Argen­ti­na. Mien­tras la toma de tie­rras pro­si­gue de mane­ra pací­fi­ca, la inten­den­ta Can­te­ro se des­pe­ga y habla de judi­cia­li­za­ción de los ocupantes

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 29 de julio de 2020.

La inten­den­ta de Pre­si­den­te Perón, Blan­ca Can­te­ro acu­só el gol­pe de ata­ques que reci­bía por las redes sobre su «res­pon­sa­bi­li­dad» en la toma de tie­rras en Numan­cia y San Mar­tín, en Guer­ni­ca, y salió a tomar posi­ción sobre la cri­sis habi­ta­cio­nal que esta ocu­rrien­do en su dis­tri­to. «Las tie­rras no son fis­ca­les», ase­gu­ró en un comu­ni­ca­do. Pero ade­más advier­te que «se tra­ta de pro­pie­da­des pri­va­das» y que se ha abier­to un pro­ce­so judi­cial. Lo de siem­pre: se mira y no se toca, y al que lo hace, apa­re­ce la seño­ra injus­ti­cia a defen­der a los de arri­ba, a los que les sobra dine­ro para poder des­preo­cu­par­se por unas 15 o 20 hec­tá­reas, y que por eso nun­ca hicie­ron nada con ellas, claro.

Pero bas­ta que en cual­quier sitio, Numan­cia por ejem­plo, un gru­po de veci­nos se ani­men a ocu­par pací­fi­ca­men­te, des­pués de ver que en tan­tos años allí, en esas tie­rras nadie cul­ti­vó ni cons­tru­yó nada, para que los pode­res de turno pon­gan el gri­to en el cie­lo y ape­len a ame­na­zar con des­alo­jo, con poli­cías, con jue­ces de por medio, mien­tras una inten­den­ta que lle­gó al car­go en el mar­co de una can­di­da­tu­ra popu­lar se corra de sus res­pon­sa­bi­li­da­des de defen­der a quie­nes menos tienen.

Sin embar­go, a pesar de ame­na­zas y «ges­tio­nes» que inten­tan «marear» a los ocu­pan­tes ‑toda gen­te hones­ta, de tra­ba­jo o des­ocu­pa­dos por la cri­sis bru­tal que pro­du­ce el capitalismo‑, los jóve­nes y los vete­ra­nos que allí están, resis­ten, se afe­rran a la tie­rra como tabla de sal­va­ción. Tra­tan de olvi­dar­se de situa­cio­nes más que dolo­ro­sas que arras­tran a lo lar­go de sus vidas don­de por ser pobres se les negó todo. Por eso esta toma es vital, soli­da­ria, y un can­to a que cuan­do los Esta­dos no ofre­cen opor­tu­ni­da­des para resol­ver lo bási­co, des­de la Cons­ti­tu­ción a los dichos repe­ti­dos del Papa Fran­cis­co, todo apun­ta a que es váli­da la deci­sión de bus­car sali­das que ofrez­can un peda­ci­to de espe­ran­za. Hoy será a tra­vés de una toma y maña­na habrá que apu­rar la pre­sión para que la refor­ma agra­ria deje de ser una con­sig­na de otra épo­ca sino una nece­si­dad del nue­vo tiem­po al que arro­ja a los pue­blos de este sufri­do con­ti­nen­te la vora­ci­dad capitalista.

Mien­tras algu­nos medios ama­ri­llen­tos siguen hablan­do de vio­len­cia, los ocu­pan­tes de Guer­ni­ca se ayu­dan entre ellos: al que le fal­ta leche rápi­da­men­te le acer­can un vaso y lo mis­mo ocu­rre con un cal­do calien­te, para aguan­tar las tem­pe­ra­tu­ras noc­tur­nas bajo cero. Ni qué decir cómo se ayu­dan los de aba­jo con sus hijos, para que no padez­can dema­sia­do esto de estar a la intem­pe­rie bajo una lona o un plás­ti­co agu­je­rea­do. O tra­tar de que quie­nes se encuen­tren débi­les, pue­dan irse un rato a bus­car un poqui­to de calor alre­de­dor de una foga­ta impro­vi­sa­da. Para quie­nes siem­pre se los tra­tó de poner al mar­gen, esta toma de tie­rras es algo más que un peque­ño espa­cio para levan­tar cua­tro pare­des, sino que sig­ni­fi­ca un desa­fío para seguir cre­yen­do que vale la pena luchar. Digan lo que digan los ago­re­ros y los posi­bi­lis­tas de vida cómo­da, la toma con­ti­núa y tie­ne cada vez más olor a pueblo. 

Inten­den­ta Blan­ca Can­te­ro: «yo no ten­go nada que ver».

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