Pen­sa­mien­to Crí­ti­co. Petro Cari­be en el cora­zón de la bata­lla geo­po­lí­ti­ca regio­nal: cró­ni­ca de las opor­tu­ni­da­des per­di­das por Haití

Por Jean Jores Pie­rre*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 12 de julio de 2020

Los Acuer­dos de inte­gra­ción deter­mi­nan la influen­cia geo­po­lí­ti­ca de un país. La coope­ra­ción inter­na­cio­nal resul­ta ser un ele­men­to indis­pen­sa­ble para el desa­rro­llo socio­eco­nó­mi­co y el bien­es­tar de las pobla­cio­nes. En 2006, el Esta­do hai­tiano ha fir­ma­do uno de los más impor­tan­tes Acuer­dos duran­te toda su his­to­ria: el Acuer­do Ener­gé­ti­co Petro Cari­be. Actual­men­te, las coyun­tu­ras nacio­na­les y regio­na­les han tras­tor­na­do seria­men­te ese Acuer­do. Hai­tí se enfren­ta a una seve­ra cri­sis polí­ti­ca y eco­nó­mi­ca estruc­tu­ral. La Repú­bli­ca Boli­va­ria­na de Vene­zue­la, país cla­ve del pro­gra­ma Petro Cari­be, atra­vie­sa por tur­bu­len­cias polí­ti­cas inter­nas y sufre san­cio­nes eco­nó­mi­cas y finan­cie­ras uni­la­te­ra­les por par­te de los Esta­do Uni­dos de América.

El Acuer­do ener­gé­ti­co Petro Cari­be está en el cora­zón de esta bata­lla des­ata­da por Washing­ton con­tra Cara­cas. Ésta es geo­po­lí­ti­ca y tam­bién eco­nó­mi­ca. Pues, el Tío Sam ha per­di­do, hace alre­de­dor de 20 años, su con­trol abso­lu­to sobre el petró­leo y otros recur­sos natu­ra­les de Vene­zue­la. En este tex­to titu­la­do: « Petro Cari­be en el cora­zón de la bata­lla geo­po­lí­ti­ca regio­nal: cró­ni­ca de las opor­tu­ni­da­des per­di­das por Hai­tí », me pro­pon­go rea­li­zar otra lec­tu­ra del Acuer­do Petro Cari­be. Esta pre­sen­te refle­xión es ela­bo­ra­da con el obje­ti­vo de infor­mar a los/​as poten­cia­les lectores/​as sobre lo no dicho del Acuer­do de coope­ra­ción soli­da­ria Petro Cari­be para fre­nar las estra­ta­ge­mas mani­pu­la­do­ras de todo tipo que res­pon­den a las estra­te­gias de domi­na­ción imperialista.

A tra­vés de este tex­to, espe­ro apor­tar algu­nos ele­men­tos que no nece­sa­ria­men­te son cono­ci­dos por todos. Des­de 1999, la socie­dad vene­zo­la­na ha toma­do otra direc­ción. Cam­bios pro­fun­dos han sido rea­li­za­dos en la vida polí­ti­ca, social, eco­nó­mi­ca, cul­tu­ral del gigan­te sud­ame­ri­cano. Tie­nen los mis­mos orí­ge­nes: la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na. El Acuer­do ener­gé­ti­co Petro Cari­be enca­ja en esta mis­ma línea de cam­bios de direc­ción de la socie­dad vene­zo­la­na, un fenó­meno socio­po­lí­ti­co igno­ra­do deli­be­ra­da­men­te, o difí­cil de ima­gi­nar o de aprehen­der por nume­ro­sos líde­res de opinión.

El pres­ti­gio de Vene­zue­la mani­fes­ta­do en el Acuer­do ener­gé­ti­co Petro Cari­be Petro Cari­be es un Acuer­do ener­gé­ti­co fir­ma­do por 18 paí­ses del Cari­be, inclui­do Hai­tí. Petro Cari­be cons­ti­tu­ye un ele­men­to impor­tan­te de la polí­ti­ca exte­rior de la Repú­bli­ca Boli­va­ria­na de Vene­zue­la. Este Acuer­do es el sím­bo­lo del des­plie­gue geo­po­lí­ti­co de Vene­zue­la en la región, tenien­do como cen­tro de inte­rés los reen­cuen­tros con una his­to­ria y un des­tino común y el desa­rro­llo social de los pue­blos del Cari­be. El obje­ti­vo prin­ci­pal de Petro Cari­be es con­tri­buir a la Segu­ri­dad Ener­gé­ti­ca, al Desa­rro­llo Socio­eco­nó­mi­co y a la Inte­gra­ción de los paí­ses del Cari­be median­te la uti­li­za­ción sobe­ra­na de los recur­sos ener­gé­ti­cos basán­do­se sobre los prin­ci­pios de inte­gra­ción de la Alian­za Boli­va­ria­na para los Pue­blos de nues­tra Amé­ri­ca (ALBA), a saber la unión, la soli­da­ri­dad, la coope­ra­ción, la com­ple­men­ta­rie­dad y la inte­gra­ción con una visión des­de el Sur.

ALBA se ins­cri­be en otra pers­pec­ti­va de inte­gra­ción ten­dien­te a la cons­truc­ción del socia­lis­mo y la reso­lu­ción de los pro­ble­mas socia­les que afec­tan a los pue­blos, dife­ren­cián­do­se de los Acuer­dos de inte­gra­ción de los paí­ses impe­ria­lis­tas que apun­tan a la inte­gra­ción de los mer­ca­dos en favor de las tras­na­cio­na­les y de las gran­des poten­cias. De hecho, Vene­zue­la pone sus recur­sos a dis­po­si­ción de los paí­ses de la región y opta por un pro­ce­so de desa­rro­llo armo­nio­so con las nacio­nes cari­be­ñas, desa­fian­do así los tér­mi­nos de inter­cam­bios des­igua­les y la lógi­ca com­pe­ti­ti­va que favo­re­cen la domi­na­ción, la explo­ta­ción y el sub­de­sa­rro­llo de los paí­ses del sur global.

Petro Cari­be repre­sen­ta un giro his­tó­ri­co impor­tan­te en la his­to­ria con­tem­po­rá­nea de la coope­ra­ción inter­na­cio­nal. Los paí­ses «desa­rro­lla­dos» tie­nen la cos­tum­bre de crear varias ONGs u orga­nis­mos de desa­rro­llo para admi­nis­trar los fon­dos des­ti­na­dos a un país «en vía de desa­rro­llo». Por ejem­plo, los EE.UU. han crea­do la Agen­cia Ame­ri­ca­na para el Desa­rro­llo Inter­na­cio­nal (Usaid) que inter­vie­ne en nues­tro país. Las dece­nas de años de pre­sen­cia de la Usaid en Hai­tí impli­can miles de millo­nes de dóla­res gas­ta­dos con sal­dos nega­ti­vos y muy a menu­do con agra­va­ción de los pro­ble­mas que se pre­ten­den resol­ver. Pare­cie­ra que la sub­con­tra­ta­ción de las inter­ven­cio­nes esta­dou­ni­den­ses en Hai­tí por las ONGs no com­pro­me­te a Washing­ton. Sin embar­go, Petro Cari­be que con­tri­bu­ye al for­ta­le­ci­mien­to de la capa­ci­dad del Esta­do es ata­ca­do por todos lados. En bre­ve, los meca­nis­mos y modos de ges­tión de la Usaid no intere­san al gobierno de los EE.UU. Los fra­ca­sos reite­ra­dos de la Usaid en Hai­tí debe­rían atraer más la aten­ción de los diri­gen­tes estadounidenses.

Un hecho es cier­to, hace fal­ta derri­bar por todos los medios la inso­len­cia vene­zo­la­na del Pre­si­den­te Hugo Chá­vez quien creó el Acuer­do de coope­ra­ción soli­da­ria Petro Cari­be. Esta inso­len­cia vene­zo­la­na había ais­la­do de algu­na mane­ra a los EE.UU. del esce­na­rio regio­nal. Duran­te más de 10 años, el tío Sam tuvo serias difi­cul­ta­des para impo­ner sus órde­nes has­ta a la Orga­ni­za­ción de los Esta­dos Ame­ri­ca­nos (OEA) que es un orga­nis­mo regio­nal cono­ci­do por ser el caba­llo de Tro­ya del impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se en nues­tro con­ti­nen­te. Lo que es peor aún, el Pre­si­den­te Chá­vez había impul­sa­do la crea­ción de varios otros orga­nis­mos regio­na­les sin la par­ti­ci­pa­ción de los EE.UU. Me refie­ro a la UNASUR (Unión de las Nacio­nes Sud­ame­ri­ca­nas), a la CELAC (Comu­ni­dad de Esta­dos Lati­no­ame­ri­ca­nos y Cari­be­ños) y al ALBA (Alian­za Boli­va­ria­na para los Pue­blos de nues­tra América).

Actual­men­te, la Repú­bli­ca Boli­va­ria­na de Vene­zue­la es ata­ca­da y hos­ti­ga­da por pode­ro­sos gru­pos que pro­yec­tan una ima­gen dis­tor­sio­na­da de la reali­dad socio­po­lí­ti­ca del país. Esta bata­lla tie­ne un alia­do pode­ro­so: la Pren­sa domi­nan­te. Duran­te esta segun­da déca­da del siglo XXI, el Pre­si­den­te Nico­lás Madu­ro es el per­so­na­je más agre­di­do del con­ti­nen­te ame­ri­cano. Cali­fi­ca­ti­vos tales como dic­ta­dor, auto­ri­ta­rio, etc., han sido ado­sa­dos inco­rrec­ta­men­te a su imagen.

El mode­lo de demo­cra­cia par­ti­ci­pa­ti­va o demo­cra­cia direc­ta de Vene­zue­la no ha sido toma­do en cuen­ta por los detrac­to­res de la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na. El espí­ri­tu y la car­ta del Acuer­do Petro Cari­be se enmar­can den­tro de la mis­ma línea del mode­lo de demo­cra­cia de la Revo­lu­ción Boli­va­ria­na: per­mi­tir a los pue­blos deci­dir su des­tino, sin impo­si­ción algu­na. Por tan­to, des­acre­di­tar el Acuer­do Petro Cari­be cons­ti­tu­ye un gran apo­yo a esta lucha pla­ni­fi­ca­da con­tra el pue­blo vene­zo­lano que ha deci­di­do libe­rar­se de la domi­na­ción del impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se y de sus Emba­ja­das pro­mo­to­ras de Gol­pes de Estado.

A nivel nacio­nal, el gobierno hai­tiano pre­si­di­do por el Sr. Jove­nel Moï­se ha deci­di­do sumar­se a la

polí­ti­ca de los EE.UU con­tra Vene­zue­la. En Hai­tí, la bata­lla con­tra el espí­ri­tu y la letra del pro­gra­ma Petro Cari­be ya ha sido des­ata­da en el país. El actual régi­men empren­de esta bata­lla con­tra Vene­zue­la igno­ran­do los pro­ble­mas socio­eco­nó­mi­cos del país. La pobla­ción hai­tia­na está enfren­tan­do a la depre­cia­ción récord de la gour­de (la mone­da nacio­nal) ante el dólar esta­dou­ni­den­se (Ndlr : US $ 1.00 = 117.00 gour­des ; 1 euro = 136.00 gour­des ; 1 peso domi­ni­cano = 2.10 gour­des actual­men­te); ante el recha­zo de las auto­ri­da­des hai­tia­nas de reajus­tar (a la baja) los pre­cios de los com­bus­ti­bles; ante la fal­ta de acce­so al agua pota­ble; ante la fal­ta de inver­sio­nes y la mala ges­tión del sec­tor eléc­tri­co, etc. El Acuer­do Petro Cari­be y el dine­ro fres­co que cir­cu­la­ba no están más dis­po­ni­bles para con­te­ner esta caí­da impor­tan­te de nues­tra eco­no­mía. Todo lle­va a creer que el ato­lla­de­ro diplo­má­ti­co ali­men­ta­do uni­la­te­ral­men­te[i] por el gobierno hai­tiano con­tra el gobierno boli­va­riano va a per­du­rar has­ta el final del man­da­to del Sr. Moïse.

Afor­tu­na­da­men­te, el pue­blo hai­tiano no está lis­to para renun­ciar a esas bellas pági­nas de la his­to­ria noble entre Hai­tí y Vene­zue­la. Las recien­tes mani­fes­ta­cio­nes para exi­gir que la luz se haga sobre los fon­dos de Petro Cari­be dicen mucho. Los millo­nes de mani­fes­tan­tes que ocu­pa­ron las calles del país han guar­da­do su luci­dez. Han acu­sa­do direc­ta­men­te a los fun­cio­na­rios hai­tia­nos que han dila­pi­da­do los miles de millo­nes de dóla­res de los fon­dos de Petro Cari­be que debe­rían haber sido inver­ti­dos en pro­gra­mas socio-pro­duc­ti­vos con el obje­ti­vo de mejo­rar las con­di­cio­nes de vida de la pobla­ción haitiana.

Para evi­tar toda amal­ga­ma inú­til y manipuladora

El Acuer­do ener­gé­ti­co Petro Cari­be es el resul­ta­do del genio de Fidel Cas­tro y de Hugo Chá­vez, dos gran­des Hom­bres de Esta­do que han mar­ca­do la his­to­ria de la huma­ni­dad por sus con­tri­bu­cio­nes en tér­mi­nos de nue­vo méto­do y nue­va meto­do­lo­gía de coope­ra­ción inter­na­cio­nal, entre otros. Este Acuer­do nació a par­tir de la crea­ción del ALBA que reúne a 11 paí­ses y gobier­nos en el seno del ALBA-TCP (Alian­za Boli­va­ria­na para los Pue­blos de nues­tra Amé­ri­ca – Tra­ta­do Comer­cial de los Pue­blos) y tam­bién de cen­te­na­res de orga­ni­za­cio­nes socia­les y movi­mien­tos socia­les que con­for­man el ALBA – Movi­mien­tos Socia­les (Movi­mien­tos Socia­les hacia el Alba). La soli­da­ri­dad, la com­ple­men­ta­rie­dad eco­nó­mi­ca, la inte­gra­ción, la coope­ra­ción y la unión de los pue­blos con­tra la domi­na­ción impe­ria­lis­ta son par­te inte­gran­te del sur­gi­mien­to de este Acuer­do energético.

En lo que con­cier­ne a Hai­tí, orga­ni­za­cio­nes del movi­mien­to social hai­tiano, tales como la PAPDA (Pla­ta­for­ma Hai­tia­na para un Desa­rro­llo Alter­na­ti­vo), el MPP (Movi­mien­to de Cam­pe­si­nos de Papa­ye) y el TK (Tèt Kole Ti Peyi­zan Ayis­yen) son las que han enta­bla­do las pri­me­ras dis­cu­sio­nes alre­de­dor de la nece­si­dad de incluir a Hai­tí en este Acuer­do ener­gé­ti­co. Pues, el Pre­si­den­te Hugo Chá­vez no había que­ri­do incluir a nues­tro país por­que des­apro­ba­ba el gol­pe de Esta­do de 2004 en con­tra del Pre­si­den­te Jean-Ber­trand Aris­ti­de. Este Acuer­do fue fir­ma­do entre Hai­tí y Vene­zue­la en 2006 bajo la Pre­si­den­cia de René Gar­cia Pré­val. El Acuer­do entró en vigen­cia en 2009. Hai­tí ha uti­li­za­do los fon­dos de Petro Cari­be para finan­ciar dis­tin­tos pro­yec­tos de desa­rro­llo entre 2009 y 2018.

El Acuer­do Petro Cari­be no repre­sen­ta un pre­tex­to para Cara­cas para rea­li­zar inje­ren­cia en la polí­ti­ca inter­na de los paí­ses. Las con­di­cio­na­li­da­des de este Acuer­do ener­gé­ti­co están liga­das a las polí­ti­cas de bue­na gober­nan­za, de trans­pa­ren­cia y de demo­cra­cia. Hai­tí ha jus­ti­fi­ca­do esos pará­me­tros adop­tan­do docu­men­tos de pro­gra­mas, de pla­nes de acción y pro­yec­tos ela­bo­ra­dos por su gobierno; fir­man­do decre­tos en Con­se­jo de Minis­tros para dar un carác­ter legal a los des­em­bol­sos de Fon­dos; rea­li­zan­do sesio­nes de «Gou­vèn­man Lakay» (El gobierno está en tu Casa) para jus­ti­fi­car la par­ti­ci­pa­ción de las comu­ni­da­des en los pro­yec­tos; y publi­can­do infor­mes enga­ño­sos y artícu­los en la pren­sa que difun­dían la colo­ca­ción de la pie­dra basal de algu­nos pro­yec­tos que cues­tan defi­ni­ti­va­men­te millo­nes de dóla­res al pue­blo hai­tiano. Todas estas últi­mas manio­bras resul­ta­ron ser enga­ños. Hay un hecho cier­to, Vene­zue­la jamás dic­tó o impu­so pro­yec­tos y meca­nis­mos de ges­tión local a los suce­si­vos gobier­nos de Hai­tí. Has­ta prue­ba de lo con­tra­rio, la dila­pi­da­ción de los fon­dos de Petro Cari­be es úni­ca y ente­ra res­pon­sa­bi­li­dad de los fun­cio­na­rios de Haití.

Por otra par­te, es indis­pen­sa­ble esta­ble­cer la dife­ren­cia entre el Acuer­do Ener­gé­ti­co Petro Cari­be y el Fon­do Petro Cari­be o Fon­dos Alba – Cari­be. Vene­zue­la está direc­ta­men­te liga­do al Acuer­do Petro Cari­be. Es un ele­men­to impor­tan­te de su polí­ti­ca de coope­ra­ción inter­na­cio­nal. Sin embar­go, el Fon­do Petro Cari­be es un finan­cia­mien­to que bene­fi­ció a Hai­tí en el mar­co del Acuer­do Petro Cari­be. Es decir, la crea­ción de los Fon­dos Alba – Cari­be (ALBA – CARIBE) es una cláu­su­la de este Acuer­do más glo­bal cono­ci­do bajo el nom­bre de Petro Cari­be. Según el docu­men­to fun­da­cio­nal del Acuer­do, los Fon­dos Alba – Cari­be han sido crea­dos para finan­ciar pro­yec­tos socia­les y socio-pro­duc­ti­vos. Los fon­dos de Petro Cari­be son prés­ta­mos con­ce­di­dos con con­di­cio­nes total­men­te dife­ren­tes e impo­si­bles de encon­trar en el mer­ca­do internacional.

La ges­tión de los fon­dos de Petro Cari­be es del domi­nio de las ins­ti­tu­cio­nes hai­tia­nas. Los gobier­nos hai­tia­nos han teni­do la auto­no­mía total para deci­dir sobre la uti­li­za­ción de los fon­dos Alba – Cari­be. Los fun­cio­na­rios y las auto­ri­da­des de Hai­tí han ele­gi­do dila­pi­dar los fon­dos de Petro Cari­be en lugar de inver­tir­los para mejo­rar las con­di­cio­nes de vida de la pobla­ción del país. Pero, el Acuer­do Ener­gé­ti­co Petro Cari­be fir­ma­do por 18 paí­ses en la región cari­be­ña es y sigue sien­do una expe­rien­cia exi­to­sa. Por ejem­plo, duran­te la cri­sis finan­cie­ra 2007 – 2008, el mer­ca­do finan­cie­ro ha cono­ci­do per­tur­ba­cio­nes que han limi­ta­do la posi­bi­li­dad de con­traer prés­ta­mos. Los paí­ses del Cari­be fue­ron par­te de las regio­nes que han resis­ti­do mejor a aque­lla cri­sis glo­bal. Gra­cias al pro­gra­ma Petro Cari­be, varios paí­ses de la región han for­ta­le­ci­do su eco­no­mía. La Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na es un ejem­plo sig­ni­fi­ca­ti­vo. La corrup­ción de algu­nas auto­ri­da­des y cua­dros hai­tia­nos no pue­den ensu­ciar la ima­gen de ese pro­gra­ma de coope­ra­ción regio­nal his­tó­ri­co impul­sa­do por el Coman­dan­te Hugo Chávez.

Las opor­tu­ni­da­des per­di­das por Haití

Los Pre­si­den­tes y Gobier­nos que han fir­ma­do el Acuer­do en 2005 han decla­ra­do que Petro Cari­be debe con­tri­buir a la trans­for­ma­ción de las Socie­da­des Lati­no­ame­ri­ca­nas y Cari­be­ñas para que sean más jus­tas, cul­tas, par­ti­ci­pa­ti­vas y soli­da­rias. Por ello, Petro Cari­be es con­ce­bi­do como pro­ce­so inte­gral que hace la pro­mo­ción de la eli­mi­na­ción de las des­igual­da­des socia­les, que mejo­ra la cali­dad de vida y favo­re­ce la par­ti­ci­pa­ción de los Pue­blos para que tomen en sus manos su des­tino. Los paí­ses miem­bros del Acuer­do han con­cor­da­do con­cre­tar los siguien­tes obje­ti­vos espe­cí­fi­cos: esti­mu­lar la pro­duc­ción local, median­te el inter­cam­bio de bie­nes y ser­vi­cios por hidro­car­bu­ros; rea­li­zar aho­rros y vol­ver­se hacia las ener­gías reno­va­bles; aumen­tar las capa­ci­da­des de pro­duc­ción eléc­tri­ca de refi­na­mien­to, de petro­quí­mi­ca, de alma­ce­na­mien­to y dis­tri­bu­ción de hidro­car­bu­ros; refor­zar la segu­ri­dad y la sobe­ra­nía de las nacio­nes de la región y empren­der gran­des pro­yec­tos socia­les y pro­duc­ti­vos; rea­li­zar inter­cam­bios de cono­ci­mien­tos, de trans­fe­ren­cias de tec­no­lo­gías crean­do empre­sas mix­tas bina­cio­na­les o tras­na­cio­na­les; per­mi­tir el sumi­nis­tro ener­gé­ti­co gra­cias a los acuer­dos finan­cie­ros para aumen­tar la dis­po­ni­bi­li­dad de los recur­sos en espe­cie, como lo han hecho Boli­via y Nica­ra­gua. Esta posi­bi­li­dad había sido ofre­ci­da a los gobier­nos hai­tia­nos, que no la apro­ve­cha­ron para dina­mi­zar la pro­duc­ción agrí­co­la nacional.

Por tan­to, los fon­dos de Petro Cari­be cons­ti­tuían una opor­tu­ni­dad para inver­tir en la pro­duc­ción nacio­nal y por con­si­guien­te refor­zar nues­tra sobe­ra­nía mone­ta­ria. Más del 60% de los pro­duc­tos ali­men­ti­cios con­su­mi­dos por la pobla­ción son impor­ta­dos de la Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na y de los EE.UU. Esta situa­ción aumen­ta aún más el défi­cit de nues­tra balan­za comer­cial y ace­le­ra la depre­cia­ción de la gour­de ante el dólar. Los 76.8 millo­nes de dóla­res de los fon­dos de Petro Cari­be asig­na­dos al sec­tor agrí­co­la no han ser­vi­do para mejo­rar la pro­duc­ti­vi­dad de los/​as campesinos/​as haitianos/​as. Esos mon­tos han des­apa­re­ci­do como un rayo de la mis­ma mane­ra que los otros fon­dos asig­na­dos para cer­ca de 300 pro­yec­tos finan­cia­dos por los fon­dos ALBA – CARIBE.

Los que toman las deci­sio­nes públi­cas en Hai­tí han ele­gi­do no inver­tir en la pro­duc­ción nacio­nal como lo quie­re el Acuer­do Petro Cari­be. Hemos asis­ti­do a epi­so­dios de con­tra­tos millo­na­rios entre­ga­dos a dedo a empre­sas domi­ni­ca­nas. Las empre­sas hai­tia­nas no fue­ron prio­ri­za­das. Las infra­es­truc­tu­ras y otros pro­yec­tos finan­cia­dos por los fon­dos de Petro Cari­be son en gran par­te incon­clu­sos, mien­tras que los des­em­bol­sos han sido inte­gral­men­te efec­tua­dos, y/​o la mayor par­te de los fon­dos ya ha sido des­em­bol­sa­da por el Esta­do haitiano.

La deu­da públi­ca de Hai­tí en 2019 se ele­va­ba a 3.689 mil millo­nes de dóla­res ame­ri­ca­nos, y entre éstos 2.147 mil millo­nes de dóla­res son de deu­da exter­na. Los dos acree­do­res más gran­des del país son Vene­zue­la y el Ban­co de la Repú­bli­ca de Hai­tí (BRH) con deu­das del orden de 1.8 mil millo­nes y 960 millo­nes res­pec­ti­va­men­te. Los fon­dos de Petro Cari­be y el finan­cia­mien­to del BRH no han resul­ta­do en una mejo­ra de las con­di­cio­nes de vida de la pobla­ción haitiana.

Actual­men­te, la pobla­ción de Hai­tí se enfren­ta a una depre­cia­ción ace­le­ra­da de la gour­de. Con alre­de­dor de 120 gour­des por 1 dólar US, nues­tra mone­da nacio­nal sufre las con­se­cuen­cias de las incon­se­cuen­cias de nues­tros diri­gen­tes. La polí­ti­ca mone­ta­ria del Ban­co Cen­tral (BRH) con­sis­te en inyec­tar millo­nes de dóla­res US en la eco­no­mía a par­tir del sis­te­ma finan­cie­ro, sin por ello crear meca­nis­mos de finan­cia­mien­to direc­to de la eco­no­mía real. Esos fon­dos inyec­ta­dos en el sis­te­ma finan­cie­ro han sido cap­ta­dos en algu­nas sema­nas por los ban­cos pri­va­dos y los tene­do­res de capi­ta­les del país.

Entre 2008 y 2017, este Acuer­do ha otor­ga­do al Esta­do hai­tiano un finan­cia­mien­to anual de alre­de­dor de 300 millo­nes de dóla­res esta­dou­ni­den­ses. El Esta­do hai­tiano jamás había reci­bi­do tan­ta liqui­dez. Los mon­tos ridícu­los de la ayu­da inter­na­cio­nal clá­si­ca del FMI (Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal), del Ban­co Mun­dial y otros orga­nis­mos inter­na­cio­na­les son insig­ni­fi­can­tes en rela­ción al col­chón de liqui­dez gene­ra­do por los fon­dos de Petro Caribe.

Duran­te esos 10 años, el país se ha bene­fi­cia­do con más de 4.2 mil millo­nes de dóla­res de pro­duc­tos ener­gé­ti­cos. Eso ha per­mi­ti­do al Esta­do hai­tiano man­te­ner un pre­cio rela­ti­va­men­te esta­ble de los com­bus­ti­bles en el mer­ca­do local. Según Michel Patrick Bois­vert, el Minis­tro de Eco­no­mía y Finan­zas, el Esta­do no ha recau­da­do impues­tos por un mon­to equi­va­len­te a 1.7 mil millo­nes de dóla­res duran­te ese perío­do. Esos impues­tos no recau­da­dos con­si­de­ra­dos como sub­ven­ción por las auto­ri­da­des hai­tia­nas, cons­ti­tu­yen una impor­tan­te polí­ti­ca redis­tri­bu­ti­va en favor de los nece­si­ta­dos, pues el petró­leo sien­do un pro­duc­to estra­té­gi­co es trans­ver­sal a todas las acti­vi­da­des eco­nó­mi­cas del país. Aumen­tar el pre­cio del petró­leo impli­ca nece­sa­ria­men­te un alza de los pre­cios de los pro­duc­tos de pri­me­ra nece­si­dad, lo que, obvia­men­te, agra­va­ría la cali­dad y las con­di­cio­nes de vida ya vul­ne­ra­bles de la pobla­ción haitiana.

Sin embar­go, las auto­ri­da­des guber­na­men­ta­les han nego­cia­do mal las sub­ven­cio­nes. El col­mo de todo esto, es que los gran­des comer­cian­tes del sec­tor pri­va­do exi­gen al Esta­do hai­tiano des­em­bol­sos colo­sa­les a par­te de los már­ge­nes de bene­fi­cios rea­li­za­dos sobre la ven­ta de los pro­duc­tos petro­le­ros. Este matri­mo­nio entre el Esta­do hai­tiano y el sec­tor pri­va­do de los nego­cios no data de hoy. El Petro Cari­be sola­men­te favo­re­ce la esta­bi­li­za­ción de los pre­cios de los com­bus­ti­bles. Así, la pobla­ción tam­bién se ha vis­to bene­fi­cia­da otor­gán­do­se­le un peque­ño ali­vio por­que, en caso con­tra­rio, ten­dría que pagar mucho más para poder adqui­rir los pro­duc­tos petroleros.

En este mis­mo orden de ideas, cabe remar­car que el con­su­mo coti­diano de los pro­duc­tos petro­le­ros en Hai­tí es menos de 20 mil barri­les, mien­tras que Vene­zue­la pro­du­cía 1.5 millo­nes de barri­les por día en 2018. Hai­tí no pue­de cons­ti­tuir en nin­gún caso un mer­ca­do cau­ti­vo para Vene­zue­la. Ade­más, el mer­ca­do petro­le­ro mun­dial no ofre­ce esas con­di­cio­nes ven­ta­jo­sas al país. Duran­te meses, el gobierno hai­tiano ha deci­di­do no trans­fe­rir a Cara­cas los fon­dos que debe­rían ser liqui­da­dos lue­go de la entre­ga de cada car­ga de combustibles.

El Acuer­do Petro Cari­be prio­ri­za la uti­li­za­ción de ener­gías reno­va­bles, tales como la solar y la eóli­ca amplia­men­te dis­po­ni­bles en el país. El Acuer­do apun­ta tam­bién a alcan­zar la efi­cien­cia ener­gé­ti­ca. Sus líneas de acción esti­pu­lan que el Acuer­do debe otor­gar cré­di­tos para inver­tir en pro­yec­tos de ener­gías reno­va­bles y trans­fe­ren­cias de tec­no­lo­gías, para dis­mi­nuir el con­su­mo de petró­leo. Pero los fon­dos de Petro Cari­be han finan­cia­do la cons­truc­ción de 3 cen­tra­les eléc­tri­cas uti­li­zan­do el gasoil dié­sel, un pro­duc­to petro­le­ro. Las auto­ri­da­des hai­tia­nas direc­ta­men­te han deci­di­do no inver­tir en la pro­duc­ción eléc­tri­ca en base a la ener­gía reno­va­ble. Estas cen­tra­les eléc­tri­cas están ins­ta­la­das en las comu­nas de Carre­four (muni­ci­pa­li­dad de la capi­tal, Puer­to Prín­ci­pe), Gonaï­ves (Depar­ta­men­to de Arti­bo­ni­te) y Cabo Hai­tiano (Nor­te).

La cons­truc­ción de esas 3 cen­tra­les eléc­tri­cas ha sido rea­li­za­da por una fir­ma tri­par­ti­ta: Vene­zue­la, Hai­tí y Cuba. La capa­ci­dad de pro­duc­ción de estas cen­tra­les eléc­tri­cas es de 61.2 mega­watts. Sin embar­go, este aumen­to de la capa­ci­dad de pro­duc­ción ener­gé­ti­ca es lar­ga­men­te insu­fi­cien­te con res­pec­to a la nece­si­dad del país. La lla­ma­da a lici­ta­ción para la pro­duc­ción y el man­te­ni­mien­to fue gana­da por una empre­sa sur­co­rea­na. La dis­tri­bu­ción de la pro­duc­ción ha sido orga­ni­za­da por la EDH (Elec­tri­ci­dad de Hai­tí) y empre­sas pri­va­das hai­tia­nas que tra­ba­jan en el sec­tor eléctrico.

El gasoil dié­sel ha sido sumi­nis­tra­do por Vene­zue­la a pre­cios pre­fe­ren­cia­les. La empre­sa sur­co­rea­na tuvo que aban­do­nar el país por­que la par­te hai­tia­na no res­pe­tó las con­di­cio­nes del con­tra­to. Actual­men­te, el gobierno hai­tiano pre­si­di­do por el Sr. Jove­nel Moï­se ha recu­pe­ra­do la mayor par­te de las ins­ta­la­cio­nes eléc­tri­cas del país. Sin embar­go, el pro­ble­ma sigue intac­to a pesar de sus pro­me­sas de elec­tri­ci­dad 24/​24 en 24 meses (36 meses ya han pasa­do). Las tres cen­tra­les eléc­tri­cas finan­cia­das por los fon­dos de Alba – Cari­be son y per­ma­ne­cen como patri­mo­nio de las pobla­cio­nes de Gonaï­ves, de Carre­four y de Cabo Haitiano.

La fir­ma del Acuer­do Petro Cari­be entre Hai­tí y Vene­zue­la no apun­ta sola­men­te a las

opor­tu­ni­da­des de hacer nego­cios en el sec­tor petro­le­ro. El Pre­si­den­te Hugo Chá­vez lo había incor­po­ra­do en la pers­pec­ti­va de la devo­lu­ción de la deu­da his­tó­ri­ca que la huma­ni­dad ente­ra le debe a Hai­tí, espe­cial­men­te Vene­zue­la. De ahí la lógi­ca, la visión y el inte­rés que ani­ma­ban al Coman­dan­te Chá­vez en el mar­co de la fir­ma de ese Acuerdo.

El Pre­si­den­te Jove­nel Moï­se que con­du­ce la diplo­ma­cia hai­tia­na, no man­tie­ne una rela­ción cor­dial con la Repú­bli­ca Boli­va­ria­na de Vene­zue­la. Des­de enero de 2019, el gobierno hai­tiano se ali­nea abier­ta­men­te al lado de los EE.UU y los paí­ses saté­li­tes del impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se que fomen­tan un gol­pe de Esta­do en con­tra del Pre­si­den­te vene­zo­lano Nico­lás Madu­ro Moros.

Es evi­den­te que el Sr. Moï­se com­par­te el dicho: los paí­ses no tie­nen ami­gos, sólo tie­nen intere­ses. La deci­sión del Sr. Moï­se no corres­pon­de a los intere­ses del país, sino al some­ti­mien­to total a los dic­ta­dos del impe­ria­lis­mo. La par­ti­ci­pa­ción del Pre­si­den­te Jove­nel Moï­se en la mini Cum­bre en Mar-à-Lago en Flo­ri­da en mar­zo de 2019 no ha apor­ta­do nin­gún bene­fi­cio al pue­blo hai­tiano. El Direc­tor Eje­cu­ti­vo de la PAPDA, Cami­lle Chal­mers, ha resu­mi­do la par­ti­ci­pa­ción del gobierno hai­tiano a esa mini Cum­bre como una diplo­ma­cia sin visión que corres­pon­de a la pro­xi­mi­dad ideo­ló­gi­ca de extre­ma dere­cha entre el régi­men y el Pre­si­den­te Donald Trump. Las pro­me­sas de coope­ra­ción ener­gé­ti­ca del Sr. Trump duran­te ese Encuen­tro no han sido cum­pli­das has­ta ahora.

La segu­ri­dad ener­gé­ti­ca del país está en rojo. El Pre­si­den­te Jove­nel Moï­se ha dado una con­fe­ren­cia de pren­sa el lunes 22 de junio de 2020 para expli­car a la pobla­ción la gra­ve­dad del pro­ble­ma ener­gé­ti­co. Entre tan­to, el Pre­si­den­te vene­zo­lano anun­cia el relan­za­mien­to del Acuer­do Petro Cari­be, inclu­yen­do nue­vas medi­das que por sí mis­mas demues­tran una res­pues­ta desin­te­re­sa­da a las nece­si­da­des socia­les agu­di­za­das en este tiem­po de pan­de­mia de Coro­na­vi­rus: polí­ti­cas de salud, ban­co de ali­men­to y crea­ción de un Fon­do Huma­ni­ta­rio Inter­na­cio­nal. Hai­tí no está lis­to para par­ti­ci­par en este relan­za­mien­to del Acuer­do por dos (2) razo­nes prin­ci­pa­les: en pri­mer lugar, la jus­ti­cia hai­tia­na toda­vía no se ha pro­nun­cia­do sobre la dila­pi­da­ción de los fon­dos de Petro Cari­be y, en segun­do lugar, el gobierno hai­tiano no cul­ti­va una rela­ción diplo­má­ti­ca cor­dial con Cara­cas. La corrup­ción, la debi­li­dad de la jus­ti­cia y la diplo­ma­cia sin visión de este régi­men engu­lli­rán a tan­tas opor­tu­ni­da­des en favor de la pobla­ción haitiana.

*Jean Jores Pie­rre. Eco­no­mis­ta. Magis­ter en Eco­no­mía Social y Soli­da­ria. Cola­bo­ra des­de 2009 con la Pla­ta­for­ma Hai­tia­na para la Defen­sa de un Desa­rro­llo Alter­na­ti­vo (PAPDA). Tam­bién, en cola­bo­ra­ción con PAPDA, el eco­no­mis­ta par­ti­ci­pa en el pro­ce­so de for­ma­ción de cua­dros de las orga­ni­za­cio­nes del movi­mien­to social hai­tiano, orga­ni­za­do por la Pla­ta­for­ma Cam­pe­si­na 4 G (MPP, MPNKP, TK y CROSE).

Tra­duc­ción: Pro­fe­sor Henry Boisrolin. 

Notas de referencias

[1] Los paí­ses miem­bros de Petro Cari­be son : Anti­gua y Bar­bu­da, Baha­mas, Beli­ce, Cuba, Domi­ni­ca, El Sal­va­dor, Gra­na­da, Guya­na, Hai­tí, Hon­du­ras, Jamai­ca, Nica­ra­gua, Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na, San Cris­tó­bal y Nie­ves, San­ta Lucía, San Vicen­te y Las Gra­na­di­nas, Suri­nam, y Vene­zue­la. http://​mppre​.gob​.ve/​2​0​1​9​/​0​7​/​0​9​/​p​e​t​r​o​c​a​r​i​b​e​-​1​4​-​a​n​o​s​-​d​e​-​c​o​n​t​r​i​b​u​c​i​o​n​-​a​l​-​d​e​s​a​r​r​o​l​l​o​-​d​e​-​l​o​s​-​p​u​e​b​l​os/ con­sul­ta­do el 29/​06/​2020.

[1] Has­ta el pre­sen­te momen­to, el gobierno boli­va­riano pre­si­di­do por el Sr. Nico­las Madu­ro no ha rea­li­za­do nin­gún ata­que con­tra el gobierno haitiano.

[1] http://​umap​.opens​treet​map​.fr/​f​r​/​m​a​p​/​p​a​y​s​-​m​e​m​b​r​e​s​-​d​e​-​l​a​l​b​a​_​1​4​1​3​8​7​#​4​/​5​.​6​2​/​-​6​0​.21, con­sul­ta­do el 27/​06/​2020.

[1] https://​www​.imf​.org/​e​n​/​P​u​b​l​i​c​a​t​i​o​n​s​/​C​R​/​I​s​s​u​e​s​/​2​0​2​0​/​0​4​/​2​0​/​H​a​i​t​i​-​2​0​1​9​-​A​r​t​i​c​l​e​-​I​V​-​C​o​n​s​u​l​t​a​t​i​o​n​-​S​t​a​f​f​-​R​e​p​o​r​t​-​a​n​d​-​S​t​a​t​e​m​e​n​t​-​b​y​-​t​h​e​-​E​x​e​c​u​t​i​v​e​-​D​i​r​e​c​t​o​r​-​f​o​r​-​4​9​351 con­sul­ta­do el 27/​06/​2020.

[1] https://​www​.edh​.ht/​c​e​n​t​r​a​l​e​s​-​t​h​e​r​m​i​q​u​e​s​.​php con­sul­ta­do el 28/​06/​2020. [1] http://​mppre​.gob​.ve/​2​0​2​0​/​0​6​/​2​9​/​v​e​n​e​z​u​e​l​a​-​f​o​n​d​o​-​h​u​m​a​n​i​t​a​r​i​o​-​i​n​t​e​r​n​a​c​i​o​n​a​l​-​p​a​i​s​e​s​-​a​l​ba/ con­sul­ta­do el 30/​06/​2020.

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