Anda­lu­cía, explo­ta­da y empo­bre­ci­da por deci­sio­nes políticas

Fábri­ca Altos Hor­nos de la Ferre­ría La Cons­tan­cia ‑1900 . Málaga

La idea de una Anda­lu­cía empo­bre­ci­da por la acti­tud de las anda­lu­zas hacia el tra­ba­jo se ha veni­do pro­pa­gan­do por los medios de comu­ni­ca­ción ubi­ca­dos en Madrid y por las ins­ti­tu­cio­nes del Esta­do des­de hace déca­das, como jus­ti­fi­ca­ción del empo­bre­ci­mien­to indu­ci­do que ha pro­vo­ca­do que en el siglo XX más de dos millo­nes de anda­lu­zas se vie­ran obli­ga­das a emi­grar. La bur­gue­sía espa­ño­la ha hecho pagar muy dura­men­te al pue­blo anda­luz todos los inten­tos inde­pen­den­tis­tas y revo­lu­cio­na­rios del S. XIX y pri­mer ter­cio del XX. El mie­do de la bur­gue­sía espa­ño­la y anda­lu­za a las revuel­tas socia­les pro­vo­có que la indus­tria anda­lu­za así como las ren­tas agrí­co­las y mine­ras se fue­ran al nor­te penin­su­lar don­de el capi­tal encon­tra­ba un mayor resguardo.

Las polí­ti­cas eco­nó­mi­cas del Esta­do pro­vo­ca­ron la hui­da de la indus­tria anda­lu­za hacia el nor­te, así como los capi­ta­les obte­ni­dos de las ren­tas agrí­co­las y mine­ras. La divi­sión del tra­ba­jo en el Esta­do espa­ñol asig­nó a Anda­lu­cía el papel de eco­no­mía extrac­ti­va y de ser­vi­cios, así como sumi­nis­tra­do­ra de mano de obra bara­ta a la indus­tria del nor­te. El papel de eco­no­mía de “depen­den­cia” asig­na­do por el fran­quis­mo a Anda­lu­cía se ha vis­to agra­va­do duran­te el post-fran­quis­mo por la con­ti­nui­dad eco­nó­mi­ca apli­ca­da por las éli­tes eco­nó­mi­cas espa­ño­las duran­te los últi­mos 40 años.

El pasa­do indus­trial anda­luz des­mon­ta fal­sas creencias
Has­ta la Gue­rra Civil, la indus­tria anda­lu­za se codea­ba con la vas­ca y la cata­la­na – A media­dos del XIX, reu­nía el 18% de la acti­vi­dad indus­trial del país

El pri­mer ferro­ca­rril en Anda­lu­cía fue el tra­mo Jerez-El Puer­to de San­ta María, en Cádiz, en 1854. En el ima­gen, el tren de mer­can­cías de la línea Cór­do­ba-Sevi­lla, que fue abier­ta en 1859

La creen­cia de que Anda­lu­cía ha esta­do siem­pre en el vagón de cola de la indus­tria­li­za­ción no se ajus­ta del todo a la reali­dad, pues­to que a media­dos del siglo XIX apor­ta­ba el 18 % a la acti­vi­dad indus­trial del país, con pro­vin­cias pre­pon­de­ran­tes, como Sevi­lla Mála­ga.

El Atlas de His­to­ria Eco­nó­mi­ca de Anda­lu­cía, rea­li­za­do por el Ins­ti­tu­to de Esta­dís­ti­ca y Car­to­gra­fía (IECA), docu­men­ta este desa­rro­llo eco­nó­mi­co de la comu­ni­dad entre los siglos XIX y XX y cons­ti­tu­ye una valio­sa herra­mien­ta enfo­ca­da al públi­co en gene­ral, según ha infor­ma­do la Junta.

A pesar de man­te­ner una par­ti­ci­pa­ción en el pro­duc­to indus­trial bas­tan­te pare­ja a su peso pobla­cio­nal, entre el 17 % y el 18 %, la comu­ni­dad rápi­da­men­te se ale­ja de las dos regio­nes cla­ves de este desa­rro­llo en la geo­gra­fía nacio­nal, Cata­lu­ña, que hacia 1830 se encuen­tra sólo lige­ra­men­te por enci­ma, y el País Vas­co, que sólo supe­ra­rá a la región ya avan­za­do el siglo XIX.

A par­tir de fina­les del siglo XIX y, sobre todo, tras la Gue­rra Civil espa­ño­la es cuan­do la indus­tria anda­lu­za pier­de peso en el terri­to­rio nacio­nal. Entre 1930 y 1960 des­cien­de unos sie­te pun­tos por­cen­tua­les su par­ti­ci­pa­ción en el pro­duc­to indus­trial espa­ñol y en 1960 apor­ta­ba poco más del 8 % al con­jun­to del país.

En la eco­no­mía regio­nal, la indus­tria man­tie­ne una con­tri­bu­ción muy esta­ble has­ta los años fina­les del siglo XX, siem­pre algo por enci­ma del 20 % del Valor Aña­di­do Bru­to regio­nal (VAB). El fuer­te pro­ce­so de ter­cia­ri­za­ción ocu­rri­do en las últi­mas déca­das en la eco­no­mía anda­lu­za ha redu­ci­do sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te el peso de la indus­tria, que hacia 2006 apor­tó un 12,2% al VAB.

Des­de el segun­do ter­cio del siglo XIX has­ta la segun­da mitad del XX es muy con­si­de­ra­ble en Anda­lu­cía la acti­vi­dad indus­trial aso­cia­da a la mine­ría, con nume­ro­sos esta­ble­ci­mien­tos, fun­di­cio­nes sobre todo, repar­ti­dos en espe­cial por las comar­cas mine­ras de Alme­ríaCór­do­baJaén Huel­va.

La agro­in­dus­tria tam­bién ha sido his­tó­ri­ca­men­te un sec­tor cla­ve de la eco­no­mía regio­nal con­tem­po­rá­nea, tan­to por su impor­tan­te peso en la pro­duc­ción final, como por la dis­per­sión de los sub­sec­to­res agro­in­dus­tria­les por todo el terri­to­rio regional.

Des­de ciu­da­des medias o gran­des, como Jerez de la Fron­te­ra y su indus­tria del vino, a peque­ños núcleos como Bena­lúa de Gua­dix y su his­tó­ri­ca indus­tria azucarera.

A lo lar­go del siglo XX, las pro­vin­cias de Huel­va Cádiz, jun­to con la de Sevi­lla, se sitúan por enci­ma de la media regio­nal en cuan­to a inten­si­dad industrial.

La de Huel­va, pri­me­ro por el peso de la mine­ría y acti­vi­da­des rela­cio­na­das y des­de 1964 por aco­ger un polo de desa­rro­llo espe­cia­li­za­do en la indus­tria quí­mi­ca e implan­ta­do en la capi­tal y sus alrededores.

La de Cádiz expe­ri­men­ta una recu­pe­ra­ción al final de siglo al desig­nar­se el Cam­po de Gibral­tar en 1966 como Zona de Pre­fe­ren­te Loca­li­za­ción Indus­trial y la Bahía de Cádiz, ya en la déca­da de 1980, como Zona de Urgen­te Reindustrialización.

En el pano­ra­ma indus­trial de Anda­lu­cía entre los siglos XIX y XX, Sevi­lla repre­sen­ta un caso de pro­gre­so pau­la­tino, en con­tras­te con el rápi­do arran­que y pos­te­rior reajus­te de Mála­ga, que la lle­va a con­ver­tir­se en el prin­ci­pal foco indus­trial de la región.

Mien­tras la capi­tal mala­gue­ña se eri­ge en cabe­ce­ra de un dis­tri­to indus­trial, que abar­ca un amplio tra­mo del lito­ral pro­vin­cial, Sevi­lla figu­ra como un núcleo con­cen­tra­do, seña­lán­do­se tan sólo el esta­ble­ci­mien­to side­rúr­gi­co de El Pedro­so, en los ini­cios de la Sie­rra Norte.

Duran­te el siglo XVIII la monar­quía ilus­tra­da de los Bor­bo­nes pro­mo­cio­nó la crea­ción de esta­ble­ci­mien­tos indus­tria­les median­te los que se orga­ni­za­ba la pro­duc­ción de bie­nes sun­tua­rios, bie­nes vin­cu­la­dos a los mono­po­lios o rega­lías fis­ca­les y efec­tos de carác­ter militar.

Sur­gen así las Fábri­cas Reales ya sean como ramas de acti­vi­dad nove­do­sas (nai­pes de Macha­ra­via­ya, hoja­la­ta de Júz­car) o como reor­ga­ni­za­ción de labo­res y pro­duc­cio­nes pre­exis­ten­tes (taba­co, mone­da, arti­lle­ría o sali­tre en Sevi­lla, arti­lle­ría en Cádiz) cuya direc­ción y ges­tión pasa direc­ta­men­te a manos de fun­cio­na­rios reales.

Fuen­te: lao​pi​nion​de​ma​la​ga​.es

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