Argen­ti­na. Un cri­men de odio a per­so­nas LGBT+ cada tres días

Por Rosa­rio Mari­na, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 14 de sep­tiem­bre de 2020.

Entre el 1 de enero y el 30 de junio de este año, 69 per­so­nas LGBTIQ+ fue­ron ata­ca­das, ase­si­na­das, o sufrie­ron aban­dono por par­te del Esta­do. Fue­ron 69 crí­me­nes de odio, uno más que lo regis­tra­do el año pasa­do, pero con un pro­ble­ma adi­cio­nal: los efec­tos de la pan­de­mia de Covid-19, espe­cial­men­te crue­les en las muje­res trans. 

“Hay com­pa­ñe­ras que han muer­to de Covid y están en las mor­gues de los hos­pi­ta­les por­que nadie las reti­ra, algu­nas no tie­nen docu­men­ta­ción, algu­nas son migran­tes. Nos lla­man del Muñiz y otros hos­pi­ta­les de CABA para ver si las cono­ce­mos”, denun­ció Mar­ce­la Rome­ro, pre­si­den­ta de ATTTA.

Los datos son del infor­me del Obser­va­to­rio Nacio­nal de Crí­me­nes de Odio LGBT, crea­do por la Defen­so­ría LGBT del Ins­ti­tu­to con­tra la Dis­cri­mi­na­ción de la Defen­so­ría del Pue­blo de la Ciu­dad de Bue­nos Aires, en arti­cu­la­ción con la Fede­ra­ción Argen­ti­na LGBT y la Defen­so­ría del Pue­blo de la Nación. La infor­ma­ción que publi­can pro­vie­nen de los medios masi­vos de comu­ni­ca­ción, y de lo reco­lec­ta­do por la Defen­so­ría LGBT a tra­vés de denun­cias reci­bi­das, de redes socia­les y con­tac­tos tele­fó­ni­cos. Tam­bién hay datos que apor­ta el Cen­tro de Docu­men­ta­ción y Situa­ción Trans de Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be (CeDoS­TALC) per­te­ne­cien­te a la RED LACTRANS.

Muer­tes por ausen­cia del Estado

Al igual que el año pasa­do, las más afec­ta­das por los crí­me­nes de odio son las per­so­nas trans: el 78% de los casos corres­pon­den a muje­res trans (tra­ves­tis, tran­se­xua­les y trans­gé­ne­ros); en segun­do lugar con el 16% se encuen­tran los varo­nes gays cis; en ter­cer lugar con el 4% de los casos le siguen las les­bia­nas; y por últi­mo con el 2% los varo­nes trans.

De los 69 crí­me­nes de odio regis­tra­dos, 32 fue­ron ase­si­na­tos, sui­ci­dios y muer­tes por ausen­cia y/​o aban­dono esta­tal; y 37 son ata­ques, vio­len­cia físi­ca que no ter­mi­nó en muerte.

Del total de lesio­nes al dere­cho a la vida, el 19% de los casos son ase­si­na­tos; el 6% sui­ci­dios; y el 75% res­tan­te son casos de muer­tes por aban­dono y/​o ausen­cia estatal.

Las más afec­ta­das: muje­res trans y travestis

Las tra­ves­tis y muje­res trans siguen sien­do las que se ven más afec­ta­das por los crí­me­nes de odio. En el pri­mer semes­tre de 2020 hubo 6 ase­si­na­tos per­pe­tra­dos hacia la diver­si­dad sexual ‑3 fue­ron diri­gi­dos a muje­res trans y 3 a varo­nes gay cis-; 2 sui­ci­dios ‑de muje­res trans-; y 24 muer­tes por aban­dono y/​o ausen­cia esta­tal – todas ellas fue­ron de muje­res trans-.

“La can­ti­dad de casos de muer­tes por aban­dono y/​o ausen­cia esta­tal es impre­ci­sa y sin dudas sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te muchí­si­mo menor al núme­ro real, ya que estos no figu­ran en los medios y solo es posi­ble acce­der a ellos a tra­vés de la denun­cia direc­ta de fami­lia­res de las víc­ti­mas y mayor­men­te a la infor­ma­ción apor­ta­da por otras muje­res trans”, indi­ca el informe.

Una de las que sufrió ese aban­dono por par­te del Esta­do fue Kata­li­na Mar­tí­nez Yan­cha, una mujer trans ecua­to­ria­na pri­va­da de su liber­tad en Argen­ti­na. A prin­ci­pio de este año se encon­tra­ba en la Uni­dad peni­ten­cia­ria N°32 de Flo­ren­cio Vare­la, pro­vin­cia de Bue­nos Aires, cuan­do comen­zó a sen­tir dolo­res en el cuer­po. Le siguie­ron otros sín­to­mas como difi­cul­tad para res­pi­rar, fie­bre y fal­ta de apetito.

A pesar de que todos estos pade­ci­mien­tos se con­de­cían con el diag­nós­ti­co de tubercu­losis (TBC) -.enfer­me­dad muy fre­cuen­te en los pena­les bonae­ren­ses- los médi­cos que la revi­sa­ron afir­ma­ron que se tra­ta­ba de pro­ble­mas psi­co­ló­gi­cos, y la man­da­ron una y otra vez de regre­so a su cel­da. Según el comu­ni­ca­do publi­ca­do por Ara­mis, abo­gadx y acti­vis­ta y Nao­mi Lozano, pri­ma de Kata­li­na, “al momen­to de aten­der­la no revi­sa­ron su capa­ci­dad res­pi­ra­to­ria y quien la aten­dió le dijo que no podía rece­tar­le ‘ni un ibu­pro­feno por­que no era doctor’.”

De todas las lesio­nes al dere­cho a la vida rele­va­das en el infor­me, el 91% fue­ron diri­gi­das a muje­res trans. “Estos alar­man­tes núme­ros mues­tran cómo la vio­len­cia hacia la comu­ni­dad LGBT está par­ti­cu­lar­men­te diri­gi­da: es en las muje­res trans en quie­nes se mani­fies­ta con espe­cial odio, saña y de mane­ra más bru­tal la dis­cri­mi­na­ción en su máxi­ma expre­sión, que ter­mi­na con sus vidas”, advier­ten des­de el Obser­va­to­rio Nacio­nal de Crí­me­nes de Odio LGBT.

“La mayo­ría de las muer­tes de las per­so­nas trans, no sólo los tra­ves­ti­ci­dios o trans­fe­mi­ci­dios, son crí­me­nes de odio por­que son el resul­ta­do de un aban­dono estruc­tu­ral del Esta­do. No es actual ni coyun­tu­ral, sino que tie­ne que ver con déca­das de explo­ta­ción, exclu­sión, mar­gi­na­ción, vio­len­cia y dicri­mi­na­ción hacia las per­so­nas trans”, expli­có a Pre­sen­tes María Rachid, Titu­lar del Ins­ti­tu­to con­tra la Dis­cri­mi­na­ción de la Defen­so­ría del Pue­blo CABA.

¿Quié­nes lxs matan?En el 51% los crí­me­nes de odio son come­ti­dos por per­so­nas; el 49% son lle­va­dos a cabo por el Esta­do y den­tro de este por­cen­ta­je el 13% es per­pe­tra­do espe­cí­fi­ca­men­te por per­so­nal de las fuer­zas de segu­ri­dad en ejer­ci­cio de su fun­ción esta­tal, con­fi­gu­ran­do todos ellos casos de vio­len­cia institucional

El infor­me expli­ca que exis­te un subre­gis­tro muy gran­de de estos casos de vio­len­cia ins­ti­tu­cio­nal, por­que no sue­len atre­ver­se a denun­ciar por mie­do a repri­men­das, por nece­si­dad de seguir tra­ba­jan­do en la zona de los hechos y has­ta en algu­nos casos por natu­ra­li­za­ción de las situa­cio­nes discriminatorias.

“Hay luga­res en que la pan­de­mia lo que hizo tam­bién es recru­de­cer la vio­len­cia. La poli­cía salió a cazar­nos. Cada vez que ven una mujer trans le piden docu­men­to, las vio­len­tan, las insul­tan. Siem­pre hay mucha ame­na­za de que te van a hacer un acta”, expli­có a Pre­sen­tes Mar­ce­la Rome­ro, pre­si­den­ta de ATTTA.

Un joven gay de 27 años denun­ció que el 1 de mayo fue gol­pea­do y agre­di­do por agen­tes homo­odian­tes de Infan­te­ría y por poli­cías de la comi­sa­ría sex­ta de Río Galle­gos (pro­vin­cia de San­ta Cruz). Con­tó que mien­tras estu­vo alre­de­dor de seis horas dete­ni­do, en el con­tex­to de la pan­de­mia, le que­bra­ron un maxi­lar, le fisu­ra­ron las cos­ti­llas y le deja­ron hema­to­mas en todo el cuer­po, bur­lán­do­se de su orien­ta­ción sexual. La denun­cia está en el juz­ga­do de ins­truc­ción núme­ro 1 a car­go de la jue­za Mar­ce­la Quintana.

En los casos en que los agre­so­res no son poli­cías o fun­cio­na­rios, la mayo­ría son son vecinos/​as o per­so­nas cono­ci­das por ellas. Lue­go, en segun­do lugar, quie­nes ata­can son per­so­nas des­co­no­ci­das por las víc­ti­mas y en ter­cer y cuar­to lugar están: la pare­ja, noviaz­go, ex pare­ja o ex novio/​a, y clien­tes del tra­ba­jo sexual. Tam­bién los/​as victimarios/​as pue­den ser fami­lia­res. Sólo en el 17% de los casos tota­les no se regis­tran datos de la vin­cu­la­ción víc­ti­ma-vic­ti­ma­rio/a.

Ata­cadxs y ase­si­nadxs en cuarentena

Karly Sasha Chi­ni­na Palo­mino, una joven trans de 33 años, fue ase­si­na­da en la madru­ga­da del 5 de mar­zo en Ciu­da­de­la, pro­vin­cia de Bue­nos Aires. Era oriun­da de Perú, vivía en la Ciu­dad de Bue­nos Aires y sobre­vi­vía ofre­cien­do ser­vi­cios sexua­les, como muchas per­so­nas del colec­ti­vo tra­ves­ti-trans afec­ta­das por la vio­len­cia estructural.

La Fis­ca­lía núme­ro 5 de San Mar­tín inter­vino en la esce­na del cri­men a par­tir del lla­ma­do del 911. El cuer­po de Karly yacía en ave­ni­da Riva­da­via y Gra­na­de­ros, ahí don­de la ave­ni­da corre para­le­la a las vías del tren y hay un paso a nivel.

En abril, Ana Lucía Lola Sorai­re, una trans de 39 años que vive en Mer­lo (pro­vin­cia de Bue­nos Aires), denun­ció que mien­tras cum­plía la cua­ren­te­na por el Covid19 fue víc­ti­ma de un ata­que de odio en su casa, y que inten­ta­ron matar­la. Según con­tó a Pre­sen­tes Kar­la Bení­tez, una com­pa­ñe­ra trans que la acom­pa­ñó en los últi­mos días, el 6 de abril un gru­po de cono­ci­dos ata­có a Lola ‑como la cono­cen- en la puer­ta de su vivien­da con una masa, cade­nas y pie­dras has­ta dejar­la incons­cien­te. Kar­la denun­cia tam­bién que hace tiem­po a Lola la esta­ban ame­na­zan­do por redes sociales.

Gabrie­la Ale­jan­dra Homann Aya­la es una sobre­vi­vien­te en el sen­ti­do más cabal, por­que a los 40 superó el pro­me­dio de vida para tra­ves­tis y trans en Amé­ri­ca Lati­na (35 años) sino tam­bién, hace pocos días, sobre­vi­vió un inten­to de tra­ves­ti­ci­dio en su pro­pia casa en Grand Bourg (pro­vin­cia de Bue­nos Aires). Fue en la madru­ga­da del 13 de abril, cuan­do un hom­bre que la había con­tac­ta­do por ser­vi­cios sexua­les en ple­na cua­ren­te­na por Covid-19, la apu­ña­ló varias veces en el cue­llo, la nuca y las manos. Des­pués ata­có a un joven gay que vive en otra habi­ta­ción en el fon­do del terreno y huyó.

El sába­do 25 de abril al atar­de­cer, Tama­ra Deni­se Mora­les –una mujer trans de 36 años– fue tras­la­da­da en ambu­lan­cia des­de la casa de Villa de Mayo, don­de vive con su fami­lia, a la guar­dia del hos­pi­tal Mal­vi­nas Argen­ti­nas. Se sen­tía muy mal, e iban a prac­ti­car­le diver­sos exá­me­nes, inclui­do un tes­teo de coro­na­vi­rus, con­ta­ron sus alle­gadxs. Estu­vo en el hos­pi­tal entre las 20 y las 3 de la madru­ga­da, cuan­do –según dio a cono­cer el hos­pi­tal – , pidió el alta volun­ta­ria y se fue. Su fami­lia y ami­gas no supie­ron más de ella y el domin­go pidie­ron deses­pe­ra­da­men­te en las redes que si alguien la había vis­to se comu­ni­ca­ra con ellxs. Final­men­te la poli­cía la encon­tró muer­ta.

En Recon­quis­ta – una las ciu­da­des más impor­tan­tes del nor­te de San­ta Fe- y don­de por estos días pro­li­fe­ran las mar­chas con­tra la expro­pia­ción de Vicen­tín, ase­si­na­ron el sába­do 13 de junio a Rober­to Mon­je, de 40 años, acti­vo mili­tan­te gay de esa loca­li­dad. Tra­ba­ja­ba en un comer­cio cén­tri­co, por eso era cono­ci­do por la mayor par­te de la ciu­da­da­nía reconquistense.

El cuer­po sin vida esta­ba en el baño de su casa, con dece­nas de heri­das de arma blan­ca, la mayo­ría en la zona del cue­llo. Algu­nos pun­ta­zos en sus manos indi­can que inten­tó defen­der­se. En base a las imá­ge­nes que cap­ta­ron cáma­ras de segu­ri­dad cer­ca­nas a ese domi­ci­lio, en la calle Ludue­ña al 1020, el supues­to ase­sino lle­gó a la casa de Rober­to en bici­cle­ta, el vier­nes alre­de­dor de las 20, y se reti­ró del lugar 11 horas después.

Los efec­tos de la pan­de­mia: vio­len­cia e inten­tos de desalojo

“Se deja cons­tan­cia de la gran preo­cu­pa­ción de este obser­va­to­rio por la diver­si­dad sexual en el actual con­tex­to de pan­de­mia, y en par­ti­cu­lar la espe­cial y deli­ca­da situa­ción que están atra­ve­san­do las per­so­nas trans. Miles de muje­res trans en nues­tro país se encuen­tran inmer­sas en una cri­sis eco­nó­mi­ca-habi­ta­cio­nal, pro­duc­to de la pan­de­mia. Según la Encues­ta Nacio­nal de Alqui­le­res del Mes de Mayo, el 85 % de ellas no pudo pagar el alqui­ler y el 57 % se que­dó sin ingre­sos eco­nó­mi­cos”, expli­ca el informe.

Aun­que el gobierno nacio­nal haya deci­di­do sus­pen­der los des­alo­jos de inquilinos/​as por fal­ta de pago, y aun­que el decre­to pre­si­den­cial inclu­ye a hote­les y pen­sio­nes, la mayo­ría de las tra­ves­tis y trans que habi­tan en esos sitios y que pagan dia­ria­men­te y sin mediar con­tra­to alguno, que­da­ron expues­tas a extor­sio­nes y ame­na­zas por par­te de los/​as

propietarios/​as que incum­plen el decre­to. Según el infor­me, se repor­ta­ron cien­tos de casos don­de estos/​as las arro­ja­ron a las calles por no poder con­ti­nuar abo­nan­do. Uno de los casos más cono­ci­dos fue el del barrio por­te­ño de Bal­va­ne­ra, el due­ño del Hotel Saa­ve­dra ame­na­zó con des­alo­jar a ocho tra­ves­tis que vivían allí.

Las cár­ce­les en pandemia

En abril, a pocos días de decre­tar­se la cua­ren­te­na obli­ga­to­ria, en la Uni­dad Peni­ten­cia­ria N°2 de Sie­rra Chi­ca, pro­vin­cia de Bue­nos Aires, las trans y tra­ves­tis pri­va­das de su liber­tad se dedi­can a fabri­car bar­bi­jos para el per­so­nal de la peni­ten­cia­ria a cam­bio de unas horas de sol en el patio.

Esta es una de las tan­tas vul­ne­ra­bi­li­da­des a las que la pobla­ción trans en situa­ción de encie­rro se ve expues­ta ante la cri­sis del Covid-19. De por sí, y según datos arro­ja­dos por un infor­me rea­li­za­do por Otrans en 2019, el 82% de las per­so­nas tra­ves­tis y trans entre­vis­ta­das no tenía ante­ce­den­tes pre­vio a su con­de­na. La mayo­ría de las muje­res trans pri­va­das de su liber­tad son migran­tes (prin­ci­pal­men­te de Perú y Ecua­dor), con un por­cen­ta­je cada vez mayor sos­te­ni­do, en gran par­te, por deten­cio­nes arbi­tra­rias. En este con­tex­to, el 73% de las tra­ves­tis y trans en cár­ce­les bonae­ren­ses pade­ce algún tipo de enfermedad.

Un mes des­pués, a prin­ci­pios de mayo, en los pabe­llo­nes LGBTI+ de dis­tin­tos com­ple­jos peni­ten­cia­rios ya denun­cia­ban la fal­ta de insu­mos para hacer fren­te a la pan­de­mia. Un infor­me del RESET dio cuen­ta de la dis­cri­mi­na­ción y los ries­gos pro­pios que enfren­ta esta población.

En el Com­ple­jo Peni­ten­cia­rio Fede­ral I de Ezei­za, Emi­liano San­ta Cruz (34 años) pasa sus días jun­to a 21 chi­cos gays en el Pabe­llón A, des­ti­na­do a la pobla­ción car­ce­la­ria LGBTI+. “Duran­te todo el fin de sema­na estu­vi­mos sin señal de cable y de telé­fono, y se pres­ta a con­fu­sión. Creí­mos que que­rían des­in­for­mar­nos sobre lo que está pasan­do con nues­tros com­pa­ñe­ros de Devo­to”, con­tó a Presentes.

Ya el 30 de mar­zo se nota­ba: la cua­ren­te­na por el coro­na­vi­rus había des­ta­pa­do la olla de la vio­len­cia estruc­tu­ral. La pri­me­ra sema­na de ais­la­mien­to pre­ven­ti­vo obli­ga­to­rio en Argen­ti­na dejó en evi­den­cia, entre otras cosas, la emer­gen­cia habi­ta­cio­nal y las con­di­cio­nes pre­ca­rias de vida de la pobla­ción de per­so­nas tra­ves­ti y trans. La mayo­ría de ellas se dedi­ca al tra­ba­jo sexual y a par­tir de estas nue­vas nor­ma­ti­vas por la pan­de­mia de coro­na­vi­rus no han podi­do gene­rar recur­sos para la sub­sis­ten­cia. Esto se tra­du­jo en muchos casos en no poder pagar las pie­zas que alqui­la­ban y ser ame­na­za­das de des­alo­jo o, como ocu­rrió en Cór­do­ba, ser echa­das a la calle con vio­len­cia en ple­na cua­ren­te­na por la pandemia.

“El Covid des­nu­dó no sola­men­te la fal­ta de polí­ti­cas, sino la caren­cia y el incum­pli­mien­to de los dere­chos huma­nos de las per­so­nas trans en Argen­ti­na”, apun­tó Mar­ce­la Romero.

Fuen­te: AnRed – Foto de portada:Legüera/Archivo Presentes

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