Colom­bia. Esta­dos Uni­dos debe devol­ver al pre­so polí­ti­co Simón Trinidad

Por W. T. Whit­ney Jr. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 8 de julio de 2020.

La vio­len­cia ase­si­na y la oli­gar­quía estu­vie­ron en el cen­tro de la vida polí­ti­ca colom­bia­na duran­te el siglo XX. Millo­nes de colom­bia­nos fue­ron mar­gi­na­dos, empo­bre­ci­dos y /​o des­pla­za­dos de peque­ñas tie­rras. La vio­len­cia y las fallas de la demo­cra­cia libe­ral con­vir­tie­ron a Simón Tri­ni­dad en un revo­lu­cio­na­rio. Pocos en los Esta­dos Uni­dos y Euro­pa saben de él. Los alia­dos de Colom­bia en ambos luga­res pasan por alto el régi­men terro­ris­ta colombiano.

Simón Tri­ni­dad impor­ta; Ha lle­ga­do su hora. Este líder de las anti­guas Fuer­zas Arma­das Revo­lu­cio­na­rias de Colom­bia (FARC) enfren­tó car­gos cri­mi­na­les extra­ños e infun­da­dos en un tri­bu­nal de los EE. UU. Está dete­ni­do bajo las con­di­cio­nes más crue­les en una pri­sión fede­ral en Flo­ren­ce, Colo­ra­do. Mori­rá allí a menos que sea libe­ra­do. Simón Tri­ni­dad cum­pli­rá 70 años el 30 de julio.

Una cam­pa­ña inter­na­cio­nal exi­ge que el gobierno de los EE. UU. Devuel­va a Simón Tri­ni­dad a Colom­bia. Lo que sigue es una ape­la­ción en nom­bre de esa cam­pa­ña. Aquí hay algu­nos hechos:

El nom­bre de naci­mien­to de Tri­ni­dad era Ricar­do Pal­me­ra. Su fami­lia incluía abo­ga­dos, polí­ti­cos y terra­te­nien­tes y tenía su sede en Valle­du­par, depar­ta­men­to de Cesar, Colom­bia. Allí, Pal­me­ra tra­ba­jó como ban­que­ro, ense­ñó eco­no­mía en una uni­ver­si­dad regio­nal y admi­nis­tró las pro­pie­da­des agrí­co­las de su fami­lia. Afi­lia­do al Par­ti­do Libe­ral, favo­re­ció la refor­ma agra­ria. Enton­ces Pal­me­ra se unió a la Unión Patrió­ti­ca de izquier­da, for­ma­da en 1985.

Esa coa­li­ción elec­to­ral fue inme­dia­ta­men­te sofo­ca­da por la vio­len­cia y el ase­si­na­to. Los cama­ra­das cer­ca­nos de Pal­me­ra esta­ban sien­do ase­si­na­dos. Otros par­tie­ron al exi­lio. El 11 de octu­bre de 1987, fue ase­si­na­do el can­di­da­to pre­si­den­cial de la Unión Patrió­ti­ca Jai­me Par­do Leal, alguien a quien Pal­me­ra admi­ra­ba mucho. Al des­cu­brir que él tam­bién esta­ba a pun­to de ser ase­si­na­do, Pal­me­ra dejó Valle­du­par y se unió a las FARC. Tomó el nom­bre de Simón Trinidad.

Con esa insur­gen­cia, Tri­ni­dad fue res­pon­sa­ble de la pro­pa­gan­da y la edu­ca­ción polí­ti­ca. Sir­vió como nego­cia­dor de paz. En diciem­bre de 2003, Tri­ni­dad esta­ba en Ecua­dor pre­pa­rán­do­se para reu­nir­se con el fun­cio­na­rio de las Nacio­nes Uni­das James Lemoy­ne para dis­cu­tir los pla­nes de las FARC para libe­rar rehe­nes. El 2 de enero de 2004, fue arres­ta­do allí, con la ayu­da de la CIA, y en dos días había sido entre­ga­do a Colom­bia. Per­ma­ne­ció bajo cus­to­dia has­ta el 31 de diciem­bre de 2004, cuan­do el gobierno colom­biano lo extra­di­tó a los Esta­dos Unidos.

Simón Tri­ni­dad enfren­tó cua­tro jui­cios con jura­do entre octu­bre de 2006 y abril de 2008. El pri­mer jui­cio ter­mi­nó en un jura­do estan­ca­do, el segun­do arro­jó una con­de­na, y el ter­cer y cuar­to jui­cio ter­mi­na­ron con jura­dos en un pun­to muer­to por un car­go de trá­fi­co de dro­gas. Fue decla­ra­do cul­pa­ble de haber cons­pi­ra­do con otros miem­bros de las FARC, terro­ris­tas ante los ojos del gobierno de los EE. UU., por cap­tu­rar y man­te­ner como rehe­nes a tres con­tra­tis­tas esta­dou­ni­den­ses de la gue­rra con­tra las drogas.

El pri­mer juez de pri­me­ra ins­tan­cia de Tri­ni­dad fue reem­pla­za­do des­pués de haber entre­vis­ta­do ile­gal­men­te a jura­dos para obte­ner infor­ma­ción poten­cial­men­te útil para los fis­ca­les en su segun­do juicio.

El nue­vo juez sen­ten­ció a Simón Tri­ni­dad a 60 años de pri­sión, 20 años por cada uno de los tres con­tra­tis­tas esta­dou­ni­den­ses que las FARC man­tu­vie­ron como rehe­nes. Tri­ni­dad tenía 57 años.
Él está cum­plien­do su con­de­na en una pri­sión fede­ral esta­dou­ni­den­se «super­max». Tri­ni­dad per­ma­ne­ció en régi­men de ais­la­mien­to des­de el momen­to de su lle­ga­da a los Esta­dos Uni­dos has­ta 2018. Aho­ra pue­de comer una comi­da del medio­día en un come­dor. No tie­ne per­mi­ti­do reci­bir car­tas, correos elec­tró­ni­cos o publi­ca­cio­nes perió­di­cas. Las lla­ma­das tele­fó­ni­cas son limi­ta­das. Los visi­tan­tes son raros y muy pocos, apar­te de sus abo­ga­dos estadounidenses.

Las nego­cia­cio­nes de paz entre las FARC y el gobierno colom­biano tuvie­ron lugar en La Haba­na des­de 2012 has­ta 2016. La dele­ga­ción de las FARC bus­có la pre­sen­cia de Simón Tri­ni­dad allí como por­ta­voz y nego­cia­dor. El gobierno de Colom­bia nun­ca soli­ci­tó a las auto­ri­da­des en Washing­ton que lo libe­ra­ran para ese pro­pó­si­to. No hay indi­cios de que este últi­mo lo hubie­ra hecho.

El even­tual Acuer­do de paz pre­veía una «Juris­dic­ción espe­cial para la paz». Allí, los excom­ba­tien­tes de ambos lados del con­flic­to tie­nen la opor­tu­ni­dad, si así lo desean, de decir la ver­dad sobre los crí­me­nes que hayan come­ti­do y que el tri­bu­nal deci­da sobre el per­dón o el cas­ti­go. Simón Tri­ni­dad eli­gió par­ti­ci­par. Para hacer­lo, nece­si­ta estar en Colombia.

Hacien­do el caso

Simón Tri­ni­dad, fiel a sus prin­ci­pios, bus­có jus­ti­cia para los opri­mi­dos. Aho­ra él pide jus­ti­cia. Mien­tras que algu­nos acti­vis­tas soli­da­rios pue­den apro­ve­char uno o dos aspec­tos de su vida polí­ti­ca para jus­ti­fi­car su apo­yo a él, otros recu­rren a un menú com­ple­to de bue­nas razo­nes para exi­gir que el gobierno de los Esta­dos Uni­dos devuel­va a Simón Tri­ni­dad a Colombia.

1. El gobierno de los Esta­dos Uni­dos debe per­mi­tir que Simón Tri­ni­dad com­pa­rez­ca ante la Juris­dic­ción Espe­cial para la Paz. De este modo, mos­tra­ría res­pe­to por el Acuer­do de Paz entre las FARC y el gobierno colombiano.

2. El gobierno de los Esta­dos Uni­dos ha vio­la­do los dere­chos huma­nos y lega­les bási­cos de Tri­ni­dad. Tri­ni­dad fue extra­di­ta­do como nar­co­tra­fi­can­te, un car­go fal­so. Fue cul­pa­ble de rebe­lión, que es un cri­men polí­ti­co. Los tra­ta­dos de extra­di­ción y el dere­cho inter­na­cio­nal de los dere­chos huma­nos prohí­ben la extra­di­ción por deli­tos polí­ti­cos. El gobierno de los Esta­dos Uni­dos some­tió a Tri­ni­dad a pro­ce­di­mien­tos judi­cia­les irre­gu­la­res. Su juez apli­có una sen­ten­cia tre­men­da­men­te exce­si­va a un deli­to que no come­tió. Sus con­di­cio­nes de pri­sión son inhumanas.

3. La inter­ven­ción esta­dou­ni­den­se en Colom­bia pre­pa­ró el esce­na­rio para el mal­tra­to de Simón Tri­ni­dad en manos esta­dou­ni­den­ses. Res­ca­tar­lo gol­pea­ría al impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se. El gobierno de los EE. UU. Ha brin­da­do asis­ten­cia mili­tar a Colom­bia des­de hace mucho tiem­po, espe­cial­men­te a tra­vés de su Plan Colom­bia, vigen­te a par­tir del año 2000. Mien­tras apa­ren­te­men­te apun­ta­ba a los nar­co­tra­fi­can­tes, el Plan Colom­bia sitió a las FARC. Como un nego­cia­dor de paz de las FARC muy visi­ble en con­ver­sa­cio­nes con el gobierno colom­biano en Caguán (1999−2001), Simón Tri­ni­dad se con­vir­tió en un tro­feo al hacer­lo pri­sio­ne­ro. En el fon­do esta­ba el Plan Colom­bia, que ya había ayu­da­do a tor­pe­dear las con­ver­sa­cio­nes de paz.

En exhi­bi­ción con la cap­tu­ra y extra­di­ción de Tri­ni­dad esta­ba la natu­ra­le­za de arri­ba hacia aba­jo de las rela­cio­nes impe­ria­lis­tas con las nacio­nes clien­tes. Qui­zás para com­pla­cer a su jefe, el gobierno de Colom­bia seña­ló de inme­dia­to su inten­ción de extra­di­tar a Tri­ni­dad a los Esta­dos Uni­dos, inclu­so antes de que se anun­cia­ra un car­go penal. Y la opo­si­ción polí­ti­ca de Colom­bia regu­lar­men­te afir­ma que la sobe­ra­nía nacio­nal dis­mi­nu­ye cada vez que los pre­sos como Simón Tri­ni­dad son remi­ti­dos a los Esta­dos Uni­dos para su enjui­cia­mien­to y castigo.

4. Los acti­vis­tas de soli­da­ri­dad en muchos paí­ses han admi­ra­do duran­te mucho tiem­po a los pue­blos tra­ba­ja­do­res y mar­gi­na­dos en Colom­bia que se han enfren­ta­do a una inten­ción de la cla­se domi­nan­te sobre el saqueo y la opre­sión. Lo hicie­ron unién­do­se a movi­mien­tos de resis­ten­cia indí­ge­nas y afro­co­lom­bia­nos, sin­di­ca­tos, par­ti­dos polí­ti­cos de izquier­da, las FARC y otras insur­gen­cias. Simón Tri­ni­dad estu­vo en esa lucha: por la com­pa­ñía que man­tie­ne, él garan­ti­za el apo­yo en su cam­pa­ña para regre­sar a Colombia.

5. Simón Tri­ni­dad fue y es un revo­lu­cio­na­rio. La des­crip­ción del tra­ba­jo de los pro­gre­sis­tas en todas par­tes es luchar con­tra la opre­sión y la injus­ti­cia. Aho­ra muchos de ellos están apren­dien­do la ver­dad sobre el capi­ta­lis­mo. Ven el cam­bio cli­má­ti­co en el hori­zon­te y el colap­so pan­dé­mi­co y eco­nó­mi­co ya aquí. Todos los que aho­ra están adop­tan­do la opción revo­lu­cio­na­ria tie­nen bue­nas razo­nes para estar al lado de Simón Trinidad.

Como miem­bro de las FARC, Simón Tri­ni­dad vio la vio­len­cia con­tra la Unión Patrió­ti­ca con­ver­tir­se en una masa­cre. Muchas de las apro­xi­ma­da­men­te 5000 víc­ti­mas de ase­si­na­to eran ex miem­bros de las FARC que par­ti­ci­pa­ban en la polí­ti­ca elec­to­ral. La vio­len­cia ase­si­na y la gue­rra entre ricos y pobres toda­vía están en el cen­tro de la polí­ti­ca colom­bia­na. Tras la fir­ma del Acuer­do de Paz, han ase­si­na­do a más de 200 excom­ba­tien­tes de las FARC y cien­tos de líde­res comu­ni­ta­rios y polí­ti­cos, prin­ci­pal­men­te en las zonas rura­les. El gobierno de los Esta­dos Uni­dos, alia­do a los par­ti­da­rios de la vio­len­cia en Colom­bia, es cómplice.

Ese tipo de vio­len­cia ayu­dó a poner a Simón Tri­ni­dad en el camino revo­lu­cio­na­rio. Cree­mos que una bue­na mane­ra de demos­trar repu­dio de la pro­mo­ción de la vio­len­cia de los Esta­dos Uni­dos en Colom­bia es unir­se a la lucha por el regre­so de Simón Tri­ni­dad aho­ra a Colombia.

Para obte­ner más infor­ma­ción sobre la cam­pa­ña para devol­ver Simón Tri­ni­dad a Colom­bia, visi­te https://​www​.liber​tad​si​mon​tri​ni​dad​.com/ Con­tac­to simontrinidadlibre@​gmail.​com. con pre­gun­tas o con su ofer­ta para unir­se a la campaña.

* Fuen­te: Rebelión

Itu­rria /​Fuen­te

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