s Com­mu­nity Forest Enter­pri­ses: Suc­cess on the Com­mons and the Seeds of a Good Anth­ro­po­ce­ne (Empre­sas fores­ta­les comu­ni­ta­rias de Méxi­co: el éxi­to de los bie­nes comu­nes y las semi­llas de un buen Antro­po­ceno) que se publi­ca­rá en inglés a media­dos de noviem­bre; entre abril y mayo esta­rá dis­po­ni­ble la ver­sión en español.

El tex­to con el que se pre­sen­ta el libro plan­tea dos pre­gun­tas al lec­tor: “¿Qué suce­de cuan­do se otor­ga a las comu­ni­da­des dere­chos sobre los bos­ques, así como capa­ci­ta­ción, apo­yo orga­ni­za­cio­nal, equi­po y capi­tal finan­cie­ro? ¿Las comu­ni­da­des des­tru­yen el bos­que en nom­bre del desa­rro­llo eco­nó­mi­co, o lo mane­jan de mane­ra sos­te­ni­ble, gene­ran­do ingre­sos para sus hijos?». Esta inte­rro­gan­tes son las que Bray inten­ta res­pon­der en la publi­ca­ción con los resul­ta­dos recien­tes de su investigación.

David Bray (ter­ce­ro de dere­cha a izquier­da) con tra­ba­ja­do­res fores­ta­les en el eji­do Ven­ce­do­res en Duran­go. Foto: Cortesía.

¿Cómo es que se intere­sa en estu­diar este mode­lo de con­ser­va­ción de bosques?

Fue por un acci­den­te muy agra­da­ble. En octu­bre de 1989 empe­cé a tra­ba­jar en Méxi­co como repre­sen­tan­te de una agen­cia del gobierno de Esta­dos Uni­dos: la Fun­da­ción Inter­ame­ri­ca­na, que ope­ra­ba dan­do apo­yos, dona­cio­nes y sub­si­dios a orga­ni­za­cio­nes no guber­na­men­ta­les y orga­ni­za­cio­nes de campesinos.

Cono­cí el tra­ba­jo que rea­li­za­ban las comu­ni­da­des en la Sie­rra Nor­te de Oaxa­ca. En ese momen­to, no había artícu­los aca­dé­mi­cos publi­ca­dos sobre el tema, aun­que ya tenía como cin­co años de desarrollarse.

1989 era el año en que había mucha aten­ción sobre la que­ma de la sel­va ama­zó­ni­ca. Un año antes, (el bra­si­le­ño) Chi­co Men­des fue ase­si­na­do. Había mucha aten­ción sobre la des­truc­ción de los bos­ques tro­pi­ca­les y, en Méxi­co, yo esta­ba vien­do una expe­rien­cia total­men­te opuesta.

Santiago Comaltepec, Oaxaca
Equi­po téc­ni­co de Uza­chi en los bos­ques de San­tia­go Comal­te­pec. Foto: Cor­te­sía Uzachi.

¿Cuá­les son los fac­to­res his­tó­ri­cos que per­mi­tie­ron el desa­rro­llo del mane­jo fores­tal comu­ni­ta­rio en México?

Depen­de de dón­de quie­res esta­ble­cer los ini­cios. Pue­de ser con el repar­to de tie­rras fores­ta­les a las comu­ni­da­des. Pero sí se pue­de ubi­car que fue en la déca­da de los años sesen­ta cuan­do comen­zó a cobrar mayor fuer­za, espe­cial­men­te en Duran­go. Ahí se da la pri­me­ra expe­rien­cia en don­de las comu­ni­da­des exi­gen la opor­tu­ni­dad de tener sus pro­pias empre­sas fores­ta­les comunitarias.

Des­pués, en los seten­ta, con la pre­si­den­cia de Luis Eche­ve­rría, se da un gran impul­so a las polí­ti­cas públi­cas para apo­yar al sector.

Eso es algo que a muchos de mis ami­gos y cole­gas en Méxi­co les cues­ta acep­tar, pero creo que la evi­den­cia es bas­tan­te cla­ra. Lo que se dio en el desa­rro­llo del mane­jo fores­tal comu­ni­ta­rio fue una dia­léc­ti­ca —en el sen­ti­do mar­xis­ta— entre las polí­ti­cas públi­cas y el vigor empre­sa­rial de las comunidades.

Las polí­ti­cas públi­cas fue­ron muy impor­tan­tes. Las comu­ni­da­des no hubie­ran con­se­gui­do lo que hoy han logra­do sin no hubie­ra exis­ti­do una aper­tu­ras des­de arriba.

Las comu­ni­da­des fores­ta­les mexi­ca­nas son muy acti­vas, muy empren­de­do­ras, muy capa­ces de orga­ni­zar­se, pero si Méxi­co es el úni­co país en el mun­do en don­de el mane­jo fores­tal se ha desa­rro­lla­do a tal nivel de madu­rez y de sofis­ti­ca­ción, es por­que ha habi­do una inte­gra­ción entre la aper­tu­ra des­de arri­ba (las polí­ti­cas públi­cas) y la res­pues­ta de las comu­ni­da­des. Ha sido algo dia­léc­ti­co entre esos dos factores.

El inves­ti­ga­dor con auto­ri­da­des comu­ni­ta­rias del Eji­do Ven­ce­do­res en Duran­go. Foto: Cortesía.

¿Este mode­lo ha ins­pi­ra­do el desa­rro­llo de la sil­vi­cul­tu­ra en otros países?

Sí, ha teni­do influen­cia en El Petén, en Gua­te­ma­la. Hay un sec­tor de bos­ques comu­ni­ta­rios muy poco estu­dia­do en Boli­via. Pero no es común tener bos­ques mane­ja­dos por las comu­ni­da­des para pro­du­cir made­ra. Eso es cla­ve: la pro­duc­ción de madera.

Es más común encon­trar bos­ques en don­de a las comu­ni­da­des se les per­mi­teapro­ve­char pro­duc­tos fores­ta­les no made­ra­bles, como plan­tas medi­ci­na­les, fru­tas, forra­jes para ani­ma­les… Pero se tra­ta de pro­duc­tos que tie­nen poco valor en el mer­ca­do. Sí pue­den ser muy úti­les para la sobre­vi­ven­cia, pero no per­mi­ten el desa­rro­llo eco­nó­mi­co. Es difí­cil que las comu­ni­da­des que tie­nen este tipo de apro­ve­cha­mien­to real­men­te avan­cen económicamente.

La situa­ción es dife­ren­te cuan­do las comu­ni­da­des tie­nen acce­so a la made­ra; un pro­duc­to que tie­ne un valor más o menos esta­ble en el mer­ca­do. En el mun­do es poco común que cam­pe­si­nos pobres ten­gan acce­so a un pro­duc­to de esa natu­ra­le­za; no es maíz, no es café, no es arroz.

Concesiones forestales en la Reserva de la Biósfera Maya
Uni­dad de Mane­jo Suchi­tal, una de las áreas en don­de se rea­li­za mane­jo fores­tal comu­ni­ta­rio en la Reser­va de la Biós­fe­ra Maya. Foto: Cor­te­sía ACOFOP.

A lo lar­go del libro abor­da una serie de con­se­cuen­cias posi­ti­vas que han teni­do las empre­sas fores­ta­les comu­ni­ta­rias de Méxi­co. ¿Cuá­les resaltaría?

Hay muchos estu­dios aca­dé­mi­cos, cita­dos en el libro, que demues­tran que las comu­ni­da­des que están mane­jan­do sus bos­ques para la pro­duc­ción comer­cial de made­ra no están defo­res­tan­do. En muchos casos, la cober­tu­ra fores­tal están amplián­do­se; en par­te por­que los pro­gra­mas de mane­jo lo con­tem­plan, pero tam­bién por sus pro­pias prác­ti­cas y las deci­sio­nes que las comu­ni­da­des toman.

Hay mucho bos­que en con­ser­va­ción. Sí pue­den ser bos­ques de encino, que no es una espe­cie muy comer­cial, pero son bos­ques que están sien­do con­ser­va­dos como fuen­tes de agua y que tie­nen muchas ven­ta­jas para la bio­di­ver­si­dad y la cober­tu­ra forestal.

Tam­bién tie­nen muchos bene­fi­cios eco­nó­mi­cos para las comu­ni­da­des. Aun­que eso depen­de del tama­ño del bos­que. En bos­ques gran­des, hay mucho empleo. En la mayo­ría de los casos, las comu­ni­da­des no se ven como empre­sas nor­ma­les que bus­can ren­ta­bi­li­dad. Estas empre­sas bus­can gene­rar empleos y bene­fi­cios para la comu­ni­dad; hacen inver­sio­nes en cami­nos, en compu­tado­ras para las escue­las, algu­nas cons­tru­yen casas para los comu­ne­ros, tie­nen pen­sio­nes de vejez. Eso es algo muy raro en el cam­po mexicano.

En comu­ni­da­des con bos­ques más peque­ños se tie­nen algu­nos empleos; pue­den pare­cer no gran cosa, pero sí lo es para la comu­ni­dad. Hay bene­fi­cios eco­nó­mi­cos a todos los niveles.

Analco-oaxaca
Anal­co es una de las comu­ni­da­des de Oaxa­ca que pro­du­cen, en for­ma sus­ten­ta­ble, made­ra de pino y encino. Foto: Cor­te­sía Pre­si­den­cia Muni­ci­pal de Analco.

Tam­bién iden­ti­fi­ca algu­nos de pro­ble­mas que enfren­tan hoy las empre­sas fores­ta­les comunitarias.

En este momen­to, el pro­ble­ma prin­ci­pal es el cri­men organizado.

Hay esta­dos en el nor­te de Méxi­co en don­de, al pare­cer, el cri­men orga­ni­za­do se ha apo­de­ra­do de algu­nas empre­sas fores­ta­les comu­ni­ta­rias, a veces con apo­yo de fuer­zas inter­nas de la comu­ni­dad. Esas son situa­cio­nes muy difí­ci­les. Hay comu­ni­da­des que tie­nen que pagar al cri­men orga­ni­za­do una cuo­ta de “pro­tec­ción”. En Duran­go yChihuahua ese es un pro­ble­ma importante.

Otro pro­ble­ma es que des­de el gobierno de Enri­que Peña Nie­to —y tris­te­men­te ha segui­do con el de Andrés Manuel López Obra­dor— hay recor­tes fuer­tes a la Comi­sión Nacio­nal Fores­tal (Cona­for). Antes sí había apo­yos impor­tan­tes en tér­mi­nos de lo que lla­mo los cin­co capi­ta­les del sec­tor: físi­co, humano, finan­cie­ro, social y natural.

En muchos casos, las empre­sas fores­ta­les comu­ni­ta­rias sí pue­den sobre­vi­vir sin esos apo­yos; aun­que es cier­to que no ayu­da la dis­mi­nu­ción de los apoyos.

La sobre­re­gu­la­ción ha sido iden­ti­fi­ca­da por algu­nos como un fac­tor que pesa sobre el sec­tor. Yo digo que eso es rela­ti­vo. En muchos casos, las comu­ni­da­des han apren­di­do a mane­jar­lo. Sí son fuer­te­men­te regu­la­das, de eso no hay duda, pero no creo que sea un pro­ble­ma muy gra­ve. Pue­de ser­lo para las comu­ni­da­des peque­ñas y las que están empezando.

Bosques templados en Durango, México
Mane­jo fores­tal en Duran­go. Foto: Cor­te­sía UCDFI Topia, S.C.

En el libro dedi­ca un espa­cio impor­tan­te para hacer un aná­li­sis sobre la teo­ría de los comu­nes de Eli­nor Ostrom (pre­mio nobel de eco­no­mía 2009).

Hago una crí­ti­ca para ampliar la teo­ría de los comu­nes que pre­sen­ta Elion Ostrom. Ella es mi héroe inte­lec­tual. Tuve la gran opor­tu­ni­dad de cono­cer­la y hablar con ella varias veces.

Ostrom cono­cía la expe­rien­cia de Méxi­co pero, en mi opi­nión, no enten­dió bien el tema de los bos­ques comu­ni­ta­rios. Creo que ella no apre­cia­ba la impor­tan­cia de las polí­ti­cas públi­cas para crear y dina­mi­zar, dar vigor y fuer­za a la pro­pie­dad común.

En dife­ren­tes momen­tos del gobierno mexi­cano, las polí­ti­cas públi­cas fue­ron cla­ve para la crea­ción del sector.

Por otra par­te, tam­bién hay que tomar en cuen­ta la impor­tan­cia de los mer­ca­dos. Los casos que ella pre­sen­ta son bási­ca­men­te de pro­duc­ción para la sub­sis­ten­cia, don­de los mer­ca­dos no son muy impor­tan­tes. Como ya comen­ta­ba, el hecho de que la made­ra sea un pro­duc­to con tan­ta impor­tan­cia eco­nó­mi­ca hace que se deban tomar en cuen­ta los cin­co capitales.

Las empre­sas comu­ni­ta­rias nece­si­tan el capi­tal natu­ral; eso es bási­co y lo obtu­vie­ron con la refor­ma agra­ria. El capi­tal físi­co son los cami­nos fores­ta­les, que requie­ren mucha inver­sión y que, en algu­nos casos, las comu­ni­da­des los here­da­ron de la épo­ca de las con­ce­sio­nes pri­va­das. En otras oca­sio­nes han sido dota­dos por el gobierno. El capi­tal humano es la expe­rien­cia direc­ta y empí­ri­ca para ope­rar una empre­sa. Tam­bién el gobierno, en dife­ren­tes momen­tos pro­por­cio­nó mucha capa­ci­ta­ción a las comunidades.

Lo que yo plan­teo es que es nece­sa­rio tener los incen­ti­vos del mer­ca­do, un sen­ti­do fuer­te para el desa­rro­llo de capi­tal social, agre­ga­do al capi­tal natu­ral. Es nece­sa­rio que, en dife­ren­tes momen­tos y en dife­ren­tes gra­dos, se ten­gan los cin­co capi­ta­les. Ostrom solo se con­cen­tró en el capi­tal social.

Sierra Juárez-Oaxaca
Tra­ba­jos de refo­res­ta­ción en una zona don­de ya se reali­zó el apro­ve­cha­mien­to en San­tia­go Xia­cuí. Foto: Cor­te­sía Uzachi.

¿Las empre­sas fores­ta­les comu­ni­ta­rias tie­nen futu­ro en el pano­ra­ma actual?

En Méxi­co, sí tie­nen futu­ro, por­que es algo muy arraigado.

¿Y fue­ra de México?

Eso es más difí­cil. En el caso de Méxi­co se repar­tie­ron las tie­rras y devol­vie­ron los dere­chos a las comu­ni­da­des sobre los terri­to­rios fores­ta­les. Eso impli­ca que éli­tes polí­ti­cas y eco­nó­mi­cas cedan dere­chos a la gen­te del cam­po; en la mayo­ría de los paí­ses no están dis­pues­tos a ceder esos dere­chos. Así que es volun­tad polí­ti­ca. Hay pode­res polí­ti­cos, eco­nó­mi­cos que no quie­ren ceder. Eso es una gran barre­ra en cual­quier país, a pesar de que la evi­den­cia mues­tra que se podría tener muchos bene­fi­cios eco­nó­mi­cos para la pobla­ción y podría ayu­dar a la esta­bi­li­dad política.

¿En Méxi­co, por qué sí cedie­ron los dife­ren­tes poderes?

En Méxi­co, el sec­tor fores­tal nun­ca ha sido muy impor­tan­te eco­nó­mi­ca­men­te, en tér­mi­nos de por­cen­ta­je del pro­duc­to neto bru­to. Enton­ces, los intere­ses eco­nó­mi­cos aso­cia­dos con lo fores­tal sí exis­tían, tenían peso en cier­tos momen­tos, pero final­men­te no fue­ron muy fuer­tes. En Méxi­co no se toca­ron intere­ses eco­nó­mi­cos muy pode­ro­sos, como sí suce­de en paí­ses como Indo­ne­sia, don­de el sec­tor fores­tal es mucho más impor­tan­te económicamente.

Pueblos Mancomunados
Ase­rra­de­ro y fábri­ca de mue­bles en la Sie­rra Nor­te de Oaxa­ca. Foto: Cor­te­sía Pue­blos Mancomunados.

Usted des­ta­ca que duran­te los seten­ta se die­ron tie­rras fores­ta­les a varios eji­dos y se dio un impul­so al sec­tor. En esos años, Méxi­co tenía varios movi­mien­tos gue­rri­lle­ros y había una repre­sión muy fuer­te en esta­dos como Guerrero.

En los seten­ta, por un lado, el gobierno repri­mía fuer­te­men­te y con mucha vio­len­cia, uti­li­zan­do el “terror del Esta­do” con­tra la gue­rri­lla y la pobla­ción civil. Eso suce­dió espe­cial­men­te en la sie­rra de Ato­yac de Álva­rez, en Gue­rre­ro. Pero, por otro lado, a eji­dos de la región se les dio tie­rras. Está el caso del Bal­cón, en Tec­pan de Galea­na. En esa zona se entre­ga­ron 20 mil hec­tá­reas de bos­ques a comu­ni­da­des de cam­pe­si­nos. Lo úni­co que se les pidió, implí­ci­ta­men­te, fue que se olvi­da­ran de la gue­rri­lla. Se uti­li­zó esa dota­ción de tie­rras como un ins­tru­men­to de “paci­fi­ca­ción rural” para enfren­tar a la guerrilla.

En el libro tam­bién habla de la capa­ci­dad de resi­len­cia de las comu­ni­da­des fores­ta­les de México…

Son resi­len­tes por­que son pro­pie­ta­rios de sus bos­ques. Tie­nen un pro­duc­to valio­so en el mer­ca­do y eso los hace resi­len­tes eco­nó­mi­ca­men­te. Son resi­len­tes polí­ti­ca­men­te, por­que sí están reco­no­ci­dos como un actor impor­tan­te en el sec­tor fores­tal. Son resi­len­tes eco­ló­gi­ca­men­te, por­que su apro­ve­cha­mien­to es sus­ten­ta­ble. Son un fac­tor impor­tan­te en la resi­len­cia al cam­bio cli­má­ti­co, tan­to para la adap­ta­ción como para la mitigación.

En el tema del cam­bio cli­má­ti­co hay dos visio­nes. Una seña­la que tene­mos que con­ser­var los bos­ques por­que son reser­vo­rios de car­bono. Eso es cier­to, pero lo que no apre­cian de comu­ni­da­des como las de Méxi­co —don­de se hace apro­ve­cha­mien­to made­ra­ble de los bos­ques — , es que cuan­do cor­tan made­ra, la can­ti­dad de CO2 que están emi­tien­do a la atmós­fe­ra es míni­ma. Ade­más, el car­bono que se encuen­tra en esa made­ra, que se uti­li­za para la cons­truc­ción o mue­bles, va a estar alma­ce­na­do por décadas.

Ade­más, estas comu­ni­da­des pro­pi­cian el cre­ci­mien­to de nue­vos árbo­les. Ese es su inte­rés: ase­gu­rar que el bos­que se repro­duz­ca. Enton­ces, un bos­que bien mane­ja­do está cap­tu­ran­do más CO2 de la atmós­fe­ra que un bos­que total­men­te conservado.

El Balcón, Guerrero
Ase­rra­de­ro aban­do­na­do en el eji­do El Bal­cón, Gue­rre­ro. Foto: Cortesía.

¿Con­si­de­ra que la capa­ci­dad de resi­len­cia de estas comu­ni­da­des es tan fuer­te que les per­mi­ti­rá enfren­tar el cri­men organizado?

Eso es lo más difí­cil. Y eso sí es una falla impor­tan­te del Esta­do mexi­cano. Hay una defi­ni­ción clá­si­ca de Max Weber, don­de seña­la que el Esta­do tie­ne el mono­po­lio de la vio­len­cia con el ejér­ci­to y la poli­cía; legal­men­te son los úni­cos que, en deter­mi­na­das situa­cio­nes, pue­den usar la vio­len­cia. En Méxi­co se ha per­di­do el con­trol de eso.

Hay casos con­ta­dos de comu­ni­da­des que han logra­do hacer fren­te al cri­men orga­ni­za­do. Uno de ellos es Che­rán, en Michoa­cán. Des­pués de años muy difí­ci­les y mucha vio­len­cia, logra­ron orga­ni­zar­se y expul­sar al cri­men orga­ni­za­do dedi­ca­do a la tala ile­gal de la made­ra. Pero no creo que haya muchos casos así, por­que es muy difí­cil. A menos que el gobierno de Méxi­co comien­ce a tener más pre­sen­cia en zonas forestales.

¿Cuál es el hallaz­go prin­ci­pal de su investigación?

Este es el hallaz­go más impor­tan­te: devol­vien­do (a las comu­ni­da­des) los dere­chos sobre el bos­que y dan­do apo­yos en los cin­co capi­ta­les, se logran muchas ven­ta­jas eco­nó­mi­cas y polí­ti­cas para las comu­ni­da­des y para la nación. En ese sen­ti­do, cuan­do se habla de mane­jo fores­tal, Méxi­co es un mode­lo para el mun­do en vías de desarrollo.

ALGUNOS ARTÍCULOS CIENTÍFICOS DE DAVID BARTON BRAY:

  • Bray, D. (2018). Demo­cracy in the Woods: Envi­ron­men­tal Con­ser­va­tion and Social Jus­ti­ce in India, Tan­za­nia, and Mexi­co, by Pra­kash Kash­wan (Oxford Uni­ver­sity Press, 2017).
  • Bray, D. B., Duran, E., Ramos, V. H., Mas, J. F., Velaz­quez, A., McNab, R. B., … & Rada­chowsky, J. (2008). Tro­pi­cal defo­res­ta­tion, com­mu­nity forests, and pro­tec­ted areas in the Maya Forest. Eco­logy and Society13(2).
  • Bray, D. B., Anti­no­ri, C., & Torres-Rojo, J. M. (2006). The Mexi­can model of com­mu­nity forest mana­ge­ment: The role of agra­rian policy, forest policy and entre­pre­neu­rial orga­ni­za­tion. Forest Policy and Eco­no­mics8(4), 470 – 484.
  • Bray, D. B., Merino-Pérez, L., & Barry, D. (Eds.). (2005). The com­mu­nity forests of Mexi­co: Mana­ging for sus­tai­na­ble lands­ca­pes. Uni­ver­sity of Texas Press.
  • Bray, D. B., Ellis, E. A., Armi­jo-Can­to, N., & Beck, C. T. (2004). The ins­ti­tu­tio­nal dri­vers of sus­tai­na­ble lands­ca­pes: a case study of the ‘Mayan Zone’in Quin­ta­na Roo, Mexi­co. Land Use Policy21(4), 333 – 346.

*Ima­gen prin­ci­pal: Bos­ques comu­ni­ta­rios en la Sie­rra Juá­rez en Oaxa­ca, don­de hay una lar­ga tra­di­ción de mane­jo fores­tal comu­ni­ta­rio. Foto: Edel Bautista/​Tomada de la pági­na de Face­book de Turis­mo Eco­ló­gi­co comu­ni­ta­rio Capulálpam.

Publi­ca­do ori­gi­nal­men­te en Mon­ga­bay Latam

FUENTE: des­In­for­me­mo­nos

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