Colom­bia. La pan­de­mia se sale de con­trol y Vene­zue­la debe estar alerta

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 1 de agos­to de 2020.

Bue­na par­te de la evo­lu­ción de la pan­de­mia en Vene­zue­la se defi­ne en la Colom­bia terri­ble­men­te admi­nis­tra­da de Iván Duque ya que en estos días pasa­dos Colom­bia regis­tró cifras récords de nue­vos con­ta­gios y falle­ci­mien­tos por Covid-19.

Según el repor­te del minis­te­rio de Salud del país vecino, en las últi­mas 24 horas se han regis­tra­do más de 10 mil casos y 380 muer­tes. En total, el núme­ro total de casos acti­vos ascien­de 276 mil 55 casos, mien­tras que los falle­ci­mien­tos alcan­zan los 9 mil 454.

La capi­tal Bogo­tá des­pun­ta en com­pa­ra­ción al res­to de ciu­da­des impac­ta­das por la pan­de­mia. El día de ayer fue­ron regis­tra­dos 3 mil 782 nue­vos casos de con­ta­gio y 125 de los 380 falle­ci­mien­tos a nivel nacional.

Pese al subre­gis­tro que ha domi­na­do el mane­jo epi­de­mio­ló­gi­co del gobierno de Iván Duque des­de el prin­ci­pio de la pan­de­mia, las cifras récords acer­can a Colom­bia a los peo­res momen­tos del Covid-19 en terri­to­rio euro­peo, cuan­do el medio millar de falle­ci­mien­tos dia­rios estre­me­cie­ron al mun­do occidental.

Des­de junio el sec­tor empre­sa­rial ha pre­sio­na­do para reabrir la eco­no­mía colom­bia­na, con­si­guien­do en el gobierno de Iván Duque un inter­lo­cu­tor favo­ra­ble a sus intere­ses. Sin embar­go, las cifras récords del día de ayer han obli­ga­do al pre­si­den­te a retro­ce­der, toman­do la deci­sión de exten­der la cua­ren­te­na has­ta el 30 de agosto.

El obje­ti­vo de Duque con­sis­tía en eli­mi­nar las res­tric­cio­nes de ais­la­mien­to el 1 de agos­to con el obje­ti­vo de reani­mar la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca y comer­cial y así rela­jar un table­ro polí­ti­co cal­dea­do por todos los fren­tes. La cri­sis social se agudiza.

La ansie­dad del pre­si­den­te colom­biano por reabrir la eco­no­mía impul­só la pan­de­mia y aho­ra las cifras del minis­te­rio de Salud refle­jan que su enfo­que sigue estan­do equivocado.

El pési­mo mane­jo epi­de­mio­ló­gi­co de Iván Duque y su ter­que­dad de man­te­ner cerra­dos los cana­les de comu­ni­ca­ción con el pre­si­den­te Nico­lás Madu­ro, han pro­vo­ca­do que la cri­sis sani­ta­ria des­de Colom­bia se expan­da hacia Vene­zue­la, sien­do aho­ra mis­mo el fac­tor de mul­ti­pli­ca­ción más impor­tan­te del Covid-19 en terri­to­rio nacional.

En este sen­ti­do, la fron­te­ra bina­cio­nal es cla­ve por ser el canal de trán­si­to de la pandemia.

Nico­lás Madu­ro ha sido insis­ten­te en recla­mar a Duque la nece­si­dad de coope­rar y unir esfuer­zos para tra­tar efec­ti­va­men­te la pan­de­mia en la fron­te­ra. Sobre esto, hace pocos días, Madu­ro afirmó:

“Si estu­vié­ra­mos actuan­do jun­tos, Colom­bia y Vene­zue­la, nos iría mucho mejor (…) pero hay un Gobierno colom­biano que idea­li­zó las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les, es ideo­lo­gía extre­mis­ta, no se da cuen­ta que es un pro­ble­ma humano que tras­cien­de todo y ame­ri­ta un esfuer­zo muy ele­va­do de huma­ni­dad, de sen­ti­do común (…) Iván Duque: es un caso de huma­ni­dad, de sen­sa­tez, sen­ti­do común, y debe­ría­mos estar coor­di­nan­do en la fron­te­ra la aten­ción de la gen­te, hacien­do las prue­bas rápi­das, las del PCR”.

El Gobierno vene­zo­lano ha pues­to todo el múscu­lo posi­ble. Ins­ta­ló un pro­to­co­lo de des­pis­ta­je en la fron­te­ra para la aten­ción de migran­tes (PASI), las auto­ri­da­des mili­ta­res rea­li­zan reco­no­ci­mien­tos aéreos y terres­tres para ubi­car las tro­chas ile­ga­les y recien­te­men­te fue des­man­te­la­da una ban­da dedi­ca­da a la esta­fa de migran­tes que bus­can retor­nar a Vene­zue­la por cual­quier medio disponible.

En La Guai­ra, per­so­nal médi­co toma la tem­pe­ra­tu­ra a una fami­lia de retor­na­dos de Colom­bia con el apo­yo del Gobierno vene­zo­lano. Foto: OCHA

Sin embar­go, estos esfuer­zos pue­den ver­se debi­li­ta­dos en su con­tun­den­cia a medi­da que Duque con­ti­núe con su obs­ti­na­da pos­tu­ra de eva­dir la coope­ra­ción ins­ti­tu­cio­nal con el gobierno venezolano.

Es esen­cial la coope­ra­ción del gobierno colom­biano para for­ta­le­cer los con­tro­les sani­ta­rios en la fron­te­ra, de cara a evi­tar que los medios irre­gu­la­res de ingre­so al país sigan fun­cio­nan­do como una alter­na­ti­va viable.

Duque evi­ta esta­ble­cer esta cola­bo­ra­ción inter­ins­ti­tu­cio­nal por­que ello des­au­to­ri­za­ría la figu­ra de Guai­dó. El pre­si­den­te colom­biano teme que, a raíz de eso, reci­ba un fuer­te rega­ño des­de Washing­ton por rom­per la línea ofi­cial de des­co­no­cer a Nico­lás Maduro.

En Nari­ño pue­de estar ope­ran­do un cálcu­lo inclu­so más per­ver­so: a medi­da que no se con­tri­bu­ya a refor­zar la fron­te­ra, los casos de Covid-19 man­ten­drán su ten­den­cia al alza en Vene­zue­la. Si en el ciclo 2016 – 2019 la migra­ción vene­zo­la­na fue ins­tru­men­ta­li­za­da y explo­ta­da de for­ma maca­bra para sus­traer recur­sos millo­na­rios de los entes mul­ti­la­te­ra­les, en 2020 se le ha dado un nue­vo uso uti­li­ta­rio (e igual­men­te funes­to) para debi­li­tar el cer­co epi­de­mio­ló­gi­co nacional.

Son víc­ti­mas en un doble sentido.

Y para demos­tra­ción de esta diná­mi­ca de uti­li­za­ción y esta­fa es sufi­cien­te evi­den­cia la fal­ta abso­lu­ta de apo­yo guber­na­men­tal de Colom­bia a los migran­tes vene­zo­la­nos, quie­nes se expo­nen a des­alo­jos, pér­di­da de empleo y al con­ta­gio masi­vo como gru­po social en un país don­de la pan­de­mia, la cri­sis social y la des­apa­ri­ción del Esta­do como agen­te de orden campean.

Esa for­ma de expul­sión indi­rec­ta del terri­to­rio colom­biano se com­bi­na con la divi­sión social del tra­ba­jo que gobier­na en la fron­te­ra: los fac­to­res para­mi­li­ta­res que cuen­tan con la venía de Nari­ño, dedi­ca­dos al con­tra­ban­do y al nar­co­trá­fi­co, ve en estos migran­tes des­aten­di­dos un nue­vo rubro de explo­ta­ción económica.

En lo más alto de la pirá­mi­de, Nari­ño capi­ta­li­za polí­ti­ca­men­te todo el proceso.

Foto: Reuters

La natu­ra­le­za glo­bal de la pan­de­mia des­bor­da el con­trol terri­to­rial de los Esta­dos-nacio­na­les, la base mate­rial de su auto­ri­dad. Por esa razón es que pue­de ser plan­tea­do, de acuer­do a cir­cuns­tan­cias espe­cí­fi­cas, como un pro­ble­ma de segu­ri­dad nacional.

Vene­zue­la man­tie­ne con­trol sobre la pan­de­mia pero ha teni­do que refor­zar las res­tric­cio­nes y cua­ren­te­nas con el obje­ti­vo de doble­gar la cur­va de con­ta­gio. El equi­li­brio entre pro­tec­ción sani­ta­ria y reac­ti­va­ción eco­nó­mi­ca del país aho­ra mis­mo es el fac­tor de mayor impor­tan­cia. Se obtie­nen una vic­to­ria sani­ta­ria con un ele­va­do cos­to económico.

Y ese es el cálcu­lo de Colom­bia: desoír las ini­cia­ti­va de coope­ra­ción de Madu­ro para apun­ta­lar los casos y evi­tar que este equi­li­brio se consolide.

* Fuen­te: Misión Verdad

Itu­rria /​Fuen­te

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