Nación Mapu­che. El “con­flic­to Mas­car­di” y la mira­da racis­ta sobre el pue­blo Mapuche

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 7 de sep­tiem­bre de 2020

Cuan­do los medios de comu­ni­ca­ción hablan del “con­flic­to Mas­car­di”, nun­ca nos ente­ra­mos quié­nes son los mapu­che, cuá­les son sus rei­vin­di­ca­cio­nes y, mucho menos, cuá­les son los intere­ses que los exclu­yen de la esce­na polí­ti­ca, escri­be el Gru­po GEMAS. Ya sea los que defien­den al gobierno como los que se opo­nen con ideo­lo­gías racis­tas, solo están hablan­do de grie­tas, de agen­das par­ti­da­rias y de intere­ses inmo­bi­lia­rios amenazados.

Los medios de comu­ni­ca­ción y los fun­cio­na­rios de gobierno hablan del “con­flic­to Mas­car­di”. Y con este nom­bre se nos vie­ne a la men­te una cade­na de sig­ni­fi­ca­cio­nes: incen­dios de pro­pie­dad pri­va­da, pie­dras, “fal­sos mapu­ches”, enca­pu­cha­dos, anar­quis­tas, veci­nos movi­li­za­dos en con­tra de la vio­len­cia y a favor de la pro­pie­dad pri­va­da, Par­ques Nacio­na­les como bien común y un enfren­ta­mien­to polí­ti­co con len­gua­je “de grie­ta” entre la pro­vin­cia de Río Negro y Nación. No es la pri­me­ra vez que se ins­ta­la un enca­de­na­mien­to como este en la socie­dad (por ejem­plo, cuan­do la pro­vin­cia de Chu­but que­ría hacer un cen­tro de esquí en el Cerro León, terri­to­rio de las comu­ni­da­des Cañio y Ñiripil). 

En este tipo de cons­truc­ción domi­nan­te acer­ca de los “con­flic­tos” nun­ca nos ente­ra­mos quié­nes son los mapu­che, cuá­les son sus rei­vin­di­ca­cio­nes y, mucho menos, cuá­les son los intere­ses que los exclu­yen de la esce­na polí­ti­ca. Debe­ría­mos saber lo siguien­te: cuan­do los medios de comu­ni­ca­ción hablan del “con­flic­to Mas­car­di” –ya sea los que defien­den al gobierno como los que se opo­nen con ideo­lo­gías racis­tas — no están hablan­do del Pue­blo Mapu­che. Solo están hablan­do de grie­tas, de agen­das par­ti­da­rias y de intere­ses inmo­bi­lia­rios amenazados. 

Para poder des­en­ma­ra­ñar esta infor­ma­ción, qui­sié­ra­mos com­par­tir algu­nos pun­tos que no pue­den ser olvi­da­dos a la hora de pen­sar­nos ciu­da­danxs crí­ticxs de los acontecimientos. 

Las expe­rien­cias des­igua­les ante la justicia

La socie­dad bari­lo­chen­se ya emi­tió un jui­cio, ava­la­do por los medios y los dis­cur­sos de dis­tin­tos fun­cio­na­rios: los mapu­che incen­dia­ron las caba­ñas de los alre­de­do­res y ape­drean per­so­nas y autos que tran­si­tan la ruta 40, entre otras accio­nes irra­cio­na­les. Pero la comu­ni­dad Laf­ken Win­kul Mapuha­ce rato que vie­ne denun­cian­do públi­ca­men­te que lle­gan autos o per­so­nas has­ta la comu­ni­dad y dis­pa­ran balas hacia sus luga­res de resi­den­cia o que vie­ron pasar per­so­nas con bido­nes el día de dicho incen­dio. Es decir, que exis­te un gran mon­ta­je alre­de­dor de los hechos. 

En todo caso, y has­ta que la jus­ti­cia inves­ti­gue, no nos olvi­de­mos que la comu­ni­dad mapu­che tam­bién está recla­man­do por la ver­dad. Solo que ese recla­mo ini­cia algu­nos pasos atrás, por­que pri­me­ro deben con­fiar en el Esta­do –recor­de­mos que pre­fec­tu­ra ase­si­nó por la espal­da a Rafael Nahuel en su comu­ni­dad — y en que hay inten­ción polí­ti­ca de ase­gu­rar las con­di­cio­nes de igual­dad nece­sa­rias para que real­men­te haya justicia. 

Inclu­so cuan­do lle­ga un auto y empie­za a dis­pa­rar hacia la comu­ni­dad don­de jue­gan varios niños y niñas… ¿A quién le van a hacer la denun­cia? Para las comu­ni­da­des mapu­che de la zona no es un camino efec­ti­vo recu­rrir a la poli­cía pro­vin­cial. Es pro­ba­ble que una inves­ti­ga­ción seria y com­ple­ta iden­ti­fi­que dis­tin­tos acto­res invo­lu­cra­dos en el con­flic­to, diver­sos intere­ses, polí­ti­cas poco trans­pa­ren­tes (como por ejem­plo, el hecho de que haya caba­ñas y otras infra­es­truc­tu­ras en manos de pri­va­dos en la juris­dic­ción de Par­ques Nacio­na­les) y corrup­cio­nes en dife­ren­tes nive­les del Estado.

Las imá­ge­nes racis­tas sobre los mapuche

Muchas de las imá­ge­nes pre­jui­cio­sas son pro­duc­to de las malas inten­cio­nes, pero tam­bién del des­co­no­ci­mien­to. Se dice que quie­nes inte­gran la Laf­ken Win­kul Mapuno son ver­da­de­ros mapu­che por­que vie­nen de los barrios pobres de Bari­lo­che y por­que usan capu­chas. En con­tra­po­si­ción se sos­tie­ne que el ver­da­de­ro mapu­che vive en la rura­li­dad y se com­por­ta como peque­ño pro­duc­tor o peón de cam­po, y que los autén­ti­cos recla­mos son los que sur­gen de la pro­ble­má­ti­cas del campo. 

Aho­ra bien, el Pue­blo Mapu­che ha sido des­alo­ja­do y des­pla­za­do duran­te 140 años. Muchas fami­lias mapu­che viven en el cam­po, pero muchas otras viven en la ciu­dad. Por lo tan­to, las tra­yec­to­rias his­tó­ri­cas y las expe­rien­cias de vida son dife­ren­tes, y no por eso unas for­mas de vida son más mapu­che que otras. Como expre­só uno de los inte­gran­tes de la comu­ni­dad, mien­tras dia­lo­ga­ban con fun­cio­na­rios del gobierno nacio­nal, si usan capu­chas es por­que están acos­tum­bra­dos al mal­tra­to públi­co en una ciu­dad dis­cri­mi­na­do­ra. En defi­ni­ti­va, el Pue­blo Mapu­che es diver­so, se encuen­tra en el cam­po y en la ciu­dad, así como tam­bién lo son sus his­to­rias, sus expe­rien­cias de vida y sus broncas.

La bur­la como discriminación

El Pue­blo Mapu­che uti­li­za una her­mo­sa pala­bra para dar sen­ti­do al cur­so de su his­to­ria: “levan­tar­se”. Se levan­ta una cere­mo­nia, se levan­ta una auto­ri­dad ances­tral, se levan­ta la len­gua mapu­che y se levan­ta un pue­blo cuan­do se pone de pie. Con los años, las nue­vas gene­ra­cio­nes fue­ron toman­do con­cien­cia de sus his­to­rias, de los pro­fun­dos y valio­sos cono­ci­mien­tos de sus ances­tros y de las filo­so­fías de vida mapu­che en torno al terri­to­rio. Las comu­ni­da­des saben lo serio y deli­ca­do que es levan­tar­se como machi y la nece­si­dad de levan­tar un rewe cere­mo­nial en un espa­cio fue­ra de la urba­ni­dad. Tam­bién saben de los com­pro­mi­sos y las alian­zas que, en el trans­cur­so de este pro­ce­so, se van sellan­do con las fuer­zas del lugar.

Sin pre­ten­der expli­car el entra­ma­do de cono­ci­mien­tos y sabe­res que están “levan­tan­do” las comu­ni­da­des mapu­che en la tota­li­dad del Wall­ma­pu, que­re­mos sub­ra­yar otro con­cep­to: “res­guar­do”. Des­de la pers­pec­ti­va mapu­che, el terri­to­rio debe ser res­guar­da­do, por ejem­plo de las empre­sas extrac­ti­vas o de la expo­lia­ción del turis­mo. La pri­me­ra alian­za de la Laf­ken Win­kul Mapues con las fuer­zas del terri­to­rio (con el lago, los bos­ques, el cerro, los ani­ma­les, las plan­tas, los arro­yos, los menu­cos, etc.). Las recu­pe­ra­cio­nes terri­to­ria­les del Pue­blo Mapu­che nun­ca estu­vie­ron movi­li­za­das por intere­ses inmo­bi­lia­rios o por algún tipo de cálcu­lo eco­nó­mi­co. En un con­tex­to de pan­de­mias, de desas­tres natu­ra­les, de medioam­bien­tes degra­da­dos… ¿no sería impor­tan­te escu­char, cono­cer y apren­der acer­ca de qué sig­ni­fi­ca “res­guar­dar” el territorio?

En con­tra­po­si­ción, los comen­ta­rios en las redes o en los medios se bur­lan del rol de machi, de la impor­tan­cia de soñar y de los pro­ce­sos de “levan­ta­mien­to”, al mis­mo tiem­po que en torno a su figu­ra crean “som­bras” con “oscu­ros intere­ses”. Nos sor­pren­de las pocas ganas de cono­cer al otro. Podría­mos pre­gun­tar­nos al menos por qué estxs niñxs, jóve­nes, adultxs y ancianxs dedi­can su vida a una rei­vin­di­ca­ción colectiva.

¿Quié­nes están arma­dos? ¿Quié­nes son peligrosos?

Pero hoy esta­mos escri­bien­do por­que los últi­mos acon­te­ci­mien­tos esca­la­ron una gra­ve­dad iné­di­ta. Sabe­mos que los dis­cur­sos racis­tas se fijan en for­ma­cio­nes dis­cur­si­vas y se encar­nan en hechos, que habi­li­tan esce­na­rios polí­ti­cos don­de no todas las vidas valen lo mis­mo. Inclu­so, como está pasan­do en Bari­lo­che, esce­na­rios en los que la expre­sión “jus­ti­cia por mano pro­pia” habi­li­ta “matar mapu­che”. Y tam­bién sabe­mos que en estas cir­cuns­tan­cias hay que denun­ciar, parar la esca­la­da y res­pon­sa­bi­li­zar. El jue­ves 27 de agos­to trans­cen­die­ron local­men­te videos y men­sa­jes que cir­cu­la­ban en las redes acer­ca de un gru­po que se esta­ba arman­do para ata­car a la comu­ni­dad Laf­ken Win­kul Mapu. Este hecho es un sín­to­ma de alar­ma, un quie­bre, un lími­te. Todxs lxs ciu­da­danxs debe­ría­mos com­par­tir este mis­mo tope ¿Qué tipo de con­vi­ven­cias esta­mos construyendo?

Por Gru­po GEMAS (Gru­po de Estu­dio de Memo­rias Alte­ri­za­das y Subor­di­na­das, San Car­los de Bariloche). 

FUENTE: Cose­cha Roja . Red Lati­no­ame­ri­ca­na de Perio­dis­tas Judiciales

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