Femi­nis­mos. En Madrid las lim­pia­do­ras dicen “Para ellos somos como las jerin­gas, descartables”

Por Jose­fi­na L. Mar­tí­nez, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 25 de agos­to de 2020.

Con­cen­tra­ción de las lim­pia­do­ras del Hos­pi­tal Gre­go­rio Mara­ñón con­tra la pri­va­ti­za­ción el 11 de junio. Twit­ter @iDiarioES

Las vidas de lim­pia­do­ras, auxi­lia­res, cui­da­do­ras, enfer­me­ras… impor­tan. Estas muje­res, esla­bo­nes más pre­ca­rios de la aten­ción sani­ta­ria, se movi­li­zan des­de Madrid a Bue­nos Aires para recla­mar sus derechos

Lim­pia­do­ras, cela­do­ras, auxi­lia­res, cui­da­do­ras, enfer­me­ras… sus cuer­pos exhaus­tos son los esla­bo­nes más pre­ca­rios en la cade­na de la aten­ción sani­ta­ria. Quie­nes se han expues­to en pri­me­ra línea para com­ba­tir una pan­de­mia que nadie espe­ra­ba, y para la que no está­ba­mos pre­pa­ra­dos. Des­de Madrid a la pro­vin­cia de Bue­nos Aires, en Argen­ti­na, ellas se orga­ni­zan con­tra pri­va­ti­za­cio­nes y recor­tes, por­que las vidas de las tra­ba­ja­do­ras tam­bién impor­tan y la sani­dad no debe­ría ser un negocio. 

“Somos esen­cia­les. Sin una bue­na lim­pie­za, un hos­pi­tal no funciona”

Duran­te la pri­me­ra ola de la pan­de­mia, las lim­pia­do­ras sani­ta­rias estu­vie­ron en el cen­tro de la tor­men­ta. En Madrid, epi­cen­tro de la cri­sis, arries­ga­ron sus vidas para desin­fec­tar salas de urgen­cia, fre­gar sue­los y qui­ró­fa­nos, sin con­tar con la pro­tec­ción ade­cua­da. ¿Y cómo les paga­ron? El gobierno de Díaz Ayu­so anun­cia­ba el 3 de junio la pri­va­ti­za­ción del ser­vi­cio de lim­pie­za del Hos­pi­tal Gre­go­rio Mara­ñón (el úni­co hos­pi­tal de la ciu­dad que has­ta aho­ra man­tie­ne a las lim­pia­do­ras en plan­ti­lla). Gra­cias a la lucha de las tra­ba­ja­do­ras y las denun­cias pre­sen­ta­das por los sin­di­ca­tos, la lici­ta­ción se ha fre­na­do, pero pue­de reto­mar­se en cual­quier momen­to. Por eso, ellas se han orga­ni­za­do y siguen en pie de gue­rra. En pleno verano, duran­te julio y agos­to, se las podía ver con sus batas ver­des y ama­ri­llas fren­te a las puer­tas del hos­pi­tal, acom­pa­ña­das por veci­nos, estu­dian­tes y orga­ni­za­cio­nes soli­da­rias. Aho­ra pre­pa­ran una gran mani­fes­ta­ción para septiembre. 

María Villa Fuen­tes Sán­chez empe­zó a tra­ba­jar en el Gre­go­rio Mara­ñón hace 15 años. Pri­me­ro hacien­do suplen­cias, y con un pues­to esta­ble des­de el 2015. “La pan­de­mia la vivi­mos con sus­to, era algo que no cono­cía­mos, y nadie nos expli­ca­ba nada. No tenía­mos mate­ria­les para enfren­tar­nos a desin­fec­cio­nes, con per­so­nas que habían con­traí­do el virus e inclu­so que habían falle­ci­do”. Cuen­ta que los pro­to­co­los cam­bia­ban todos los días, la incer­ti­dum­bre era total y ter­mi­na­ban ago­ta­das. Son 553 lim­pia­do­ras, entre el Hos­pi­tal Cen­tral y la Mater­ni­dad, inclu­yen­do el per­so­nal que se con­tra­tó para refor­zar la lucha con­tra el coronavirus.

“Todas las com­pa­ñe­ras nos mirá­ba­mos sin decir nada y con una gran tris­te­za. Y lue­go la vuel­ta a casa era lo más duro, por­que no sabía­mos lo que podía­mos lle­var a nues­tros hijos o nues­tros padres, per­so­nas mayo­res”. Su rela­to es estre­me­ce­dor: “Fue como el peor de los sue­ños, como una pelí­cu­la de cien­cia fic­ción, don­de por un sim­ple virus la gen­te va murien­do y hay un caos tre­men­do. Pues eso es lo que vivi­mos allí. Y des­pués de todo lo que hemos pasa­do, que fue­ron meses muy duros y ago­ta­do­res, nos dan la noti­cia de que quie­ren pri­va­ti­zar el ser­vi­cio de lim­pie­za de este hos­pi­tal”, dice con indig­na­ción. “En el ser­vi­cio de lim­pie­za somos las gran­des olvi­da­das, las invi­si­bles, pero nos hemos dado cuen­ta de que somos muy impor­tan­tes. Somos esen­cia­les. Por­que si en esta pan­de­mia no hubie­ra habi­do una lim­pie­za pro­fe­sio­nal, exhaus­ti­va y minu­cio­sa, hubie­ra muer­to muchí­si­ma más gente.” 

A Elvi­ra Díaz Maro­to tam­bién te la pue­des encon­trar en cada con­cen­tra­ción, megá­fono en mano, can­tan­do a viva voz: “Con nues­tras baye­tas y fre­go­nas hemos lucha­do, aho­ra voso­tros nos dais un palo”. Es lim­pia­do­ra en el Gre­go­rio Mara­ñón hace poco más de un año, don­de cubre la baja de una com­pa­ñe­ra. La pan­de­mia la vivió como una pesa­di­lla, lo recuer­da y no pue­de evi­tar la emo­ción: “He lle­ga­do a estar lim­pian­do una cama y que un abue­lo que me aga­rre la mano y me diga: ‘¿Me estoy murien­do, ¿ver­dad?’. Y tener que mirar­le, son­reír­le y decir­le: ‘No, hom­bre, usted tran­qui­lo, que va a salir de esta’. Y saber que no tenía a nadie de su familia”.

Al mie­do y la inse­gu­ri­dad se sumó el mal­tra­to de par­te de la geren­cia del hos­pi­tal. “Nos empe­za­mos a dar cuen­ta que las de lim­pie­za está­ba­mos total­men­te des­pro­te­gi­das, por­que solo había mas­ca­ri­llas para el per­so­nal sani­ta­rio, como lo lla­man ellos, y noso­tras no entrá­ba­mos den­tro de su pro­yec­to de per­so­nal sani­ta­rio. De hecho, no entrá­ba­mos por­que el señor geren­te y la seño­ra Ayu­so ya tenían en vis­ta que la lim­pie­za iban a pri­va­ti­zar­la, se la iban a entre­gar a una empre­sa privada”.

Empre­sas como Cle­ce de Flo­ren­tino Pérez o Ferro­vial podrían que­dar­se con la ges­tión de la lim­pie­za del Gre­go­rio Mara­ñón. Gru­pos pri­va­dos que ges­tio­nan la salud como un nego­cio, con fata­les con­se­cuen­cias para la pobla­ción, como ya se vio en las resi­den­cias de mayo­res en Madrid –focos del con­ta­gio, con la mayor can­ti­dad de muer­tos – . Estas gran­des empre­sas que pro­veen ser­vi­cios de lim­pie­za a hos­pi­ta­les, ofi­ci­nas y uni­ver­si­da­des tie­nen como mar­ca regis­tra­da la pre­ca­rie­dad de una mano de obra femi­ni­za­da y racializada. 

En el Gre­go­rio Mara­ñón, las tra­ba­ja­do­ras ase­gu­ran que, si hay pri­va­ti­za­ción, la ecua­ción es sim­ple: se redu­cen los pues­tos de tra­ba­jo, se pier­den dere­chos y se tra­ba­ja más, en peo­res con­di­cio­nes. ¿Y quién quie­re ser ingre­sa­do en un hos­pi­tal que no garan­ti­ce un buen ser­vi­cio de lim­pie­za? En las pri­va­das “el per­so­nal no es pro­fe­sio­nal ni está cua­li­fi­ca­do para aten­der lim­pie­za de hos­pi­ta­les y mucho menos fren­te a una pan­de­mia como la que esta­mos vol­vien­do a sufrir”, ase­gu­ra María Villa. Por eso “no es bueno para la salud de los madri­le­ños, si con­sen­ti­mos que esta seño­ra siga pri­va­ti­zan­do”. Elvi­ra pien­sa igual: “Nues­tra lucha no es solo por noso­tras, es por todo el mun­do, por­que nos mere­ce­mos una sani­dad públi­ca. No se mere­ce nadie que jue­guen con nues­tra salud, que nos metan empre­sas pri­va­das y haya un mal funcionamiento.” 

“Ayer nos aplau­díais, hoy nece­si­ta­mos que nos apo­yéis y luche­mos jun­tos por una sani­dad 100% públi­ca»”, piden las trabajadoras. 

Las vidas de las tra­ba­ja­do­ras importan

“El papel de la mujer en los ser­vi­cios de salud pue­de con­si­de­rar­se como una exten­sión de sus fun­cio­nes de cui­da­do en el ámbi­to domés­ti­co; la divi­sión del tra­ba­jo en el hogar por sexo se tras­la­da al lugar de tra­ba­jo”. Así expli­ca Nata­lia Agui­le­ra la rela­ción entre femi­ni­za­ción del tra­ba­jo en los hos­pi­ta­les y la pre­ca­rie­dad que viven cada día las tra­ba­ja­do­ras sani­ta­rias. Ella es enfer­me­ra en el Hos­pi­tal San Mar­tín de La Pla­ta, en Argen­ti­na, e inte­gra la Corrien­te de Izquier­da por la Salud Públi­ca. En este país, como en gran par­te de Amé­ri­ca Lati­na, la sani­dad se cae a peda­zos, y solo se sos­tie­ne gra­cias al esfuer­zo de sus tra­ba­ja­do­res y trabajadoras. 

La pre­ca­rie­dad se ha pro­fun­di­za­do en la últi­ma déca­da, con mayo­res recor­tes en todas las áreas, lo que afec­ta en espe­cial a las tra­ba­ja­do­ras: “Con con­di­cio­nes labo­ra­les suma­men­te pre­ca­rias, sin dere­chos de nin­gún tipo y hora­rios fle­xi­bles, para poder amol­dar los hora­rios de tra­ba­jo en el hos­pi­tal (el sala­rio no lle­ga a cubrir la canas­ta bási­ca y muchas somos cabe­zas de hogar) y las tareas domés­ti­cas en nues­tros hoga­res y de cui­da­dos que deman­dan nues­tros hijes”, señala. 

“En momen­tos de pan­de­mia corre­mos de un tra­ba­jo al otro, con los ries­gos que esto impli­ca, aumen­tan­do más la posi­bi­li­dad de con­ta­gio. Esta sobre­car­ga labo­ral nos lle­va a un lógi­co estrés y ago­ta­mien­to, no sólo físi­co sino emo­cio­nal. Suma­do a que quie­nes tra­ba­ja­mos en el ámbi­to de la salud nos enfren­ta­mos todos los días a ganar­le una carre­ra a la enfer­me­dad y la muerte”.

La cri­sis de la covid está gol­pean­do por múl­ti­ples vías a la pobla­ción más vul­ne­ra­ble en Argen­ti­na. A la emer­gen­cia sani­ta­ria y el con­ta­gio de quie­nes deben salir a tra­ba­jar para comer, se suma el aumen­to de la pobre­za y la indi­gen­cia, algo que no ha cam­bia­do bajo los dife­ren­tes gobier­nos. “Quie­nes tra­ba­ja­mos en la salud y sobre todo la salud públi­ca somos quie­nes reci­bi­mos y per­ci­bi­mos en for­ma direc­ta el dete­rio­ro en el que se encuen­tra la salud de los tra­ba­ja­do­res y el pue­blo, que son quie­nes acu­den al hos­pi­tal públi­co. Somos noso­tros muchas veces con nues­tro pro­pio esfuer­zo sor­tean­do la fal­ta de insu­mos, de per­so­nal, can­sa­dos por dobles jor­na­das los que le pone­mos el cuer­po coti­dia­na­men­te para que de algu­na mane­ra la salud públi­ca funcione”.

En medio de esta catás­tro­fe, las tra­ba­ja­do­ras y tra­ba­ja­do­res del hos­pi­tal están ponien­do en pie una nue­va orga­ni­za­ción, eli­gien­do repre­sen­tan­tes des­de todos los sec­to­res, para coor­di­nar­se. “Si hay algo que les tra­ba­ja­do­res tene­mos es ima­gi­na­ción y este momen­to no fue la excep­ción. Les tra­ba­ja­do­res de la Salud nos orga­ni­za­mos tam­bién en Pan­de­mia”, apun­ta con entu­sias­mo Aguilera. 

“Ahí no impor­ta si sos de tera­pia, de mater­ni­dad, clí­ni­co, de la guar­dia, cami­lle­ro o admi­nis­tra­ti­vo, médi­co, enfer­me­ro, higie­ne, resi­den­te, cui­da­dor, esta­mos todos uni­dos en una mis­ma lucha, cons­tru­yen­do una herra­mien­ta que nos per­mi­te la coor­di­na­ción entre los sec­to­res, y des­de no solo exi­gi­mos nues­tras deman­das, sino tam­bién con­tro­la­mos que se efec­ti­vi­cen”. De este modo, han logra­do supe­rar las divi­sio­nes entre dife­ren­tes sec­to­res y entre los diver­sos sin­di­ca­tos. “Saca­mos la con­clu­sión de que debía­mos cons­truir una herra­mien­ta de base, que tuvie­ra la expre­sión de todo el equi­po de Salud jun­to a los sin­di­ca­tos que están en la Salud, es decir nues­tro pri­mer cuer­po de dele­ga­dos y delegadas”.

Al igual que las lim­pia­do­ras madri­le­ñas, las enfer­me­ras y el per­so­nal sani­ta­rio de muchos hos­pi­ta­les en Argen­ti­na están luchan­do con­tra recor­tes y pri­va­ti­za­cio­nes de los gobier­nos y con­tra los gru­pos eco­nó­mi­cos que espe­cu­lan con las clí­ni­cas pri­va­das, mien­tras se dete­rio­ra la sani­dad públi­ca: “Actual­men­te son los mis­mos quie­nes ganan, esos pode­ro­sos que no tie­nen escrú­pu­los en lle­nar­se sus bol­si­llos a cos­ta no solo de nues­tra salud sino de nues­tras vidas”. 

Agui­le­ra sos­tie­ne que es impor­tan­te trans­for­mar toda esa indig­na­ción y el cabreo en fuer­za para seguir luchan­do “no solo por nues­tros pues­tos de tra­ba­jo, con­di­cio­nes de vida, sino para ata­car nues­tro ver­da­de­ro enemi­go: un sis­te­ma social que gene­ra ham­bre, fami­lias en la calle, dis­cri­mi­na­ción, mal­tra­to, mise­ria, pobre­za para noso­tros los tra­ba­ja­do­res, mien­tras unos pocos se la siguen lle­van­do en pala”. 

“Por eso la cons­truc­ción de una herra­mien­ta polí­ti­ca de los tra­ba­ja­do­res, las muje­res y la juven­tud se hace impres­cin­di­ble”, agre­ga. “Somos esen­cia­les, pero para ellos somos como las jerin­gas, des­car­ta­bles. Es ahí don­de se hace fuer­te y se impo­ne la idea de que las vidas tra­ba­ja­do­ras impor­tan, que es un sen­ti­mien­to que nos sale de las entra­ñas y que reco­rre el mun­do. ¡Por­que esta cri­sis la tie­nen que pagar quie­nes la gene­ra­ron, exi­gi­mos que dejen de hacer nego­cios con nues­tras vidas!”, afir­ma Nata­lia Agui­le­ra des­de el otro lado de la línea que une –mucho más de lo que pare­ce– Madrid con Bue­nos Aires. 

Fuen­tes: https://​ctxt​.es/​e​s​/​2​0​2​0​0​8​0​1​/​P​o​l​i​t​i​c​a​/​3​3​1​7​6​/​J​o​s​e​f​i​n​a​-​L​-​M​a​r​t​i​n​e​z​-​m​u​j​e​r​e​s​-​c​a​p​i​t​a​l​i​s​m​o​-​l​i​m​p​i​a​d​o​r​a​s​-​c​u​i​d​a​d​o​r​a​s​-​e​n​f​e​r​m​e​r​a​s​-​s​a​n​i​d​a​d​.​htm , Rebelión.

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