Vene­zue­la. «Esta­mos for­man­do a l@s médic@s inte­gra­les en mate­ria de géne­ro»: Cómo enfren­ta Vene­zue­la la ‘pan­de­mia’ de la vio­len­cia con­tra la mujer

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 29 de julio de 2020.

Des­de el ini­cio del con­fi­na­mien­to, las orga­ni­za­cio­nes socia­les regis­tran un aumen­to de las agre­sio­nes con­tra las fémi­nas. En para­le­lo, el Minis­te­rio para la Mujer reco­no­ce que reci­be y atien­de más denun­cias a tra­vés de las redes sociales.

Millo­nes de per­so­nas per­ma­ne­cen con­fi­na­das en sus casas para pro­te­ger­se ante el repun­te en los casos de coro­na­vi­rus. No obs­tan­te, para muchas muje­res el hogar no es un lugar segu­ro por­que se encuen­tran ence­rra­das con su prin­ci­pal agresor.

De hecho, el secre­ta­rio gene­ral de la Orga­ni­za­ción de Nacio­nes Uni­das (ONU), Antó­nio Gute­rres, aler­tó que la pan­de­mia tra­jo con­si­go un incre­men­to de la vio­len­cia de géne­ro, «en todas sus for­mas», por lo que pidió a los paí­ses, «hacer de la pre­ven­ción de la agre­sión con­tra las muje­res una par­te cla­ve de su res­pues­ta nacio­nal a la covid-19».

En Vene­zue­la, la situa­ción no es dife­ren­te. En la actua­li­dad, el país no mane­ja cifras ofi­cia­les de vio­len­cia de géne­ro o femi­ci­dios, por­que no se dis­cri­mi­nan esos datos en los repor­tes gene­ra­les sobre homi­ci­dios, que son ofre­ci­dos cada cier­to tiem­po por las ins­ti­tu­cio­nes con com­pe­ten­cia en esa área.

Ante ese pano­ra­ma, los regis­tros rea­li­za­dos por algu­nas orga­ni­za­cio­nes, como el moni­tor de femi­ci­dios de Uto­pix, seña­lan que duran­te el mes de junio ocu­rrie­ron 21 ase­si­na­tos de muje­res por vio­len­cia machis­ta; para alcan­zar un total de 130 casos este año, es decir, una media de cin­co femi­ci­dios semanales.

«Si el año 2019 tuvo cifras altas, en el 2020 el cre­ci­mien­to ha sido des­me­su­ra­do debi­do a la cua­ren­te­na imple­men­ta­da para evi­tar el coro­na­vi­rus, ya que aho­ra las muje­res y niñas están expues­tas a los agre­so­res las 24 horas del día», apun­ta la soció­lo­ga Aimeé Zam­brano, auto­ra de este informe. 

Res­pues­ta oficial 

La vice­mi­nis­tra para la Igual­dad de Géne­ro y No Dis­cri­mi­na­ción de Vene­zue­la, Anto­nie­ta De Ste­fano, con­fir­mó a RT que, des­de el ini­cio de la cua­ren­te­na, la car­te­ra reci­be y atien­de más denun­cias a tra­vés de las redes sociales.

«Tene­mos unas cla­ves para comu­ni­car­nos con ellas y ver­las, bajo todas las medi­das de segu­ri­dad. Las acom­pa­ña­mos, inten­ta­mos con­ven­cer­las para que pon­gan la denun­cia, le hace­mos segui­mien­to tele­fó­ni­co a la situa­ción aun­que, si los casos son extre­mos, man­da­mos inme­dia­ta­men­te a la poli­cía», expresó.

Este tra­ba­jo se hace a tra­vés de las deno­mi­na­das «defen­so­ras dele­ga­das», que son fun­cio­na­rias del Minis­te­rio espe­cia­lis­tas en la mate­ria y «defen­so­ras comu­ni­ta­rias», for­ma­das para acom­pa­ñar a las víc­ti­mas den­tro de la comu­ni­dad, «pon­gan o no la denun­cia». De estas últi­mas, en Cara­cas hay 300

«El Minis­te­rio de la Mujer fun­ge como ente defen­sor, mien­tras que el Minis­te­rio Publi­co (MP) es el que deci­de. Noso­tras pre­sio­na­mos para que la Fis­ca­lía colo­que medi­das de pro­tec­ción a las víc­ti­mas por­que la mayo­ría de ellas pre­fie­ren aban­do­nar sus casas. Los mal­tra­ta­do­res, por lo gene­ral, se que­dan con las resi­den­cias, lle­van a nue­vas pare­jas y con­ti­núan la vio­len­cia, mien­tras que las muje­res se que­dan en la calle con sus hijos», explica.

Anto­nie­ta De Ste­fano, vice­mi­nis­tra para la Igual­dad de Géne­ro y No Dis­cri­mi­na­ción de Vene­zue­la­No­so­tras pre­sio­na­mos para que la Fis­ca­lía colo­que medi­das de pro­tec­ción a las víc­ti­mas por­que la mayo­ría de ellas pre­fie­ren aban­do­nar sus casas. Los mal­tra­ta­do­res, por lo gene­ral, se que­dan con las resi­den­cias, lle­van a nue­vas pare­jas y con­ti­núan la vio­len­cia, mien­tras que las muje­res se que­dan en la calle con sus hijos.

Sin embar­go, Ste­fano aler­ta que lo más com­pli­ca­do es con­se­guir que las muje­res recu­rran a la jus­ti­cia, ya que ter­mi­nan ence­rra­das en el «ciclo de la vio­len­cia». «Han lle­ga­do muje­res gol­pea­das a cen­tros médi­cos públi­cos, a veces con niños o emba­ra­za­das, y se nie­gan a poner la denun­cia. En oca­sio­nes, [las auto­ri­da­des] detie­nen a los espo­sos y ellas inter­vie­nen para que los libe­ren», ase­gu­ra la viceministra.

Aún así, exis­ten varias vías acti­vas para bus­car ayu­da, como la línea 0 – 800 Mujer y el 911. «Tam­bién tene­mos un con­ve­nio con el Minis­te­rio de Rela­cio­nes Inte­rio­res y Jus­ti­cia, así como una cam­pa­ña comu­ni­ca­cio­nal para que las muje­res se atre­van a inter­po­ner sus denun­cias», aña­de Stefano.

La auto­ri­dad agre­ga que, a raíz de la pan­de­mia, tam­bién se han pre­sen­ta­do casos de vio­len­cia en los espa­cios don­de se alo­ja tem­po­ral­men­te a los vene­zo­la­nos que retor­nan al país para cum­plir con el pro­to­co­lo sani­ta­rio. «Como no pode­mos tener con­tac­to direc­to con estas muje­res por el tema del covid-19, esta­mos for­man­do a los médi­cos inte­gra­les en mate­ria de gene­ro«, expli­ca.

La vice­mi­nis­tra pun­tua­li­za que las auto­ri­da­des vene­zo­la­nas se están enfo­can­do en tres aris­tas para brin­dar asis­ten­cia a las muje­res: la vio­len­cia en el noviaz­go, la vio­len­cia sexual y lo que han deno­mi­na­do «la vio­len­cia de la gue­rra». Esta últi­ma, deta­lla la fun­cio­na­ria, es la aten­ción espe­cia­li­za­da que se le ofre­ce a quie­nes, como «con­se­cuen­cia de la gue­rra eco­nó­mi­ca» que atra­vie­sa el país, «se están prostituyendo».

Movi­mien­tos femi­nis­tas piden más

Pero más allá de esas polí­ti­cas que se apli­can des­de el minis­te­rio, las muje­res agru­pa­das en dis­tin­tos movi­mien­tos femi­nis­tas con­si­de­ran que hacen fal­ta más medi­das. «Cree­mos que es indis­pen­sa­ble que haya al menos una casa de abri­go por enti­dad fede­ral, por­que hay muchas muje­res en peli­gro inmi­nen­te que nece­si­tan un refu­gio tem­po­ral», apun­ta Danie­la Hijo­no­sa, inte­gran­te del colec­ti­vo Tin­ta Violeta.

Asi­mis­mo, soli­ci­tan que se imple­men­te un meca­nis­mo de denun­cia en línea y que los núme­ros de telé­fono des­ti­na­dos para tal fin «estén acti­vos de for­ma efec­ti­va las 24 horas del día y los 7 días de la sema­na», por­que actual­men­te «fun­cio­nan con limitaciones».

Sin embar­go, Hino­jo­sa acla­ra que para incen­ti­var estas denun­cias tam­bién se deben sol­ven­tar algu­nas fallas jurí­di­cas, como la «fal­ta de per­so­nal y tam­bién de volun­tad», ya que en oca­sio­nes «los encar­ga­dos se han tar­da­do un mes en dar medi­das de pro­tec­ción, pese a que los casos son flagrancia».

Al mis­mo tiem­po, rela­ta que cuan­do las muje­res denun­cian, sus pare­jas las mini­mi­zan acu­sán­do­las de cual­quier cosa, con el fin de arre­ba­tar­les la cus­to­dia de sus hijos, y a veces logran su obje­ti­vo. «Eso tam­bién hay que revi­sar­lo. Cuan­do una mujer ve que le van a qui­tar a su hijo o hija, aban­do­na cual­quier cau­sa o vuel­ven con las pare­jas solo por mie­do«, sos­tie­ne.

De igual for­ma, la refe­ren­te femi­nis­ta aña­de: «Muchas veces los tri­bu­na­les deci­den que si la pena es menor de 8 años, la cam­bian por tra­ba­jo comu­ni­ta­rio, lo que se lla­ma ‘una con­de­na sus­ti­tu­ti­va de liber­tad’, enton­ces los agre­so­res que­dan bajo régi­men de pre­sen­ta­ción, pero sin nin­gún tratamiento».

Ante esto, con­si­de­ra «vital» que se imple­men­ten cam­pa­ñas y pro­gra­mas psi­co­ló­gi­cos «para que los agre­so­res no agre­dan, para que toda la comu­ni­dad entien­da que la vio­len­cia con­tra la mujer es un deli­to con­tra la socie­dad, igual que robar o matar». 

«Nece­si­ta­mos una sen­si­bi­li­za­ción real ante el pro­ble­ma, y más en tiem­pos de con­fi­na­mien­to», insiste.Daniela Hino­jo­sa, inte­gran­te de Tin­ta Vio­le­ta­Se nece­si­tan cam­pa­ñas y pro­gra­mas psi­co­ló­gi­cos para que los agre­so­res no agre­dan, para que toda la comu­ni­dad entien­da que la vio­len­cia con­tra la mujer es un deli­to con­tra la socie­dad igual que robar o matar

En Vene­zue­la, Cara­cas y otros seis esta­dos siguen en «cua­ren­te­na radi­cal» por el coro­na­vi­rus. En las 17 enti­da­des res­tan­tes, el ais­la­mien­to se ha fle­xi­bi­li­za­do, pero aun no exis­te el retorno a las acti­vi­da­des labo­ra­les ni estudiantiles.

Por esta razón, las muje­res orga­ni­za­das piden que se decla­re tam­bién una «emer­gen­cia femi­nis­ta», que per­mi­ta abor­dar mejor la situa­ción de las víc­ti­mas de vio­len­cia de géne­ro en medio de la cuarentena. 

Fuen­te: RT

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