Pen­sa­mien­to crí­ti­co. La U.E. debe morir para sal­var Europa

Por Car­men Pare­jo. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de julio de 2020.

En 1915, Lenin, en su artícu­lo “La Con­sig­na de los Esta­dos Uni­dos de Euro­pa” deja­ba cla­ra una pre­mi­sa que se ha demos­tra­do cier­ta a la luz de los hechos des­de la crea­ción de pro­yec­tos de uni­dad polí­ti­ca y eco­nó­mi­ca de las poten­cias euro­peas occidentales.

Así des­ta­ca­ba el líder bol­che­vi­que que “los Esta­dos Uni­dos de Euro­pa, bajo el capi­ta­lis­mo son impo­si­bles o son reac­cio­na­rios” y lo expli­ca­ba de la siguien­te manera:

“Des­de lue­go, son posi­bles acuer­dos tem­po­ra­les entre los capi­ta­lis­tas y entre las poten­cias. En este sen­ti­do son tam­bién posi­bles los Esta­dos Uni­dos de Euro­pa, como un acuer­do de los capi­ta­lis­tas euro­peos … ¿sobre qué? Sólo sobre el modo de aplas­tar en común el socia­lis­mo en Euro­pa, de defen­der jun­tos las colo­nias roba­das con­tra el Japón y Nor­te­amé­ri­ca, cuyos intere­ses están muy lesio­na­dos por el actual repar­to de las colo­nias, y que duran­te los últi­mos cin­cuen­ta años se han for­ta­le­ci­do de un modo incon­men­su­ra­ble­men­te más rápi­do que la Euro­pa atra­sa­da, monár­qui­ca, que ha empe­za­do a pudrir­se de vie­ja. En com­pa­ra­ción con los Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca, Euro­pa, en con­jun­to, repre­sen­ta un estan­ca­mien­to eco­nó­mi­co. Sobre la actual base eco­nó­mi­ca, es decir, con el capi­ta­lis­mo, los Esta­dos Uni­dos de Euro­pa sig­ni­fi­ca­rían la orga­ni­za­ción de la reac­ción para dete­ner el desa­rro­llo más rápi­do d Norteamérica.”

Recor­de­mos que en 1917 triun­fa­ría la revo­lu­ción socia­lis­ta en el anti­guo Impe­rio Ruso lo que daría paso a la crea­ción de la Unión de Repú­bli­cas Socia­lis­tas Sovié­ti­cas. Del mis­mo modo tras la segun­da gue­rra mun­dial y la derro­ta del nazi­fas­cis­mo en el cen­tro euro­peo y en la Repú­bli­ca ita­lia­na, triun­fa­ron otras revo­lu­cio­nes socia­lis­tas en dis­tin­tos esta­dos del este y del cen­tro de Euro­pa. En este con­tex­to, des­trui­dos por la devas­ta­ción de la gue­rra y aco­rra­la­dos por el socia­lis­mo triun­fan­te, las poten­cias impe­ria­lis­tas euro­peas adquie­ren una nue­va rela­ción de depen­den­cia con los EEUU. Así la pro­pia indus­tria­li­za­ción masi­va de la Repú­bli­ca Fede­ral Ale­ma­na se con­vier­te en un arma más de la gue­rra fría y en un matri­mo­nio for­zo­so entre la Ale­ma­nia capi­ta­lis­ta y la poten­cia esta­dou­ni­den­se que pasa a ser hege­mó­ni­ca en su lado del telón de ace­ro. Por lo que lejos de rela­jar­se el con­tex­to que pre­sen­ta­ba Lenin, y que impo­si­bi­li­ta­ba el desa­rro­llo no reac­cio­na­rio de la con­sig­na de los Esta­dos Uni­dos de Euro­pa, se agu­di­zó en este deve­nir his­tó­ri­co. Al menos en el lado occi­den­tal del telón de acero.

Lucha de cla­ses en Europa

En 1947 el pre­si­den­te de los EEUU, Harry S. Tru­man, del Par­ti­do Demó­cra­ta, impo­ne la Doc­tri­na que lle­va su nom­bre, esta doc­tri­na abri­ría la puer­ta a la inje­ren­cia inter­na­cio­nal bajo el dis­cur­so y la acción anti­co­mu­nis­ta. Es el ini­cio de la Gue­rra Fría. Entre las pro­pues­tas de este gabi­ne­te está la imple­men­ta­ción del Plan Marshall para la recons­truc­ción de Euro­pa Occi­den­tal como una herra­mien­ta más para evi­tar la pro­pa­ga­ción del socia­lis­mo en el con­ti­nen­te median­te un desa­rro­llo indus­trial con­tro­la­do y depen­dien­te de las expor­ta­cio­nes de EEUU.

Fir­ma del Plan Marshall

El 16 de Abril de 1948 se fun­da la OECE (Orga­ni­za­ción Euro­pea para la Coope­ra­ción Eco­nó­mi­ca) con el fin de admi­nis­trar las ayu­das del Plan Marshall. Lo que crea­ría la pri­me­ra estruc­tu­ra de coope­ra­ción eco­nó­mi­ca para la Euro­pa occi­den­tal capi­ta­lis­ta y que sería el ori­gen de la actual OCDE (Orga­ni­za­ción para la Coope­ra­ción y el Desa­rro­llo Eco­nó­mi­cos) cono­ci­da como el “club de los paí­ses ricos” que no obs­tan­te ha ido suman­do eco­no­mías depen­dien­tes a tra­vés de gobier­nos mario­ne­tas en otras par­tes del mundo.

Esta uni­dad que no se pue­de com­pren­der fue­ra del mar­co de la lucha anti­co­mu­nis­ta y del expan­sio­nis­mo esta­dou­ni­den­se dará paso a la Comu­ni­dad Euro­pea del Car­bón y del Ace­ro en la déca­da de los 50. Una alian­za que uni­rá en la paz y en la gue­rra a la Repú­bli­ca Fede­ral Ale­ma­na, Fran­cia, Bél­gi­ca, Ita­lia, Luxem­bur­go y los Paí­ses Bajos. En 1957, con el Tra­ta­do de Roma, final­men­te se cons­ti­tu­ye la Comu­ni­dad Eco­nó­mi­ca Euro­pea (CEE) o el “mer­ca­do común”, que faci­li­ta el fin de los dere­chos de adua­na entre los paí­ses miembros.

En 1973, Gran Bre­ta­ña, Irlan­da y Dina­mar­ca entran en la CEE. Los siguien­tes en sumar­se serán Gre­cia (1981) y Espa­ña y Por­tu­gal en 1986, tras caer o adap­tar­se, como en el caso espa­ñol, sus regí­me­nes dic­ta­to­ria­les al mode­lo de demo­cra­cia capi­ta­lis­ta de la CEE.

En 1986 se fir­ma el Acta Úni­ca Euro­pea, tra­ta­do que cons­ti­tu­ye la base de un amplio pro­gra­ma de seis años, des­ti­na­do a eli­mi­nar las tra­bas a la libre cir­cu­la­ción de mer­can­cías a tra­vés de las fron­te­ras de la UE, y que da así ori­gen al Mer­ca­do Único.

Y en 1995 se aña­di­rían: Aus­tria, Fin­lan­dia y Sue­cia. Con­for­man­do la Euro­pa de los 15.

Para­le­la­men­te se refuer­za la alian­za del capi­ta­lis­mo euro­peo con EEUU a tra­vés de la Orga­ni­za­ción del Tra­ta­do Atlán­ti­co (OTAN) en abril de 1949, con­so­li­dán­do­se así el blo­que anti­co­mu­nis­ta con el que el gran capi­tal euro­peo y esta­dou­ni­den­se unie­ron fuer­zas mili­ta­res ante la Euro­pa socia­lis­ta, la URSS y cual­quier nue­vo pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio que pudie­se darse.

La pri­me­ra acción con­jun­ta de la OTAN se pro­du­ce una vez caí­da la Unión Sovié­ti­ca y sir­ve para des­truir el últi­mo reduc­to del socia­lis­mo euro­peo. Con el bom­bar­deo de Koso­vo, bajo pre­mi­sas fal­sas, se con­so­li­da la des­truc­ción de Yugos­la­via y el ini­cio de un orden mun­dial uni­po­lar don­de EEUU rei­na­rá con bas­tan­te tran­qui­li­dad duran­te algu­nos años.

Javier Sola­na, polí­ti­co espa­ñol del PSOE fue Secre­ta­rio Gene­ral de la OTAN duran­te la agre­sión con­tra Yugos­la­via y los bom­bar­deos ile­ga­les en Koso­vo. Pos­te­rior­men­te ocu­pa­ría el pues­to de Alto Repre­sen­tan­te del Con­se­jo para la Polí­ti­ca Exte­rior y de Segu­ri­dad Común de la UE.

La déca­da de los 90 es espe­cial­men­te dra­má­ti­ca para el con­ti­nen­te euro­peo, a la gue­rra de Yugos­la­via se le suma la des­truc­ción y la ven­ta en peda­zos de los paí­ses del este, inclui­da Rusia, favo­re­cien­do la apa­ri­ción de oli­gar­cas mafio­sos y des­tru­yen­do a su pobla­ción con cifras de devas­ta­ción pro­pias de una cruen­ta gue­rra. Aumen­tan­do la dro­ga­dic­ción, la pros­ti­tu­ción y otros ele­men­tos de lum­pe­ni­za­ción social que refe­ren­cia­ron la ima­gen de la deca­den­cia de un capi­ta­lis­mo que se impo­nía ven­ga­ti­vo con­tra unos pue­blos que una vez fue­ron libres. A su vez se pro­du­ce el pro­ce­so de “reuni­fi­ca­ción” en Ale­ma­nia que lle­va­rá al empo­bre­ci­mien­to del este, que será cas­ti­ga­do por su expe­rien­cia socia­lis­ta en bene­fi­cio de la zona occi­den­tal del país.

Ven­dien­do su vic­to­ria como con­cor­dia y trans­mi­tien­do al mun­do la pro­pa­gan­da que ocul­tó que aque­lla caí­da del muro de Ber­lín no era más que el triun­fo de los capi­ta­lis­tas con­tra el esta­do de los tra­ba­ja­do­res de la Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca Alemana.

La CEE lo fes­te­ja con dos Tra­ta­dos: el de Maas­tricht en 1992 y el de Áms­ter­dan en 1999. Para poten­ciar la capa­ci­dad expan­sio­nis­ta de los gran­des mono­po­lios euro­peos en un mun­do sin telón de ace­ro se pro­du­cen nue­vas recon­ver­sio­nes y pla­nes de cohe­sión que favo­re­cen a las zonas eco­nó­mi­cas con un desa­rro­llo más com­pe­ti­ti­vo y a las gran­des empre­sas y mul­ti­na­cio­na­les. Así como la pues­ta en mar­cha del Ban­co Cen­tral Euro­peo para la ges­tión de la zona Euro.

27 socios en un pro­yec­to de Mer­ca­do úni­co entre paí­ses com­ple­ta­men­te desiguales

La UE nace y se fun­da­men­ta en la nece­si­dad del capi­ta­lis­mo euro­peo de hacer una fuer­za con­jun­ta ante la pér­di­da de influen­cia de su eco­no­mía y el éxi­to del socia­lis­mo en Euro­pa, tal y como ya adver­tía Lenin en 1915. No obs­tan­te, a la situa­ción de estan­ca­mien­to eco­nó­mi­co se le sumó la debi­li­dad en la que se encon­tra­ban tras la segun­da gue­rra mun­dial, lo que for­zó una alian­za con los EEUU que aún hoy se man­tie­ne vigente.

Las poten­cias de la UE se desa­rro­lla­ron bajo el ampa­ro de la rapi­ña colo­nial y de la expan­sión de sus capi­ta­les a tra­vés del impe­ria­lis­mo. En el nue­vo con­tex­to que se abre tras el fin de la gue­rra fría ade­más se sir­ven de un nue­vo pro­ce­so de rapi­ña inter­na a tra­vés de nue­vas ane­xio­nes de los dete­rio­ra­dos paí­ses del este euro­peo tras la caí­da del socia­lis­mo. Suman­do actual­men­te 27 socios a un pro­yec­to de Mer­ca­do úni­co entre paí­ses com­ple­ta­men­te des­igua­les. Una sola polí­ti­ca fis­cal y mone­ta­ria que da una cla­ra ven­ta­ja a los paí­ses con una indus­tria y un sis­te­ma finan­cie­ro más sólido.

A su vez el aumen­to de los mono­po­lios y la des­lo­ca­li­za­ción pro­duc­ti­va aumen­ta la pre­ca­rie­dad labo­ral y el des­em­pleo que ade­más en los últi­mos años, tras la cri­sis eco­nó­mi­ca, se verá refor­za­do por unas polí­ti­cas de aus­te­ri­dad en el gas­to social que ha lle­va­do a una gran par­te de la cla­se tra­ba­ja­do­ra euro­pea ‑que inclu­ye a los miles de migran­tes, inter­nos y exter­nos, resul­ta­do de sus expe­ri­men­tos de saqueo y gue­rras en los paí­ses peri­fé­ri­cos- a situa­cio­nes de extre­ma pobre­za y fal­ta de esperanzas.

Sin embar­go, como sabe­mos, el impe­ria­lis­mo no tie­ne alia­dos, solo intere­ses. Lo que abre pro­fun­das fisu­ras en la Unión como la que pro­vo­ca­rá el Bre­xit, o la sali­da de Rei­no Uni­do con­so­li­da­da el pasa­do 2019. Para com­pren­der esta rup­tu­ra hay al menos dos ele­men­tos cla­ves: el has­tío social y la fal­ta de cohe­sión polí­ti­ca y en segun­do lugar las pro­pias con­tra­dic­cio­nes inter­im­pe­ria­lis­tas en un con­tex­to de cri­sis eco­nó­mi­ca y de rup­tu­ra de hege­mo­nías por la apa­ri­ción cada vez de una for­ma más evi­den­te de un mun­do mul­ti­po­lar que vuel­ve a rom­per las reglas del juego.

Cele­bra­ción en las calles de Rei­no Uni­do tras el Brexit

La par­ti­ci­pa­ción por­cen­tual en el PIB (acti­vi­dad eco­nó­mi­ca de la UE) de Ale­ma­nia y Fran­cia es del 42%, sien­do estos dos paí­ses jun­to con otros como Holan­da, los que más se bene­fi­cian de la fuga inter­na de capi­tal según diver­sos infor­mes ofi­cia­les. Mien­tras que los paí­ses del sur de Euro­pa se posi­cio­nan a la cola, debi­do a pro­ce­sos de des­in­dus­tria­li­za­ción y a la espe­cia­li­za­ción económica.

Los paí­ses del sur bien podrían haber sobre­vi­vi­do crean­do un gran par­que temá­ti­co sobre los anti­guos impe­rios del medi­te­rrá­neo, a fin de cuen­ta se hicie­ron exper­tos en sobre­vi­vir de las ren­tas del turis­mo para com­pen­sar una agri­cul­tu­ra deva­lua­da y una des­in­dus­tria­li­za­ción cre­cien­te. Sin embar­go no hay que ser inge­nuos de más y debe­mos asu­mir que en paí­ses como Gre­cia o el Esta­do Espa­ñol tras múl­ti­ples pri­va­ti­za­cio­nes se crean gran­des mono­po­lios que en el con­tex­to de la UE han sabi­do jugar y jue­gan en el mer­ca­do impe­ria­lis­ta. Tene­mos como ejem­plo casos como Tele­fó­ni­ca, Unión Feno­sa, Rep­sol o Ende­sa, crea­das al ampa­ro de las pri­va­ti­za­cio­nes del sec­tor públi­co. Y en el sec­tor finan­cie­ro podría­mos des­ta­car el pro­ce­so de uni­fi­ca­ción de la ban­ca públi­ca orques­ta­do por Feli­pe Gon­zá­lez que se lla­mó Argen­ta­ria y que solo dos años des­pués ini­cia­ría su pro­ce­so de pri­va­ti­za­ción, fusio­nán­do­se con el BBV en 1999 y dotan­do a este de capa­ci­dad com­pe­ti­ti­va en su sec­tor. Todos estos pro­ce­sos se desa­rro­llan bajo el ampa­ro y las exi­gen­cias de la pro­pia Unión Euro­pea para garan­ti­zar el éxi­to de su empresa.

En el caso de los paí­ses del este debe­mos des­ta­car que sobre­vi­ven como socios de segun­da, estra­té­gi­ca­men­te intere­san­tes para la OTAN en su pre­sión con­tra Rusia ‑de hecho muchos de ellos se inte­gra­ron en la Alian­za Atlán­ti­ca como paso pre­vio a la entra­da en la UE- y con un aumen­to sig­ni­fi­ca­ti­vo de la extre­ma dere­cha debi­do a la insa­tis­fac­ción pro­vo­ca­da por estas alian­zas que les ven­die­ron como sal­va­do­ras pese a estar impli­ca­das direc­ta o indi­rec­ta­men­te en la des­truc­ción de sus paí­ses. Ante la cri­mi­na­li­za­ción del comu­nis­mo e inclu­so su per­se­cu­ción, con una izquier­da débil, son estas fuer­zas de extre­ma dere­cha que con un dis­cur­so popu­lis­ta de carác­ter nacio­na­lis­ta quie­nes están con­cen­tran­do el apo­yo de una cla­se tra­ba­ja­do­ra per­di­da y sin futuro.

Duran­te la cri­sis sani­ta­ria por el Covid-19, a su vez, hemos vis­to que las dos poten­cias fun­da­men­ta­les de Euro­pa pare­cían enfren­tar­se en tan­to al modo de actuar que debía impo­ner­se. Así Fran­cia se ali­nea­ba con Ita­lia y el Esta­do Espa­ñol mien­tras que veía­mos a Ale­ma­nia más cer­ca de otros paí­ses como Holan­da. De algún modo nos ven­dían este enfren­ta­mien­to como un pro­ble­ma de carác­ter ideo­ló­gi­co don­de Fran­cia pre­pon­de­ra­ba la soli­da­ri­dad entre los pue­blos mien­tras que Ale­ma­nia defen­día la armo­nía eco­nó­mi­ca. Una pug­na apa­ren­te­men­te entre el “idea­lis­mo” y el “prag­ma­tis­mo”.

Lo cier­to es que ambas poten­cias tie­nen y han teni­do intere­ses dife­ren­tes al res­pec­to de la Unión Euro­pea, sin embar­go su pug­na de poder tam­bién impli­ca, al menos has­ta el momen­to, sos­te­ner esta estruc­tu­ra para seguir bene­fi­cián­do­se de ella.

A modo de ejem­plo de esta diver­gen­cia entre las dos poten­cias euro­peas, diver­sos ana­lis­tas coin­ci­den en que la prin­ci­pal ambi­ción de Fran­cia al res­pec­to del Euro fue poner fin a la depen­den­cia mone­ta­ria del dólar y de la hege­mo­nía regio­nal del mar­co ale­mán, y esta­ble­cer una mone­da de reser­va glo­bal que pudie­se enfren­ta­se al dólar. La situa­ción de Ale­ma­nia era otra. Ale­ma­nia es un país que se des­ta­ca por sus expor­ta­cio­nes lo que le pro­vo­ca­ba una sobre­va­lua­ción de su mone­da y por tan­to el enca­re­ci­mien­to de sus expor­ta­cio­nes, lo que le lle­va­ba a dis­mi­nuir su mer­ca­do. En este con­tex­to un mer­ca­do común y una mone­da común ha garan­ti­za­do a Ale­ma­nia ase­gu­rar sus expor­ta­cio­nes garan­ti­zán­do­se un mer­ca­do segu­ro en el pro­pio terri­to­rio comu­ni­ta­rio. A su vez ha apro­ve­cha­do otros ele­men­tos como los sala­rios más bajos en otros paí­ses de la zona euro para el desa­rro­llo de su indus­tria etc

Aun­que el plan ale­mán se mues­tra vic­to­rio­so de una for­ma más evi­den­te tam­po­co pode­mos olvi­dar que el Euro den­tro del plan­tea­mien­to fran­cés no ha que­da­do tan mal para­do aun­que no haya con­se­gui­do su obje­ti­vo final debi­do a múl­ti­ples fac­to­res. En cual­quier caso nin­guno de los plan­tea­mien­tos tie­ne nada que ver con la Euro­pa de los pue­blos ni con la solidaridad.

Así las gran­des cri­sis euro­peas, al mar­gen del Bre­xit, como la cri­sis eco­nó­mi­ca y el caso grie­go o la actual cri­sis del coro­na­vi­rus se han tra­ta­do de resol­ver siem­pre en fun­ción de estos intere­ses y eso ayu­da a expli­car por­qué la UE es inca­paz de solu­cio­nar los pro­ble­mas reales de los pue­blos euro­peos. Sim­ple­men­te no está en su naturaleza.

La cri­sis eco­nó­mi­ca y sobre todo la cri­sis en Gre­cia fue un nego­cio ren­ta­ble para estos pro­pó­si­tos y de nue­vo la cri­sis del coro­na­vi­rus vol­ve­rá a ser­lo debi­do al aumen­to de la deu­da de los paí­ses miem­bros, lo que refor­za­rá, al menos en pri­me­ra ins­tan­cia, la depen­den­cia den­tro de la zona Euro que será la úni­ca mane­ra de sal­var la “aso­cia­ción”.

“La soli­da­ri­dad euro­pea no exis­te. El úni­co que pue­de ayu­dar­nos es Chi­na”.

Alek­san­dar Vučić, pre­si­den­te de la Repú­bli­ca Ser­bia, en mar­zo de este año denun­cia­ba que Euro­pa no había que­ri­do ayu­dar a su país en medio la cri­sis sani­ta­ria que está azo­tan­do al mun­do. Del mis­mo modo des­ta­có que solo Chi­na había res­pon­di­do inme­dia­ta­men­te a su soli­ci­tud apor­tán­do­les esa ayu­da. Igual­men­te esto ocu­rrió con Ita­lia a la que ade­más de la ayu­da chi­na se le sumó la ayu­da de los médi­cos bri­ga­dis­tas cuba­nos. Unos médi­cos que ya habían cola­bo­ra­do para erra­di­car el ébo­la en paí­ses afri­ca­nos o que han acu­di­do a paí­ses agre­di­dos como Siria para ofre­cer de nue­vo su ayu­da solidaria.

Estos meses tam­bién hemos vis­to cómo los socios de la UE se roba­ban mate­rial sani­ta­rio y que las pro­pues­tas de ayu­da como los coro­na­bo­nos ven­drán cómo sue­len venir con paque­tes impo­si­bles de lle­var a cabo como medi­das impo­si­ti­vas. De nue­vo todo esto no nos debe extra­ñar ya que no está en la natu­ra­le­za de quién pese a lle­var déca­das envuel­to en una pro­pa­gan­da sobre unos Esta­dos Uni­dos Euro­peos soli­da­rios se siguen lla­man­do “socios” y no “her­ma­nos”, “com­pa­trio­tas” o “com­pa­ñe­ros”.

Debe­mos recor­dar que ante la cri­sis grie­ga, el gobierno de Tsi­pras tam­bién reci­bió una ofer­ta en esta caso de Rusia para enfren­tar el chan­ta­je que le esta­ban hacien­do sus socios.

Recor­de­mos que el pue­blo grie­go dijo “no” a la UE y recor­de­mos tam­bién como ese gobierno de la “nue­va polí­ti­ca” que vino a sus­ti­tuir a esa izquier­da revo­lu­cio­na­ria euro­pea ‑que daba tan­to mie­do que tuvie­ron que crear mil estruc­tu­ras, inclui­da la CEE, para derro­tar­la- trai­cio­nó a su pue­blo y actual­men­te gobier­na de nue­vo la dere­cha en Grecia.

Resul­ta­do del Refe­ren­dum grie­go que dijo “no” a las impo­si­cio­nes de la UE. Su gobierno no tuvo en cuen­ta la voz de sus ciudadanos

Ha lle­ga­do el momen­to de que la izquier­da revo­lu­cio­na­ria y prin­ci­pal­men­te el Movi­mien­to Comu­nis­ta de los pue­blos euro­peos, se reor­ga­ni­ce, recuer­de su his­to­ria y coja el tes­ti­go de la lucha con­tra el pro­yec­to impe­ria­lis­ta de la UE.

Es en este momen­to, cuan­do un mun­do mul­ti­po­lar se abre paso y el impe­ria­lis­mo ‑tam­bién el euro­peo- se ve debi­li­ta­do, cuan­do debe­mos recor­dar que la Unión Euro­pea es hija de la lucha de cla­ses y de la reac­ción con­tra el éxi­to del socia­lis­mo en Euro­pa. Al impe­ria­lis­mo se le debe empe­zar a com­ba­tir des­de casa.

Ade­más sufri­mos el ries­go de per­mi­tir una mayor pola­ri­za­ción polí­ti­ca al ampa­ro de la situa­ción deses­pe­ra­da a la que se está lle­van­do a la cla­se tra­ba­ja­do­ra euro­pea, un resur­gir del fas­cis­mo que ante la ausen­cia de una izquier­da com­ba­ti­va sea capaz de capi­ta­li­zar este des­con­ten­to hacia sus posi­cio­nes reaccionarias.

* Fuen­te: La Comu­na

(Este artícu­lo fue publi­ca­do ori­gi­nal­men­te en el núme­ro de junio de 2020 de la Revis­ta men­sual Arke­ta del perió­di­co Gedar de Eus­kal Herria.

Tras el últi­mo acuer­do lle­vado a cabo por los socios de la Unión Euro­pea lo expre­sa­do sigue man­te­nien­do total vigen­cia a la espe­ra de un estu­dio más deta­lla­do sobre el nue­vo acuer­do y sus consecuencias).

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