Para­guay. Cri­men de Lesa Huma­ni­dad : el ros­tro de la bar­ba­rie de las cla­ses dominantes

Por Hugo Ruiz Díaz Bal­bue­na, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 8 de sep­tiem­bre de 2020.

Los ase­si­na­tos

El día 2 de setiem­bre las fuer­zas mili­ta­res, actuan­do como Fuer­zas de Tarea Con­jun­ta, ase­si­na­ron a dos niñas, María Car­men y Lilia­na Maria­na Villal­ba, niñas de 11 años, en la loca­li­dad de Yvy Yaú, en el Nor­te del país. Un hecho tene­bro­so eje­cu­ta­do por las lla­ma­das Fuer­zas de Tarea Con­jun­ta bajo pre­sun­to com­ba­te al lla­ma­do Ejér­ci­to del Pue­blo Para­gua­yo (EPP). Las dos niñas poseen la nacio­na­li­dad argen­ti­na y esta­ban de visi­ta a sus fami­lia­res resi­den­tes en Con­cep­ción, igual­men­te al nor­te del país. Esta ope­ra­ción fue rea­li­za­da bajo la direc­ción del Pre­si­den­te de la Repú­bli­ca y Jefe de Esta­do, Mario Abdo Bení­tez, la fis­ca­li­za­ción de la Fis­ca­lía Gene­ral de la Repú­bli­ca y de jueces.

Los cuer­pos de María Car­men y Lilia­na Maria­na Villal­ba, fue­ron ente­rra­dos sin nin­gún trá­mi­te como NN. Sin siquie­ra pro­ce­der a una iden­ti­fi­ca­ción de las niñas ase­si­na­das. Los res­pec­ti­vos “uni­for­mes mili­ta­res” con que fue­ron ves­ti­das las ase­si­na­das, inci­ne­ra­dos a su vez por “temor al COVID”. Des­truc­ción inten­cio­nal, pre­me­di­ta­da de prue­bas del asesinato.

Polí­ti­ca, ins­ti­tu­cio­nal e ideo­ló­gi­ca­men­te, la Fuer­za de Tarea Con­jun­ta, está diri­gi­da, con­tro­la­da y subor­di­na­da a agen­tes nor­te­ame­ri­ca­nos e israe­líes, y apo­ya­das por para­mi­li­ta­res y mili­ta­res colom­bia­nos. For­mal­men­te, está com­pues­ta por fuer­zas arma­das, poli­cia­les y por agen­tes del ser­vi­cio de lucha con­tra la dro­ga. Es una fuer­za cues­tio­na­da por sus actos de corrup­ción gene­ra­li­za­da, por aso­cia­ción con nar­co­tra­fi­can­tes y por la per­se­cu­ción y ate­rro­ri­za­ción de movi­mien­tos cam­pe­si­nos y de la pobla­ción. Inclu­yen­do los ajus­tes de cuen­tas entre las mis­mas fuer­zas al más puro esti­lo de la Mafia. 

Un cri­men inter­na­cio­nal como par­te de una prác­ti­ca hemisférica

Este ase­si­na­to cruel inter­pe­la a una refle­xión polí­ti­ca y social con­tex­tua­li­za­da, más allá de la legí­ti­ma indig­na­ción que pro­vo­ca el accio­nar delin­cuen­cial e infan­ti­ci­da de Mario Abdo Bení­tez y del gobierno en su conjunto.

Pri­me­ro, impor­tan­te es sub­ra­yar que este cri­men de Esta­do no es un hecho ais­la­do. Es una polí­ti­ca del Esta­do rela­cio­na­da estre­cha­men­te con la Masa­cre de Curu­guaty, hecho mon­ta­do por los pode­res fác­ti­cos, para per­pe­trar el cri­men del Gol­pe de Esta­do de junio del 2012 con­tra el gobierno de Fer­nan­do Lugo. Fue en ese junio del 2012 que se pro­du­jo el res­que­bra­ja­mien­to de toda la ins­ti­tu­cio­na­li­dad del Esta­do, inclu­yen­do la rup­tu­ra de la estruc­tu­ra jurí­di­co-polí­ti­ca y social. 

Asi­mis­mo, el cri­men se pro­du­ce en una situa­ción de ten­sio­nes socia­les agu­di­za­dos, de con­flic­tos, de agu­di­za­ción de la lucha de cla­ses, de cri­sis estruc­tu­ral final del Esta­do para­gua­yo y de su sis­te­ma capi­ta­lis­ta sub­de­sa­rro­lla­do, depen­dien­te, peri­fe­ria de la periferia.

Se pro­du­ce en medio de una ofen­si­va polí­ti­co-empre­sa­rial vio­len­ta con­tra los sin­di­ca­tos, con­tra la edu­ca­ción públi­ca, con­tra maes­tros, con­tra la salud públi­ca, con­tra estu­dian­tes, con el obje­ti­vo de que el capi­tal tras­na­cio­nal y gru­pos mafio­sos empre­sa­ria­les loca­les, se apro­pien ilí­ci­ta­men­te de recur­sos públi­cos y de empre­sas públicas.

Segun­do, el aná­li­sis con­tex­tual de este atroz cri­men, nos per­mi­te ubi­car­lo den­tro de la ofen­si­va de agre­sión del impe­ria­lis­mo nor­te­ame­ri­cano en la región. Y ubi­ca­ble den­tro de la ofen­si­va regio­nal de fuer­zas mili­ta­res, polí­ti­cas, eco­nó­mi­cas fas­cis­tas y neo­fas­cis­tas con­tra los pro­ce­sos de cam­bio, de trans­for­ma­ción social, con­tra los pueblos.

Ter­ce­ro, el hecho del ase­si­na­to de las dos niñas es inse­pa­ra­ble de la ofen­si­va, de las agre­sio­nes y de los crí­me­nes come­ti­dos por el régi­men impe­ria­lis­ta nor­te­ame­ri­cano con­tra la Repú­bli­ca Boli­va­ria­na de Vene­zue­la. Recor­de­mos al res­pec­to la pre­sen­cia y el apo­yo incon­di­cio­nal del gobierno fas­cis­ta de Mario Abdo Bení­tez, del Par­ti­do Colo­ra­do y de otras fuer­zas polí­ti­cas y eco­nó­mi­cas crio­llas, al acto de agre­sión impe­ria­lis­ta en el 2019.

Cuar­to. Jurí­di­ca­men­te, des­de las nor­mas del Dere­cho Inter­na­cio­nal Penal, el ase­si­na­to de las dos niñas, cae bajo la figu­ra de Eje­cu­ción extra­ju­di­cial o Eje­cu­ción suma­ria. En su natu­ra­le­za jurí­di­ca, este ase­si­na­to es un Cri­men de lesa Huma­ni­dad, acor­de con la defi­ni­ción adop­ta­da por el Esta­tu­to de Roma de 1998, por el Dere­cho inter­na­cio­nal con­sue­tu­di­na­rio. Fue come­ti­do en el con­tex­to de la acción pla­ni­fi­ca­da por el Esta­do mis­mo como polí­ti­ca. Es Polí­ti­ca de Esta­do. No se tra­ta de un “error”, de un acto ais­la­do. Es un cri­men inter­na­cio­nal, cuyo pri­mer res­pon­sa­ble es Mario Abdo Bení­tez. La com­pli­ci­dad de gru­pos eco­nó­mi­cos de pro­pa­gan­da, de sus “perio­dis­tas” en este cri­men, es un hecho.

El ase­si­na­to de las dos niñas, este Cri­men de Lesa Huma­ni­dad, como polí­ti­ca de pro­lon­ga­ción de otros crí­me­nes, cons­ti­tu­ye un pun­to de rup­tu­ra. Las cla­ses domi­nan­tes cru­za­ron la línea roja. Ya no exis­ten lími­tes. El men­sa­je a la pobla­ción es claro. 

De ahí que la lucha fron­tal es “nin­gu­na impu­ni­dad para todos y cada uno de los cri­mi­na­les de Lesa Huma­ni­dad, sea cual fue­re su gra­do de res­pon­sa­bi­li­dad”. Y esa lucha recla­ma a su vez, exi­ge, una con­fron­ta­ción polí­ti­co-social direc­ta con las cla­ses dominantes

Es a la vez, un reto para las fuer­zas pro­gre­sis­tas y de izquier­da. Una oca­sión para un reagru­pa­mien­to, para vol­ver a recons­truir legi­ti­mi­dad, cre­di­bi­li­dad. Una opor­tu­ni­dad en esta cri­sis final del Esta­do para­gua­yo, para cons­truir una res­pues­ta colec­ti­va y orgá­ni­ca; para reto­mar su ori­gen e iden­ti­dad que son las luchas en las calles, inser­tos en los movi­mien­tos socia­les y res­pon­dien­do a las expec­ta­ti­vas popu­la­res. Antes de que ven­gan por la cabe­za de todos con un Plan Cón­dor II ya en marcha.

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