Perú.Asesinan a defen­sor ambien­tal en Madre de Dios ame­na­za­do por inva­so­res de terrenos

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 13 de sep­tiem­bre de 2020

Rober­to Car­los Pache­co Villa­nue­va, hijo del defen­sor ambien­ta­lis­ta Deme­trio Pache­co, fue ase­si­na­do el vier­nes 11 de setiem­bre cuan­do salió a reco­rrer su con­ce­sión fores­tal, ubi­ca­da en la mar­gen dere­cha de la carre­te­ra Inter­oceá­ni­ca, en Madre de Dios. Se pre­su­me que los auto­res de su muer­te serían inva­so­res de terre­nos rela­cio­na­dos a la mine­ría ile­gal. Tan­to él como su padre venían sien­do ama­ne­za­dos des­de el 2012, cuan­do se ini­ció la inva­sión de sus terrenos.

Según el por­tal Ojo Públi­co, el ase­si­na­to de Rober­to Car­los Pache­co suma­ría como el cuar­to defen­sor ambien­tal ase­si­na­do en lo que va de la pandemia.

El cuer­po de Rober­to Car­los fue encon­tra­do por su padre Deme­trio en medio de una tro­cha que con­du­cía a un terreno agrí­co­la de la comu­ni­dad de San Juan, pre­dio colin­dan­te con la con­ce­sión de Pache­co. Dos balas, una en la cabe­za y otra en la cade­ra ter­mi­na­ron con la vida de Pache­co Villanueva.

Un día antes de su ase­si­na­to, Rober­to Car­los salió como de cos­tum­bre a reco­rrer su con­ce­sión pero esta vez no regre­só a casa. Preo­cu­pa­dos por su des­apa­ri­ción, dos de las per­so­nas que tra­ba­ja­ban con él y su padre salie­ron en bus­car­lo. Lamen­ta­ble­men­te lo encon­tra­ron muerto.

De acuer­do con infor­ma­ción poli­cial que deta­lla Mon­ga­bay Latam, el cuer­po fue ubi­ca­do en una tro­cha de acce­so a un pre­dio agrí­co­la ubi­ca­da a la altu­ra del kiló­me­tro 356 de la carre­te­ra Inter­oceá­ni­ca Urcos-Iña­pa­ri, a unos dos kiló­me­tros de dis­tan­cia de esta vía prin­ci­pal. Muy cer­ca encon­tra­ron un vehícu­lo color naran­ja, sin pla­ca de roda­je y sin núme­ro de cha­sis. La fis­cal Miriam Huill­ca Hua­mán, de la Segun­da Fis­ca­lía Pro­vin­cial Penal Cor­po­ra­ti­va de Tam­bo­pa­ta, lle­gó has­ta la esce­na del crimen.

His­to­rial de amenazas

«Aquí estás per­dien­do tu tiem­po, tú eres el que tie­nes que des­apa­re­cer de aquí», fue la últi­ma ame­na­za que reci­bió Rober­to Car­los Pache­co en abril de este año. El ame­dren­ta­mien­to pro­vino de un gru­po de apro­xi­ma­da­men­te seis per­so­nas que se encon­tra­ba den­tro de la con­ce­sión de Pache­co y los recri­mi­nó por haber tala­do algu­nos de sus árboles.

Las inva­sio­nes a la con­ce­sión de 842 hec­tá­reas de bos­que adju­di­ca­das a Pache­co empe­za­ron a regis­trar­se en el año 2012. Este terreno, dedi­ca­do prin­ci­pal­men­te al apro­ve­cha­mien­to de la cas­ta­ña, está a su nom­bre des­de 1995. “Des­de que empe­za­ron a inva­dir, en el 2012, he rea­li­za­do por lo menos ocho denun­cias por defo­res­ta­ción”, ase­gu­ra Pacheco.

Fue siguien­do ese camino en defen­sa de los bos­ques de Madre de Dios que se con­vir­tió en vice­pre­si­den­te del Comi­té de Ges­tión de la Reser­va Nacio­nal Tam­bo­pa­ta, inte­gra­do por un gru­po de ambien­ta­lis­tas y pro­pie­ta­rios de con­ce­sio­nes fores­ta­les ubi­ca­das en la zona de amor­ti­gua­mien­to de esta área pro­te­gi­da. Todo ellos lle­van años enfren­tán­do­se abier­ta­men­te a la mine­ría ile­gal, la tala ile­gal y las inva­sio­nes de terrenos.

“En junio del 2016 pedí una medi­da cau­te­lar para que para­li­cen todo tipo de acti­vi­da­des en la vía admi­nis­tra­ti­va y en el cam­po, pero es letra muer­ta. Ellos [se refie­re a los inva­so­res] han pre­sen­ta­do supues­tos cer­ti­fi­ca­dos de pose­sión de los años 1988 y 1989. Noso­tros pedi­mos imá­ge­nes y has­ta el año 2005 no hay cam­bio en la cober­tu­ra bos­co­sa, ¿Cómo en 1988 otor­ga­ron cons­tan­cias?”, seña­la Pache­co en refe­ren­cia a los docu­men­tos que entre­gan a las auto­ri­da­des regio­na­les para cer­ti­fi­car el cam­bio de uso de sue­lo que ocu­rre en el bosque.

Por su par­te, la repre­sen­tan­te de la Defen­so­ría del Pue­blo en Madre de Dios, Gui­mo Loai­za, ase­gu­ró que eva­lua­rán soli­ci­tar pro­tec­ción para Deme­trio y su fami­lia. “Hay muchos con­ce­sio­na­rios que han sido ame­na­za­dos. Ellos están expues­tos al ries­go de sufrir cual­quier aten­ta­do al estar en zonas pró­xi­mas a la mine­ría ile­gal y a los inva­so­res. Los que tie­nen con­ce­sio­nes fores­ta­les son los más vul­ne­ra­bles”, explica.

La Rela­to­ra Espe­cial sobre la situa­ción de los defen­so­res de los dere­chos huma­nos de las Nacio­nes Uni­das, Mary Law­lor, tam­bién se pro­nun­ció sobre el ase­si­na­to de Pache­co en sus redes socia­les. “Reci­bo des­de Perú la terri­ble noti­cia de que Rober­to Car­los Pache­co Villa­nue­va, hijo del defen­sor ambien­tal Deme­trio Pache­co, fue ase­si­na­do”, escri­bió en su cuen­ta de Twitter.

Mafias de la mine­ría y tala ilegal

La fis­cal Kari­na Garay, de la Fis­ca­lía Espe­cia­li­za­da en Mate­ria Ambien­tal de Madre de Dios, seña­la que la tala ile­gal, la mine­ría ile­gal y el trá­fi­co de tie­rras son lide­ra­das por mafias que se han ins­ta­la­do en Madre de Dios. “Quie­nes están com­pro­me­ti­dos con la con­ser­va­ción son ame­na­za­dos. Muchas veces no pre­sen­tan sus denun­cias ante la Fis­ca­lía por mie­do a lo que les pue­da pasar”.

Garay expli­ca que los inva­so­res de tie­rra son mafias que ope­ran jun­to con la mine­ría ile­gal y la tala ile­gal. Las con­ce­sio­nes inva­di­das, muchas veces bajo la facha­da de aso­cia­cio­nes de agri­cul­to­res, pasan con el tiem­po a manos de mine­ros ile­ga­les cuan­do ya se defo­res­tó el bos­que, expli­ca Garay.

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La mine­ría ile­gal es una de las acti­vi­da­des que ama­ne­za a las comu­ni­da­des. Foto FEMA Madre de Dios

Lo ocu­rri­do con el hijo de Deme­trio Pache­co ha alar­ma­do a otros con­ce­sio­na­rios que son víc­ti­mas de esta vio­len­cia. “Ten­go medio y qui­sie­ra dejar la con­ce­sión”, dice Freddy Vrac­ko, hijo del ambien­ta­lis­ta Alfre­do Vrac­ko, ase­si­na­do den­tro de su con­ce­sión en noviem­bre de 2015 por tala­do­res ilegales.

Vrac­ko seña­la que son muchos los due­ños de con­ce­sio­nes en Madre de Dios que tie­nen sus terre­nos inva­di­dos y son víc­ti­mas de ame­na­zas. Comen­ta tam­bién que las denun­cias en las fis­ca­lías se que­dan estan­ca­das o son archi­va­das y lo mis­mo suce­de con las inves­ti­ga­cio­nes policiales.

FUENTE: Way​ka​.pe

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